Aflora corrupción en Cuba
Juan Balboa
LA HABANA, 28 de abril (apro).- Con gran sigilo, el gobierno de Cuba inició desde hace cinco meses la investigación de una trama de empresas nacionales de los rentables sectores turístico, aéreo y de alimentos vinculadas con una red de corrupción en la que se encuentran involucrados el general Rogelio Acevedo González y el empresario chileno Max Marambio.
La primera señal del escándalo fue el despido de Acevedo, el 8 de marzo último, del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), organismo que presidía. Pero la información salió del control hermético del gobierno el pasado 13 de abril, cuando fue encontrado muerto en esta ciudad Roberto Gabriel Baudrand Valdés, de 59 años, gerente de la principal empresa del fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Max Marambio.
Dos días después, el 15 de abril, por medio de un comunicado el gobierno de la isla anunció que investiga presuntas irregularidades y violaciones en la empresa mixta Alimentos Río Zaza, que detenta el monopolio de la producción y exportación de varios productos alimenticios. El 50% de las acciones de esta compañía pertenece a Marambio. Entre los involucrados en el caso se encuentran directivos chilenos y empleados cubanos.
El comunicado oficial confirma que está en curso una revisión a la empresa por parte de la Fiscalía General de Cuba, así como otras investigaciones, entre ellas una a cargo de la Contraloría General de la República, entidad que depende del presidente Raúl Castro.
De acuerdo con fuentes gubernamentales consultadas por Apro, existe una relación entre varias de las operaciones que realizó el general Rogelio Acevedo González al frente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba –incluida las empresas Cuba de Aviación y la agencia turística Sol y Son– con la familia Marambio.
La verificación fiscal y la auditoría investigan sobreprecios cargados por Río Zaza a los insumos importados. Entre los sospechosos también se encuentran los gerentes de la aerolínea nacional Cubana de Aviación en tres provincias de la isla, México, España y Canadá, y el militar retirado Alexis Mejías Zamarrón, encargado de las Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD) Caribe, una cadena que opera más de 400 establecimientos de ventas en divisas a lo largo de la isla, con ingresos anuales que superan los 100 millones de dólares.
El general
El pasado 9 de marzo, el Consejo de Estado presidido por el general Raúl Castro Ruz anunció la destitución del general Rogelio Acevedo González al frente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, institución estratégica para el país y una de las 10 más importantes en la generación de divisas para la isla.
El gobierno cubano se ha negado a explicar los motivos de la destitución de uno de los militares de más alto rango que participó a fines de los años cincuenta en las acciones militares contra las tropas de Fulgencio Batista en Pino del Agua y el Jigue (combate dirigido por Fidel Castro), y fue parte de la columna invasora ocho “Ciro Redondo” del Che Guevara. También es fundador y exdirector de las Milicias Nacionales. Revolucionarias (MNR) y exjefe de la Dirección Política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Se presume que se le investiga por corrupción, desvío de dinero y uso indebido de sus funciones. Consultados por Apro, fuentes confiables de la línea aérea Cubana de Aviación y Aerocaribbean, así como de la agencia de viajes Sol y Son, aseguran que el general Acevedo está siendo investigado por un desfalco “millonario” en el que se encuentran involucrados por lo menos una centena funcionarios y empleados de confianza.
El expresidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba armó una red de incondicionales para manejar negocios personales en Cubana de Aviación, la compañía de viajes turísticos Sol y Son y en el sector aduanero. Con socios extranjeros creó varias empresas dedicadas al transporte de carga aéreo y de vuelos chárter no declarados.
“Todo mundo en el aeropuerto José Martí sabía de los negocios del general, pero nadie quería denunciar para evitar problemas. En esta red de corrupción hay involucrados unas 100 personas que trabajan en La Habana, Santiago de Cuba, Honguín y en por lo menos en 12 países”, entre los que está México, asegura una de las fuentes que pidió omitir su nombre.
Según los entrevistados, el general Acevedo operaba sus negocios personales a través de funcionarios de algunas empresas del gobierno cubano.
Tres años después de asumir en 1989 la presidencia del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba y de la Corporación de Aviación Civil, S. A., Acevedo impulsó la consolidación de la línea aérea Aerocaribbean para competir por el turismo regional en el Caribe y Centroamérica.
“Hasta ahora no se sabe con precisión cómo utilizaba las aeronaves de Aerocaribbean y Cubana de Aviación para sus fines personales o de terceros en el extranjero. Se conoce dentro de los trabajadores del aeropuerto que muchas veces rentaron aviones para transportar carga o pasajeros a países de América Latina y el dinero nunca era ingresado a las empresas aéreas”, precisaron.
Algo parecido pasaba con la compañía de viajes turísticos Sol y Son, empresa que forma parte del corporativo Cubana de Aviación, que era manejada directamente por personas cercanas al general Acevedo y del empresario Marambio, quien la fundó hace una década junto con el gobierno cubano. Desde hace cinco años es dirigida por Marcel, hermano de Max, y operan, de acuerdo a información del Ministerio de Turismo, en 28 países.
Sol y Son y la estatal Havanatur son las dos operadoras de turismo más importantes en Cuba. Sol y Son se destinó para los vuelos internacionales de Cubana de Aviación y negocios paralelos como operadores turísticos, tiendas de libres de impuestos, casas de cambio y hoteles.
“Se suponía que Sol y Son se había creado como hermano gemelo de Cubana de Aviación. Sería uno de los grandes apoyos de la empresa aérea. Nunca fue así. Sol y Son era manejado como una empresa particular”, reveló una fuente.
Un funcionario del sector aduanero con varios años trabajando en el aeropuerto José Martí afirmó que los empleados cercanos al general Acevedo tenían vía libre en la aduana. “Ellos podían autorizar la entrada de cargas, muchas veces sin revisión y sin el correspondiente pago aduanal”.
La relación de Acevedo con Marambio data de la segunda mitad de los setenta, cuando el ahora general fue el jefe militar de la misión militar cubana en Angola, en donde su presunto cómplice participó en su calidad de integrante de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba.
Metamorfosis
“Suponía que ni siquiera me había notado, pero casi al momento de despedirse, (Fidel Castro) se volvió hacia mí y, como quien reanuda una vieja conversación, me preguntó: ‘Y tú ¿por qué no te quedas a estudiar con nosotros?”
Así recuerda el empresario chileno Max Marambio su primer encuentro con el exmandatario cubano Fidel Castro Ruz, a quien considera su “segundo padre”.
La cita textual se encuentra en su libro de memorias Las armas de ayer (editado en 2007 por la Tercera-Debate, con prologo de Gabriel García Márquez), en el que Marambio narra su primer viaje a La Habana en 1966, con apenas 17 años de edad, acompañando a su padre, el entonces diputado socialista Joel Marambio, y el senador Salvador Allende.
A partir de ese encuentro, la vida de Max Marambio giró en torno a Cuba: se entrenó en los sesenta como guerrillero en las montañas y campamentos de la isla bajo la batuta de Fidel Castro; en los setenta formó parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y organizó el dispositivo de seguridad del presidente Salvador Allende conocido como Grupo de Amigos Personales (GAP).
En el libro de 181 páginas, Marambio narra con detalle tres momentos importantes de la vida política de Chile: el golpe militar del 11 de septiembre, el asedio militar contra los opositores al general Augusto Pinochet y el combate en la embajada cubana en Santiago.
Confirma en su narración que su objetivo, días después del golpe militar, era defender la sede diplomática cubana, salvar el arsenal de armas escondidas en su interior y, cuando era posible, distribuir el armamento entre quienes permanecían en el combate contra Pinochet.
En 1974, tras salir exiliado de Chile, el exjefe de las guardias personales de Allende regresó a Cuba. Se integró a las Tropas Especiales del Ministerio del Interior con el grado de teniente coronel y participó en misiones internacionalistas en África, por lo que recibió altas condecoraciones castrenses.
En febrero de 2009, cuando presentó la edición española de su libro (en Chile va por la quinta edición), Marambio reafirmó su admiración por el expresidente cubano.
“A Fidel empecé admirándolo tremendamente, siendo muy niño, y con los años lo he ido conociendo y he ido queriéndolo en una lógica personal de amistad, que se mantiene hasta nuestros días.
“Con tu padre tú puedes tener los juicios que quieras, pero lo sigues queriendo y respetando. Eso es lo que a mí me pasa con Fidel. Tiene un derecho histórico ganado conmigo, porque es una persona que admiro y quiero mucho, y eso posiblemente no va a cambiar jamás”, dijo.
Como si estuvieran en consonancia, Fidel Castro alabó el libro de Marambio el 14 de febrero de 2009. En una de sus reflexiones, titulada “El colmo del ridículo”, Castro se congratula de que Chile ya no viva “bajo la férula” de Augusto Pinochet.
“Leyendo el capítulo 12 del libro de Max Marambio, Las armas de ayer, refresqué aquellos tétricos días en que el tirano ordenó el bombardeo de la vivienda del Presidente (Allende), en Tomás Moro…
“Juro que si tuviera dinero pagaría la edición masiva de ese libro.
Tal vez su texto está en la red de Internet. De no ser así, lo lamentaría muchísimo”, escribió Castro del libro del hombre que en 1978 encomendó, junto a otros oficiales, montar la primera empresa cubana de libre mercado en la isla: el corporativo Cimex.
Esa empresa fue el punto de partida del hoy millonario empresario chileno. Ahí empezó su metamorfosis de guerrillero a empresario exitoso en Cuba, que degeneró en una red de corrupción.
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