Monday, May 11, 2009



El México salpicado PDF Imprimir E-Mail
  • En su libro Derecho de réplica, en puerta las elecciones legislativas, Carlos Ahumada no sólo describe –en episodios que lo empantanan a él mismo-- el sórdido mundo de los más grandes partidos políticos (PRD, PRI y PAN), sino que devela el contubernio en que presuntamente incurrieron “el padrino” de la mafia, Carlos Salinas; su “títere” Diego Fernández de Cevallos, el presidente Vicente Fox y funcionarios de Televisa para consumar los “videoescándalos” en contra del gobierno y las aspiraciones de López Obrador, a quien el empresario argentino también exhibe en conductas poco éticas…

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Ahumada no sólo desnuda a unos y salpica a otros, sino que, cuando se hallan en puerta los comicios federales del próximo mes de julio, también hace añicos la autoridad moral que pudieran tener los principales partidos contendientes

Alejandro Caballero/ Proceso


MÉXICO, D.F., 9 DE MAYO /Contratista de la administración pública del Distrito Federal desde el período de Manuel Camacho Solís, la fortuna acumulada por el empresario Carlos Ahumada Kurtz, así como su poder de seducción, alimentaron, de acuerdo con su libro Derecho de réplica, la corrupción que envuelve al país en todos sus niveles: presidentes y expresidentes de la república, secretarios de Gobernación, procuradores, legisladores, ministros de la Corte, alcaldes, partidos políticos, televisoras, obispos, abogados, encuestólogos, periodistas...

En esta radiografía, quizás involuntaria, de la degradación política y social del país, Ahumada refiere página tras página cómo hombres y mujeres que representan los tres poderes de la nación –Ejecutivo, Legislativo y Judicial–, al igual que aquellos que aspiran a colarse en sus pantanos, sucumben uno tras otro, sin importar lo legal o lo ético de sus acciones.

A lo largo de las 364 páginas del libro, con su propio plumaje manchado, Ahumada no sólo desnuda a unos y salpica a otros, sino que, cuando se hallan en puerta los comicios federales del próximo mes de julio, también hace añicos la autoridad moral que pudieran tener los principales partidos contendientes.


La cloaca perredista


Ahumada narra su primer contacto con René Bejarano, en aquel momento secretario particular del jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador:

“…me recomendó de manera muy clara, a nombre suyo y del jefe de Gobierno, en ese entonces López Obrador, que nos desistiéramos jurídicamente de la denuncia penal que habíamos interpuesto por despojo en Tlalpan. Le respondí que no había problema pero que quería tener la seguridad de que no se repetiría, ni habría más dificultades. Quedamos de vernos después para seguir tratando ese asunto; sin embargo, en esa reunión me pidió los primeros 50 mil pesos argumentando que eran para apoyar a unos comités ciudadanos en la delegación de Iztapalapa. Accedí a dárselos. Hoy puedo pensar que no fue lo correcto, pero…”.

A ese préstamo le siguieron otros, hasta llegar al episodio de las ligas.

De su relación con Gustavo Ponce, secretario de Finanzas del gobierno de López Obrador, registra con el lenguaje del soborno o la extorsión velada: “Ponce me decía: ‘Mira, me quiero ir a Las Vegas, necesito un reloj, le quiero regalar esto a mi esposa’; le gustaban mucho los relojes, también me pedía que le prestara dinero en efectivo. Tenía muchos automóviles lujosos, pero nunca compré uno directamente para él. Un empresario en esta situación se atiene a aquello de que ‘a buen entendedor, pocas palabras’”.

Y, sobre este pasaje, señala: “No sé si fue una relación de negocios o de conveniencia”.

En la memoria del empresario nacido en Argentina pero naturalizado mexicano están los apoyos a diversos candidatos perredistas, entre ellos, conforme a su versión, Raúl Ojeda Zubieta, las dos veces que perdió como aspirante a gobernador de Tabasco, y Lázaro Cárdenas Batel, que ganó Michoacán.

Sobre la campaña del hijo de Cuauhtemoc Cárdenas, Ahumada presume que sin su apoyo al PRD Lázaro no habría ganado la simbólica elección michoacana.

Dice que puso helicópteros, 20 capturistas, equipos de cómputo, diversos vehículos terrestres, además de que el encuestólogo Francisco Abundis, de Parametría, le reportaba directamente a él. Aún más, asegura que lo convenció de anunciar el triunfo de Cárdenas a pesar del resultado tan estrecho que, en su favor, arrojaba su sondeo. Y es que, de acuerdo con Ahumada, Abundis “recibió muchísimo dinero de mi parte”.

Sin embargo, indica que no acaba de entender cómo Roy Campos, de Consulta Mitofsky (encuestador de cabecera de Televisa y de su conductor estelar Joaquín López Dóriga), dio como triunfador a Lázaro cuando a las 18:00 horas cantó empate técnico y cuatro horas después anunció una ventaja de 9 puntos para el perredista. “Eso es algo que él sólo puede explicar”, atiza el empresario.

El encuentro con AMLO


Perdida la anécdota entre las páginas 91 y 92 de su libro, Ahumada asegura que se encontró con López Obrador y que inclusive el entonces jefe de Gobierno del DF le prometió apoyo.

El episodio lo registra así: “Raúl (Ojeda) es una persona a quien respeté, tal vez hasta puedo decir que admiré su forma de ser, las ideas que tenía. Era una persona cien por ciento respaldada por Andrés Manuel López Obrador.

“En el hotel Hyatt, donde me hospedé las veces que viajé a Villahermosa, me presentó a Andrés Manuel, quien me pidió que apoyara a Raúl. Esa reunión tuvo lugar en una de las habitaciones de ese hotel, del que Raúl era propietario, socio o administrador; no sé con exactitud la naturaleza de su vinculación con el Hyatt.

“En esa conversación en Tabasco en el año 2000, López Obrador me agradeció mi respaldo para Raúl, me pidió que siguiera apoyándolo y, palabras más palabras menos, me dijo: ‘apóyalo y en lo que te podamos ayudar en el GDF, cualquier problema que tengamos o que tengas, vamos a tratar de solucionarlo’.

“En la campaña de Raúl viajamos en el mismo autobús donde iban varios perredistas: Rosario Robles, el ingeniero Cárdenas, Laura Itzel Castillo, Octavio Romero, Raúl Ojeda, desde luego; ahí estábamos Andrés Manuel y yo, pero me pidió que fuéramos discretos, que era lo mejor para los dos y de esa manera le sería posible ayudarme sin llamar la atención.”

También manifiesta Ahumada que empezó a grabar a los perredistas porque ya le debían mucho dinero (400 millones de pesos) y quería tener pruebas de esas transacciones.

Detalla, por ejemplo, que “Rosario Robles le firmó a Televisa, en la oficina de Bernardo Gómez, un pagaré de 200 millones de pesos, el cual yo rescaté. Después de una entrevista en el programa de Joaquín López Dóriga en Televisa Chapultepec, dos personas muy amables estaban esperando a Rosario y la acompañaron a la oficina de Bernardo Gómez y ahí firmó el pagaré. Antes de firmarlo le habló a Andrés Manuel y le preguntó que si lo firmaba y él le dijo que sí. En esos 200 millones estaban incluidos cincuenta y tantos millones que Andrés Manuel había quedado a deber a Televisa de las elecciones del 2000”.

La relación con Rosario Robles


Las menciones de la exjefa de Gobierno y expareja sentimental Rosario Robles en su libro son alrededor de 70. Asegura que la también exdirigente nacional del PRD participó en la edición de los videoescándalos, que lo acompañó a varias reuniones con Carlos Salinas de Gortari, tanto en el extranjero como en la casa del expresidente en el Distrito Federal.

Asienta que Robles negoció con Salinas la deuda del PRD, así como la modificación de un artículo de la ley para que ella pudiera llegar a la jefatura defeña mediante una elección.

También indica que Robles se encontró con el entonces presidente Vicente Fox para anunciarle que iba a renunciar a la dirigencia nacional del PRD y para negociar la deuda de su partido.

A juicio del empresario, Rosario era una persona que ambicionaba, sobre todas las cosas, llegar a ser presidenta de la República. Inclusive narra cómo en una cena efectuada en Londres ella le aseguró que, después de los comicios presidenciales del 2006, ambos regresarían a ese restaurante londinense para festejar su asunción al poder presidencial.

En el mismo capítulo de los videoescándalos, Ahumada se refiere al momento en que Salinas tomó una de las bandas presidenciales y se la cruzó a Robles en el pecho para en seguida decirle: “se te ve muy bien”.


De Salinas a Diego


Pero Ahumada no sólo se relacionó con funcionarios y políticos del PRD.

También lo hizo con la cúpula priista, representada por Carlos Salinas de Gortari, y con la panista, liderada por Diego Fernández de Cevallos, aunque, de acuerdo con su relato, el jefe de la banda, El Padrino, es el expresidente de la república.

En este caso, conforme a los relatos de Ahumada, ambos personajes trabajaban como parte de una misma mafia, de la que emergían un sinfín de tentáculos, como el presidente Vicente Fox, el secretario de Gobernación Santiago Creel, el procurador de la República Rafael Macedo de la Concha, el responsable del CISEN Eduardo Medina Mora, y la dueña del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo.

Brazos menores también se incorporaron al que López Obrador llamó “complot”: gobernadores de la reputación de Manuel Andrade (Tabasco) y Arturo Montiel (Estado de México); políticos, entonces emergentes, como Enrique Peña Nieto, y, para rematar, en la cola de la historia de inmundicias, uno de los brazos golpeadores de Felipe Calderón: Juan Molinar Horcasitas, quien buscaba, desesperado, en la recta final de las campañas presidenciales del 2006, favorecer al actual huésped de Los Pinos, con más videos, marca Ahumada, que ensuciaran la imagen de López Obrador. Del actual secretario de Comunicaciones y Transportes, Ahumada evalúa: “actuó como en las mejores mafias”.

El empresario de la construcción sostiene así mismo que Salinas era el personaje dueño de la última palabra.

Respecto a la estrategia para difundir los videos del escándalo contra AMLO, el empresario escribe: “La manera de dar a conocer los videoescándalos fue de Carlos Salinas. Me planteó la estrategia, junto con Diego Fernández de Cevallos. Fui testigo de las múltiples conversaciones telefónicas que ambos sostuvieron con Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación, así como con Ramón Martín Huerta, subsecretario de Gobierno de esa misma dependencia”.

Y resume: “Salinas decidió la estrategia, no la decidí yo. Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Diego Fernández de Cevallos, él fue el coordinador”.

Después devela, a su manera, las jerarquías dentro de la mafia salinista: “Hago un paréntesis para hablar de una actitud que me impresionó y es el hecho de que en esos días descubrí que Diego realmente era un títere de Carlos Salinas. Respondía de tal manera a sus peticiones, a sus instrucciones, que en verdad era impactante que el presidente del Senado y coordinador de los senadores por parte del PAN se sometiera con tanta facilidad a Salinas. No dialogaban. Salinas le daba órdenes cuando hablaban; claro, de manera amable, pero con su voz le daba órdenes”.

El canal de las estrellas


En el entramado de los videoescándalos, a su juicio, la participación de Televisa fue clave.

Ahumada la describe así: “Para ultimar la estrategia, Salinas le habló a Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. Presencié la llamada. Primero lo saludó y luego le dijo que tenía un asunto muy importante que comentarle, que le beneficiaría mucho a Televisa y a todos en general, que más tarde se contactaría Diego con él para tratarlo con más detalle.

“Días después tuve una reunión con Diego, concretamente el día 19 de febrero. Me dijo que ya se había reunido con Santiago Creel y habían decidido que Federico Döring, asambleísta del PAN, fuera quien diera a conocer esos videos…

“Es decir –concluye Ahumada–, se implementó toda una estrategia mediática para los fines que en ese entonces convenían al gobierno federal (de extracción panista), a Salinas (cabeza del priismo) y a Televisa.”

La manipulación en que incurren esa cadena de televisión y su conductor estelar de noticias, Joaquín López Dóriga, es igualmente desnudada por Ahumada.

Cuenta: “…Cuando yo estaba en Cuba, Juan Collado (abogado de Ahumada y de Raúl Salinas) me habló y me dijo: ‘Oye, dice Salinas que le hables a Bernardo para que salgas con Joaquín López Dóriga en el noticiero de hoy en la noche, es importantísimo que salgas…’. Y recibí la siguiente instrucción: ‘No contestes ninguna pregunta aunque te insista Joaquín, porque lo va a hacer para no verse tan obvio’”.

Pero la exhibición de la conducta de Televisa no concluye ahí. Involucra a Leopoldo Gómez, otro de sus altos directivos y coordinador del programa nocturno de debates Tercer Grado.

Relata Ahumada: “Me pidieron que le hablara por teléfono a Bernardo, lo cual hice de inmediato y al contestarme el teléfono me dijo: ‘…Estamos tratando de manejar esto lo mejor posible. Te pido que le hables a Leopoldo Gómez para coordinar tu entrevista con Joaquín hoy por la noche’. Así lo hice. Le hablé a Leopoldo y a las 8:00 de la noche se realizó la comunicación con Joaquín…”.

El negocio se puso sobre la mesa. Ahumada pidió 400 millones de pesos por los videos. “Antes de entregárselos (los videos), me hizo llegar (Salinas) aproximadamente 35 millones de pesos. Me los entregaron Manuel Andrade, gobernador de Tabasco; Arturo Montiel, gobernador del Estado de México; Enrique Peña Nieto, diputado del PRI; Elba Esther Gordillo…

“Entre todos ellos me entregaron esa cantidad de dinero. Diego Fernández me hizo un primer pago, a cuenta, por la cantidad de 33 millones el día 19 de febrero de 2004. Fue depositado de alguna de sus cuentas bancarias a Nueva Perspectiva Editores, la empresa que editaba El (periódico) Independiente.”

Según Ahumada, el abogado Juan Collado le confió que el encargado de coordinar la recolección de dinero fue Manlio Fabio Beltrones, actual jefe de la bancada priista en el Senado.

Y el empresario, cuyo libro empezó a circular el jueves 7 de mayo, involucra así al presidente Fox en la liberación de Raúl Salinas:

“Considero que para Salinas, en lo personal y para su familia, concretamente, para su hermano Raúl, fue uno de los mejores negocios que pudieron haber hecho en su vida, por un hecho que para muchos pasó desapercibido. Carlos Salinas me confió que una de las cuestiones que había negociado con el presidente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos, inclusive el de homicidio, que mantenían en ese momento a Raúl en la cárcel, además de la devolución por parte de la Procuraduría General de la República de todos sus bienes, incluyendo los millones de dólares congelados por la PGR. Y así sucedió finalmente.”

En cuanto a si negoció con el PAN, Ahumada precisa: “No hice ningún acuerdo directo con el Partido Acción Nacional, ni con nadie que dijera actuar en nombre del PAN. Pero siendo que Diego Fernández de Cevallos, Santiago Creel y el presidente Vicente Fox no sólo pertenecían a ese partido, sino que tenían el mayor peso específico en su cúpula dirigente, en ese sentido me parece que sí hubo un acuerdo con el PAN”.


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