Posted by Tomás Mojarro on Enero 2nd, 2009
Los perros de mi calle y su sinfonía de ladridos. Por aquello de la inseguridad cada casa de la calle que camino a pie cada día tiene detrás de la puerta, como acechando mi paso, una estridente escoleta canina que a mí, no acostumbrado a ladridos, me produce espeluznos, respingos y taquicardias. Si ustedes vinieran a oír la escandalera de los ladridos, cuyos tonos, registros y tesituras van desde sopranos hasta tenores y uno que otro barítono que temo, por los sustos que me pega, vaya a rajuelearme el corazón. (De la casa rosada brota un ladrido con pujiditos a lo Juan Gabriel. Un falderillo, posiblemente.) La calle de mi barrio. Detrás de esta puerta ese ladrido desganado, de compromiso, del perraco que cumple por obligación apenas olfatea mi presencia. Pero en la puerta siguiente, válgame, que así ladrarían el tigre y el león si madre Natura los hubiese castigado con tal achaque. Tan estridentes ladridos me han aventado a la media calle. Mejor cinco toques de claxon o el riesgo de la clínica de Urgencias que el repentino sofocón del ladrido.
Y ocurrió que la noche del pasado lunes alguno de los zaguanes tenía la puerta entreabierta Yo venía distraído (pensando en ti, mi única) cuando de repente ya traía prendidas a mi nalga derecha unas fauces de este tamaño, miren, que en cuestión de segundos me secaron la
boca y me empaparon la frente con un sudor gélido. Intenté gritar. Me salió ladrido. Asustado, el pitbull (¡era un pitbull!) soltó mi carnaza y se refugió tras la querencia del portón. Y qué hacer, si en este país de las mordidas nadie está a salvo. ¿Prevenirlas, sancionarlas? Leyes existen. ¿Y..?
En fin, que tembloriqueando llegué a la tertulia, y cómo me verían los vecinos, que al relatar el sofoco, el joven juguera: “Órale, bigotón, hasta el fondo, para que le recoja la bilis”. (Una cucharada de azúcar con el migajón de un bolillo.) “Es la tragedia de los pobres abstemios, porque un buen pegue de cacardí, y estaría usted como nuevo, y no me refiero a su edad. Ahora, por aquello de la rabia, a mantener su “parte” en observación”. (Su “parte”, dijo.)
- Me extraña -le extrañó a la tía Conchis-. ¿Por qué no corrió?
¿Y cómo correr? Yo calzo botines, y con ellos no se puede correrle a los perros, y aquí la paradoja mis botines son de orejeta Los de las mafias Mouriño, Salinas, Gordillo, Bribiesca, Sahagún, Fox y congéneres, en el remoto caso de que tuviesen que huir de los perros de la justicia (ladran, pero no muerden. Pregúntenle al calderonista Cordero que bala, de balar, en la Sec. de la Función Publica), qué facilidad de desplazamiento el de los tales, ya sea a Dublin o ya a San Cristóbal, aunque les apeste El Tamarindillo. Yo, simple ciudadano, a sufrir los ladridos, sean bajos, tenores o sopranos coloratura
Tuve que narrar la mordida detalle a detalle, y lógico: los comentarios fuéronse derrumbando hasta la enumeración de diversas razas de chuchos: San Bernardo, pastor alemán, tepexcuintles. Don Tintoreto se nos reveló como experto en el tema:
“Una carnada de chuchos conozco, de la perrera del antiguo “ni-ni-ni”, o sea el Partido Socialista de los Trabajadores“.
- Achis achis, ¿y ni-ni-ni por qué?
- Porque ni era partido, ni de los trabajadores, y mucho menos socialista, un PST que por su vocación de logrero nombrábamos “pesetero”, y que iba a terminar, escarabajo excrementoso, en el Partido Frente Cardenista de Renovación Nacional, perrera de mercachifles de la catadura de Aguilar Talamantes, tarifa y servicios al mejor postor. Fueron talamanteros los que en 1992, atejonados en su cubil del PFCRN, como chuchos de barrio:
- ¡Ya están dadas las condiciones para la reelección del Sr. Presidente Salinas de Gortari!
Esa fue la matriz que parió la carnada de chuchos de Nueva Izquierda que (su naturaleza) ya son la nueva izquierda de Calderón. Pero que el de Los Pinos se cuide, porque esos viven de morder, y sus mordidas inoculan la rabia
Eso, el lunes pasado. Mi nalga agredida como si nada ¿Rabia? Sólo cuando oigo mentar Nueva izquierda y demás chuchas cuereras, como ahora pronto esa que me faltaba nuevo vecino en la casa de enfrente, un falderillo “socialdemócrata”, con chillones ladridillos de Farinelli el castrado:
- ¡Que el IFE revise los fondos utilizados por López Obrador en su gira por el país, y determine si los recorridos y mítines que ha encabezado constituyen actos anticipados de campaña y de dónde salen los recursos monetarios, que seguramente son de procedencia ilícita.!
Cría Díaz Cuervos y te sacarán los… por ahí va la cosa (¡Guau!)
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