Aunque dos consejeros del IFE, Arturo Sánchez Gutiérrez y Virgilio Andrade, sí supieron de las presiones que Luis Carlos Ugalde recibió para declarar a Felipe Calderón ganador de la elección de 2006, dicen haberse enterado por charlas personales y no le objetan la omisión de una denuncia institucional. La exconsejera electoral Lourdes López Flores, en cambio, advierte que, al proceder como lo hizo el 6 de julio, Ugalde no sólo incurrió en una doble responsabilidad, sino que expuso la confiabilidad y credibilidad del proceso al sucumbir ante las presiones. Y eso fue, sentencia, “un grave error político”.
La exconsejera electoral asegura que, Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, se queja en su libro de las presiones de Vicente Fox, Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón para declarar a éste ganador de la elección presidencial en 2006, pero finalmente cedió a ellas
Álvaro Delgado/ Proceso
MÉXICO, D.F., 26 DE OCTUBRE /La exconsejera electoral Lourdes López Flores lo dice sin atenuantes: Luis Carlos Ugalde, expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE), se queja en su libro de las presiones de Vicente Fox, Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón para declarar a éste ganador de la elección presidencial en 2006, pero finalmente cedió a ellas.
“Tan cedió a las presiones que, el jueves 6 de julio, declaró ganador a Felipe Calderón”, subraya, y reprocha a Ugalde haber afirmado ese día, indebidamente, que “la regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que obtiene más votos”, frase que el gobierno de Fox y el Partido Acción Nacional (PAN) usaron para iniciar una estrategia de triunfo que atrajo inmediatas felicitaciones de mandatarios de varios países.
“Esa osadía tiene que ver con las presiones. Fue un grave error político. Expusimos inclusive, no la legalidad, pero sí la confiabilidad y la credibilidad del proceso, porque no había necesidad de esa osadía”, insiste López Flores.
A diferencia de otros consejeros como Arturo Sánchez Gutiérrez y Virgilio Andrade, quienes sí fueron enterados por Ugalde de las llamadas que le hicieron Fox, Calderón y Gordillo, la noche del 2 de julio, López Flores supo de ellas por los fragmentos del libro (Así lo viví / Testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida en la historia moderna de México) publicados en Proceso 1668.
La exconsejera recuerda, en entrevista con el reportero, que después de concluidos los cómputos en los 300 distritos electorales, el 6 de julio, Ugalde convocó a los consejeros a una reunión previa a la sesión del Consejo General donde el secretario ejecutivo, Manuel López Bernal, leería las cifras oficiales.
En esa reunión, refiere, Ugalde se empeñó en que debía emitir un mensaje después de la intervención de López Bernal. “Insistía en que tenía que ser él quien dijera el ganador de la elección. Algunos de los consejeros señalábamos que no, porque esa era competencia del Tribunal Electoral, y que el secretario ejecutivo debía limitarse a indicar los resultados.
“Pero él decía: ‘Es que me quieren oír, me quieren escuchar que sea yo el que lo diga’. Yo le pregunté:
“–¿Quién te quiere escuchar?
“–Los medios de comunicación.
“–No. Que los medios saquen sus cuentas. La sesión tiene que ser sobria.”
López Flores señala que en esa discusión se manifestaron los dos “bloques” de consejeros: ella, Virgilio Andrade, Marco Antonio Gómez Alcántar y Rodrigo Morales –supuestamente afines al priismo–, quienes estaban en contra de que Ugalde proclamara ganador, mientras que Arturo Sánchez Gutiérrez, Teresa González Luna, Alejandra Latapí y Andrés Albo –los proclives al PAN– se manifestaban a favor.
“Terminó esa reunión previa al Consejo General con la promesa de Ugalde de reflexionar para ver qué decía. Y escuchamos luego su discurso sobre la regla de oro de la democracia. ¡A final de cuentas sí dio ganador!”, exclama la exconsejera, y dice haber pensado entonces que eso tendría un costo político para todos los consejeros.
“Eso fue concertado, porque hubo inclusive aplausos debajo de la mesa del Consejo General. Ahí lo tuve muy claro: fue un grave error político y esto nos va a costar”, evoca la exconsejera, quien fue removida del cargo como parte de la reforma electoral del 2007.
Doble responsabilidad
Radicada en Monterrey, Nuevo León, y en entrevista el miércoles 22, luego de la ceremonia para festejar los 18 años de la fundación del IFE –conmemoración desairada hasta por el propio Ugalde–, López Flores manifiesta:
“Si no era presión de los medios, porque no la había –la hubiésemos recibido todos, porque además era evidente cuál era el resultado electoral–, y si él denuncia que tuvo presiones, quiere decir que cedió a ellas. ¿Por qué? Porque a final de cuentas él, cuatro días después, el 6 de julio, sí dio un ganador. Después dijo haberse arrepentido, que fue un error, como si se hubiera comido una coma.”
–Porque ahí proclaman Calderón y el gobierno el triunfo y vienen las felicitaciones internacionales…
–Sí, cuando todavía faltaba el proceso de conclusión de los plazos de impugnación. No es que apostáramos a que luego se revirtiera el resultado; había que respetar las etapas del proceso electoral. Había un virtual ganador, pero no todavía un ganador oficial, porque la declaración la hace el tribunal.
“Luis Carlos, al adelantarse en un tema que sí fue discutido, y al no tomar en cuenta valoraciones que se hicieron sobre de quién era competencia hacer la declaración formal de presidente electo, cometió una osadía que tiene que ver con esas presiones. Esos son los indicios que yo tuve. De lo que hoy puedo dar testimonio es que decía: ‘me quieren oír’.”
–¿Para usted las presiones eran de quienes él dice que lo presionaron?
–Claro, claro. Y cedió a ellas. Tan cedió a ellas que hizo esa declaración.
En su libro, Ugalde no menciona la presencia de López Flores en la reunión de consejeros ni las preguntas que ella le formuló. Y tras aducir, en cambio, que el IFE y él en lo personal habían sido acusados de vacíos de información, escribe:
“Por lo tanto, pensaba, la voz del consejero presidente del IFE era necesaria para dar por concluida la fase de los cómputos distritales. Esa sería la última vez que ‘hablaría’ el instituto, antes de que lo hiciera el Tribunal Electoral para calificar la elección.”
Cuenta Ugalde que Virgilio Andrade se pronunció contra su deseo de hablar, al contrario de Alejandra Latapí, y refiere: “No se trataba de anunciar ganador –no lo habíamos hecho en los últimos días, a pesar de la presión ejercida sobre el instituto, sino de que el IFE dejara constancia del momento que ocurría”.
Ya en la sesión, Ugalde pronunció la frase que el gobierno de Fox y su partido usaron para desplegar una estrategia propagandística de triunfo: “El candidato que obtuvo el mayor porcentaje de la votación presidencial es Felipe Calderón, del PAN. La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos”.
Ahora, en su libro, Ugalde arguye: “Al concluir mi mensaje, no sabía el impacto que causaría esa frase. Los críticos la interpretaron como un intento por declarar ganador a Felipe Calderón y, con ello, anticipar un resultado oficial. No era el propósito”.
Y, en el mismo tono, añade: “Creo que, luego de haber resistido durante varios días la presión para declarar ganador, fue un error incluir esa frase. Fue innecesaria y, simplemente, exacerbaba la polémica. No hubo ninguna intención deliberada, pero se trató de un error… Había incluido una frase inapropiada, que dio lugar a interpretaciones, pero en ningún momento di como ganador a Calderón”.
Pero López Flores insiste en que Ugalde, “a final de cuentas, sí dio un ganador”, y comenta:
“Aún está muy cercano el 2006 para hacer una evaluación y todavía estamos demasiado emocionados quienes participamos, los que individual y colectivamente cometimos errores y aciertos, pero que además sufrimos las consecuencias políticas de esa etapa muy importante del país. Estamos todavía demasiado emocionados para que nuestros dichos sean objetivos, claros. Creo que eso puede afectar un poco la visión y la crónica.”
–¿Ugalde pretende lavarse la cara?
–No sé. No me atrevo a dar motivaciones. Lo que sí creo es que, a toro pasado, no es dable. Yo no comparto que a toro pasado se hagan denuncias por lo que se vivió, haya sido por cuestión individual o colectiva, de unos cuantos o de todos, y que se hable de presión, porque había responsabilidades que cumplir. Si se reciben presiones y se sucumbe a ellas, creo que es una doble responsabilidad que hay que asumir.
–¿Debió haberlo dicho en su momento?
–Si a mí me hubiera tocado vivir eso, yo lo hubiera hecho en su momento. Pero cada quien actúa conforme a su situación, a sus convicciones o a sus condiciones particulares. Yo lo habría hecho en ese momento.
López Flores no recuerda haber sido informada por Ugalde, ni institucional ni personalmente, de las “recomendaciones” de Gordillo para nombrar a Humberto Trejo director ejecutivo de Capacitación, y de Manlio Fabio Beltrones para designar a su concuño, José Manuel Moreno Aguiñiga.
Tampoco supo de las reuniones de Ugalde con Fox ni de las llamadas que éste y Gordillo hicieron, el 2 de julio, para declarar ganador a Calderón, quien también, según el presidente del IFE, lo presionó.
“Conmigo –enfatiza la exconsejera– nunca habló de eso.”
Sólo a los cuates
Otros consejeros sí fueron confidentes de Ugalde sobre las “presiones” que dijo haber recibido de Fox, Gordillo y Calderón: Arturo Sánchez Gutiérrez y Virgilio Andrade.
En entrevista, Sánchez Gutiérrez recuerda que “a algunos de nosotros nos comunicó privadamente esos telefonemas, pero no de manera formal”.
–¿Ni siquiera les comunicó formalmente las recomendaciones de Gordillo y Beltrones?
–No, yo no tenía esa información. Siempre fue muy respetuoso de que nosotros no formáramos parte de ese tipo de presiones. Siempre tuvimos libertad; yo no tenía conocimiento, y qué bueno: no era un mensaje dirigido a nosotros.
–¿Pero no tenía el deber, o por simple consideración con sus compañeros del órgano colegiado?
–No, porque él guardó en ese sentido la autonomía del instituto. Si hubiera sido una información formal, habríamos aceptado que esa hubiera sido una presión al instituto. No lo manejó así, lo manejó como una presión personal, y en ese sentido pudo actuar independientemente en ese tipo de llamadas.
Según Sánchez Gutiérrez, revelar las presiones en un libro ya no afecta al IFE, ni siquiera en un episodio del 2 de julio del 2006 en el que Ugalde menciona las relaciones de aquél con el PAN.
Ugalde escribió: “El consejero Sánchez Gutiérrez sostuvo conversaciones con miembros del equipo de campaña y me dijo lo mismo: Esa noche, en el PAN, tenían la certeza de que habían ganado”.
En la entrevista, Sánchez Gutiérrez lo confirma: “Yo estuve en contacto no solamente con ese equipo, sino con diferentes equipos de campaña, y yo, en efecto, vi la información que teníamos en ese momento, y lo que teníamos en ese momento era que, en efecto, Calderón iba adelante”.
–¿Fue en función de su vinculación con miembros del equipo de campaña de Calderón?
–Igual que hablé con él, hablé con miembros de otros equipos. No tiene nada que ver ese tipo de relaciones personales.
–Pero son relaciones no sólo personales, sino políticas.
–No, políticas no, políticas no. No hay ningún tipo de vínculo político entre muchos amigos míos y yo, porque si fuera así tendría vínculos políticos con todos los equipos.
–Es usted compadre de Juan Molinar, director del IMSS.
–Pero igual soy amigo de muchos miembros de otros grupos y partidos políticos que no implican para nada tener una vinculación política, sino una vinculación personal.
Por su parte, el consejero Virgilio Andrade asegura que también supo de las “presiones” reveladas por Ugalde, pero se enteró igual que Sánchez Gutiérrez: por charlas informales y no de manera institucional, aunque afectaban al IFE.
“Algunas cosas –reconoce Andrade– sí me las comentó.”
–¿Las llamadas de Gordillo, Fox y Calderón?
–Algunas sí, algunas no. Lo pondría así: En una posición política, donde participamos distintos actores, algunas cosas se platican y otras no. Algunas cosas sí las platicó y otras las mantuvo en reserva.
–¿Le sorprendió lo que publica Ugalde?
–No, no me sorprende, porque esos episodios forman parte de la vida pública y finalmente la toma de decisiones recae en nosotros mismos.
“Algunos de estos eventos nos los comentó a veces como anécdota, a veces como elementos para la decisión, pero otros no, y desde luego que está en la esfera de la privacidad y de la ponderación propia que hace un presidente del instituto. Como todos los humanos, no siempre andamos contando todo. Así es en este caso.”
–Pero no son asuntos de carácter particular.
–Pero aún así hay que entender que el consejero presidente del IFE también tiene una esfera particular de decisiones que no necesariamente está obligado a compartir.
–¿Aun con sus compañeros consejeros?
–Aun cuando sea un órgano colegiado, el consejero presidente tiene un a órbita de libertad en la que puede ponderar individualmente lo que comparte y lo que no comparte con el colegiado. Es más, esa es una de las responsabilidades más finas que tiene el presidente de un órgano colegiado: saber qué situaciones comparte con el colegiado y qué situaciones no ameritan ser compartidas.
Andrade defiende, también, el derecho de Ugalde a publicar un libro dos años después de las elecciones más controvertidas de la historia: “forma parte del derecho que tienen los exfuncionarios para decidir cómo van procesando su pasado”.
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