Monday, March 30, 2009



Entrevista a Al Giordano, el periodista acusador


Rue89

Traducido para Rebelión por Caty R. Al Giordano ha investigado sobre el anfitrión del presidente. El periodista afirma que las relaciones de Ramírez con el narcotráfico no son viejos rumores.


(México) Hace dos semanas, Rue89 se preguntaba sobre la mala reputación del banquero que hospedó a Nicolas Sarkozy y su esposa durante su estancia en México, y recordaba que Roberto Hernández Ramírez fue acusado por la prensa de haber mantenido relaciones con el narcotráfico y que las demandas por difamación presentadas por el banquero contra sus acusadores fracasaron, tanto en México como en Estados Unidos.

El sábado, en el plató de «+Clair», un programa de Canal+, el portavoz de la UMP (Unión por un Movimiento Popular, el partido de Sarkozy, N. de T.), Frédéric Lefebvre, acusó a Rue89 de contar simples «rumores».

Rue89 ha entrevistado a Al Giordano, de paso hacia México. Al Giordano es uno de los dos periodistas que ganaron un juicio contra Hernández Ramírez, tras las investigaciones que revelaban las actividades, por lo menos sospechosas, del banquero.


El portavoz del UMP, en Francia, considera que sus investigaciones sobre las relaciones entre Hernández Ramírez y el narcotráfico son «rumores» que se remontan a los «años 80». El portavoz declaró en un plató de televisión que la justicia nunca ha molestado a Ramírez…

Esos rumores no datan de los años 80, sino que fueron confirmados por el Tribunal Superior de Nueva York en 2001. ¿Por qué el portavoz habla de rumores cuando se trata de hechos comprobados y confirmados por la justicia? ¿A quién quiere proteger en esta historia? Es algo habitual denigrar la información hablando de rumores, pero esta vez no hay suerte, la justicia nos dio la razón.

¿Cómo conoció usted a Roberto Hernández Ramírez?

Fue en febrero de 1999, yo era periodista del Boston Phoenix y fui a México, a la península de Yucatán, para cubrir una cumbre sobre el tema de la droga entre el presidente mexicano Ernesto Zedillo y Bill Clinton. Leí todos los periódicos locales y uno de ellos, ¡Por esto!, me llamó especialmente la atención.


En la portada, el periódico afirmaba que Roberto Hernández Ramírez, el hombre que había prestado una hacienda para la reunión de nuestros dos presidentes, en realidad era un narcotraficante.

Leí el artículo y sus informaciones se correspondían con mis investigaciones sobre el funcionamiento del narcotráfico en México y en Estados Unidos. Entonces fui a la sede del periódico y entrevisté al autor del artículo que es, en realidad, el director del diario, Mario Méndez Rodríguez.

A medida que hablábamos de la investigación, me mostró documentos muy interesantes. Mario Méndez ya había publicado sus conclusiones en 1996, y después lo demandaron diecisiete veces ante los tribunales por difamación. Sin embargo, Mario Méndez Rodríguez nunca ha perdido ningún juicio, cosa muy rara en México.

Su investigación se basaba en las fotos que mostraban con claridad los barcos colombianos descargando cocaína en las playas de las propiedades de Roberto Hernández Ramírez, y los aviones que salían de las mismas propiedades en dirección al norte.

¿Como consiguió esos documentos?

Gracias a los pescadores que trabajaban desde siempre en esa zona. Cuando Hernández se apropió de las aguas territoriales, de forma totalmente ilegal, es decir utilizándolas en su provecho, sus esbirros amenazaban a los pescadores y les impedían trabajar a lo largo de sus propiedades.

Hay que decir que Hernández posee más de sesenta kilómetros de costas en la península, lo que los habitantes llaman «el triángulo de la cocaína». Esos mismos pescadores acudieron al periódico para denunciar su desalojo, que piensan que está relacionado con el tráfico de drogas.

Los pescadores se ofrecieron gustosamente a ayudar a los fotógrafos de ¡Por esto! a establecer los hechos. Entonces ya existían pruebas de la implicación del banco de Hernández, Banamex, en actividades de blanqueo de dinero, como consecuencia de una investigación de tres años de las autoridades estadounidenses y de la DEA (Agencia Antidroga Estadounidense), denominada «Operación Casablanca».

Esto no es nuevo. Casi todos los bancos mexicanos y estadounidenses están implicados en el blanqueo de dinero a diferentes niveles.

Lo que es una novedad, en cambio, es que un banquero, cuyas actividades ilegales se conocen perfectamente en el Yucatán, pueda sin embargo ser el anfitrión de una cumbre contra la droga entre dos presidentes, y así demostrar al mundo que es un hombre respetable.

Así, cuando volví a Estados Unidos publiqué en el Boston Phoenix esa investigación. Para Banamex era difícil atacar a un gran periódico como el Boston Phoenix; no presentaron ninguna denuncia.

Entonces, ¿cómo llegó el caso a la justicia de Nueva York?

En 2000, creé la web informativa The Narco News Bulletin*, porque quería publicar mis investigaciones sobre el narcotráfico en México que no encontraban eco en los periódicos clásicos. Así que las publiqué en Internet y además traduje al inglés el trabajo de Mario Méndez.

Y pocos meses después, Banamex decidió demandarnos ante el Tribunal Superior de Justicia de Nueva York, por difamación, argumentando que no eran narcotraficantes y que nuestras investigaciones manchaban su reputación.

En julio de 2001 comenzó el juicio y en esa misma semana Banamex fue adquirido por Citigroup, la mayor institución financiera del planeta, en la que Roberto Hernández obtuvo un asiento en el consejo de administración. Así, nos encontramos frente a los gigantes de las finanzas.

La sentencia se dictó en diciembre de 2001: el Tribunal Superior estimó que Banamex no había conseguido demostrar que los cargos que se le imputaban eran falsos, ni que Narco News había dado prueba de mala fe.

La sentencia es fundamental, ya que es la primera vez que un tribunal estadounidense considera que las leyes que encuadran a los grandes medios de comunicación son las mismas para los medios de Internet.

¿Por qué este juicio apenas se conoce en México?

Esencialmente porque Banamex es el banco que tiene más publicidad en los medios mexicanos y porque Roberto Hernández Ramírez forma parte del consejo de administración del grupo Televisa, la principal cadena de televisión del país.

Nuestro banquero, además, es el amigo de todos los presidentes mexicanos desde hace veinte años, que es tanto como decir que es intocable y que las autoridades mexicanas jamás investigarán sus actividades. Aunque nuestro juicio se ha tratado en la prensa estadounidense, el New York Times y el Washington Post, por ejemplo, nunca han dicho ni una palabra.

Por eso estoy agradablemente sorprendido al ver la valentía de la prensa francesa para hablar de estas investigaciones y decir quién es realmente Roberto Hernández Ramírez.

¿Por qué cree usted que Nicolas Sarkozy se hospedó en casa de este hombre?

No lo sé. Supongo que Felipe Calderón tiene algo que ver en este caso, como Zedillo tuvo algo que ver en el hospedaje de Clinton, también en la casa de Hernández. Lo más increíble es que la iniciativa «Mérida», el plan de ayuda estadounidense para México y Centroamérica, también nació en una de sus haciendas, lo que dice mucho sobre la corrupción.

Para Roberto Hernández Ramírez, una forma de lavar su reputación es precisamente invitar a su casa a los jefes de Estado. Y lo que es seguro es que el gobierno francés no puede ignorar quién es este hombre, máxime cuando es el orgulloso propietario de un magnífico castillo en su país.



*Narco News, un sitio web y una escuela. Al Giordano es periodista y fundador de The Narco News Bulletin, un «diario en Internet» (según su propia definición) que se ocupa de toda la actualidad americana. El periódico está especializado en el narcotráfico y los movimientos sociales, especialmente los zapatistas de México. Narco News ha creado una «escuela de periodismo auténtico» en varios países del continente. Evo Morales, el presidente de Bolivia, así como Álvaro García, el vicepresidente, han sido los profesores de esta escuela.

En francés: http://www.rue89.com/2009/03/25/sarkozy-et-le-banquier-mexicain-le-journaliste-qui-accuse

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