JENARO VILLAMIL
miércoles 29 de octubre de 2008
MEXICO, D.F., 28 de octubre (apro).- Sin duda, una de las grandes empresas petroleras que respiraron tranquilas tras la aprobación de la nueva Ley de Petróleos Mexicanos fue la poderosa trasnacional norteamericana Halliburton.
Entre los principales accionistas de dicha empresa se encuentran George W. Bush y el vicepresidente Dick Cheney, quien posee 433 mil acciones del corporativo que llegó a presidir antes del año 2000, y a la cual retornará tras la previsible derrota de los republicanos en las elecciones presidenciales de este año.
Entre las razones de la tranquilidad de los grandes y poderosos accionistas de Halliburton está el hecho de que las reformas aprobadas en el Senado y en la Cámara de Diputados no afectan en lo mínimo los 81 contratos que esta corporación ha recibido de Pemex de 2000 a la fecha, por un valor total de cuatro mil millones de dólares.
De los 81 contratos que tiene Halliburton con Pemex, un total de 37 fueron adjudicados directamente, sin licitación alguna, 42 a través de licitación internacional y dos por invitación directa.
El último gran contrato recibido por Halliburton fue el 18575069-012-07, asignado por Pemex en enero de 2008 por 683 millones de dólares.
La característica fundamental de este contrato es que, gracias a él, Halliburton perforará y terminará 58 pozos petroleros en una misma zona; es decir, en un solo bloque de pozos que se ubican en el sur del país y que poseen el 16% del total de la producción nacional de crudo, de acuerdo con la propia información de Pemex Exploración y Producción (PEP).
Los 58 pozos que perfora y explota Halliburton desde enero de 2008 se ubican en la zona Cinco Presidentes, Bellota-Jujo, Samaria-Luna, Muspac y Macuspana, todos ubicados en la zona de Tabasco, el sur de Veracruz y parte de Chiapas.
Halliburton ya tiene experiencia en los contratos por bloques. El gobierno de George W. Bush le otorgó los más jugosos contratos en Irak, por 16 mil millones de dólares, asignándole el control de áreas completas del territorio invadido por Estados Unidos.
En 2003, en la zona de Reforma, Chiapas, Halliburton obtuvo contratos por 20 millones de dólares para expandir la infraestructura de gas natural en esta zona. El Frente de Trabajadores de Energía informó que, gracias a esta "alianza" con Pemex, Halliburton ha contratado en esta zona a 1,250 trabajadores y subcontrata a miles más. Tiene oficinas en Ciudad del Carmen, Reynosa, Poza Rica, Villahermosa y en la Ciudad de México.
En 2004, cuando el actual presidente Felipe Calderón estaba al frente de la Secretaría de Energía, Halliburton obtuvo un contrato por mil 953 millones de pesos por realizar trabajos de perforación y terminación de pozos para proyectos con presupuesto Pidiregas en la Región Sur, otro bloque que se le entregó a la poderosa empresa.
Al darse a conocer este reciente contrato de enero de 2008, Cris Gaut, presidente de la división de perforación y evaluación de Halliburton, expresó en un comunicado lo siguiente:
"Por los próximos tres años el grupo de manejo de proyectos de Halliburton proveerá a Pemex con soluciones integrales de perforación y finalización, que utilizarán nuestra fuerza y experiencia en tecnología e infraestructura para ayudar a Pemex a superar una serie de dificultades en el campo de perforación".
El optimismo de Halliburton llegó a tal grado que pronosticó, en marzo de 2007, que ellos participarían en la refinación privada del petróleo mexicano, uno de los puntos que se desecharon de la reforma original de Felipe Calderón.
El 19 de marzo de ese año, la empresa anunció que abriría una fábrica en Monterrey, Nuevo León, para satisfacer la creciente demanda de productos refinados y equipo para la exploración, producción y transportación de petróleos.
Halliburton fue uno de los consorcios que más cabildearon en torno de la reforma petrolera. Sus estrechos vínculos con el poder político en Estados Unidos le permitieron ser una de las grandes beneficiadas de la invasión a Irak, y de la "reconstrucción de ese país", con contratos por 16 mil millones de dólares sin licitación y de manera privada.
No sólo eso. La geopolítica de Halliburton la ha convertido en la aliada más firme de la estrategia de "guerra contra el terrorismo" que encabezó el gobierno de George W. Bush. En 2007, su división Kellogg Brown Root (KRB) construyó en Guantánamo, Cuba, 207 celdas destinadas a los "combatientes enemigos" y, en marzo del mismo año, abrió oficinas en Dubai, capital de los Emiratos Árabes Unidos.
Tras los resultados de la reforma petrolera en México, Halliburton ha comenzado a revisar los recovecos que le permitirá expandir lo ya logrado desde el gobierno de Vicente Fox en territorio mexicano.
jenarovi@yahoo.com.mx
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