Monday, March 30, 2009



Gonzalo Martínez Corbalá

Dice categóricamente la Agencia Internacional de Energía (AIE), la institución técnica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su último libro sobre la materia, Perspectivas de la tecnología de la energía 2008 2050, que la energía como se concibe hoy, es decir, sobre las bases vigentes, es, lisa y llanamente, insostenible. Agrega que, pese a lo que se ha dicho sobre el cambio climático, la demanda de energía se ha incrementado y, como es lógico, las emisiones de CO2 junto con ella. A la vez que todos los países importadores de petróleo están crecientemente preocupados acerca de la seguridad en la energía, a pesar de lo irracionalmente altos que hubieran estado los precios en la NYME.

Aunque el petróleo, el gas y el carbón se hayan mantenido caros durante un muy largo e inusual periodo, lo cual fue sin duda uno de los factores que desencadenaron la crisis mundial actual, cuyos alcances en el tiempo y en el espacio no podemos evaluar todavía, no sabemos tampoco qué tanto afectará la economía mundial, ni globalmente considerada ni regionalizando el análisis, o llevándolo hasta el nivel de país por país.

En estas circunstancias, el nuevo presidente de Estados Unidos, Barak Obama, anunció ya en los últimos días de enero una revolución energética y ambiental, en la que plantea una nueva economía de la energía, cuyo plan básico prevé reducir la contaminación para 2011, sin ocultar por supuesto su gran preocupación por la dependencia energética de las importaciones, pues, como bien sabemos, Estados Unidos produce únicamente 10 millones diarios de barriles de petróleo y consume 20 millones, habiéndose creado una economía altamente dependiente de petróleo de importación. Las consecuencias ya las hemos estado apreciando durante esta transición entre Obama y George Bush, de la que este último está saliendo muy mal librado, especialmente por la oculta relación que todo esto tiene con la invasión de Irak, país que realmente nunca tuvo armas de destrucción masiva, pero que sí tiene en su subsuelo 100 mil millones de barriles de reservas probadas de petróleo.

El nuevo plan energético del presidente Obama es en realidad un proyecto sumamente ambicioso –aunque factible–, que supone una ruptura radical con la política energética y ambiental de su antecesor Bush (El País, 27/1/09). Nosotros no vamos a negar los hechos, sino que vamos a guiarnos por ellos, afirmó categóricamente el nuevo presidente.

Por otra parte, la presencia de la flamante secretaria de Estado Hillary Clinton en México, y no solamente por ella misma, sino por lo que se dijo aquí, anuncia otros cambios respecto de la política exterior con nuestro país, pues el respaldo que le ha anunciado al presidente de México en su batalla contra el narcotráfico supone un nuevo enfoque hacia este espinoso y complejo problema, al cual se le anuncia no solamente un nuevo tenor declarativo de los más altos funcionarios encargados del otro lado de la frontera, sino también una nueva política que en los hechos habrá de demostrar que dos estados conjuntamente podrán más que cada uno por su lado. El alto grado de confianza que los mexicanos le tenemos a nuestro Ejército lo hace merecedor, desde luego, de mejores augurios que los que podían hacerse en el régimen pasado o, mejor dicho, en los dos regímenes anteriores. En lo que podía adelantarse de los dos lados de la frontera vamos ahora cabalgando en los mejores caballos de las haciendas y se pueden hacer, por tanto, mejores augurios también.

Qué pena que hubo que esperar que se anunciara simultáneamente la salida de Irak hasta su total liberación para que fuera posible que en el lado norte de la frontera se reforzara la acción en contra de los narcotraficantes y no en perjuicio de los mexicanos que tratan de llegar en busca de oportunidades de trabajo. No es la Patrulla Fronteriza la que hay que reforzar para cazar mexicanos, sino montar una estrategia congruente con los comentarios hechos en la visita referida para neutralizar la capacidad de fuego de los narcotraficantes. Lo que estamos necesitando de los dos lados de la frontera se refiere sobre todo al contrabando de armas provenientes de aquel país.

Está muy claro para los mexicanos, espero, que esta acción conjunta supone de nuestra parte un mayor esfuerzo para crear fuentes de trabajo que sustituyan a las que bajo diferentes circunstancias hacía posible conseguir más allá de la frontera norte lo que de este lado no podíamos ofrecer.

En suma, las circunstancias actuales harán posible lograr una cooperación internacional que era ya impostergable, en lo que se refiere al contrabando de armas por la frontera norte, pero también solamente sobre la base de una cooperación internacional mundial será posible que las acciones gubernamentales y regionales aborden con espíritu realista la paradójica situación que se nos presenta por la necesidad creciente que nos impone la política de industrialización sin límites razonables y la captura del CO2 que se emite irremediablemente, provocando el calentamiento de la Tierra. La revolución energética y ambiental que se hace impostergable, con metas ambiciosas ciertamente, pero sin remedio de otra manera. Por otra parte, la colaboración, también internacional, para poner un hasta aquí al enriquecimiento sin límites por el contrabando de armas, que opera conjuntamente con el narcotráfico que asuela a la juventud del planeta, pero muy principalmente a nuestra propia patria.


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