New's Divine: Drogas, mentiras y videos
GERARDO JIMéNEZ
A un año de la tragedia en la discoteca New's Divine –se cumple este sábado 20 de junio-- sólo uno de los 42 procesados por la muerte de nueve jóvenes que se encontraban en dicho lugar se encuentra preso, en espera de la sentencia. El resto enfrenta el juicio en libertad.
En el libro Horas infaustas: La tragedia del New's Divine, los periodistas Alberto Nájar, Daniela Pastrana, Elena Michel, Gerardo Jiménez, Lilia Saúl Rodríguez, Marco Antonio Martínez, Martín Andrés Carreón y Mael Vallejo, coordinados por Alberto Aguirre, reconstruyen en ocho capítulos la historia de ese lamentable acontecimiento que le costó el puesto a dos funcionarios capitalinos: el secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y el procurador general de Justicia, Rodolfo Félix Cárdenas.
El libro será presentado por los autores este lunes en la casa de la cultura "Jesús Romero Flores".
A continuación se reproduce una parte del segundo capitulo del libro titulado Drogas, Mentiras y Videos, del reportero Gerardo Jiménez.
MÉXICO, D.F., 19 de junio (apro).- Ya había iniciado la tardeada, cuando llegaron. Su aspecto –vestían jeans y playeras de manga corta– era afín al de la clientela que los viernes acudía sin falta a la catedral del reggaeton. Aunque los ocho "indicadores" de la Secretaría de Seguridad Pública del DF comenzaron temprano sus tareas de espionaje, en el CETIS 55.
Enviados por Héctor Arturo Flores Gómez, el jefe del sector Aragón, los infiltrados se habían dividido en cuatro parejas para recorrer –desde un día antes– los planteles públicos de la zona. Estuvieron en el Bachilleres 11, en el Conalep 2 y en las secundarias 271 y 283.
Todos los estudiantes hablaban del Divine. Allí festejarían el fin del año escolar 2007-2008.
Eran las 15:00 horas de ese viernes 20 de junio. Hacía calor. Nada presagiaba la tragedia que comenzaría 120 minutos más tarde y que tuvo su primer escenario en un vetusto cuartel de la policía, en San Juan de Aragón.
Los uniformados de guardia buscaban reprimir al tedio escuchando lo que podían del partido de futbol que disputaban las selecciones de Croacia y Turquía. En la oficina de Flores Gómez, un televisor a todo volumen dejaba escapar la narración de la primera semifinal de la Eurocopa.
Pero su huésped habitual no estaba. El espacio era dominado por Guillermo Zayas González –Thor, según el "indicativo" que lo identificaba en la policía– quien llevaba casi una hora esperando al jefe del sector Aragón.
En punto de las 16:30 horas, Thor ordenó al radio-operador de Aragón que emitiera un mensaje a las 15 bases de los sectores que abarcan las delegaciones Gustavo A. Madero y Azcapotzalco: debían presentarse "a la brevedad" al cuartel de Aragón con un vehículo y 10 elementos.
Siete minutos después, marcó al celular de Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Seguridad Pública, para confirmar el operativo en el New's Divine y hacer una petición que en ese momento parecía extraña: que también participara Isaías Cisneros Arellano, director ejecutivo en la Región Oriente, en el despliegue de las fuerzas del orden.
Dentro del organigrama de la SSP, Zayas González también tenía el rango de director ejecutivo, pero además fungía como el jefe del Mando Único Operativo (Unipol) de la delegación.
Pero Cisneros Arellano, a su paso por la Dirección del Agrupamiento de Granaderos, había urdido una envidiable pericia en el manejo de multitudes, y Thor lo eligió para hacerse cargo del perímetro de la discoteca, ese viernes infernal.
En menos de 15 minutos, Rosales Gamboa –con indicativo Apolo– accedió a la petición, pero exigió un trabajo coordinado entre sus subordinados.
"Se cumple la orden", respondió Thor, quien se lanzó a un tobogán intermitente de llamadas a celulares, que se extendió casi 45 minutos y que incluyó al director de Jurídico y Gobierno de Gustavo A. Madero, Rafael Bustamante Martínez; al comandante Jesús Dávila Padilla, subdirector de la Policía Judicial, y al titular de la Fiscalía Desconcentrada de la PGJDF en esa demarcación, Alejandro Muñoz Ramírez.
"Estoy en un curso en el Instituto de Formación Profesional", se excusó el funcionario judicial, cuando Thor le notificó que emprendería un operativo en un "giro negro" de la avenida Eduardo Molina, en el que vendían alcohol y droga a menores de edad.
Esos funcionarios instruyeron a sus inferiores jerárquicos –el jefe de la Unidad II de Investigaciones de la PGJDF, Miguel Aguilar López, y la directora jurídica de la jefatura delegacional, María Teresa Vicenteño– para que se comunicaran con Zayas y participaran en el operativo.
"Me pidió apoyo para un operativo de la Unipol que iniciaba en 15 minutos. No quiso decirme la ubicación del lugar porque era confidencial y me citó en el cuartel de la policía", recordó el Ministerio Público.
El equipo de la GAM estuvo integrado por las abogadas Vicenteño, de 41 años, y Eunice Sierra Ocampo, de 30, subdirectora de Reglamentos; y los inspectores Alejandro Salgado, jefe del departamento de Verificaciones, y Alejandro González Guerrero, quien oficialmente sería el encargado de inspeccionar el New's Divine.
* * *
En un tris, Guillermo Zayas González pasó del cielo al infierno.
En febrero del 2006 recibió, de manos del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, la Medalla al Mérito Ciudadano en reconocimiento a su trabajo al frente del equipo que persiguió a Juana Barraza Samperio, la Mataviejitas, quien trajo de cabeza a las fuerzas del orden durante dos años.
Catorce meses después, se convirtió en el primer Fiscal de Homicidios de la Procuraduría de Justicia del DF en ser destituido del cargo.
El nuevo titular de organismo, Rodolfo Félix Cárdenas, no le tuvo paciencia al investigador estrella del sexenio lopezobradorista. De nada le sirvió haber aprehendido a Beto Pelotas y a Hugo Bocinas, los sicarios de Tepito, y al multiasesino de Tlalpan, Orlando Magaña; ni haber desentrañado el misterio del asesinato de la familia Narezo Loyola.
La "reciente escasez de resultados", la "incapacidad" para detener la ola de ejecuciones que brotó justo en los primeros tres meses de la administración de Marcelo Ebrard, pero sobre todo, su mala relación con Félix Cárdenas, lo llevaron fuera de la Procuraduría.
Aceptó irse, pero no se disciplinó. Rechazó la "salida digna" que le ofrecieron, de ser el fiscal en la delegación Milpa Alta y decidió poner fin a una carrera de dos décadas en el aparato judicial del Distrito Federal.
Pero Zayas González no quedó desamparado. Mientras negociaba su liquidación, entró en contacto con el secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega Cuevas, quien lo reclutó para coordinar un nuevo programa de "combate frontal" al crimen organizado.
Tomarían como modelo el operativo "Parques y Jardines" que Ortega Cuevas y el entonces procurador Bernardo Bátiz, activaron a principios del 2006 para perseguir y capturar a la Mataviejitas, y que involucró a 100 agentes judiciales y 400 policías preventivos.
Zayas González se convirtió en el Jefe Thor en octubre del 2007, cuando asumió una de las siete direcciones ejecutivas regionales, que operan bajo el mando directo del Jefe Apolo. Ocho meses más tarde, se convertiría en el mando único de las policías en las delegaciones Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, en sustitución del criminólogo Alfredo Carrillo.
Arrancó a tambor batiente su nueva encomienda, con un operativo "de intervención" en el tianguis de autopartes de la colonia 25 de julio.
En los noticieros vespertinos de ese 2 de junio se narró el primer éxito del Unipol en la GAM: el decomiso de 79 rines, 500 juegos de tapones, cinco llantas con rin y una llanta sola, cuyos poseedores no pudieron acreditar su legítima propiedad.
A lo largo de las siguientes dos semanas, todas las acciones emprendidas por el exfiscal de homicidios siempre contaron con la difusión oficial.
La noticia de una acción policíaca contra narcomenudistas en el norte del Distrito Federal apareció en las primeras planas, el viernes 20 de junio.
Los medios compraron el mote de "Operativo rastrillo", que Thor otorgó al despliegue de sus unidades en las colonias San Juan de Aragón Primera Sección, Ampliación Providencia y San Felipe de Jesús, y mostraron las imágenes de los 11 narcotraficantes aprehendidos y las 18 bolsas de marihuana, 15 grapas de cocaína en piedra y 25 más en polvo, que les decomisaron.
Thor estaba acostumbrado a los grandes casos, esos que atraen los reflectores de los medios de comunicación. Quienes le conocen dicen que el exfiscal de homicidios de la Procuraduría capitalina tenía una gran fascinación por los periodistas, a quienes siempre buscaba para que dieran cuenta de sus investigaciones y operativos policíacos.
"A veces decía: hoy no me han entrevistado, ¿por qué será?", cuenta un funcionario del gobierno capitalino que trabajó con él.
"Era muy buen fiscal, con mucha experiencia en sustentar expedientes judiciales y obtener la consignación ante el juez, pero era mal organizador de operativos", dice.
Ese era Zayas: El mejor Ministerio Público del gobierno perredista. El peor mando policíaco, por su inexperiencia.
Y la muestra fue lo ocurrido en el New's Divine.
"Un mal operador con mala planeación, mala coordinación, mal momento para el operativo y un mal lugar para hacerlo. Fue un desastre; no podía pasar de otra forma", resume el funcionario del GDF.
Ante el Ministerio Público, presentado para explicar qué intentó hacer dentro del Divine ese 20 de junio, Thor mostró quién es realmente: "Tampoco tengo 100 ojos y 100 manos ni puedo clonarme y estar en todos los momentos y tomar todas las decisiones que se tomaron. Cada director tenía a su cargo cierto número efectivos y tomaban sus propias decisiones", argumentó.
En el libro Horas infaustas: La tragedia del New's Divine, los periodistas Alberto Nájar, Daniela Pastrana, Elena Michel, Gerardo Jiménez, Lilia Saúl Rodríguez, Marco Antonio Martínez, Martín Andrés Carreón y Mael Vallejo, coordinados por Alberto Aguirre, reconstruyen en ocho capítulos la historia de ese lamentable acontecimiento que le costó el puesto a dos funcionarios capitalinos: el secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y el procurador general de Justicia, Rodolfo Félix Cárdenas.
El libro será presentado por los autores este lunes en la casa de la cultura "Jesús Romero Flores".
A continuación se reproduce una parte del segundo capitulo del libro titulado Drogas, Mentiras y Videos, del reportero Gerardo Jiménez.
MÉXICO, D.F., 19 de junio (apro).- Ya había iniciado la tardeada, cuando llegaron. Su aspecto –vestían jeans y playeras de manga corta– era afín al de la clientela que los viernes acudía sin falta a la catedral del reggaeton. Aunque los ocho "indicadores" de la Secretaría de Seguridad Pública del DF comenzaron temprano sus tareas de espionaje, en el CETIS 55.
Enviados por Héctor Arturo Flores Gómez, el jefe del sector Aragón, los infiltrados se habían dividido en cuatro parejas para recorrer –desde un día antes– los planteles públicos de la zona. Estuvieron en el Bachilleres 11, en el Conalep 2 y en las secundarias 271 y 283.
Todos los estudiantes hablaban del Divine. Allí festejarían el fin del año escolar 2007-2008.
Eran las 15:00 horas de ese viernes 20 de junio. Hacía calor. Nada presagiaba la tragedia que comenzaría 120 minutos más tarde y que tuvo su primer escenario en un vetusto cuartel de la policía, en San Juan de Aragón.
Los uniformados de guardia buscaban reprimir al tedio escuchando lo que podían del partido de futbol que disputaban las selecciones de Croacia y Turquía. En la oficina de Flores Gómez, un televisor a todo volumen dejaba escapar la narración de la primera semifinal de la Eurocopa.
Pero su huésped habitual no estaba. El espacio era dominado por Guillermo Zayas González –Thor, según el "indicativo" que lo identificaba en la policía– quien llevaba casi una hora esperando al jefe del sector Aragón.
En punto de las 16:30 horas, Thor ordenó al radio-operador de Aragón que emitiera un mensaje a las 15 bases de los sectores que abarcan las delegaciones Gustavo A. Madero y Azcapotzalco: debían presentarse "a la brevedad" al cuartel de Aragón con un vehículo y 10 elementos.
Siete minutos después, marcó al celular de Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Seguridad Pública, para confirmar el operativo en el New's Divine y hacer una petición que en ese momento parecía extraña: que también participara Isaías Cisneros Arellano, director ejecutivo en la Región Oriente, en el despliegue de las fuerzas del orden.
Dentro del organigrama de la SSP, Zayas González también tenía el rango de director ejecutivo, pero además fungía como el jefe del Mando Único Operativo (Unipol) de la delegación.
Pero Cisneros Arellano, a su paso por la Dirección del Agrupamiento de Granaderos, había urdido una envidiable pericia en el manejo de multitudes, y Thor lo eligió para hacerse cargo del perímetro de la discoteca, ese viernes infernal.
En menos de 15 minutos, Rosales Gamboa –con indicativo Apolo– accedió a la petición, pero exigió un trabajo coordinado entre sus subordinados.
"Se cumple la orden", respondió Thor, quien se lanzó a un tobogán intermitente de llamadas a celulares, que se extendió casi 45 minutos y que incluyó al director de Jurídico y Gobierno de Gustavo A. Madero, Rafael Bustamante Martínez; al comandante Jesús Dávila Padilla, subdirector de la Policía Judicial, y al titular de la Fiscalía Desconcentrada de la PGJDF en esa demarcación, Alejandro Muñoz Ramírez.
"Estoy en un curso en el Instituto de Formación Profesional", se excusó el funcionario judicial, cuando Thor le notificó que emprendería un operativo en un "giro negro" de la avenida Eduardo Molina, en el que vendían alcohol y droga a menores de edad.
Esos funcionarios instruyeron a sus inferiores jerárquicos –el jefe de la Unidad II de Investigaciones de la PGJDF, Miguel Aguilar López, y la directora jurídica de la jefatura delegacional, María Teresa Vicenteño– para que se comunicaran con Zayas y participaran en el operativo.
"Me pidió apoyo para un operativo de la Unipol que iniciaba en 15 minutos. No quiso decirme la ubicación del lugar porque era confidencial y me citó en el cuartel de la policía", recordó el Ministerio Público.
El equipo de la GAM estuvo integrado por las abogadas Vicenteño, de 41 años, y Eunice Sierra Ocampo, de 30, subdirectora de Reglamentos; y los inspectores Alejandro Salgado, jefe del departamento de Verificaciones, y Alejandro González Guerrero, quien oficialmente sería el encargado de inspeccionar el New's Divine.
* * *
En un tris, Guillermo Zayas González pasó del cielo al infierno.
En febrero del 2006 recibió, de manos del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, la Medalla al Mérito Ciudadano en reconocimiento a su trabajo al frente del equipo que persiguió a Juana Barraza Samperio, la Mataviejitas, quien trajo de cabeza a las fuerzas del orden durante dos años.
Catorce meses después, se convirtió en el primer Fiscal de Homicidios de la Procuraduría de Justicia del DF en ser destituido del cargo.
El nuevo titular de organismo, Rodolfo Félix Cárdenas, no le tuvo paciencia al investigador estrella del sexenio lopezobradorista. De nada le sirvió haber aprehendido a Beto Pelotas y a Hugo Bocinas, los sicarios de Tepito, y al multiasesino de Tlalpan, Orlando Magaña; ni haber desentrañado el misterio del asesinato de la familia Narezo Loyola.
La "reciente escasez de resultados", la "incapacidad" para detener la ola de ejecuciones que brotó justo en los primeros tres meses de la administración de Marcelo Ebrard, pero sobre todo, su mala relación con Félix Cárdenas, lo llevaron fuera de la Procuraduría.
Aceptó irse, pero no se disciplinó. Rechazó la "salida digna" que le ofrecieron, de ser el fiscal en la delegación Milpa Alta y decidió poner fin a una carrera de dos décadas en el aparato judicial del Distrito Federal.
Pero Zayas González no quedó desamparado. Mientras negociaba su liquidación, entró en contacto con el secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega Cuevas, quien lo reclutó para coordinar un nuevo programa de "combate frontal" al crimen organizado.
Tomarían como modelo el operativo "Parques y Jardines" que Ortega Cuevas y el entonces procurador Bernardo Bátiz, activaron a principios del 2006 para perseguir y capturar a la Mataviejitas, y que involucró a 100 agentes judiciales y 400 policías preventivos.
Zayas González se convirtió en el Jefe Thor en octubre del 2007, cuando asumió una de las siete direcciones ejecutivas regionales, que operan bajo el mando directo del Jefe Apolo. Ocho meses más tarde, se convertiría en el mando único de las policías en las delegaciones Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, en sustitución del criminólogo Alfredo Carrillo.
Arrancó a tambor batiente su nueva encomienda, con un operativo "de intervención" en el tianguis de autopartes de la colonia 25 de julio.
En los noticieros vespertinos de ese 2 de junio se narró el primer éxito del Unipol en la GAM: el decomiso de 79 rines, 500 juegos de tapones, cinco llantas con rin y una llanta sola, cuyos poseedores no pudieron acreditar su legítima propiedad.
A lo largo de las siguientes dos semanas, todas las acciones emprendidas por el exfiscal de homicidios siempre contaron con la difusión oficial.
La noticia de una acción policíaca contra narcomenudistas en el norte del Distrito Federal apareció en las primeras planas, el viernes 20 de junio.
Los medios compraron el mote de "Operativo rastrillo", que Thor otorgó al despliegue de sus unidades en las colonias San Juan de Aragón Primera Sección, Ampliación Providencia y San Felipe de Jesús, y mostraron las imágenes de los 11 narcotraficantes aprehendidos y las 18 bolsas de marihuana, 15 grapas de cocaína en piedra y 25 más en polvo, que les decomisaron.
Thor estaba acostumbrado a los grandes casos, esos que atraen los reflectores de los medios de comunicación. Quienes le conocen dicen que el exfiscal de homicidios de la Procuraduría capitalina tenía una gran fascinación por los periodistas, a quienes siempre buscaba para que dieran cuenta de sus investigaciones y operativos policíacos.
"A veces decía: hoy no me han entrevistado, ¿por qué será?", cuenta un funcionario del gobierno capitalino que trabajó con él.
"Era muy buen fiscal, con mucha experiencia en sustentar expedientes judiciales y obtener la consignación ante el juez, pero era mal organizador de operativos", dice.
Ese era Zayas: El mejor Ministerio Público del gobierno perredista. El peor mando policíaco, por su inexperiencia.
Y la muestra fue lo ocurrido en el New's Divine.
"Un mal operador con mala planeación, mala coordinación, mal momento para el operativo y un mal lugar para hacerlo. Fue un desastre; no podía pasar de otra forma", resume el funcionario del GDF.
Ante el Ministerio Público, presentado para explicar qué intentó hacer dentro del Divine ese 20 de junio, Thor mostró quién es realmente: "Tampoco tengo 100 ojos y 100 manos ni puedo clonarme y estar en todos los momentos y tomar todas las decisiones que se tomaron. Cada director tenía a su cargo cierto número efectivos y tomaban sus propias decisiones", argumentó.
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