Declaraciones de Fidel leídas por Radio Rebelde el 25 de octubre de 1958.
Comunicaciones recibidas del Frente No. 2 Frank País informaban la posibilidad de que la zona de Nicaro, donde están instaladas las plantas de níquel del gobierno americano se convirtiera en campo de batalla.
Hace tres días, la dictadura, sorpresivamente, sin que hubiera motivo militar alguno, retiró las tropas que tenía destacadas en aquel punto. Siguiendo la práctica acostumbrada, los rebeldes tomaron inmediatamente el territorio abandonado por el enemigo, ofreciéndoles a los empleados y funcionarios de la planta completas garantías para seguir operando.
Pues bien: en el día de hoy, el mando rebelde interceptó una orden del coronel Ugalde Carrillo, disponiendo que sus fuerzas desembarcaran de nuevo en la Nicaro, lo que va a producir inevitablemente un choque.
Todo esto forma parte de una maniobra de Batista, en complicidad con el embajador Mr. Smith y varios funcionarios del Departamento de Estado Americano para propiciar la intervención de Estados Unidos en la guerra civil de Cuba.
La dictadura en su desesperación está tratando de producir un incidente grave entre los rebeldes y los Estados Unidos.
El primer intento tuvo lugar a principios de julio, cuando el Estado Mayor de la dictadura, de acuerdo con Mr. Smith, retiró sus tropas del acueducto de Yateritas que abastece de agua la base naval de Estados Unidos en Caimanera y solicitó de las autoridades allí radicadas el envío de soldados a ese punto del territorio nacional para protección del acueducto. Batista y Mr. Smith pretendían buscar un choque entre marinos norteamericanos y rebeldes.
Una gran campaña de opinión en toda la América, la actitud responsable y serena de las fuerzas rebeldes frente a aquella provocación evidente y las gestiones del Frente Cívico Revolucionario propiciaron una solución diplomática del problema. Los marinos norteamericanos se retiraron sin incidente alguno. Un hecho intrascendente, ocurrido en días pasados de modo fortuito, vino a dar aliento a la conjura de la Embajada Americana y la dictadura de Batista contra la soberanía del país. Dos norteamericanos y siete cubanos que trabajan en la Texaco se encontraron en el camino con una emboscada de patriotas cubanos que esperaban el avance de fuerzas enemigas. Por motivos estrictamente de seguridad, tanto para dichos empleados como para nuestras fuerzas, los tripulantes del vehículo fueron retenidos y trasladados a lugar seguro; no porque fuesen norteamericanos o cubanos sino sencillamente porque cuando una emboscada es descubierta por civiles y estos no la denuncian inmediatamente a las fuerzas de la tiranía, para evitar que caigan en la emboscada, la dictadura toma represalias contra ellos; si por el contrario los civiles denuncian nuestra posición, ésta puede ser rodeada por fuerzas superiores y atacada. Es por eso que en estos casos se retiene a los civiles en algún lugar seguro, por razones de seguridad tanto para nuestra tropa como para ellos, por el tiempo que dure la operación. No se puede llamar secuestro a ese acto; nadie fue a detener a esos empleados a sus trabajos; no se exigió absolutamente nada a cambio de su libertad y fueron tratados con todas las consideraciones. Eso fue sencillamente lo que ocurrió. Se les puso en libertad tan pronto el comandante de la columna retiró las fuerzas nuestras del camino. Pues bien: aprovechándose inmediatamente de este incidente, como quien está buscando el menor pretexto para inmiscuirse en los asuntos internos de Cuba, Lincoln White, vocero del Departamento de Estado norteamericano, formuló unas declaraciones insultantes para los patriotas y que encierran en su contenido una amenaza abierta contra la integridad de nuestro territorio y la soberanía de nuestro Pueblo.
La dictadura de Batista ha asesinado a más de un ciudadano norteamericano. Ha detenido y hasta golpeado periodistas de ese país. Sin embargo, el Departamento de Estado ha guardado silencio frente a esos hechos, no informando de ello a la opinión pública norteamericana. Bastó en cambio este simple incidente para que Lincoln White lanzara una serie de amenazas y acusaciones contra el Movimiento 26 de Julio.
Simultáneamente se produce el abandono por parte de las fuerzas de la dictadura, del poblado de Nicaro y tres días después cuando los patriotas han ocupado dicho territorio la dictadura ordena a sus tropas desembarcar de nuevo.
Ahora están tramando escenificar una batalla en el mismo terreno donde están enclavadas las plantas de níquel del gobierno de Estados Unidos donde puedan derivarse daños materiales a las mismas y buscar un pretexto al envío de tropas norteamericanas. Es un plan similar al que se fraguó con el acueducto de Yateritas.
Queremos denunciar estos hechos ante la opinión pública de los Estados Unidos y de América Latina. Es la peor traición que pueda cometer un gobernante con su propia patria.
¿Por qué las fuerzas de la dictadura abandonaron las plantas de la Nicaro si no estaban siendo atacadas allí por los rebeldes?
¿Por qué ha ordenado de nuevo un desembarco en dicho punto? ¿Qué relación tienen estos hechos con las agresivas declaraciones de Lincoln White?
El mando rebelde no ha estado nunca animado por sentimientos de animadversión ni hostilidad hacia los Estados Unidos. Cuando un grupo numeroso de ciudadanos norteamericanos fueron retenidos al norte de la provincia de Oriente a fin de que pudieran contemplar los efectos de los bombardeos a la población campesina con bombas y aviones de procedencia americana, este mando tan pronto conoció el problema ordenó la inmediata entrega de dichos ciudadanos a las autoridades de su país por considerar que no debían ser molestados por los errores de su gobierno.
Cuando di esa orden se encontraba presente en la Sierra Maestra un periodista norteamericano, que la trasmitió inmediatamente a las agencias cablegráficas. El incidente último con dos ciudadanos de ese país fue puramente fortuito y por las razones antes explicadas. La presencia de los siete cubanos retenidos en compañía de ellos, es prueba de que no lo inspiró ningún motivo de nacionalidad. Si Lincoln White califica de atentado a las normas civilizadas la retención de dos compatriotas suyos, que fueron tratados con toda decencia y puestos en libertad tan pronto cesó el peligro, para ellos y para nuestros soldados, ¿cómo calificar la muerte de tantos civiles cubanos indefensos asesinados con las bombas y los aviones que el gobierno americano envió al ejército del dictador Batista? Los ciudadanos cubanos, señor White, son seres humanos igual que los ciudadanos norteamericanos, sin embargo, jamás ha muerto un norteamericano con bombas ni aviones cubanos. Usted no nos puede acusar a los patriotas cubanos de esos actos; en cambio nosotros sí podemos acusarlos a usted y a su gobierno.
La guerra que está sufriendo hoy nuestra Patria ocasiona pérdidas y molestias no solo a los ciudadanos norteamericanos sino a todos los residentes del país. Pero esta guerra no es culpa de los cubanos que queremos recobrar nuestro sistema democrático y nuestras libertades sino de la tiranía que hace siete años oprime nuestra patria, que ha contado sin embargo con el apoyo de los embajadores norteamericanos.
Nuestra conducta está expuestas a la luz pública. En el territorio liberado por nuestras fuerzas no hay censura. Los periodistas norteamericanos nos han visitado infinidad de veces y pueden hacerlo cuantas veces lo deseen para informar libremente a la opinión pública de ese país nuestra actuación; porque la única fiscalización que toleramos de nuestros actos y de nuestra libre determinación es la de la opinión pública de nuestro pueblo y del mundo entero.
Bueno es advertir que Cuba es un país libre y soberano; deseamos mantener con los Estados Unidos las mejores relaciones de amistad. No queremos que entre Cuba y los Estados Unidos surja nunca un conflicto que no se pueda resolver dentro de la Razón y el Decoro de los Pueblos. Pero si el Departamento de Estado Americano continúa dejándose arrastrar por las intrigas de Mr. Smith y Batista e incurre en el error injustificable de llevar a su país a un acto de agresión contra nuestra soberanía la sabremos defender dignamente. Hay Deberes con la Patria que no se pueden dejar de cumplir cueste lo que cueste. A un país grande y poderoso como los Estados Unidos no lo honran las palabras y amenazas que entrañan las últimas declaraciones de usted. Las amenazas tienen virtualidad entre la gente cobarde y sumisa, pero no la tendrán jamás con los hombres que estén dispuestos a morir en defensa de su Pueblo.
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