Tuesday, March 17, 2009


Narco: Verdades que duelen


J. JESúS ESQUIVEL


WASHINGTON.- La presidencia de Barack Obama está elaborando una nueva estrategia “hemisférica” de combate al narcotráfico, con énfasis en México, que descarta la llamada Iniciativa Mérida como la principal herramienta bilateral para apoyar a Felipe Calderón y a los gobiernos centroamericanos.
“Será una estrategia basada en una mayor participación del Departamento de Defensa para proporcionar adiestramiento, equipo de inteligencia, de transporte y de rastreo especializado a sus contrapartes de México, Centroamérica y Sudamérica”, adelanta a Proceso un funcionario del gobierno estadunidense, quien está involucrado en los preparativos del proyecto y pide omitir su nombre por motivos de seguridad.
“Bajo la estrategia regional, la Iniciativa Mérida no será la punta de lanza para el apoyo de Estados Unidos en la guerra contra el narcotráfico en México y Centroamérica; se integrará a todo el programa hemisférico, que incluirá métodos y programas para reducir la demanda y consumo de drogas en Estados Unidos, y de apoyo (militar) a México y otros países”, explicó el funcionario, quien también solicita no dar a conocer la dependencia federal para la que trabaja.
“Está claro que al narcotráfico de México sólo se le puede hacer frente con la fuerza militar, por eso la nueva estrategia prevé más cooperación castrense”, enfatiza el funcionario.
La Casa Blanca está interesada en que el presidente Obama presente su estrategia hemisférica contra el narcotráfico durante la celebración de la Quinta Cumbre de las Américas, que se realizará del 17 al 19 de abril en Puerto España, Trinidad y Tobago.
El incremento del narcotráfico en México y el temor en Estados Unidos de un contagio de la narcoviolencia que priva en casi todo el territorio mexicano, pusieron a la defensiva al presidente Calderón, quien lanzó una andanada de críticas y aclaraciones al gobierno de Obama por los informes y análisis que varios de sus funcionarios presentaron ante comités legislativos en el Capitolio.
Mientras en el Departamento de Estado y en la Casa Blanca trabajan en los detalles del proyecto de cooperación hemisférica para la guerra contra el narcotráfico, Calderón se dedicó la semana pasada, de manera tardía, a responder a los análisis y especulaciones que los servicios de inteligencia estadunidenses están obligados por ley a presentar ante el Congreso de su país.
El almirante Dennis Blair, director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, en tres ocasiones consecutivas presentó a distintos comités legislativos el reporte anual correspondiente a 2009 sobre presuntas y eventuales amenazas a la seguridad nacional. Dicho reporte se basa en hechos reales que ocurren en todo el mundo y a partir de los cuales agencias como la CIA elaboran escenarios sobre eventuales problemas para Washington.
“Los cárteles mexicanos de la droga están entre los grupos del crimen organizado más poderosos del mundo; impiden la capacidad del gobierno federal (mexicano) de gobernar algunas partes del territorio y de construir instituciones democráticas”, dijo Blair de manera tajante el 12 de febrero pasado ante el Comité Selecto de Inteligencia del Senado, al presentar su reporte anual.
El 25 del mismo mes, Blair repitió esa apreciación ante el Comité Permanente y Selecto de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y el pasado martes 10, ante el Comité de Servicios Armados del Senado el almirante lo reiteró. Para sorpresa de algunas dependencias federales estadunidenses, como el Departamento de Estado, Felipe Calderón no aguantó más.
Primero, a través del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, el mandatario mexicano desmintió a Blair, a quien las leyes de su país obligan a interpretar las situaciones de inseguridad por el narcotráfico que se perciben en algunos lugares de México –como es el caso de Ciudad Juárez–, a fin de integrar los planes de contingencia que las agencias de inteligencia elaboran para vigilar la seguridad nacional.
No satisfecho con las declaraciones de su secretario de Gobernación, Calderón se involucró directamente en la guerra de declaraciones con el gobierno de Obama porque Blair osó presentar su interpretación de inteligencia sobre la violencia del narcotráfico.
En su enojo, Calderón denunció el jueves 12 que en Estados Unidos se desarrollaba una campaña contra México e invitó a funcionarios de ese país a comprobar por sí mismos que su presidencia controla todos los puntos del territorio nacional. Ese mismo día, en respuesta a las quejas del presidente mexicano, Robert Woods, vocero del Departamento de Estado, dijo escuetamente: “No hay ninguna campaña contra México”.
Y en la Casa Blanca Robert Gibbs, el portavoz de Obama, aclaró que, pese a que gobernadores de estados fronterizos como el texano Rick Perry temen el contagio de la narcoviolencia mexicana, el presidente “no militarizará la frontera con México”. Gibbs aclaró que Obama podría, eventualmente, considerar la posibilidad de enviar la guardia nacional a la zona limítrofe, pero no a efectivos de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
El mismo día de la explosiva reacción del presidente mexicano, el Departamento de Estado filtró a algunos medios de comunicación nacionales y extranjeros (Proceso entre ellos) la información sobre el viaje que realizará a México el 25 y 26 de este mes la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
La encargada de la política exterior de Obama sostendrá encuentros con funcionarios mexicanos y con Calderón en el Distrito Federal y en Monterrey, Nuevo León.
La molestia de Felipe Calderón por los análisis que se hacen en el extranjero sobre la inseguridad y la violencia del narcotráfico, que se ha incrementado a lo largo de su sexenio, lo llevó a destacar que también Estados Unidos padece la fuerza corruptora del narcotráfico, además de que el elevado consumo de drogas alienta al crimen organizado.
También se ocupó de la revista Forbes, especializada en temas financieros y editada en Nueva York, que en su más reciente edición dio a conocer la lista de los hombres más ricos del mundo, entre los cuales colocó en el número 701 a Joaquín El Chapo Guzmán Loera, a quien le atribuyó una fortuna de mil millones de dólares y que ahora comparte la categoría de súper millonario con Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim Helú, los tres primeros de la famosa lista.
La ficha informativa sobre Guzmán Loera, de 54 años, señala que amasó su fortuna como traficante de drogas y líder del cártel de Sinaloa. “El Chapo, el hombre más buscado en México, encabeza el cártel de Sinaloa, uno de los principales proveedores de cocaína de Estados Unidos”, indica Forbes.
En 2008, prosigue la publicación, traficantes mexicanos y colombianos lavaron entre 18 mil y 39 mil millones de dólares procedentes del envío de drogas a Estados Unidos. Se considera que El Chapo, experto en la construcción de túneles, se encargó de manejar un tercio de ese monto generado por el trasiego de drogas.
La revista añadió que el gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por cualquier información que lleve a la captura de El Chapo.
Lavado en gran escala
David T. Johnson, el subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Internacionales sobre Narcóticos y la Aplicación de la Ley, afirmó ante el Subcomité de Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados de la Cámara de Representantes, que el trasiego de droga genera a los cárteles ganancias de entre 13 mil y 25 mil millones de dólares por año.
Sin dar a conocer la metodología que utiliza el Departamento de Estado para calcular las ganancias anuales del tráfico de drogas, Johnson agregó: “Se estima que –en México– unas 150 mil personas están directamente involucradas en el negocio de los narcóticos y otras 300 mil se ven involucradas en el cultivo y procesamiento de mariguana y opio”.
El último informe del Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (NDIC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Justicia sobre la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2009, divulgado en diciembre de 2008, afirma que “las organizaciones del tráfico de drogas de México y de Colombia generan, limpian y lavan entre 18 mil y 39 mil millones de dólares al año, procedentes de la venta de narcóticos”.
El NDIC anota que los cárteles del narcotráfico de México sacan de Estados Unidos y meten al territorio mexicano “por lo menos 17 mil 200 millones de dólares al año” en efectivo.
Por su parte, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en su último informe sobre La Estrategia Nacional de Lavado de Dinero, correspondiente a 2007, indica que hace dos años se detectaron en seis estados transacciones sospechosas e ilícitas de dinero procedente de la venta de drogas en Estados Unidos (por un total de 112.6 millones de dólares), que se le atribuye a los cárteles mexicanos.
La recopilación de información de 13 agencias federales de Estados Unidos establece que, en 2007, los cárteles mexicanos realizaron transacciones de efectivo por 19.9 millones de dólares en Georgia, por 25.7 millones en Illinois, por 12.1 millones en Carolina del Norte, por 16.7 millones en Nueva Jersey, por 31.6 millones en Nueva York y por 6.6 millones de dólares en Pensilvania.

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