Monday, April 26, 2010


¿Es correcto construir una nueva refinería?

Especialistas prevén el cierre de al menos 56 plantas en los próximos tres años en el orbe; grandes petroleras apuestan por vender sus refinerías

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2010-04-26

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Noé Cruz Serrano

El Universal
Lunes 26 de abril de 2010



Este no es el mejor momento para que México inicie la construcción de la nueva refinería de Tula, Hidalgo. De acuerdo con analistas y especialistas internacionales, México estaría caminando en sentido opuesto a la realidad del mercado mundial donde se prevé el cierre de 56 refinerías en los próximos tres años.

Jaime Brito, consultor de la firma PFC Energy con sede en Wasignhton, DC, indicó que si la decisión del gobierno federal mexicano es “por razones adicionales a las económicas como la creación de empleos, puede justificarse, pero desde el punto de vista del mercado internacional y de la realidad del sector de refinación en todo el mundo, no es el mejor momento”.

Además, “como México enfrenta problemas de balance de crudo, adquiere más sentido que no se construya una refinería, sino que se negocie una nueva inversión en el mercado estadounidense (como el que Pemex tiene en Deer Park con Shell) y operarla como negocio comprando crudos de todo el mundo para producir gasolinas que serían exportadas a territorio mexicano”.

Coincidió con el especialista George Baker en el sentido de que sería más práctico que Pemex saliera a comprar una de las refinerías que se venden y que costaría una cuarta parte de lo que el gobierno piensa invertir en el nuevo complejo de Tula, Hidalgo (aproximadamente 10 mil millones de dólares).

Información de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la publicación especializada Oil and Gas Journal y PFC Energy revela que los mercados de Estados Unidos, Canadá y Europa analizan la posibilidad de eliminar 4.3 millones de barriles de capacidad de refinación entre 2010 y 2013, para regresar al porcentaje histórico de utilización de 84%.

Brito comentó que se han identificado por lo menos 56 refinerías en estas regiones que podrían reducir significativamente sus ritmos de producción o hasta cerrar operaciones permanentemente, lo que representa 14% de la capacidad existente en Estados Unidos y Canadá (los dos principales socios comerciales de México) y en Europa.

“Estas refinerías cubren una amplia gama de tamaños y de configuraciones y representan una buena oportunidad para México”, explicó el analista.

Desde 2009, los resultados operativos y financieros de las áreas de refinación de las grandes multinacionales como BP, Chevron, ExxonMobil, Shell, Valero, Petroplus, ENI y Total, entre otras, reflejan pérdidas millonarias por el exceso de capacidad y bajos márgenes, estimada por el Departamento de Energía de Estados Unidos en más de 4 millones de barriles diarios.

A principios del año pasado, la petrolera Valero Energy Company, considerada la compañía más grande e independiente de refinación de Estados Unidos, anunció el cierre de la refinería de Corpus Christi (de 16 que opera), ante la caída del consumo de gasolinas. El complejo que está al sureste de Houston posee una capacidad de refinación de 245 mil barriles de petróleo por día.

En febrero de este año, el presidente ejecutivo de Royal Dutch Shell, Peter Voser, anunció el recorte de mil empleos en todo el mundo y el cierre de seis refinerías en un intento por frenar las pérdidas que hasta ese momento sumaban mil 700 millones de dólares en las operaciones de las 35 refinerías que tiene la compañía en el mundo.

La petrolera habló del cierre del complejo de Stanlow, que es la única refinería de Shell en Reino Unido, en donde emplea a mil personas y 800 contratistas. La refinería tiene capacidad para procesar 272 mil barriles diarios.

En noviembre de 2009, la anglo-holandesa reportó negociaciones con el conglomerado hindú Essar, en relación con la venta de refinerías pequeñas para concentrarse en complejos como Port Arthur en Texas y Rotterdam en Países Bajos, pero también detalló su intención de vender las refinerías de Montreal East, en Canadá, y Chescire en Nueva Zelanda, y plantas en Alemania, Suecia y El Salvador, operaciones valoradas en mil 500 millones de euros.

Complejos en oferta

Consultado telefónicamente, el consejero delegado de la petrolera francesa ENI, Paolo Scaroni, reconoció la dificultad para encontrar compradores de refinerías, tras la mayor caída en los márgenes de procesamiento en los últimos 15 años, estimados en 3.8 dólares por barril, cuando llegaron a alcanzar hasta 15 dólares en promedio.

Dijo que ENI no ha podido vender la refinería de Livorno y que la otra francesa, Total, tiene dificultades para vender su refinería de Flanders, lo que se complica porque con la intervención del gobierno “nos vemos forzados a mantenerla operando a pesar de que Total pierde alrededor de 100 millones de euros al mes”. Indicó que será difícil regresar “a buenos márgenes, por lo que es previsible que el mercado continúe complicado los próximos tres años”.

Esta situación contrasta significativamente con los proyectos de nuevas refinerías que China, India, Arabia Saudita, Rusia y Corea están poniendo en marcha y cuya capacidad es de más de 8 millones de barriles diarios, “muchos de esos proyectos justificados por razones puramente políticos”, explicó Baker.

Incluso si la mitad se cancelaran, la sobrecapacidad se mantendría al menos durante los próximos 10 años. La contracción de la demanda de refinados en el mercado estadounidense es resultado también de los planes de ahorro de energía que el presidente Barack Obama ha venido instrumentando desde mediados de 2009 y que representa un giro radical en su política energética.

Anunció la implementación de nuevos estándares a partir de 2011 para dar a las familias estadounidenses carros mas eficientes para reducir la dependencia del petróleo extranjero, por lo que la Agencia de la Protección al Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) ya trabaja en la elaboración de las normas de consumo de gasolina que entrarán en vigor a partir de 2012 y se harán más estrictas progresivamente hasta 2016, cuando los autos deberán rendir un promedio de 35 millas por galón para los modelos de ese año, casi 10 millas más que el promedio actual y que permitirá ahorrar miles de millones de barriles de petróleo y reducir las emisiones.

En México parece que no se tomó en cuenta las perspectivas mundiales, sostuvo Fabio Barbosa, catedrático y especialista del sector energético.

En la última Prospectiva de Petrolíferos 2008-2017 (dado que se suspendió su publicación para dar paso a la Estrategia Nacional de Energía) y para justificar la construcción de la nueva refinería, la Secretaría de Energía (Sener) estimó que el hecho de que se mantuvieran los altos márgenes en 2007 originó que permanecieran condiciones favorables en el mercado, por lo que es de esperarse un aumento en el número de proyectos anunciados en este sector:

“Podrían entrar en operación 15 nuevas refinerías entre 2010-2012 en África, Asía Pacífico, Euroasia, Medio Oriente e incluso en Estados Unidos, lo que representa un aumento de 2.5 millones de barriles diarios a la capacidad de refinación”.

Es evidente, añadió, que la nueva refinería se fundamenta en conceptos como “seguridad de suministro” y “estratégico”, sin tener en cuenta volatilidad de precios del crudo, los bajos retornos y alta inversiones.

Se fundamentó también en la idea de que refinar en el país los combustibles que consumimos es una alternativa a la volatilidad de los precios del petróleo, pero la realidad nos ha demostrado que en este momento lejos de ser un beneficio pudiera ser una carga importante para las finanzas públicas.

Visión de corto plazo

Funcionarios de Pemex consultados al respecto explicaron que “una refinería sólo genera valor si puede extraer retornos superiores al coste de capital usando crudo barato y de baja calidad (pesado) para producir gasolinas y productos.

Un petróleo caro con costes excesivos y caída en demanda, así como precio de productos refinados castigados o controlados, provocaría márgenes de refinación sumamente bajos y, consecuentemente, hacer poco rentable a cualquier refinería, por más moderna que sea.

La apuesta está en que se trata de un negocio cíclico, explicaron las fuentes que pidieron el anonimato, y que cuando la demanda se recupere las cosas podrían mejorar, pero está claro que las acciones que están tomando las grandes petroleras no es casual y porque ninguno de estos grandes grupos petroleros tiene visión cortoplacista, de ahí que están buscando reducir su capacidad de refinación lo más pronto posible: Shell tiene el objetivo de reducir un 15% su capacidad de procesamiento de crudo en los próximos tres años; British Petroleum 14%; Chevron en un porcentaje similar; y, ENI, Total 10% aproximadamente.

“España ahora mismo opera nueve refinerías con una capacidad de 1.1 millones de barriles por día y si el panorama se le complica podría vender sin problema alguna de estas refinerías en mil millones de dólares”.

“Esperar el repunte para otra era dorada en refinación puede tardar años o no llegar”, añadieron especialistas de la filial Pemex Refinación.

No obstante, la Sener plantea en la Estrategia Nacional de Energía, documento rector de la política energética de México para los próximos 17 años, que “Pemex debe identificar y ejecutar proyectos de incremento en la capacidad del sistema de refinación de manera oportuna para aprovechar las oportunidades de mercado, tanto en márgenes como en costos de construcción, para maximizar el valor económico para el país”.

Esto implica, añade, evaluar todas las alternativas de suministro, desde la construcción de refinerías (como la de Tula), modernización de las plantas existentes e inversiones en infraestructura de logística para aprovechamiento de mercados internacionales.

Sostiene que la planeación y asignación oportuna de recursos multianuales son punto crítico para definir el desarrollo del sector al menor costo.

La nueva refinería plantea otro punto crítico: de dónde va a provenir el crudo para el complejo, sobre todo cuando las proyecciones oficiales de Pemex revelan que hacia 2020, cinco años después de que entre en operación el complejo de Tula, México estará produciendo un millón 900 mil barriles diarios, 756 mil barriles menos de lo que se producirá cuando inicie su construcción.

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