*Lamenta Cota la “cargada de la crítica en los medios”
* En los hechos, ningún perredista estuvo involucrado, afirma
México, D.F., 23 de noviembre (apro).- Pese a la anunciada reapertura de la Catedral Metropolitana, el escándalo del pasado domingo dejó a su paso una nueva estela de enconos en el interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Leonel Cota Montaño, presidente nacional del PRD, si bien avaló las decisiones del secretario general de su partido, Guadalupe Acosta Naranjo, advirtió que el papel del dirigente llegará “hasta ahí”: no habrá más reuniones con la jerarquía católica.
En tanto, el secretario de Comunicación del PRD, Gerardo Fernández Noroña, envió una carta a Acosta Naranjo, en la que le reprocha haber llevado el caso ante el Ministerio Público, y le pregunta: “¿De qué se ríe, compañero secretario?”.
En medio de la disputa interna, Cota Montaño dijo que no buscarán sanciones, a menos que se comprueben actos ilícitos durante la investigación. Sin embargo, aseguró que en los hechos no hubo ningún perredista involucrado.
A su juicio, al caso de la Catedral Metropolitana se le ha dado una inmoderada importancia para crear un velo sobre los verdaderos problemas del país, que se trataron en la Convención Nacional Democrática.
“Nosotros no organizamos ese evento, y la cargada de la crítica en los medios de comunicación ha sido en contra del PRD. Detrás de toda esta crítica hay intereses que la están promoviendo. Pero lo que sí debe quedar claro es que el PRD no tuvo qué ver nada con esa protesta”, afirmó.
Y sostuvo que “lo de Catedral tuvo un origen: ese repiquetear de las campanas pudo haber sido un error, pero en ningún sentido el PRD debe aceptar lo que no organizó y lo que no promovió. En esa dirección, queremos dejar constancia de que el PRD no organiza actos en contra de ninguna iglesia”.
En tanto, el secretario de Formación Política del CEN del PRD, Fernando Belaunzarán afirmó que Fernández Noroña “no tiene remedio”.
En una misiva, señaló: “Ya fue destituido como vocero del CEN; ya lo desautorizó el Consejo Nacional y no aprende… Sigue con una incontinencia de protagonismo que sólo daña al partido. Con la peor imagen pública a cuestas, insiste en hablar a nombre del perredismo sin representarlo”.
Además, Belaunzarán defendió las gestiones realizadas por el secretario general del PRD: “Acosta Naranjo hace lo correcto al restablecer la relación cordial y respetuosa que corresponde al PRD tener con la Iglesia católica, como con todas las demás, misma que ha sido afectada, entre otras cosas, por los desplantes de Noroña”.
Añadió: “Esperar que Gerardo Fernández pueda hacer ese trabajo, es tan absurdo como pensar que Vicente Fox puede ayudar a mejorar las relaciones bilaterales de México con Venezuela”.
Acosta Naranjo, por su parte, emitió un comunicado, en el que ratificó que la decisión de presentar la denuncia sobre el incidente ocurrido en la Catedral Metropolitana, fue una decisión consultada con Cota Montaño, con los coordinadores parlamentarios del PRD y con personalidades del movimiento democrático.
Controversia por el proyecto para reivindicar la figura del cacique separatista
He visto la estatua en una fotografía de la primera plana de un diario de Monterrey. La transportan en un camión de redilas rumbo a un depósito mientras se enfría el asunto. Santiago Vidaurri está sentado muy contento en su bronce de dos metros de altura, obra de un tal Cuauhtémoc Zertuche. Nunca me gustó el cacique liberal, cacique separatista, cacique imperial de Nuevo León en el siglo XIX. Su rostro y su historia tienen un no sé qué vampiresco, soez, carroñero...
Pero algunos en Nuevo León lo quieren mucho. Tanto, que quieren poner su estatua en el lugar donde nació, el pequeño pueblo de Lampazos, 4 mil 428 habitantes, 4 mil 324 católicos (según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática). Un pueblo gobernado por el PAN, que tiene importantes figuras natales: el propio Vidaurri, Pablo González, José Alvarado.. e incluso su corrido, que a la letra dice: Hoy te canto, mi tierra querida, /mi lindo Lampazos, como tú no hay dos, /tus mujeres, que son retechulas /como no hay ninguna, por vida de Dios.
¿Quiénes algunos quieren? ¿Los habitantes de un pueblo de Nuevo León deciden espontáneamente homenajear a un caudillo del siglo XIX que murió fusilado por traidor?
II
¿Santiago Vidaurri? Nacido en 1808, oficial de frontera, perseguidor de indios comanches, promotor de un proyecto separatista en 1855 llamado la República de Sierra Madre, que de haber salido bien hubiera separado de México los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, dándole probablemente en el futuro un destino similar al de Texas; gobernador eterno del estado de Nuevo León, liberal de membrete, hombre del dinero.
En la terrible huida hacia el norte del gobierno de Juárez, perseguido por traidores, mochos e imperiales, la Presidencia de la República se instaló en San Luis Potosí. La carencia de recursos era enorme, el ejército, convertido en una serie de grupos más guerrilla que fuerza regular, bajo presión en todos los frentes. Juárez pidió a Vidaurri que apoyara a la Federación con el dinero de las aduanas de Nuevo León y Coahuila, que el gobernador había estado reteniendo. Vidaurri se opuso con el argumento de que eso “le traería la ruina al estado” y de pasada soltó algunas amenazas contra el gobierno republicano.
Juárez escribió en esos días a su yerno: “A Vidaurri es necesario atraérselo o eliminarlo. Estoy por el primer extremo. Sólo que no baste esto para utilizarlo en bien de la nación debe recurrirse al último. Trabaje, pues, en lo primero”. Incluso mandó a Margarita para “asencillar” el diferendo.
Obligado a seguirse replegando, llegó a Saltillo y finalmente se reunió con Vidaurri en Monterrey el 12 de febrero de 1864. Guillermo Prieto narra en Lecciones de historia Patria el encontronazo. Juárez había llegado acompañado de su gabinete y Vidaurri se presentó con una multitud:
“La entrevista fue fría y llena de majestad por parte de Juárez. Un hijo de Vidaurri (Indalecio), sacando su pistola, rompió toda contestación y declaró el motín. Lerdo había previsto el desenlace y tenía listo el coche: con suma precipitación subieron a él, el mismo Lerdo, Juárez, Iglesias, Suárez y Navarro (...) Entonces se desencadenó el populacho y siguió al coche, haciendo disparos. El coronel Guiccione, con unos cuantos hombres y haciendo prodigios de valor, detuvo a la multitud enfurecida.”
El atentado contra el presidente Juárez fue celebrado por Vidaurri y sus amigos con repique de campanas, salvas de artillería y otras demostraciones de regocijo. Y como para que no quedara duda del camino que había tomado, el gobernador dio a la publicidad una carta circular en la que insultaba al gobierno y a la camarilla que, según el traidor, pretendía introducir la desmoralización en todo el estado; al mismo tiempo prevenía a las autoridades de la entidad, “que no obedeciesen al gobierno de Juárez, se aprehendiese a sus agentes y se desconociese esa autoridad.”
Juárez respondió movilizando a las tropas de Naranjo y Escobedo hacia Monterrey. No podía permitirse en plena ofensiva de los imperiales un flanco abierto. Vidaurri huyó a Texas y sólo volvió a Nuevo León una vez que Monterrey fue ocupada por los franceses; reconoció al emperador Maximiliano, y recibió a cambio el cargo de consejero imperial primero, y luego ministro de Hacienda.
Vidaurri acompañó al emperador a Querétaro, pero salió en los últimos días del cerco con las caballerías de Márquez y terminó escondiéndose a la derrota del imperio en la ciudad de México.
Pedro Salmerón, en su reciente biografía de Juárez, cuenta cómo a la caída de Querétaro, el gobierno republicano fue muy benévolo con los imperiales. Únicamente fueron fusilados Maximiliano, Miramón y Mejía, los dos últimos juzgados de acuerdo con la ley del 25 de enero de 1862, que condenaba a muerte a quienes prestaran ayuda al invasor extranjero, y el general Ramón Méndez, culpable de las ejecuciones de José María Arteaga, y Carlos Salazar. La plana mayor del imperio sería indultada, algunos pasaron un año de cárcel y fueron perdonados.
Vidaurri no tuvo tanta suerte. Porfirio Díaz, que estaba a cargo de la ciudad de México hasta la llegada del gobierno, ordenó a los oficiales imperiales que se entregaran, dándoles 24 horas y en caso contrario amenazando con aplicarles la ley del 25 de enero. El regiomontano, escondido en la casa de un norteamericano llamado Wright, de la que iba a salir vestido de mujer para abandonar el país, fue delatado por su protector. El 8 de julio de 1867, los republicanos le cayeron de madrugada en la casa numero 6 de la calle de San Camilo.
A las 4 de la tarde lo fusilaron sin juicio previo en la Plaza de Santo Domingo. Las narraciones abundan en detalles escabrosos: fue fusilado de espaldas, de rodillas y vendado, cerca de un cagadero, mientras una banda de música hacía sonar la cancioncilla que Guillermo Prieto le había dado al liberalismo en la Guerra de Reforma, vuelta casi himno republicano, Los cangrejos, dedicada a militares y curas, que como los cangrejos y como todo el mundo sabe, “dominan dondequiera” y marchan para atrás.
¿Supo Juárez de la decisión de Díaz de fusilar a Vidaurri? No lo sé, no he encontrado referencias al respecto. Se dice que Vidaurri dijo antes de morir: “Deseo que mi sangre sea la última derramada y que México sea feliz”.
III
Parece ser, me cuentan los periodistas locales, que la historia de reivindicar a Vidaurri no es nueva, que cada año, un 25 de julio, aniversario de su nacimiento, en Mesa de Cartujanos, en Coahuila, muy cerca de Lampazos, donde Vidaurri tenía su rancho y su casa, aparecen aviones privados (¿cuántos serán? Para uno que viaja en Aeroméxico y en ADO, más de tres ya son muchos) que transportan a un sector de la oligarquía conservadora de Monterrey para rendirle homenaje con misa y conferencia incluida. Algunos son sus descendientes, no hay que olvidar que Vidaurri reunió una importante fortuna en el uso del poder; otros, me dicen, son hombres y mujeres del dinero regiomontano, banqueros, vinateros, muebleros.
La última vez que se vieron, acordaron lo de la estatua e incluso promover la escritura y edición de un libro reivindicatorio, “porque ya es hora de que al personaje se le hiciera justicia”, escrito por los jefes del archivo histórico y del archivo administrativo de Nuevo León.
El valedor de la propuesta fue el secretario del ayuntamiento del municipio, Erasmo Quiroga, un señor de traje y gordito, de hacerle caso a la única foto en Internet que lo muestra en una reunión para repartir los libros de Martita Sahagún para la educación familiar, junto a un charro del SNTE, que declaró: “El principal pecado de Vidaurri fue haber amado primero a Nuevo León, por encima de México.”
Y curiosamente, el gobernador, Natividad González, se hizo ecuánime eco: “El tribunal de la historia cambia con el tiempo, se ven las cosas desde distintas perspectivas,” porque la historia de la estatua de Vidaurri había salido de lo oscurito, y estaba llegando a los medios de comunicación de Nuevo León y Coahuila.
A lo largo de julio y agosto una intensa polémica se desarrolló llegando al congreso del estado y ventilándose en la prensa local cuando diputados del PT y el PRD pidieron que la estatua no se pusiera y que se recabara la opinión del INAH y el Conaculta. Y de nuevo el gobernador intervino, salomónico: “Que ellos decidan”. ¿Ellos quiénes? ¿Los nativos de Lampazos, incluidas sus retechulas mujeres o los herederos financieros e ideológicos de Santiago Vidaurri?
Me desconcierto y pregunto: ¿Y por qué un gobernador priista se compra un boleto como éste?
Mis informadores locales tienen dos respuestas precisas: es un gobernador del PRI con congreso mayoritariamente panista, al que le debe y hace frecuentes concesiones y además el dinero de los vidaurristas estuvo apoyando su campaña.
El INAH regional, después de una primera respuesta airada en la que decía que por qué no le hacían la estatua en Austria, se limitó a rechazar la petición del municipio para colocarla justo frente a un busto de Benito Juárez, en la plaza principal de la localidad, pero dejó abierta una salida, argumentando que no se oponen a que los habitantes de Lampazos le erijan un monumento a Vidaurri, sólo al emplazamiento que han escogido para ello.
El góber volvió a la carga: “Yo pienso que la revisión de ciertos personajes de la historia de México debe estar abierta a lo que las distintas corrientes del pensamiento señalen, y no hay que descalificar, ni satanizar, ni juzgar, ni perdonar, porque eso el tribunal de la historia lo habrá de determinar en su momento”. Y mientras el tribunal de la historia decide (¿quiénes lo formarán? Esperemos que no sea una comisión mixta de periodistas mochos y gobernadores preciosos), temporalmente la estatua se fue a un depósito.
IV
En los últimos años, decenas de enconadas batallas en torno a la historia de México se han dado a lo largo y ancho del país. Forman parte de la reacción conservadora contra la vieja historia de bronce priísta. Ni una, ni otra. Nos hemos enfrentado con regular éxito a la desaparición de los retratos de Benito Juárez en los despachos de los miembros del gabinete foxista, las reiteradas ofertas de hacer retornar los huesos de Porfirio Díaz para que sean enterrados en Oaxaca, el intento de devolverle al clero el Palacio del Arzobispado, la desaparición del nombre del general Zaragoza asociado al nombre de Puebla, el fallido intento de colocar el nombre de Mejía en el panteón de los hombres ilustres en Querétaro, la sistemática recuperación de Agustín de Iturbide, la desaparición en Veracruz de la estatua del malecón que honraba a los defensores del puerto contra la invasión norteamericana.
Y ahora nos intentan traer de regreso a Santiago Vidaurri, en una nueva versión que se está elaborando, entre otros, por Catón, autor de la nueva biblia del antijuarismo, en la que todo se explica porque el regiomontano se limitó a reaccionar acosado por Juárez.
¿Por qué reivindicar a Vidaurri? Estudiarlo, claro, hacer una biografía, revisar la riqueza de las fuentes, darle al personaje carne y hueso, revisarlo sin esquematismos, explicarlo. Desde luego. Pero ¿reivindicarlo? Si la historia es de todos, y no de los herederos, ni de los historiadores, ni del estado. ¿Por qué reivindicar a un personaje que estuvo a punto de fragmentar el país, que sirvió a una fuerza invasora con las armas, que casi acaba con el gobierno republicano en Monterrey, con las consecuencias que hubiera esto producido, al consolidar el imperio? ¿Qué extrañas y oscuras razones pueden llevar a alguien a ofrecerle culto a un personaje así?
Debe ser porque me anima una especie de santa locura, porque seguro que ningún intelectual francés estaría dispuesto a movilizarse para impedir que un McDonalds se colocara en la casa natal de la doncella de Orléans, si tal cosa existiera; y desde luego ninguno de mis amigos escritores italianos iría en peregrinación laica a llevarle flores a la tumba de Malatesta. Mi locura tiene que ver con esta extraña condición de mexicano. Y por eso propongo una solución mediadora. Hágasele una estatua. No se la ponga en Lampazos, sino en el mero meritito centro de Monterrey. Que Vidaurri en el bronce aparezca de espaldas, vendado y de rodillas, con recado abajo que diga: “Así se fusila a los traidores”, para que la estatua sirva de recordatorio, que falta hace.
El próximo 5 de diciembre se cumplirán 10 años del fallecimiento de Iván Illich, teólogo, historiador y filósofo, respetuoso de las metodologías de cada una de estas disciplinas, quien desde la matriz fundamental cristiana generó un pensamiento holístico de validez universal, crítico y propositivo sobre la cultura moderna, sus instituciones y sistemas. Con tal motivo, del 30 de noviembre al 5 de diciembre tendrá lugar en Cuernavaca un coloquio internacional, con el propósito de elucidar la vigencia del concepto de la convivialidad, que según Illich pertenece a la era instrumental y tecnológica, en la era de fierro de los sistemas en la que nos encontramos.
Había nacido en 1926 en Viena, en el seno de una familia con antecedentes judíos, dálmatas y católicos, por lo que en 1941 tuvo que huir a Italia, pues se le consideraba medio judío. Sus amigos lo califican como un hombre afable y sarcástico, de mirada penetrante y cariñosa, a la vez inflexible y dotado para la amistad. Estudió histología y cristalografía en la Universidad de Florencia, y filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Como sacerdote incardinado a la arquidiócesis de Nueva York, en 1956 fue nombrado vicerrector de la Universidad Católica de Ponce, en Puerto Rico, y con la autorización y el respaldo de don Sergio Méndez Arceo fundó en 1960 el Centro Intercultural de Documentación (Cidoc), con el original propósito de capacitar críticamente a los sacerdotes, religiosas y laicos de Estados Unidos, Canadá y Europa que habían decidido responder al llamado de Juan XXIII para hacerse presentes en la evangelización de América Latina, y en el que se involucraron múltiples intelectuales de reconocido prestigio, que en pocos años realizaron numerosas publicaciones en ciencias humanas, filosofía, teología y pastoral.
El 14 de enero de 1969 renunció definitivamente al ejercicio del ministerio sacerdotal, luego de que de manera autoritaria, artificiosa e incomprensiva el Cidoc desde dos años antes había sido puesto bajo sospecha por algunas autoridades del Vaticano, por presiones de los sectores más reaccionarios de la Iglesia. Alrededor de 1973 el Cidoc cerró definitivamente sus cursos, y su acervo documental y bibliográfico fue entregado posteriormente a El Colegio de México.
De conformidad con algunos de sus más íntimos amigos y cercanos interlocutores, se distinguen grosso modo en la carrera del escritor Iván Illich dos periodos: aquel que él mismo llamaba de sus “panfletos”, el de los escritos que lo hicieron más célebre; y el de los estudios más profundos, a partir de conversaciones entre amigos estudiosos e inteligentes. Antes se extiende la época de los estudios eclesiológicos de un creyente que ve la historia de la Iglesia como la del cuerpo de Cristo, con todo lo que ello tendría que implicar en concreto para la cultura occidental.
A principios de los años 70 el Club de Roma divulgó la idea de que más allá de ciertos límites una industria basada en la producción de bienes materiales no puede más que destruir la naturaleza, y sugería que la economía debía ser reorientada hacia la producción de servicios no materiales, supuestamente no contaminantes. Desde Cuernavaca Illich elevó su voz para advertir que más allá de ciertos umbrales la producción de servicios sería aún más destructora de la cultura que la producción de mercancías de la naturaleza. Para demostrarlo publicó desde 1970 libros que cuestionaban al parejo “certidumbres compartidas” por ideologías de izquierda o derecha opuestas. Para ilustrar su tesis, Illich escribió sucesivamente Una sociedad desescolarizada, Energía y equidad y Némesis médica, la expropiación de la salud, críticas de la “contraproductividad” de las mayores agencias prestadoras de servicios industriales, en las que señala la expropiación del saber por las instituciones educativas, del espacio y tiempo vital por los medios de transporte, y de la salud por los médicos y hospitales, hoy en día evolucionados en sistemas. Aunque según los especialistas no se debe calificar primeramente a Illich como un crítico social, a muchos seduce su crítica de la construcción de la realidad por el poder, sea éste científico, administrativo o periodístico.
A partir de 1976 Illich se volvió, en sus palabras, un “filósofo itinerante”, e impartió cátedra en la Universidad de Bremen y en la Universidad Estatal de Penn. Como escribió después de su fallecimiento Jean Robert, sus libros, artículos y conferencias abordan sucesivamente en este segundo periodo “el ‘género vernáculo’ (en tanto que dualidad antitética del ‘sexo económico’), la ‘arqueología de las certezas modernas’ (los eslóganes con los que se construye la representación social de la realidad), el análisis de lo que ‘dice la tecnología’, a diferencia de ‘lo que hace’, la transición de la era de las ‘profesiones dominantes’ a la de la tiranía de los ‘sistemas’, la ‘historia del cuerpo’, la de la ‘materia’ (en memoria de Gaston Bachelard), la de las ‘percepciones’ en general y de la mirada en particular, la historia de la ‘hospitalidad’ y la de la amistad, el estudio del sentido de la justa medida o ‘proporcinalidad’, la visión del presente en el ‘espejo del pasado’, la ‘desaparición del suelo’ bajo los pies”.
Venezuela's leader has transformed his country for the better. But he can't afford to feed his enemies' prejudices
Published: 19 November 2007
Hugo Chavez touches down in London this week, to a blaze of slander and lies about his record so far. The Venezuelan President will be dubbed "a military dictator", a "caudillo", a "murderer" and worse. Ah well – at least on this trip Elizabeth Windsor is unlikely to tell him to "shut up", as the Spanish king did during a summit in Chile last week.
So before the misrepresentations begin, let's establish some facts. Before Chavez was elected president in 1998, the country's oil wealth was used exclusively to enrich a tiny white-skinned elite. The forgotten, darker-skinned majority were left to fester in barrios made of mud and rusting tin in the high hills that ring Venezuela's cities. They could only peer down at a marble-white world they would never enter, except as cleaners and skivvies.
Chavez ran for office promising to spend the petro-dollars on them – and he kept his promise. In 2003, two distinguished consulting firms conducted the most detailed study of economic change under Chavez in Venezuela. The results were astonishing. The poorest half of the country has seen their incomes soar by 130 per cent after inflation. Access to clean water is up from 79 per cent to 91 per cent. Access to medical care is at unprecedented levels. In 1998, there were 1,628 primary care doctors in the country. Today, there are 19,571 – an increase by a factor of 10.
I have seen the human stories that lie behind these sterile-sounding statistics. Last year, in the collapsing old barrios, I met women who had been drinking stale water out of barrels all their lives, and now giggled with glee to have fresh running water in their homes. I went to clean, new clinics where tens of thousands of poor people were seeing a doctor for the first time. I spoke to an old man who had been blind for 20 years. He had been given a cataract operation for free – and now he could see again. The oil wealth was suddenly being used to lift up these people, rather than keep them down – just as they demanded at the ballot box.
That's why Venezuelans think their country has become more democratic under Chavez. According to Latinobarometro, the gold standard for Latin American opinion polling, some 32 per cent of people felt satisfied with their democratic process in 1998. Today, it is 58 per cent – more than 20 points ahead of the Latin American average.
But is there a danger Chavez will play into the hands of his critics, and become dictatorial after all? This suggestion will intensify over the next month, as we approach 2 December – the date on which Venezuelans vote on his new proposals to amend the constitution. There are dozens of clauses: the working week will be shortened to 36 hours, extremely popular in a country where most work is back-breaking and tedious.
There will be legal guarantees that private homes can never be expropriated by the government. Much more power will be devolved to elected local councils. But the most controversial clause is an end to the two-term limits on the presidency. This means that Chavez will be able to run again and again for the presidency, for as long as the people want him. There are cries that this will make him a dictator – but using this logic, Britain, France and Germany are dictatorships too.
So why the persistent claims that Chavez is a strongman? There are many bogus reasons to say this – and a few real reasons to worry. Chavez is in a difficult position for any leader in a democracy: his country contains a vociferously, violently anti-democratic minority who are determined to overturn the will of the majority. Venezuela's white elite have been astonished by their sudden loss of power and privilege. They were accustomed to seeing the country's petro-wealth as their private preserve. They are supported by the US government, who are appalled that their corporations suddenly have been asked by Chavez to pay their fair share – and by his attempts to spread this model abroad. From the moment Chavez was elected, they have fought to topple him.
First, they tried an economic siege: the Venezuelan rich went on strike. They locked the workers out of their factories and firms in an attempt to bring the country's economy crashing down. It failed. So next they tried a recall referendum, gathering millions of signatures to rerun the election. Chavez prevailed again, with a bigger majority.
Then came their most dramatic move. In April 2002, they seized the Presidential Palace and kidnapped Chavez. Backed by the Bush administration, they immediately dissolved the parliament, the constitution, and the supreme court, and declared martial law. But the Venezuelan poor refused to watch their democracy die. They came out on to the streets in their millions – risking being gunned down – to demand Chavez's return. The newspapers and TV channels refused to cover this, because their owners helped plan the coup. But the soldiers holding Chavez felt ashamed, and released him.
What do you do in a democracy when the owners of a free press militate to overthrow the democratic process itself? It's a genuinely difficult question, and I don't know the answer. I do know that if it happened in Britain – if Gordon Brown was kidnapped by a foreign-backed minority determined to end democracy, and ITV and Channel 4 helped plan it – we would react in a much more stringent way than Chavez. He waited two years to deny a terrestrial licence to just one of the channels that backed the coup. Almost none of the coup plotters has been jailed. The newspapers are still free to be violently against Chavez, as they are almost all the time.
And yet ... and yet ... being kidnapped and nearly killed with the support of the US government has indeed had a radicalising influence on Chavez. At his best, Chavez cites social democratic thinkers like J K Galbraith. At his worst, he praises communists like Fidel Castro and Che Guevara. When I met up with Chavez last year, I was alarmed when he told me: "I don't think in Cuba there is a lack of freedom of speech. There is no repression in Cuba ... Is it true that by electing a president or prime minister every five years you have democracy? Is it because you have press and TV channels that you have freedom of speech?"
It wasn't a rousing defence of liberal freedoms. Yet there has been only one hint so far that he could act on these thoughts: last year, he asked the parliament to vote to allow him to rule by decree on a dozen issues, for 18 months. These Castroite instincts plainly struggle within his chest against much more impressive ones.
Up to now, Chavez has offered a shimmering model of pro-poor democratic development, at the tip of the most unequal continent on earth. It would be a tragedy if – after extending real freedom, and saving hundreds of thousands of lives among the poor – Chavez did turn into the dictator that his enemies have painted him as.
The Australian prime minister, John Howard, has poured scorn on the idea of global warming. But now the trees are dying, the crops are failing and the rivers are drying up. As the country prepares to go to the polls, Julian Glover reports on the world's first climate change election
On an early summer's morning in northern Tasmania, the Tamar valley looks like an Australian slice of Tuscany. There are groves of walnut trees beside white-barked eucalyptus, a lavender farm, apricot orchards and small fields of olives. Vineyards run down to the river and fat black cattle graze the pasture. Yachts are anchored in the winding reaches of the tidal river. The Tamar seems a model of sustainable development - green and welcoming.
Except that the Australian government has just approved the building of one of the world's largest pulp mills in the middle of this scene. A 200-hectare (500-acre) polluting giant by the side of the Tamar river, the factory would accelerate - some say double - the already rapid pace of logging in the mountainous and verdant island state. Turned into woodchip and then exported as chlorine-bleached pulp, much of what remains of Tasmania's native forests may end up as cheap paper for the hungry markets of Asia.
This is not the first time that the island has found itself caught up in environmental conflict. The logging industry has long been a source of controversy as well as local jobs. The successful 1970s campaign to stop a dam being built on the wild Franklin river led to the birth of the world's first Green party. The Bell Bay pulp mill is now part of a much wider public debate over Australia's environmental future that is now shaping the country's politics.
Australia goes to the polls tomorrow in what is arguably a milestone in 21st-century history: the world's first climate-change election. It comes after a five-year drought that has seen some of the country's greatest rivers dry up and crops fail. A land that has grown rich over two centuries on the back of what seemed like unlimited space and resources - and which is booming through the shipping of coal and iron ore to fuel the furnace of China's economy - is confronting a far less comfortable reality of water shortages, failing crops and environmental collapse. But the logic of the new debate is emerging faster than the old politics can catch up. As the 21st-century wind changes, political faces are caught in 20th-century grimaces. There is a disconnect between national arguments and Saturday's election choices.
The story begins with Australia's conservative prime minister, the Liberal leader John Howard, the man who the polls say will be defeated tomorrow night - though Australians know there is a chance that the great survivor could pull off one last victory. His downfall, if it comes, will be symbolic for reasons that run well beyond climate change. An icon of global conservatism, he is the last of the Iraq warriors to seek re-election, after Tony Blair and George Bush. He stood alongside the United States in refusing to sign the 1997 Kyoto agreement. Howard poured scorn on the existence of climate change, though he has now been forced to change his mind. Australians can see for themselves that he was wrong.
"Salt is coming up out of the ground, trees are dying," says Geoffrey Cousins, a well-known Sydney businessman and former adviser to Howard who has now turned his efforts to stopping the pulp mill. "It is quite clear to anyone living in Sydney that rainfall patterns have changed, the pattern of storms is different. There has been a big shift in thinking and the mill became a concrete, readily understandable example of all of this, something we could actually do something about."
Facing Howard is the man who expects to become Australia's prime minister tomorrow night, the Labor party's leader, Kevin Rudd. A clever, bespectacled former bureaucrat from the tropical state of Queensland, he recently used his fluent Mandarin to chat to the Chinese premier Hu Jintao in front of the anglophile Howard - a humiliation that symbolised the way national priorities are shifting to Asia.
Yet Rudd has fought a highly restricted, personalised campaign, aping Howard more than opposing him on most issues. Friends - including Britain's former cabinet minister Alan Milburn - have turned Rudd into a brand: Kevin07. It is very reminiscent of New Labour. Rudd has fought on a handful of issues targeted at working families in suburban seats, especially the changes to employment law that were pushed through by Howard. Such caution has disappointed some supporters. Controversially, Rudd has also backed the construction of the Tasmanian mill - shaken by a Labor defeat in 2004, when the party promised to save the island's native forests in the last week of the campaign, only to be savaged on polling day.
But Rudd has been much bolder on climate change, making it a defining point of difference. He has promised to sign the Kyoto protocol as his first act of government - and the fact that the decade-old agreement is still a live issue in Australia is a sign of how far debate is behind Europe. For a car-addicted nation that was last week named as the world's biggest per-capita emitter of greenhouse gasses - Australians produce 27% more tonnes of carbon dioxide per head than Americans - it would be a significant moment.
"There is no doubt that over the past few years the impact of the drought has been to make voters personally experience what they see as a changing climate," says Lynton Crosby, the pollster and campaign strategist who helped Howard to win four elections in a row and directed the Conservative party campaign in Britain in 2005. "For the first time in 25 years in this country, the environment is an important voting issue." Crosby is no new-generation eco-rebel. That he can see the way the wind is blowing speaks volumes.
By the banks of the Tamar river in Tasmania, winegrower Peter Whish-Wilson has built up the Three Wishes vineyard and is also in no doubt that the climate is changing in politics as well as the skies. "We have had storms come through that we have never seen before," he says. "In the last five years we have broken every single temperature record - highest temperature, lowest, highest rain. Climate change is tangible; we can see it in the country. Farmers are coping with the worst droughts on record.
"The country is learning the hard way. It has always been seen as the lucky country, with a lot of land and resources, but you can't live in a lot of Australia now."
For him, the pulp mill is part of the choice facing Australia: between exploiting its natural resources or managing them. On the road that runs past his farm, huge logging trucks already pass every few minutes, loaded with wood cut from the hills. The scene confronting visitors to the forests is almost apocalyptic. Trees are bulldozed or blown apart with explosives and the ground cleared by fires, started by napalm dropped from helicopters. Any native wildlife that survives is culled by sodium fluoroacetate poison, allowing regimented new saplings to grow - monoculture on an industrial scale.
This, and the sense that the island is in thrall to the power of the giant timber business Gunns, is one reason Howard's Liberal party fears it will lose two key marginal seats in Tasmania tomorrow, on the back of Green party votes redistributed to Labor under Australia's preferential system.
Gunns, the company that wants to build the plant, argues that it will be "the world's greenest pulp mill". Opponents dispute that: they say that its chlorine processes are outdated and will pump dioxins into the fishing grounds of the Bass Strait. They also question the economics: the A$1.7bn (£720m) plant will require state funding and huge bank loans.
The logging company argues that "opponents of the development have resorted to misinformation, scaremongering and false claims". It has not been shy of taking on Tasmania's green movement, and in 2004 launched a multimillion-dollar claim for damages against a group of environmentalists. It is true that, as Gunns say, part of the Tamar valley is already industrialised. There is a metals plant at one end, and a woodchip mill, which will feed the pulp plant. But the planned site is untouched. "If it can happen here, it can happen anywhere. People have got to come to grips with the fact there has got to be a balance," says Whish-Wilson.
The journey from Tasmania to Sydney's eastern suburbs involves a dramatic switch of cultures. In the richest part of the country's largest city, Saabs and Range Rovers crowd narrow streets of Victorian terraced houses and huge glass and stone millionaires' palaces tumble down to the harbourside. There are boutiques and designer coffee bars, the haunt of Australia's pinot grigio classes, as well as Bondi beach and Australia's biggest gay community.
This is the Wentworth constituency of Malcolm Turnbull, the millionaire lawyer who took on the British establishment in the Spycatcher trial and went on to campaign, unsuccessfully, for a republic in a referendum opposed by most Liberals. By saving the monarchy, he said, Howard was "the prime minister who broke Australia's heart". At least until tomorrow, Turnbull is also the environment minister and one of the most striking players in Australian politics - a man of ability and undisguised ambition.
He could hope to replace Howard as Liberal party leader. Instead, Turnbull's political career may be cut short. As environment minister, Turnbull himself led the way in announcing a ban on the sale of tungsten light bulbs, a world first. But his seat ... solidly conservative for more than a century - is at risk after a backlash from voters who oppose the Tasmanian pulp mill. Lampposts across the constituency sport Green party slogans. The Greens expect a record vote in this election, but their vote is not concentrated enough to win seats in parliament. The irony is that if Turnbull is defeated, Labor, which also supports the mill, will win.
The scale of Green activism in Wentworth is one sign of a changing country. Another is the background of the man picked by Labor to fight the Sydney seat that sits next to Turnbull's. Elected as a Labor MP in 2004, and now - like Turnbull - his party's environment spokesman, Peter Garrett is the closest Australia gets to Bono. As the lead singer of Midnight Oil, a rock group that formed the soundtrack to rebellion for a generation of Australians, Garrett used his music to campaign for Aboriginal rights and environmental change.
Now he is accused of being a sell-out in a suit, kept out of the limelight during the election campaign by a party worried that he might frighten voters. In the ferocious TV attack ads allowed by Australian electoral law, he has been repeatedly described by the Howard campaign as one of Labor's "fanatics, extremists and learners" - after a supposed slip when he admitted that Labor's green policies appeared cautious but that "once we get in, we'll just change it all".
Garrett and Turnbull might deny it, but the two Sydney MPs have much in common. Both want to push further on the environment than their parties allow. Both probably privately wish the Tasmanian pulp mill plan would disappear. And both are tall poppies in a political culture that punishes individuality.
Westminster is a model of freethinking compared with Australia's House of Representatives and elected Senate. Rebellion against the party whip is not just frowned upon but banned: any MP who tries it risks expulsion. The result is a form of processed politics that encourages caution and blandness. David Cameron's attempt to modernise the Tories produces puzzled looks from Australian Liberals, still a party of white men sweating slightly in heavy suits and loud striped ties.
Howard himself will soon leave office whether he wins or loses - and he may lose in the most dramatic form possible, since his marginal Sydney seat of Bennelong will swing to Labor if the polls are right. Even if he survives, he faces a fate familiar to Tony Blair. Having long fended off the prime ministerial ambitions of his treasurer Peter Costello, he has been forced by a cabinet revolt to promise to stand down after the election. But Costello is an unconvincing performer with the droopy looks of a fall guy in a New York cop show and a political agenda almost as antique as Howard's.
According to Crosby, "the government is campaigning on the risk associated with change to an inexperienced team". It is a tactic Gordon Brown will surely use in Britain next time - and it might work. But it has allowed the Rudd campaign to set the terms of the debate. The Howard government has proposed an aggressive plan to intervene in Aboriginal affairs. Though it was much-discussed before the campaign, Labor has not challenged its fundamentals. Nor has Australia's presence in Iraq, or the future of the monarchy, caught national attention.
Politicians blame Australia's media culture for the decline in debate, but the fault lies with parties too. They have reduced campaigning to the mechanistic manipulation of numbers - seeking to catch the attention of the sort of disengaged and easily scared wavering voters who do not turn out in Britain but must do so by law in Australia or risk a $20 fine. That leads to turnout of more than 90%, but also crude tactics such as Howard's scare stories over asylum seekers in past elections, and a Liberal leaflet discovered this week that claimed to be from a Muslim group backing suicide bombers and thanking Labor from its support. Howard distanced himself from it quickly.
Labor has also indulged in attention-grabbing: Rudd exposed himself to an interview in which he was asked whether he would win a bar fight against Howard, and who he "might turn gay for". "My wife," he replied - which led the host to ask, not unreasonably, if she was therefore a man.
That demeaning of debate is common to many modern democracies: caught on camera seemingly eating his own earwax, Rudd faced mockery. The British tabloids would surely do the same to Cameron or Brown. Underneath all this there is a serious election trying to escape: it's about a society that is more prosperous than ever, but uncomfortable about the effect of prosperity on the way people live and on the planet's ecosystem.
"The Howard government has degenerated and is purely obsessed with its own re-election," says Lindsay Tanner, the Labor MP for inner-city Melbourne, a seat where the Green party is also strong. He is hopeful that the necessary superficialities of a campaign will not prevent the election of a government that can respond to environmental and social change. "We have been disciplined and focused and kept political attention on critical issues, with climate change and Workchoices employment legislation as the most obvious priorities," he says.
Back in Tasmania, Gunns claim that its timber industry will be part of this sustainable future. If elected, Labor will have to decide if it agrees. It will not have much time to think. Logging of new sections of native forest is set to start on Monday. Work on the pulp mill will begin within weeks.
Pablo O. Sandoval, ingeniero mexicano que vive en San José, California, se declaró “pasmado” por los números que Desfiladero presentó en su entrega anterior, en la que asentó que los 2 millones de litros por segundo que la presa Peñitas derramó durante los últimos tres días de octubre acumularon 488 billones de litros sobre la capital de Tabasco. Así, con un instrumental más eficiente que el ábaco del columnista, confirmó en Internet los datos del desfogue y sacó su propio cálculo.
“Peñitas derramó 2 mil 300 metros cúbicos de agua por segundo. Esto, multiplicado por 3 mil 600 segundos que tiene una hora, da 8.2 millones de metros cúbicos por hora. Si se multiplica esto por 72 horas (o tres días), se tiene un total de 596 millones de metros cúbicos de agua. Un metro cúbico tiene mil decímetros cúbicos o bien, mil litros. Si multiplicamos 596 millones por mil da un total de 596 mil millones de litros (...)
“Por otro lado, me pregunté qué significa este número. Si uno mide Villahermosa utilizando Google Earth (y de manera muy primitiva y simplista) se puede ver que la ciudad cubre un área aproximada de 12 kilómetros por 12 kilómetros (más o menos). Ahora, si uno trata de imaginar el volumen que representan los 596 mil millones de litros, esto es equivalente a una lámina de agua de 12 kilómetros de largo por 12 kilómetros de ancho por 4.14 metros de altura. Pues bien, este volumen de agua es exactamente lo necesario para cubrir la ciudad de Villahermosa”.
Otros lectores coincidieron con el ingeniero Sandoval en que había una evidente equivocación en mis cifras, pero aceptaron como válida la idea de que fue la presa, no la lluvia, y mucho menos la luna llena, lo que causó la inundación. En abono a esta certeza, un amigo me enseñó recortes del periódico Tabasco Hoy, de Villahermosa, que en su edición del martes 30 de octubre reprodujo declaraciones hechas el lunes 29, en conferencia de prensa, por el superintendente de Peñitas, Luis Toribio Martínez Ramírez.
Acompañado por el gobernador del estado, Andrés Granier, Martínez Ramírez aseguró aquella mañana: “el río Carrizal se encuentra por encima de su nivel; en las últimas horas subió un metro 90 por el desfogue de Peñitas. En la tarde se espera que aumente el nivel debido a la turbinación de 2 mil metros cúbicos. En estos momentos estamos sacando mil 500 metros cúbicos por segundo. Esa agua tendrá repercusión aquí dentro de 18 o 19 horas, que es cuando empezará a llegar”.
Pero Martínez Ramírez estaba mintiendo, en perjuicio de la población, como lo evidencian dos hechos. Ese mismo día, Gilberto Segovia Quintero, vocero de la Comisión Nacional del Agua, expresó a los medios: “lo más importante es que el desfogue de 2 mil metros cuadrados por segundo no reviente la capacidad del río Carrizal a la altura de Villahermosa. Los mil 500 metros cúbicos (nota: que estaban sacando de la presa hasta las 8:45 de la mañana) ya se reflejan en el Carrizal, y por ello aumentó este afluente un metro 90 en las últimas horas. Hasta la tarde (de ese lunes 29) se tendrá el reflejo de la nueva turbinación. Si esto no pasa a mayores, entonces podremos confiarnos”.
Por desgracia, la cosa pasó a mayores, y muy pronto. Crónicas del citado periódico relatan que, de acuerdo con diversos testimonios de habitantes de Villahermosa, a las 3:20 de la tarde el agua “empezó a salirse del río”, y a las 3:40 “la gente huyó a las azoteas de las casas” en diversos puntos de la ciudad. Martínez Ramírez faltó a la verdad al hablar de un derrame inferior al que se estaba efectuando y al pronosticar que el agua llegaría hasta el día siguiente, impidiendo que la población tomara providencias de inmediato.
En otras palabras, como prueba la declaración de Segovia Quintero, las autoridades federales cruzaron los dedos para ver qué pasaba, y pasó lo peor: ahora hay un millón de damnificados, no se sabe cuántos muertos y pérdidas materiales incalculables para miles de familias. Sin embargo, en el México de Felipe Calderón y de los golpistas que se robaron el poder sin la mínima capacidad de usarlo en beneficio de nadie, más que de ellos mismos, lo de Tabasco es apenas una de las dos caras de la moneda.
Y es que anteayer, jueves, comenzó a circular un correo electrónico firmado por un tal Arturo de la Peña Peralta para esparcir la calumnia de que Hugo Chávez, presidente de Venezuela, “invirtió 2 millones de dólares para la posproducción y distribución del filme 2 de julio, el fraude que nadie vio (sic) de Luis Mandoki” (que no se llama así, por supuesto). “¿Será que si ganan el Óscar a la mejor película extranjera entrarán Chávez, Mandoki y López Obrador caminando juntos sobre la alfombra roja de Hollywood?”, preguntó el matoncito electrónico.
Minutos más tarde, el infundio fue renviado por Yazmín Gutiérrez (yasitogutierrez@yahoo.com.mx). Si todo hubiera seguido su curso normal, pronto habrían hecho lo mismo Francisco Fosther (libra12197@yahoo.es), Paty Medina (animed21@yahoo.es), Karola Aponte (karoaponte_21@yahoo.com.mx), Arturo Malpica (aerointernacional@yahoo.com.mx), Mónica Martínez de Alba (monica_1978_piscis@yahoo.com.mx), Verónica Cifuentes (instrum_veronica@yahoo.com.mx ), y otros.
Todos ellos son integrantes de un “grupo de choque” cibernético, de extracción panista y yunquista, que durante la campaña electoral de 2006 organizó –y aún maneja– el empresario lechero jalisciense Abraham González Uyeda, hoy subsecretario de Gobernación y dueño del rancho El Zapote, donde en mayo de 2004 Francisco Ramírez Acuña destapó a Felipe Calderón Hinojosa.
Su grupo cumple varias funciones: se declara partidario de Jesús Ortega y de los chuchos; escribe todos los días a conocidos periodistas, lo mismo para burlarse de López Obrador, en todos los tonos, que para acusarlo de tener vínculos con el EPR, o cualquier otra consigna que reciba desde Bucareli. Pero también sirve para hostigar a los militantes de la Convención Nacional Democrática, como desde el buzón omiador_legitimo@yahoo.com.mx, una tal Lechuza Nocturna hizo el pasado 5 de julio, a las 9:59 de la mañana, para decirle a José Ortiz Trejo: “no se haga el loco y póngase en contacto con la señora Rocío Samaniego y luego sigue de palero del peje”, en un correo masivo dirigido a todos los medios, o como el 21 de junio de 2007, a las 13:22, el ya citado Arturo Malpica advirtió, con fines intimidatorios, a la activista veracruzana Silvia Muro, que iba a divulgar todo lo que escribiera en Internet.
¿Por qué esta vez el correo que dizque ligaba a Chávez con Arreola y Mandoki sólo fue enviado por dos de estos porros cibernéticos? Porque a temprana hora un hacker de la sociedad civil descubrió y denunció que había sido enviado desde las oficinas del Centro Nacional de Prevención de Desastres, que dirige el ingeniero Roberto Quaas Wepen, otro corresponsable de la tragedia de Villahermosa, quien debe ser procesado por negligencia criminal.
Lo cierto es que a pesar de todas las maniobras que el “gobierno” federal está haciendo para sabotear la exhibición de Fraude: México 2006, el documental de Mandoki no perdió una sola pantalla en su primera semana, sigue en más de 200 salas, recobró la mitad de su costo y pronto será visto en el mundo entero: una noticia que debería alegrar a los tabasqueños porque anuncia mejores tiempos.
by Mark Kurlansky, with a foreword by His Holiness, The Dalai Lama (Vintage, £7.99)
This fierce, fast book is often irritating but ultimately hard to resist. Despite its title, it reads more like an account of bloodshed and its justifications, with harrowing descriptions of warfare and the convoluted defences offered for it. This approach is effective - it makes the Buddhists and Quakers, the Anabaptists and the followers of Gandhi seem peripheral but astonishingly courageous, and all the fighters merely victims of their own fear. This is precisely Kurlansky's point: that nonviolence has been marginalised because it is so revolutionary. Unlike pacifism, it is active: "A means of persuasion, a technique for political activism, a recipe for prevailing." Just like violence, in fact, but more humane and, according to Kurlansky, more effective. Hectoring though he can be, he is persuasive that while violence breeds more violence (it did not, he says, free the American slaves or liberate Germany's Jews), nonviolence undermines the attacker and shifts the balance of power. Far from being the preserve of "sexless creatures", as Theodore Roosevelt mocked, nonviolence is for people only of the utmost strength and discipline.
Judith Rice
Seguramente “embriagado” por Onésima, perdón, enésima vez, de un ARDIENTE verano (en estos días de “dizque” CALENTAMIENTO Global) el calorcito no atina a llamar a retirada de las campiñas del Sureste Inglés. Titubeante EL TIEMPO muestra a veces sin PIEDAD su cara más fría, sin embargo, un instante después busca RECONCILIACION, ofreciendo una fresca pero soleada mañana. Indeciso por NATURALEZA, intenta complacer según él, a liberales y conservadores por igual. Más, a juzgar por las REACCIONES, a ningún bando divierten ya sus TRUCOS.
Not an Easy Sunday Morninglast weekend, huh? Los Domingos no deben ser del agrado de nuestros opositores. Primero tuvimos que lidiar con los explosivo arrebatos del “Rey Juancho”;luego a una version “chilanga” del Jorobado de Notre Damese sintió tan complacido con el tono grave del campanario, que decidió ejecutarlo por 12 minutos en larghissimo. Parece que no todos tenemos el mismo gusto musical, los campanazos pusieron los PELOS de punta a Mamá Piedra. Algunos acelerados interpretaron mal el movimiento de batuta de la Dama y armaron tremenda boruca en el atrio de la Iglesia del corazón de la Metrópoli Defeña.
Debido al “zafarRANCHO”, los apellidos Cepeda, Sándoval Iñíguez, Chedraui, Prigione, entre otros, se cuentan entre los de buena CUNA. ¿No es acaso época de bendecir iniciativas de los grandes CAPOS? Mmm. ¿Será la religion o más bien la economía la bronca como sútilmente le sugería el Afgano al Perkins? (CHEQUEse el post anterior, please).
Sí, es cierto que este post iba a VERSAR sobre los esteorotipos. Sus servicios SECRETOS trabajan bien, pero les falta, les falta. Uno de mis maestros me han enseñado la importancia de la “IMPROVISACION” y pus, decidí esta noche cantarles a CAPELLA después de platicar con una de las Koreanitas. Hace un RATON, al compartir “la última cena” la “Rojilla” me comentaba que está por preparar un ensayo que aborda un análisis comparativo de dos distintas teorías de la educación en los “Chilpayates”. Para sustentar el escrito tenía sobre la mesa de nuestra cocina un libro llamado “How CHILDREN learn”, pero una característica, por sobre todo, llamó mi atención: en el cintillo tenía fotografías de varios “teóricos” que han abordado el tema educativo. Entonces le pregunté quienes eran y me comenzó a mentar que a Piaget, que al Vygotsky, que a la Montessori, etc. Como yo soy más curioso que un GATO (aunque dudo que tenga nueve vidas), le dije que si sabía porqué no se consideraba a algún experto que no fuera Occidental.
Probablemente le causé un corto circuito en el cableado cerebral porque la Koreanita me confesó algunas experiencias que han tenido ella misma y unas paisanas que perciben cierta indiferencia (por decir lo menos) de los nativos de las Islas Británicas. Por ejemplo, ella me dice: Marco, es que a veces no entiendo a un LOCO de por acá, cuando estamos en clase “normal” participa por igual con los internacionales (así le llaman por acá a los estudiantes extranjeros) pero cuando se trata de trabajo en grupo o de formar una mesa de debate, prefiere formar “tándem” con pares de su misma LENGUA.
Muchísimo más desasosiego padecen sus compatriotas que estudian DESARROLLO en esta Universidad. Dice que ellas han sentido esa misma especie de aislamiento, pero son menos WITZY que ella que es EDUCADORA. Me platica que sus amigas se han metido en una especie de competencia académica que inclusive está haciendo mella en su condición física y mental. Una de sus amigas, está decidida a ser la mejor de la generación, pero el esfuerzo sobreHUMANO al que se ha visto SOMETIDA, la tiene al borde de sus capacidades, y el reconocimiento nomás no llega, tú. Le pregunto a mi compañera de pisito si algunos de estos intentos de agradar han modificado el comportamiento de uno sólo de los condiscípulos de sus cuatas; y no tarda en constestarme que en lo más mínimo.
Al reposar los alimentos y observar a los MIEMBROS de la RCP, me quedan varias preguntas para las que no tengo respuesta cierta. Clarinetes que estoy orgulloso de todos ustedes, han mejorado enormidades en comparación con lo sucedido el pasado 15 de Septiembre; por lo menos a los adverarios “ideológicos” no se les ocurrió organizar una “charreada” tipo Bucarelli en pleno zócalo ese mismo día. A lo mejor el único “pelo” en la sopa sea que nos falta saber cómo mantener la calma en los momentos más álgidos de la batalla. Recuerden que ante todo, nuestras tácticas deben ser siempre y en toda circunstancia NO VIOLENTAS. Provocaciones va a haber de a montones como cuando se “rompen las piñatas”, pero aguanten VARA comp@s. Nunca antes se ha visto lo que ustedes están logrando por la vía pacífica. Por esa causa tienen a los oXtros tan intranquilos. En estos momentos están tan aTERRORizados que empiezan a mostrar su verdadera cara a plena luz del día.
Hace varios ayeres, cuando estudiaba Ingeniería y después al realizar mis prácticas profesionales en una Termoeléctrica, una que está en Altamira, creo que se llama Estación COLOnias, los “inges” teníamos una regla de ORO: el equipo electromecánico de mayor importancia en la planta, debería tener por lo menos uno de repuesto, de tal manera que, si al estar en LA FRIEGA el equipo fallaba, entonces el de sustituto entraba al quite. Pónganse las pilas mis estimados, en lo posible tengan un PLAN Ba la MANO. Recuerden que tenemos una noble MISION que cumplir.
Por cierto, anoche el equipo su “majestad” perdió en la meritita re-edición de la antigua CATEDRAL del fútbol. Un equipo de uno de los países “artificialmente” balcanizados ha venido a darles un repasón balompédico, y les arrancó una MILAGROSA VICTORIAa los INGLESES en las postrimerías del cotejo.Sí se puede comp@s, ustedes no se me achicopalen. No solo vamos a triunfar, además nos van a dar el TROFEO al “Fair Play”. AL TIEMPO.
M@rcotejo;
Norwich, G(ran) B(alompié);
23/11/07
... if you DIE with BLOOD on your HANDS...
P.D.MALINCHISTA. “...porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.” Ezequiel 11:12 (Casiodoro de Reina, 1569).
P.D.PEÑITAS. "...So many STORMY nights..." - Who's Crying Now (JOURNEY).
P.D.OCEANOGRAFICA. "...¿Quién fuera Jacques Cousteau?/¿Quién fuera NEMO el Capitán?/¿Quién fuera el BATiscafo de tu ABISMO?/¿Quié fuera EXPLORADOR?..." - ¿Quién fuera? (Silvio RodrígueX).