PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu
Desde el fondo de la galería Martha Machado, en Nueva Gerona, José Martí nos mira y convoca.
A ojos distraídos, la instalación de Alexis Leyva Machado (Kcho) tal vez le parezca demasiado simple o quizá sumamente abstracta. Cinco fragmentos de tejas de fibrocemento rotas sobre un fondo opaco.
Pero cuando la composición se divisa atentamente, el rostro del Apóstol, apenas sugerido, cobra una fuerza inusitada. Es un Martí que se reconstruye desde íntimas coordenadas, del fragmento a la totalidad. Tal como se reconstruye Cuba en estos momentos.
Otros artistas, en ocasión del Día de la Cultura Cubana, apelaron a la figura tutelar del Maestro y la mostraron en la exposición Con todos y para el bien de todos. La singularidad poética de los Martí de Rancaño, Abelita, Javier, y de la estremecedora visión de El Abra dibujada por Sándor González, hablan de una inequívoca vocación de servicio, y de una concepción del arte que articula inteligencia y emoción en el hecho creador.
Ante la inminencia del cincuentenario del triunfo de la Revolución, la iniciativa de estos artistas, con el apoyo de la UNEAC y las instituciones culturales, cobrará una dimensión mayor: la organización de una muestra mucho más numerosa, pero de idéntico rigor estético, que reunirá en la capital del país obras inspiradas en la figura y el pensamiento martianos. El propio Kcho estará al frente de la convocatoria y de la curaduría de la exposición.
Se trata de otra vuelta de la espiral ascendente en la generosa entrega protagonizada por los escritores y artistas en las semanas que han mediado desde que los dos poderosos huracanes asolaran prácticamente todo el territorio nacional y que tuvo un punto culminante el pasado fin de semana en la Isla de la Juventud, cuando decenas de creadores fueron al encuentro de la población pinera y la Unión de Jóvenes Comunistas reconoció el valor de ese extraordinario aporte.
Pienso sea necesario meditar sobre lo que representa este nuevo entrelazamiento entre la vanguardia política, la vanguardia artística y literaria, y el pueblo. La primera, como medio siglo atrás, sigue siendo la garantía de la unidad y el triunfo de las ideas socialistas. La segunda, desde su diversidad más plena, se torna cada vez más fecundante y completa. Quizá las palabras de Kcho en su carta a Fidel expresen con mayor elocuencia lo que trato de decir:
Un día, cuando lo acompañaba con un grupo de artistas a la inauguración de una bella escuela de artes plásticas en la ciudad de Morón, usted me preguntó: "Kcho, ¿cuándo tú te vas a retirar?", luego de hacerle la misma pregunta a un grupo de compañeros de larga historia de servicio a la Patria, al pueblo y a la Revolución, y yo le respondí: "nunca, porque el arte no es un trabajo".
Fidel, yo estaba equivocado: ser artista es un trabajo maravilloso, es una responsabilidad muy grande que va más allá del acto creativo, porque el artista cubano está educado en la entrega total a su pueblo, a su patria; el artista cubano es soldado de su pueblo; es un médico del espíritu al servicio de la humanidad, porque como dijo Martí, "Patria es humanidad".
Y todo cobra razón de ser en las realizaciones, aspiraciones y el espíritu resistente de las cubanas y los cubanos.
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