Torturan militares a comerciante en Oaxaca
PEDRO MATíAS
SALINA CRUZ, Oax., 18 de marzo (apro).- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recibió una nueva queja contra militares, ahora por el presunto delito de tortura.
La queja fue interpuesta por el abogado Martín Gallegos Morales, en representación de Guillermo Marín Campos, quien el pasado 28 de febrero, alrededor de las 23:00 horas, fue torturado por los soldados en su propia casa.
Según se desprende de la queja interpuesta ante la CNDH, elementos del Ejército entraron a su domicilio particular, ubicado en la colonia César Linton Rodríguez, en Salina Cruz, para buscar "armas y droga" porque, según ellos, tenían conocimiento de que la AFI había cateado antes su casa, pero que habían llegado a un "arreglo" y por eso no lo habían detenido.
El comerciante negó las imputaciones que le hicieron los militares, tras lo cual lo golpearon y obligaron a desnudarse, luego lo vendaron de los ojos y lo amarraron a una cama, a la que previamente le quitaron el colchón, y ahí empezó la tortura.
En la queja presentada ante la CNDH se lee:
"El personal militar me amarró a la cama, me echaron agua encima, me amarraron un alambre a mi dedo gordo del pie izquierdo, y el que venía a cargo le dijo a otra persona: conecta el aparato a una clavija".
En ese momento, el que iba al mando volvió a preguntarle a Marín Campos: "Por última vez, gordito, dime dónde están las drogas y las armas".
Como la respuesta fue negativa, "me empezaron a dar descargas eléctricas y en ese momento empecé a gritar y uno de ellos intentó introducirme un trapo en la boca con el cañón de un arma. Después de varios intentos lograron meterme el trapo para acallar mis gritos".
Después de un rato, los militares dijeron: "¿Ya vas a hablar?". Y como la respuesta fue que no tenía nada, continuaron con las descargas eléctricas, hasta que el comerciante comenzó a convulsionar.
Fue entonces cuando los soldados obligaron a la señora Delfina Sánchez Bautista a que les diera los medicamentos de su esposo, quien padece de presión baja y últimamente ha tenido problemas del corazón.
Nada de eso importó a los militares y de nueva cuenta volvieron a interrogarlo, esta vez sobre sus cuentas bancarias y sobre la clave AC20.
El afectado explicó que el AC20 no es una clave, sino que su giro principal es la compra-venta de cemento asfáltico, de manera que el AC20 significa, por sus siglas en inglés, Asfalt Cement, y el número 20 es el grado de viscosidad y penetración del producto.
Luego de catear toda la vivienda e interrogar y atemorizar a los hijos, esposa, suegra (Isabel Bautista García) y cuñado del comerciante (José Adán Sánchez Bautista), lo obligaron a firmar un papel en el que se anotaba que "habían cateado mi domicilio por mi propio consentimiento y en mi presencia y que no sustraían nada, y me hicieron estampar mi huella del dedo pulgar, al tiempo que me fotografiaron".
Más tarde, al revisar sus pertenencias, se percató del robo de tres pulseras, tres pares de aretes, dos cadenas, un reloj de oro, cinco anillos, una gargantilla, un semanario, una sierra eléctrica, un taladro y una cámara de video, entre otros objetos.
De acuerdo con los afectados, el Ejército se ha dedicado a catear diferentes domicilios en las colonias Petrolera, Deportiva, El Pitayal, Hidalgo Poniente y Fraccionamiento La Noria, pero la población se ha negado a interponer denuncias por miedo a represalias.
La queja fue interpuesta por el abogado Martín Gallegos Morales, en representación de Guillermo Marín Campos, quien el pasado 28 de febrero, alrededor de las 23:00 horas, fue torturado por los soldados en su propia casa.
Según se desprende de la queja interpuesta ante la CNDH, elementos del Ejército entraron a su domicilio particular, ubicado en la colonia César Linton Rodríguez, en Salina Cruz, para buscar "armas y droga" porque, según ellos, tenían conocimiento de que la AFI había cateado antes su casa, pero que habían llegado a un "arreglo" y por eso no lo habían detenido.
El comerciante negó las imputaciones que le hicieron los militares, tras lo cual lo golpearon y obligaron a desnudarse, luego lo vendaron de los ojos y lo amarraron a una cama, a la que previamente le quitaron el colchón, y ahí empezó la tortura.
En la queja presentada ante la CNDH se lee:
"El personal militar me amarró a la cama, me echaron agua encima, me amarraron un alambre a mi dedo gordo del pie izquierdo, y el que venía a cargo le dijo a otra persona: conecta el aparato a una clavija".
En ese momento, el que iba al mando volvió a preguntarle a Marín Campos: "Por última vez, gordito, dime dónde están las drogas y las armas".
Como la respuesta fue negativa, "me empezaron a dar descargas eléctricas y en ese momento empecé a gritar y uno de ellos intentó introducirme un trapo en la boca con el cañón de un arma. Después de varios intentos lograron meterme el trapo para acallar mis gritos".
Después de un rato, los militares dijeron: "¿Ya vas a hablar?". Y como la respuesta fue que no tenía nada, continuaron con las descargas eléctricas, hasta que el comerciante comenzó a convulsionar.
Fue entonces cuando los soldados obligaron a la señora Delfina Sánchez Bautista a que les diera los medicamentos de su esposo, quien padece de presión baja y últimamente ha tenido problemas del corazón.
Nada de eso importó a los militares y de nueva cuenta volvieron a interrogarlo, esta vez sobre sus cuentas bancarias y sobre la clave AC20.
El afectado explicó que el AC20 no es una clave, sino que su giro principal es la compra-venta de cemento asfáltico, de manera que el AC20 significa, por sus siglas en inglés, Asfalt Cement, y el número 20 es el grado de viscosidad y penetración del producto.
Luego de catear toda la vivienda e interrogar y atemorizar a los hijos, esposa, suegra (Isabel Bautista García) y cuñado del comerciante (José Adán Sánchez Bautista), lo obligaron a firmar un papel en el que se anotaba que "habían cateado mi domicilio por mi propio consentimiento y en mi presencia y que no sustraían nada, y me hicieron estampar mi huella del dedo pulgar, al tiempo que me fotografiaron".
Más tarde, al revisar sus pertenencias, se percató del robo de tres pulseras, tres pares de aretes, dos cadenas, un reloj de oro, cinco anillos, una gargantilla, un semanario, una sierra eléctrica, un taladro y una cámara de video, entre otros objetos.
De acuerdo con los afectados, el Ejército se ha dedicado a catear diferentes domicilios en las colonias Petrolera, Deportiva, El Pitayal, Hidalgo Poniente y Fraccionamiento La Noria, pero la población se ha negado a interponer denuncias por miedo a represalias.
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