Narcos corrompen autoridades de EU |
Ignacio Alvarado y Evangelina Hernández El Universal Lunes 19 de octubre de 2009 |
Dos equipos de periodistas de EL UNIVERSAL recorrieron la frontera sur de EU (del golfo de México hasta el Pacífico) en busca de pistas que permitan entender el porqué del fracaso del combate regional al narco |
Cada día decenas de individuos se colocan a media distancia de las garitas internacionales. Son los encargados de dirigir el cruce de autos cargados con droga desde la parte mexicana. Es lo que hace El Magallanes en el puerto fronterizo de Mexicali. “Te paras unas horas aquí a observar el paso de los vehículos. Luego, cuando detienen a una camioneta o a un camión grande para revisarlo, es tu oportunidad de cruzar”, explica. Sin más herramienta que sus ojos o la intuición, sujetos como él logran lo que en teoría es imposible: burlar la frontera más vigilada del planeta. Dotadas de alta tecnología y con cientos de elementos entrenados para detectar cargamentos ilegales, las garitas internacionales fallan por algo tan ordinario como la corrupción, dice el catedrático de la Universidad de Texas en El Paso, Tony Payán. “Los cargamentos cruzan aleatoriamente por los puertos de entrada, en donde cada vez hay más tecnología y cada vez, debido a ello, existen más aduanales corruptos que la dejan pasar. Pero Estados Unidos nunca ha aceptado que su corrupción pueda ser sistémica”, declara. “Los cañonazos de dinero son igual en México que en Estados Unidos”. La corrupción es lo que permite el enorme desplazamiento de droga no solamente en las líneas de cruce, sino en todo el territorio norteamericano, dicen otros analistas y jefes de policía consultados a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos. “Aquí también pasa eso de la corrupción, nomás que Estados Unidos es muy bueno para tapar esas bronquillas. En Eagle Pass (Texas) hemos tenido elementos de cuerpos federales que los han arrestado, que los han llevado a corte federal, pero la prensa no le pone mucha atención, como a lo que sucede en México”, dice Antonio Castañeda, jefe de policía en esa ciudad. Para el doctor en sociología de la Universidad de Texas en El Paso, Antonio Payán, las redes del narcotráfico en Estados Unidos alcanzan dimensiones extraordinarias, mayores y más complejas que las que existen en México, y además de la corrupción tienen enfrente un aparato de justicia altamente “burocrático e ineficiente”. El extendido y profundo tejido del narco opera en cada ciudad y pueblo fronterizos. No sólo almacenan droga, sino la distribuyen en sus localidades, y en cada uno de los procesos que sigue el trasiego y consumo la intervención de estudiantes menores de edad se multiplica.
“Me molesta mucho ver a muchachitos de 13 años consumiendo drogas”, dice Raúl Salinas, alcalde de Laredo, Texas, en donde el consumo es uno de los factores que alientan la desintegración familiar. De acuerdo con el funcionario, casi la mitad de los matrimonios en la ciudad acaban disolviéndose. La corrupción explica parte de la violencia que comienza a manifestarse en este otro lado de la frontera. “Corrupción hay donde quiera, ¿sabe?”, dice por su parte el sargento de la Policía Estatal de Nuevo México, Chris Valdez. El oficial tiene su base en La Española, una zona rural al norte del estado, en donde existe uno de los promedios de adicción a la heroína más elevados del país; como consecuencia, las muertes por sobredosis, la prostitución y la miseria han hecho presa a sus habitantes. “La CNN anunció que el uso de drogas estaba caído. Yo no sé cómo puede estarlo. Aquí no se nota eso. Ahora está más gente usando la droga que cuando comencé a trabajar en el 93. Yo nunca había visto a una persona de 13 años inyectándose o, lo que es peor, mujeres que estén de prostitutas para conseguir una dosis”, dice. “Esto no es una guerra. La gente sigue muriendo. Todo está arruinado”. |
Monday, October 19, 2009
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