En el marco de las actividades en solidaridad con Colombia –que se iniciaron el 16 de mayo en la ciudad de Buenos Aires y que culminarán mañana– se realizó hoy en el Salón Azul de la sede nacional de la CTA una charla debate y la proyección de un documental sobre la situación de violencia y guerra que vive el pueblo de ese país. El panel estuvo integrado por el periodista Hollman Felipe Morris; Ricardo Peidro, secretario de Derechos Humanos de la CTA; y Nicolás Herrera del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Monavice).
Hollman Felipe Morris, de 40 años, es un símbolo del periodismo independiente de Colombia, multipremiado por sus investigaciones sobre el Terrorismo de Estado, la violencia contra la población civil y eso le valió amenazas de muerte, persecuciones y seguimientos ilegales. “Los trabajadores de prensa estamos siendo atacados por Uribe. Ser periodista es una de las profesiones de riesgo más difíciles en Colombia. En tres décadas han sido asesinados 70 periodistas, que hoy siguen impunes. Somos objetivos permanentes de las amenazas del narcotráfico, los paramilitares, la parapolítica y las guerrillas, pero nunca como prensa independiente estuvimos sometidos al ataque constante por parte del gobierno de Uribe”, enumeró.
“Ante esta situación –explicó– los periodistas ejercen la autocensura, no van más a las zonas de guerra, donde está la `otra Colombia´: la de los 4 millones de desplazados, la indígena, la afro, la de los defensores de los derechos humanos. Hay una deficiencia informativa, una realidad deformada. En Europa se creen que todo está bien. En otros países dicen `ojalá tuviéramos un Uribe´, cuando en este país 40 congresistas que llevaron a Uribe al gobierno hoy están presos por sus vínculos con los paramilitares, responsables de crímenes de lesa humanidad y los que hicimos lo contrario hemos sido señalados como terroristas”.
Amenazado, perseguido, pero nunca silenciadoEspecialista en temas de paz, derechos humanos y conflicto armado para medios radiales, televisivos y gráficos, Morris fue prácticamente señalado como blanco móvil en Colombia por el propio presidente Uribe: “El 2 de febrero de este año, mientras cubría una entrega unilateral de rehenes por parte de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), en el sur de Colombia, Uribe convocó a una conferencia de prensa en un horario inusual para acusarme de terrorista por mi tarea periodística. Esta estigmatización, estos señalamientos, son una sentencia de muerte. Al otro día recibimos más de 50 amenazas de muerte, la vida se convierte en un infierno. Incluso la OEA se pronunció por lo peligroso e irresponsable de sus palabras. Para Uribe los intelectuales, defensores de derechos humanos, líderes de la oposición que piden la paz son terroristas. Todo contendor político cae en el mismo saco que las FARC. Pensar diferente y hablar de paz es considerado terrorista”, detalló.
Y allí no termina la cosa, en 2004 por su programa Contravía recibió premio nacional India Catalina como mejor programa periodístico y el Simón Bolivar a mejor crónica en televisión. Justamente de ese año data un descubrimiento siniestro: “Hace poco descubrimos que la policía secreta de Uribe, la DSA, había interceptado ilegalmente nuestros teléfonos y que nos ha seguido ilegalmente a nosotros, a nuestras familias, desde 2004. Descubrimos decenas de archivos ilegales, nos seguían minuto a minuto, monitoreados”, sostuvo Morris. Y aseguró: “No hay garantías en Colombia para expresarse, por eso el llamado a la comunidad internacional para que denuncien estas acciones. Seguimos adelante por un proceso de paz y diálogo en Colombia, pero los sectores demócratas no podemos solos, tenemos atrás todo el aparato represivo por hablar de paz”.
En referencia a la Política de Seguridad Democrática y los llamados “falsos positivos”, el autor del libro Operación Ballena Azul las calificó como “el énfasis en la guerra. Para los militares la mejor formula para ganar medallas, dinero, vacaciones es llevarse jóvenes humildes de las zonas humildes de Bogota, Medellín, Barranquilla, engañados con ofertas de trabajo, vestirlos de guerrilleros y asesinarlos. Le llaman `falsos positivos´ pero son asesinatos de civiles, de jóvenes humildes, campesinos, indefensos y son más de 1.000 los casos y siguen diciendo que su política es extraordinaria. Esta práctica horrenda no ha parado”.
En ese sentido, Herrera contó la importancia de distintas formas de organización popular que se están dando en Colombia: “Están las Madres de la Candelaria, la Minga Social de los indígenas, la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, el Movimiento de Víctimas contra el Terrorismo de Estado, la organización de los afrocolombianos, el movimiento de mujeres, de poblaciones que han logrado que en sus territorios no haya armas de ningún color, ellos han abierto un camino de lucha a pesar de que Colombia tiene al ejército mejor armado por los Estados Unidos después de Israel”, relató.
El peligro de la re-reelecciónMorris también habló de los intentos reeleccionistas del mandatario colombiano: “Ya han logrado violar la Constitución y aprobar un tercer mandato para Uribe, muy parecido a Fujimori (Alberto ex presidente del Perú acusado también de violar los derechos humanos). Si eso pasa muchos nos iremos del país y otros no podrán volver”, sentenció.
Acerca de las alternativas opositoras a este régimen aseguró: “El Polo Democrático, que aglutina a la izquierda, está dando un espectáculo de luchas intestinales para ver quién se queda a la cabeza. Faltan propuestas de esperanza para los jóvenes. El verdadero espacio opositor lo constituyen los defensores de los derechos humanos”. Y sobre la opción de los movimientos guerrilleros dijo: “La lucha armada es un retroceso para una opción de izquierda”.
“El proceso de paz no puede ser solo entre gobierno y guerrilla, sino que debe ser de toda la sociedad colombiana, y las elites también, que debe ceder para que esto cambie, sino las FARC y ELN (Ejército de Liberación Nacional) pueden desaparecer pero una nueva guerrilla aparecerá. El intercambio humanitario es el primer paso para la paz y la insurgencia debe ser clara en el rechazo como práctica del secuestro”.
Por su parte, Peidro sostuvo “Cuando nos llegan las noticias de Colombia tenemos la necesidad de hacer algo, aunque sintamos que ante la magnitud de lo que sucede, lo que hagamos nos resulte insuficiente. Es el valor de la solidaridad internacional, que otras voces se alcen en otras partes del mundo. El valor de que organizaciones sociales del mundo puedan rodear al pueblo colombiano y que se sientan acompañados”. Y recordó: “En los tiempos de la dictaduras militares con la Operación Condor no se podía tocar país de América sin sufrir la represión. Hoy en muchos países avanza la justicia, el campo popular y desde allí debemos apoyar a quienes están bregando por un cambio en Colombia como el que sucede en el resto de la región”.
Como colorario del encuentro, Fernando Cardozo, coordinador nacional de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA, invitó: “Cuenten con la CTA, con una casa de puertas abiertas para ustedes, para los residentes colombianos que necesiten una mano solidaria para estas denuncias, pero también para las necesidades que puedan surgir de su estadía en la Argentina, en la Secretaría funciona el departamento de Migraciones que les puede ser de mucha utilidad”.
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