Monday, April 05, 2010


Espejismo económico


Francisco Rodríguez
Índice Político

Dice don Emilio Treviño, quien periódicamente colabora en este espacio, que además de institucionalizar la violencia y la inseguridad en México, Felipe Calderón tiene responsabilidad por la debacle económica, “un frente del cual no deberíamos desentendernos pues junto con la criminalidad desatada por su guerra personal, agudizará la insoportable situación que padeceremos por mucho tiempo.”
Para comprender la gravedad de la crisis económica, basta interpretar, en sentido contrario, las expectativas baratas con que nos satura la propaganda calderonista para intentar convencernos de que todo va bien.
El señor Treviño se asoma a las secciones financieras de diarios que él considera afines a la derecha (Reforma, Milenio) o neutrales (El Universal, El Financiero) donde ha constatado que “incluso los aliados naturales del calderonismo desconfían de las mentiras propagandísticas del régimen; es decir, cuando los propios simpatizantes de la fallida Administración la critican, nadie puede negar el auténtico derrumbe de las expectativas del desgobierno calderonista.” Y ejemplifica:
El 26 de enero, El Financiero reproducía un cable de NOTIMEX, con aseveraciones de José Ángel Gurría, comentando el crecimiento económico insuficiente para impulsar el despegue mexicano. “El gran problema que vamos a ver es que el crecimiento futuro de los países grandes de la OCDE —EU, Japón, Europa—, es que tendrá una recuperación modesta en 2011, 2010, pero además se va a mantener modesta durante los próximos cinco o seis años. Eso quiere decir que los países como México vamos a tener que hacer un esfuerzo especial para poder generar fuentes de crecimiento…”.
Guillermo Ortiz (alguien a quien ninguna credencial pejista se le puede atribuir), al hablar de expectativas de crecimiento para el país en 2010, decía: “En el caso de México, vamos a tener un rebote cíclico. Desde mi punto de vista, el crecimiento puede ser incluso mayor (o menor, añadiría yo) dependiendo de lo que ocurre en Estados Unidos” (Véase Reforma, 27 de enero).
Sobre el mismo tema, la reportera Clara Zepeda de El Financiero citaba a un experto, el 27 de enero: “La economía mexicana registrará un rebote cíclico que le permitirá crecer 5.1 por ciento este año, pero en el mediano plazo nuestra actividad productiva no podrá sostener esa tasa de aumento, afirmó Roberto Melzi, director de estrategia de investigación económica de Barclays Capital México”.
Una perspectiva similar la anticipaba el ex subgobernador del Banco de México, Everardo Elizondo: “… el jalón de demanda originado en EU continuará favoreciendo la reactivación de la economía mexicana, pero difícilmente servirá para acelerar el crecimiento más allá del anémico 2 ó 3 % al que nos hemos acostumbrado. México presentará números positivos en 2010, pero nada más”.
Samuel García, en Milenio, desmontaba la falsa recuperación calderonista: “… perdón por las malas noticias. Pero crecer a 5 por ciento es —hasta ahora— sólo un asunto pasajero motivado por la grave caída del año pasado y nada más” (19 de febrero).
Si seguimos esperando que nos arrastre el empuje de la economía norteamericana, leamos lo consignado el 28 de enero en Reforma, citando al The Wall Street Journal sobre el foro de Davos: “La recuperación económica mundial podría perder ritmo este año, lo que frustra las esperanzas de un escape rápido de la profunda recesión que ha golpeado las economías desarrolladas, indicaron economistas e inversionistas en la reunión anual del foro económico mundial en este centro de esquí suizo”.
El 3 de febrero, incluso el doctor en economía por la Universidad de Chicago (cuna del monetarismo, fase inferior del neoliberalismo), Mauricio González, advertía en Reforma que “las mayores dudas respecto al crecimiento económico están en la debilidad del mercado interno mexicano. A la economía nacional le falta combustible —por la debilidad del empleo y del poder de compra de los salarios— y por la caída de la inversión productiva, y no queda claro que esto vaya a componerse pronto y con fuerza”.
En contra del optimismo oficial, el 22 de marzo podíamos leer a Enrique Quintana en Reforma: “… no quiero ser aguafiestas, pero, por favor, si vamos tan bien, ¿entonces, para qué diablos se promueve una reforma laboral? Conozco a los funcionarios y sé que no son nada tontos. Seguramente su jefe (Calderón) los puso a argumentar lo que es totalmente endeble y al final el efecto resultó contraproducente, por lo menos entre los que perciben la economía en la mayoría de la población. La realidad, por más que se le quiera disfrazar, va a acabar imponiéndose. Y desafortunadamente, está lejos del país de las maravillas del que nos quieren convencer“.
La fallida Administración se halla tan desesperada y sin capacidad de reflexión para comprender que sus mentiras se le seguirán revirtiendo en el futuro, para su desgracia y la nuestra.

Índice Flamígero: Alfredo del Mazo, alcalde de Huixquilucan, tendría mucho que explicar en el muy publicitado –y policialmente mal manejado— caso de la niña Paulette Gebara. Es muy amigo, desde hace años, de la madre de la menor asesinada. Su intervención fue decisiva para magnificar publicitariamente el caso. Pensó, tal vez, que le redituaría políticamente a él y, claro, a su jefe político y amigo Enrique Peña. Pero…

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