Friday, May 11, 2007

Relatos PERRONES.

(Cuando despertó, el perro seguía allí.)

Publicado por Tomás Mojarro en 10th Mayo 2007

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Perros de paja

Publicado por Tomás Mojarro en 10th Mayo 2007

(Cuando despertó, el perro seguía allí.)

El Perro,mis valedores. Así se nombra el relato de un L Turrent cuyo texto sinteticé para ustedes hace años y luego arrumbé en el desván de las carpetas en desuso. Pero válgame, que el tema de los perros a los que alude el autor cobra hoy día tan virulenta actualidad que justifica reiterar en el simbolismo de “El Perro”. Y si no, júzguenlo en la síntesis que formulo para ustedes:

Soplaban los vientos, los ventarrones, de la Revolución. El protagonista central, militar villista, era rudo, duro, áspero, insensible Su contraparte, al contrario, un ser insignificante despreciado, infeliz. Era “El Perro”, como le apodaban, mote elocuente

Y ocurrió, mis valedores que, azares de la revuelta, al despreciado aquel le achacaron un crimen que no había cometido, y muy a la usanza “revolucionaria” me lo iban a fusilar, y en un muro del camposanto le formaron el cuadro: “¡Preparen armas! ¡Apunten..!

¿Fusilar al pusilánime? ¿Cómo, si no podían mantenerlo de pie? Un desmayo de ánimo, un desmayo de piernas, y aquel terror que acalambraba y acogota al débil de espíritu y temple desfalleciente Un cobardón “El Perro”. El oficio de mando:

- ¡Párese, hijo de la tiznada!

¡Muera como los hombres!

Pero nada Una vez más el terror, el desmayo, las convulsiones. Y lo que es el destino, el azar: el coronel que relata el suceso se enteró del incidente, acudió con los de turno y, sin saber ni por qué, salvó la vida al pusilánime No lo hubiera hecho: de ahí en adelante, la sumisión absoluta del recién resucitado por el militar que, entre el desprecio y la lástima, le salvara la vida. El apocado se arrimó a la casa de su salvador y se dio a servirlo en todo y con todo, hasta granjearse el apodo de “El Perro”. Abyección…

“Ahí lo tenía siempre, sus ojos humildes, fieles, puesto en mí. Me daban ganas de correrlo, de echarlo, tal como se hace con un perro de verdad, para que no siguiera cuidándome el sueño, pero él me seguía como mi sombra Es repugnante que un hombre descienda a esos abismos de servilismo”.

Y de pronto, a deshoras de la noche:

- ¡Que vienen los carrancistas! ¡Que no podremos resistir..!

Y a la huida. Villistas y simpatizantes, por salvar la cuera lo único con que pudieron huir), abandonaron el caserío tratando de ganar la sierra mientras los perseguían los primeros balazos. “No tuve tiempo de ensillar mi caballo. Iba a pie trotando y bordeando desfiladeros”. La luz del amanecer suponía nuevos peligros. Y a correr, los plomos silbándoles por los lomos…

“De repente, el galope aquel. Nos parapetamos”.

Y ahí, ante el asombro de todos, va apareciendo “El Perro”, que traía el caballo del coronel. “Las balas silbaban entre los árboles, pero iba entonces sobre mi caballo. Detrás de mí, en ancas, mi sombra, aquel “perro” que había cruzado las líneas enemigas y recibido los disparos de los carrancistas. Como montaba muy mal, se sujetaba en mis hombros con manos temblorosas. Muerto de miedo, como en el cementerio, cuando lo iban a fusilar. Corría mi caballo. Huíamos del peligro. Nada atendía sino esa fuga…”

Por fin. Ya estaban en la zona dominada por los villistas. El coronel detuvo su cabalgadura. “Sólo entonces miré, con asombro, aquellas manos lívidas, crispadas sobre mis hombros. Horriblemente crispadas”.

Y que al intentar volverse hacia el servicial, éste resbaló y dio contra el suelo. Una bala destinada al coronel había sido absorbida por los lomos de “El Perro”. El militar lo llevó a sepultar al camposanto. “Pero la última visión que conservo de él: junto a un depósito de basura vi un perro muerto, de vientre inflado y patas encogidas, con unos ojos turbios tercamente fijos en la basura”.

Mis valedores: hasta el momento de su muerte, “El Perro” mereció puro desprecio del militar, y esta es la razón por la que hoy convoco, una vez al humano y despreciado redrojillo de “El Perro”:

Vendedor por oficio (coca-colas) y servil por vocación, cuando -destino de pueblos débiles- una decisión del Imperio lo impuso en Los Pinos, inició una labor que no cesa como lacayo de Bush, que va desde el abyecto “comes y te vas”, hasta su frustrado sabotajes a la reunión de Rio de La Plata. Hoy, a chicotazos de lengua, todo un ex-presidente de México y roe-zancajos del Presidente Constitucional de Venezuela, Hugo Chávez, se empeña en seguir cabalgando en ancas del penco del cowboy y con los suyos propios guardarle los lomos al carnicero. Destino de pueblos débiles: ¿cuántos del calibre del perro del cuento sufriremos todavía? Mi país. (Ah, mi país…)

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Perros de guerra

Publicado por Tomás Mojarro en 26th Abril 2007

La invasión de tropas norteamericanas a la ciudad y puerto de Veracruz, mis valedores, que se perpetró un 21 de abril de 1914. Yo aguardé, para tratar el tema por que la memoria histórica no se nos pierda, al pronunciamiento del hombre de Los Pinos, y lo que me temía: el discurso oficial fue una graciosa huida a las acciones del gringo invasor y una amenaza (¡una más!) a los narcos del crimen organizado: “¡Es un mal endémico, pero no cederé ni una sola plaza a los narcotraficantes!” Sigo aquí la crónica de una invasión que se inició con demandas de Washington inaceptables para nuestro gobierno:

Carranza “ofreció hacer una amplia investigación en torno a la muerte del subdito inglés, para que si alguien resultaba culpable de arbitrariedad o violencia, tuviese el condigno castigo. Washington insistió en que se llevase a cabo absolutamente todo lo exigido por su gobierno, aunque aceptando que se hiciera un saludo a la bandera mexicana, pero después del que se diese a la americana. Temeroso Huerta de que la oferta no se cumpliese y la bandera mexicana quedase sin saludo, propuso que éste fuese simultáneo. Negáronse los yanquis y entonces se les pidió que por lo menos se comprometiesen por escrito, firmando un protocolo, a hacer el saludo a la bandera mexicana; pero también fue negativa su respuesta, en la cual tampoco se tomó en cuenta otra proposición mexicana de someter el conflicto a un arbitraje, conforme al Tratado de Guadalupe Hidalgo…”

Telegrama de John J. Pershing, comandante de las fuerzas armadas estadounidenses que tomaron parte en la expedición punitiva:

“Sr. Jacinto B. Treviño: Usaré de mi criterio por lo que concierne a cuándo y en que dirección del territorio mexicano deba mover mis tropas para perseguir bandidos o para obtener información tocante a bandidos. Si dentro de esta circunstancia tropas mexicanas atacan a mis columnas, la responsabilidad con sus consecuencias recaerá sobre el gobierno mexicano”.

A las 11 horas con 20 minutos de aquel 21 de abril de 1914, soldados de infantería yanqui descendían del Florida, el Utah y el cañonero Praire, y tomaban tierra en el muelle Porfirio Díaz. La fuerza yanqui se marchó hacia la población por la calle Montesinos. Se iniciaba la invasión de territorio mexicano -una más- por tropas de Estados Unidos“.

“Cuando el 24 de abril el comodoro Manuel Azueta llegó a la ciudad de México, con los cadetes que habían defendido el puerto, en la estación se le acercó un anciano que le preguntó: ¿Qué recuerdo me trae de mi hijo? Azueta le señaló la guerrera que llevaba puesta: había quedado manchada de sangre cuando recogió del suelo al cadete moribundo. El anciano besó aquella sangre mientras lloraba silenciosamente. Era el padre de Virgilio Uribe“.

El testimonio de la niña que se quedó huérfana cuando una bala expansiva le asesinó a Andrés Montes, su padre: “Los americanos entraron el mero 21 de abril. Poco antes de las 11 de la mañana estaba yo en el colegio, cuando nos despacharon a casa en vista de que hacíanse conjeturas de que los americanos iban a entrar. Llegué a mi casa; mi mamá estaba muy azorada porque ya sospechaba que habría tiros y cañonazos. Mi papá estiba trabajando en la carpintería que temamos en la misma casa donde vivíamos. Estaba callado, trabaja y trabaja sin decir palabra

Éramos 6 hijos: la más chiquita tenía 10 meses de nacida. Sin decir palabra, sin decirnos nada, ni a donde iba, mi papá salió de la casa al oír los primeros disparos. No regresó sino hasta las 6 de la tarde y ya venía armado con un rifle y unos tiros. También regresó trayéndonos dos tanates de pan y miniestras para que tuviéramos qué comer mientras él estaba afuera… .

Como si lo estuviera viendo ahora mismo con mis propios ojos, recuerda mi mamá, rodeada de nosotros, le suplicaba: “No te vayas, Andrés, no nos abandones, mira que tenemos niños muy chiquitos. ¿Qué hacemos si te matan? ¡Hazlo por nosotros!’ Mi padre, que siempre fue muy callado, pronunció tranquilamente estas palabras: “Ahora no tengo madre, ni esposa, ni hijos. Solo veo que tengo una patria muy linda y tengo que defenderla de la infamia yanqui. Aquí te dejo colgado este machete: anoche lo afilé bien para que al primer gringo que se atreva a entrar en esta casa, le moches la cabeza”.

Como mi mamá insistiera en que se quedara, él la agarró y le dio un empujón para que le dejara el campo libre. Y así fue como él pudo quitar la tranca de la puerta y salirse a la calle otra vez. Como mi papá no llegó en toda la noche, en la mañana salió a buscarlo mi madre. Era un peligro, pues los tiroteos seguían. Fue entonces cuando supimos: mi papá peleó solo, callado. Lo mataron al anochecer. Una bala expansiva le destrozó el estómago.

Ya no fui a la escuela. Mi mamá nos dijo: ‘ahora tendremos que trabajar todos’. En su discurso, Calderón tronaba contra los narcos. (México.)

http://elvaledor.com.mx/index.php/2007/01/11/perros-de-guerra-2/

Perros de guerra

Publicado por Tomás Mojarro en 11th Enero 2007

Bandazos que da la historia, mis valedores. Que a dos semanas de su asesinato la imagen pública de Saddam Hussein emerge, para la mayoría de su pueblo, como el héroe que lega a los suyos el temple, el valor, la entereza y la serenidad hasta el fin. Que la popularidad de su verdugo gringo, entretanto, se arrastra a estas horas por el albañal. G. W. Bush, ese mesiánico de pacotilla que a la manera de Pedro el Ermitaño al encender Occidente para que las cruzadas incendiasen el mundo oriental prendió la hornaza en Iraq al son de la misticoide proclama:

La nuestra es una guerra del bien contra el mal. Peleamos por nuestras libertades, porque Estados Unidos tiene arraigada vocación pacifista…

A la campaña de miedo del genocida y ex-socio de Hussein se agregarían industriales del periodismo y maestros de escuela que apuntalaron el embuste de las armas de exterminio masivo en Iraq. Y la psicosis del terror…

Pues sí, pero ciertos intelectuales de Estados Unidos no cayeron, no fingieron caer en la campaña manipuladora de los industriales de la guerra E. Weinberger, contra la locura genocida de Bush:

“El necesitaba una salida para la crisis de su gobierno, sobre todo ante la recesión económica Esa salida fue la guerra, primero en Afganistán y después en Iraq. ¿Qué sigue? ¿Una nueva guerra? No se puede subestimar la amnesia colectiva inducida por el sensacionalismo de los noticiarios que transmiten 24 horas, ni el talento de la junta de Bush para manipular esos medios de comunicación…”

Susan Sontag: “No es cierto que los norteamericanos estemos liberando a Iraq. En mi país ha habido una manipulación atroz; les han hecho creer que su país es un gigante herido, que siente pena de sí mismo, razón por lo que criticar al gobierno es antipatriótico. Que el estadounidense perdió el sentido crítico de la realidad por el dolor que sintió luego de los atentados terroristas que sufrió el 11 de septiembre. ¡Mentira! Los norteamericanos no están heridos, no sienten dolor por nada Hay un grupo de gente que hace 10 años se propuso cambiar de manera radical el orden mundial para que Estados Unidos pueda invadir cualquier país que desee…”

Noam Chomsky: “Es realmente chocante que la avalancha de propaganda que se iniciara en septiembre del 2001. Fue cuando comenzó la campaña para el congreso y estaba claro que dejando que sobresalieran los asuntos sociales y económicos, los republicanos no iban a ganar. Hubieran sido arrollados. Tenían que hacer exactamente lo mismo que hicieron en los 80s: sustituirlos por asuntos de seguridad, y en el caso de una amenaza a la seguridad, la gente tendría que cerrar filas en torno al presidente, una figura fuerte que nos protegería de horribles peligros…”

Eliot Weinberger No me cabe la menor duda de que en algún momento de septiembre de 2004, alrededor de seis semanas antes de la elección presidencial, se dará “una nueva y grave amenaza a la seguridad nacional” por parte de Irán, Corea del Norte, Al-Qaeda o, quizás, inclusive de Tijuana…

S. Sontag: “Estados Unidos es un claro ejemplo de que los hombres y las naciones se precipitan a realizar acciones que no logran comprender. Cómo se entiende, si no, que los americanos piensen que estamos liberando Iraq

Samuel Huntington: “Para gran parte del mundo, EU es considerado ya como un estado criminal y el mayor peligro para su existencia (del mundo)…”

Chomsky: Los enfrentamientos militares de EU se producen siempre contra enemigos mucho más débiles; estos son los únicos con los que estamos dispuestos a enfrentarnos, de modo tal que con ellos debemos ganar con decisión y rapidez, porque de otro modo el apoyo popular se erosionará (…) Recordemos que esta misma gente declaró en 1981 una guerra contra el terror que se convertía en el núcleo central de la policía exterior estadounidense enfocada fundamentalmente en Centroamérica. Ahí hicieron una guerra “contra el terror”, y acabaron matando a unas 200 mil personas. Dejaron cuatro países devastados. Desde 1990, cuando Estados Unidos se hizo con ellos de nuevo, se han hundido aún más en una profunda pobreza…

G. W. Bush, genocida “Libertad y temor, justicia y crueldad, siempre han estado en guerra, y sabemos que Dios no es neutral. Que El nos dé sabiduría y podamos velar por Estados Unidos de América…”

Chomsky: ¿Motivos para el control de Iraq? El mundo los conoce. Controlarlo pone a EU en una posición poderosa para extender su dominio sobre las mayores reservas estratégicas del mundo. Buena razón, ¿verdad?

La nota de ayer “El gobierno de Iraq está a punto de aprobar una ley que da a las compañías petroleras de Occidente el derecho de explotar sus reservas de crudo, las terceras más grandes del mundo”. (¡Alá!)

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M@rcanino,

U(nas) K(roketas),

11/5/07

... How long shall I stay with you?



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