El Chapo: fuga pactada
RICARDO RAVELO
MÉXICO, D.F. 19 de enero (apro).- Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, jefe del cártel de Sinaloa, cumplió este 19 de enero ocho años de haberse fugado del penal de Puente Grande, Jalisco.
De entonces a la fecha, ninguna autoridad civil ni militar ha podido ubicar su paradero y reaprenderlo.
El 19 de enero de 2001, todo parecía estable dentro del penal federal donde Guzmán Loera dictaba el menú, organizaba fiestas para sus amigos, introducía mujeres (sexoservidoras), y se le dotaba, incluso, de Viagra, según el contenido de una investigación realizada por la desaparecida Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO).
El día de la fuga, acudieron al penal de máxima seguridad Jorge Tello Peón y Nicolás Suárez Valenzuela, quienes entonces fungían como secretario de Seguridad Pública y coordinador de Inteligencia de la Policía Federal Preventiva (PFP), respectivamente. La razón: que a través de una carta que le escribió El Chapo a su novia Zulema (recientemente ejecutada presuntamente por Los Zetas) le decía, entre otros detalles amorosos: "Pronto estaremos juntos".
La frase alertó a las autoridades, y la visita de los funcionarios fue para ordenar que El Chapo Guzmán, Héctor Luis Palma Salazar, El Güero Palma, y Arturo Martínez Herrera, El Texas, fueran cambiados de celda y vigilados con mayor rigor.
La orden fue girada luego de realizar un recorrido por el penal, y supervisar que todo estuviera en orden. Pero el cambio de celda no se ejecutó, sino hasta cerca de la medianoche. Un grupo de celadores realizó el pase de lista acostumbrado. Todo estaba aparentemente normal, hasta que le tocó el turno al Chapo:
--Joaquín Guzmán Loera -gritó el custodio.
Nadie respondió: Guzmán Loera ya no estaba en el penal, había logrado salir dentro de un carrito de ropa, con lo que se concretó un plan largamente maquinado por el capo. Esta fuga, una de las más espectaculares, evidenció cómo la seguridad de Puente Grande fue trastocada, pues El Chapo había logrado crear una amplia red de cómplices que le facilitaron la huida.
A lo largo de estos ocho años, han surgido historias y versiones en el sentido de que el capo goza de una libertad que le permite comer o cenar en restaurantes de lujo de Monterrey, Ciudad Juárez o el Distrito Federal y pagar las cuentas de los comensales.
En el mes de abril de 2007, por ejemplo, se le vio llegar al restaurante La Trufa, de Torreón, Coahuila. Versiones periodísticas refieren que el jefe del cártel de Sinaloa llegó acompañado por un nutrido equipo de seguridad, todos ellos hombres de rostro duro y de corte de pelo estilo militar.
A El Chapo Guzmán también se le atribuyen varios de los incendios de restaurantes de Ciudad Juárez, Chihuahua, cuna del cártel de Juárez ahora comandado por Vicente Carrillo Fuentes.
En 2007, al narcotraficante también se le vio en pleno centro de Durango. Las cámaras de seguridad instaladas en las céntricas avenidas lo captaron en bermudas, playera deportiva y tenis a bordo de una cuatrimoto. Tras ser detectado, el capo huyó y no pudo ser localizado.
Al finalizar el sexenio de Vicente Fox, el entonces procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, ofreció una conferencia de prensa para rendir un informe sobre las actividades relevantes de la institución.
Ahí, un reportero hizo una pregunta fuera de guión que el funcionario aceptó responder:
--¿Por qué no han detenido a Joaquín Guzmán Loera, señor procurador. Acaso no tienen información respecto de dónde pueda estar escondido?
Cabeza de Vaca expuso que, poco después de asumir el cargo de procurador estuvo a punto de aprehenderlo en dos ocasiones, pero fracasaron los operativos. La primera vez la policía llegó tarde, una supuesta filtración alertó al capo; y en la segunda cuando estuvo "más cerca": al momento de que los agentes se introdujeron a la casa, en la sierra de Durango, lo único que encontraron fue una taza de café todavía caliente. "No es que no se le quiera detener, es que hemos fallado, pero seguimos trabajando en su localización, es una prioridad para el Estado", dijo el exfuncionario.
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