El narco y el fútbol
* La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) investiga si narco-cárteles mexicanos utilizan a equipos mexicanos de balompié en negocios ilícitos / Equipos mexicanos de Primera, Segunda y Tercera División, en la mira, como Venados de Mérida, Indios de Ciudad Juárez, Cruz Azul, América, entre otros
* Presumen que los cárteles del Golfo, Sinaloa, Juárez, Tijuana, La Familia y parte de la organización de los Beltrán Leyva han utilizado equipos, desde amateur hasta profesional, en algunas de sus operaciones de lavado de dinero, sobornos, extorsiones, reventa de boletos, compra de jugadores y manejo de apuestas
MEXICO, D.F., 6 de junio (UNIVERSAL).- La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) investiga si cárteles mexicanos de la droga están utilizando a equipos mexicanos de fútbol, incluso algunos de la Primera División, en negocios ilícitos.
Investigaciones de la DEA presumen que los cárteles del Golfo, Sinaloa, Juárez, Tijuana, La Familia y parte de la organización de los Beltrán Leyva han utilizado equipos de fútbol, desde amateur hasta profesional, de México, en algunas de sus operaciones de lavado de dinero.
La agencia incluso ha identificado que las nuevas generaciones del narcotráfico han visto en el fútbol un negocio de largo plazo con diversas aristas, como los sobornos, extorsiones, la reventa de boletos, la compra de jugadores y el manejo de apuestas.
Tras los resultados obtenidos en la operación conocida como Proyecto Reckoning, la DEA indaga sobre equipos mexicanos de Primera, Segunda y Tercera División como Venados de Mérida, Indios de Ciudad Juárez, Cruz Azul, América, entre otros.
Tienen indicios de que los cárteles han utilizado a algunos de esos equipos para la compra o traspaso de jugadores para lavar dinero, usando paraísos fiscales.
La DEA ha encontrado que los grupos criminales también compran cartas de propiedad de los jugadores como parte del pago de cargamentos de droga.
De igual manera, investigan si jugadores, cuerpos técnicos o cualquier otro miembro de los equipos o árbitros han sido objeto de extorsiones, amenazas o sobornos.
Las investigaciones de la DEA no indican que los equipos de Primera División sean propiedad de los cárteles, o que funcionen con dinero del narcotráfico. La investigación está dirigida a ubicar las operaciones en las que las mafias puedan haber utilizado a estos equipos para realizar transacciones ilícitas.
Sin embargo, en el caso de equipos de Segunda y Tercera División sí hay evidencias de que son propiedad de miembros de los cárteles de las drogas.
De manera reiterada se buscó conocer una declaración de la Federación Mexicana de Fútbol (FEMEXFUT) acerca de estas investigaciones; sin embargo, este diario no recibió respuesta.
Operación Mapache
El pasado mes de septiembre, la DEA, en colaboración con la Procuraduría General de la República (PGR), efectuó una investigación conjunta de 15 meses que en Estados Unidos se denominó Proyecto Reckoning y Operación La Familia, mientras que en México se conoció como Operación Mapache, llevando a la detención de Wenceslao Alvarez, alias Wencho, propietario de los equipos de fútbol Mapaches de Nueva Italia (de Segunda División) y Mapaches de Zihuatanejo (de Tercera División).
También fueron arrestados sus socios en ambos países.
En ese momento se acusó, no judicialmente, a otro equipo, Venados de Mérida, de la Primera División A, cuya directiva negó en un comunicado de prensa que existiera investigación alguna ni de la Federación Mexicana de Fútbol ni de la PGR en contra del club o cualquier miembro, incluyendo su directiva, especialmente sobre narcotráfico.
Sin embargo, agregó, cualquier autoridad tiene el derecho de investigar y actuar en consecuencia, por lo cual el club sería respetuoso de la Ley. Este equipo nuevamente está en el centro de atención de la DEA.
Al estar en curso, y por lo sensitivo de las investigaciones que se realizan, los voceros de la Agencia en Washington, D.C., evitaron confirmar o negar la información de las indagaciones que sus agentes realizan actualmente en México, Colombia y Estados Unidos en colaboración con las autoridades de esos países.
Durante los últimos siete años los agentes estadounidenses se habían centrado en las operaciones de tráfico de los cárteles mexicanos, cuando detectaron la intervención de éstos en el fútbol mexicano y colombiano, especialmente porque algunos narcotraficantes comenzaron a hacer público su interés y tomarse fotografías con los jugadores al inicio y final de los encuentros, especialmente en el 2008 y el 2009.
Las investigaciones de los agentes sobre los cárteles mexicanos han encontrado que estas organizaciones incrementaron entre el 2004 y el 2009 su intervención en equipo mexicanos, e incluso han sido solicitados para “apadrinar” a escuadras de ligas menores, a las que compran uniformes, construyen canchas, techan gradas y pagan árbitros.
Pero si los equipos a los que contactan los narcotraficantes no aceptan ayuda, ni a sus promotores, ni a jugadores, rechazan la protección contra cárteles rivales, arreglos o la oferta de compra del equipo que les interesa, estas organizaciones, especialmente La Familia y el Cártel del Golfo, recurren a sus operadores para amenazar a los dueños.
Un caso de esas operaciones fueron los Mapaches de Nueva Italia, cuyos representantes pidieron al Ayuntamiento que la Unidad deportiva Rosendo Arnaiz les fuera otorgada en comodato, y una vez recibida la remodelaron por completo, incluyendo vestidores y pasto de calidad, y compraron dos lujosos autobuses, un Mercedes Benz y un Marco Polo.
Además, Wenceslao Alvarez compró uniformes y artículos deportivos para las ligas de diferentes actividades deportivas en Nueva Italia, por lo que la gente lo consideraba un benefactor, indica la información.
Los Mapaches aparecieron con las nuevas categorías de fútbol denominadas Liga Premier de Ascenso y Liga de Nuevos Talentos, participando en la primera junto con 42 equipos y tenía dos meses de operar cuando fue detenido Alvarez, actualmente está fuera de la liga oficial.
“Una de las rezones por las cuales los narcotraficantes aceptan comprar equipos de Tercera y Segunda División es por su marcada afición, pero encontraron en ellos una forma de tener el control de las zonas, aumentando así la rivalidad por los territorios”, refiere la información.
Alvarez fue ubicado por las autoridades mexicanas y estadounidenses como el líder de una célula de La Familia, que presuntamente negociaba la compra de drogas, recibía dinero del narcotráfico proveniente de Estados Unidos y realizaba operaciones de lavado de dinero.
A la célula le decomisaron 7.6 millones de dólares el 16 de septiembre del 2008 en Atlanta, Georgia, como parte de la investigación de la DEA en el Proyecto Reckoning.
La detención de Alvarez afectó su área de operaciones de narcotráfico y de fútbol, que abarcaba parte de Michoacán y el Sur del Estado de México.
El triángulo fronterizo de Michoacán, el Estado de México y Guerrero sólo es una muestra del mismo esquema que se repite en diferentes Estados del país: bajo el argumento de que cuentan con dinero porque trabajaron en Estados Unidos o algún familiar se los ha enviado desde allá, miembros de los cárteles de las drogas compran o crean equipos de fútbol locales, indica la información recabada por la DEA.
Los partidos de fútbol en la zona, como Luvianos, en el Sur de Estado de México, se convierten en pasarelas de convoys de hasta ocho camionetas nuevas cuyos dueños, como tradicionalmente ocurre en Tierra Caliente, portan armas, sólo que ahora nuevas y personalizadas en acabados de plata u oro, y amenazan a cualquiera que apoye al equipo contrario.
“Como también ocurre en ligas profesionales, los dueños y sus amigos se dejan ver en cada partido. Los nuevos dueños incluyen a sus familiares para operar como prestanombres de otros equipos de la misma zona y el límite llega cuando para ganar cada grupo rival secuestra, tortura o amenaza de muerte a los familiares del narcotraficante”, se detalla en la investigación de la agencia.
Sin embargo, son el Cártel del Golfo y La Familia los que han presionado a jugadores, árbitros y miembros de la Federación para obtener resultados que convengan a los equipos de los que son seguidores, o con los que tienen contactos para la compra de jugadores.
Los cárteles tienen elegidos a sus equipos favoritos, ya sea por convicción o por ganancias, no pretenden ganar siempre torneos de fútbol, pero sí lograr ascensos, intervenir en las reventas y mantener a los equipos activos para aplicar operaciones de lavado de dinero, menciona la información.
“Los más fanáticos amenazan o presionan a los árbitros para favorecer los resultados finales, pero para evitar investigaciones llegan a rondas cercanas a la final en la Primera División, mientras que logran ganar el derecho a ascender en las Segunda y Tercera División”, refiere.
Desde el 2004, la PGR y la Policía Nacional de Colombia habían comenzado a investigar la intervención del narcotráfico en los equipos de fútbol mexicano debido a que promotores como Geovani Morantes, conocido como Paul Solórzano, fueron relacionados con un capo colombiano llamado Jorge Mario Ríos Laverde, buscado por la DEA.
Solórzano era un promotor deportivo que operaba traspasos de jugadores colombianos a equipos mexicanos como los Gallos de Querétaro, Celaya, Irapuato y Salamanca.
Una de sus transacciones, el jugador Carlos Alvarez, fue arrestado en julio del 2003 cuando al viajar de México a Colombia pretendía sacar 1 millón de dólares en efectivo.
En otro caso, el 3 de noviembre deL 2004, Juan Bautista Avalo, ex revisor fiscal del Deportivo Independiente Medellín denunció ante la Fiscalía General de Colombia irregularidades del equipo.
Con base en la denuncia, Mejía aseguró que John El Choronta Restrepo fue traspasado al Cruz Azul de México por 1 millón 80 mil dólares, pero el equipo sólo recibió 400 mil dólares. No se pudo contactar al jugador para conocer su versión.
También se buscó insistentemente una declaración del Club Cruz Azul, pero no respondieron.
Negocios con historia
La DEA ha registrado que la relación entre el fútbol colombiano y mexicano con el narcotráfico data desde Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín, y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, quienes utilizaban promotores deportivos desde Colombia hacia México y de México a Colombia para negociar embarques e incluso traspasar jugadores comEl narco y el fútbol
La DEA ha registrado que la relación entre el fútbol colombiano y mexicano con el narcotráfico data desde Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín, y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, quienes utilizaban promotores deportivos desde Colombia hacia México y de México a Colombia para negociar embarques e incluso traspasar jugadores como pago de parte de los cargamentos. El 25 de febrero pasado, la DEA, junto con agentes de la Dirección de Policía Judicial y de la Fiscalía General de la Nación, efectuaron un operativo en la sede del América de Cali en Colombia. Los agentes revisaron los libros de constitución de la empresa, y preguntaron específicamente por cinco personas y fueron incautadas 650 acciones que representaban el 52 por ciento del valor del equipo, las cuales eran propiedad de familiares de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, fundadores del Cartel de Cali. Además, por extinción de dominio se les incautaron propiedades por 30 millones de dólares, y se detuvo a parte de la familia Rodríguez por incumplir un acuerdo con la DEA, que incluía la entrega de 150 bienes dentro del proceso de narcotráfico que tiene a los hermanos Orejuela, encarcelados en Estados Unidos. La experiencia de la DEA sobre la infiltración del narco en Colombia los ha llevado a verificar procedimientos de los cárteles mexicanos con equipos mexicanos de fútbol, incluyendo cualquier participación de los paramilitares en México, como es el caso del comandante Pablo Arauca, quien presuntamente es socio del Cártel del Golfo, apunta la información. “Los filtros están puestos, creo que ni yo, ni nadie, podemos asegurar hoy en día ese tipo de situaciones, de que tenemos filtros los tenemos, pero también podemos reaccionar contra situaciones como las que se presume sucedieron con Mapaches, pero nadie en este país está al 100 por ciento inmune para este tipo de situaciones”, declaró Decio de María, secretario general de la Federación Mexicana de Fútbol (FEMEXFUT). La declaración del funcionario de la FEMEXFUT se registró en conferencia de prensa un mes después de la detención, bajo cargos de narcotráfico y lavado de dinero, de Wenceslao Alvarez, alias Wencho, propietario de los Mapaches de Nueva Italia y Mapaches de Zihuatanejo, actualmente ya desafiliados de la Federación Mexicana de Fútbol. Se le preguntó a Michel Bauer, presidente del Club América de la Primera División, su opinión acerca de las investigaciones, a lo que respondió: “No tengo ninguna opinión. Yo no sé cuál es su fuente. Me está hablando de un absurdo. Es absurdo lo que está diciendo”.
MEXICO, D.F., 6 de junio (UNIVERSAL).- La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) investiga si cárteles mexicanos de la droga están utilizando a equipos mexicanos de fútbol, incluso algunos de la Primera División, en negocios ilícitos.
Investigaciones de la DEA presumen que los cárteles del Golfo, Sinaloa, Juárez, Tijuana, La Familia y parte de la organización de los Beltrán Leyva han utilizado equipos de fútbol, desde amateur hasta profesional, de México, en algunas de sus operaciones de lavado de dinero.
La agencia incluso ha identificado que las nuevas generaciones del narcotráfico han visto en el fútbol un negocio de largo plazo con diversas aristas, como los sobornos, extorsiones, la reventa de boletos, la compra de jugadores y el manejo de apuestas.
Tras los resultados obtenidos en la operación conocida como Proyecto Reckoning, la DEA indaga sobre equipos mexicanos de Primera, Segunda y Tercera División como Venados de Mérida, Indios de Ciudad Juárez, Cruz Azul, América, entre otros.
Tienen indicios de que los cárteles han utilizado a algunos de esos equipos para la compra o traspaso de jugadores para lavar dinero, usando paraísos fiscales.
La DEA ha encontrado que los grupos criminales también compran cartas de propiedad de los jugadores como parte del pago de cargamentos de droga.
De igual manera, investigan si jugadores, cuerpos técnicos o cualquier otro miembro de los equipos o árbitros han sido objeto de extorsiones, amenazas o sobornos.
Las investigaciones de la DEA no indican que los equipos de Primera División sean propiedad de los cárteles, o que funcionen con dinero del narcotráfico. La investigación está dirigida a ubicar las operaciones en las que las mafias puedan haber utilizado a estos equipos para realizar transacciones ilícitas.
Sin embargo, en el caso de equipos de Segunda y Tercera División sí hay evidencias de que son propiedad de miembros de los cárteles de las drogas.
De manera reiterada se buscó conocer una declaración de la Federación Mexicana de Fútbol (FEMEXFUT) acerca de estas investigaciones; sin embargo, este diario no recibió respuesta.
No comments:
Post a Comment