Saturday, July 07, 2007

Considerado el más grande escritor hebreo contemporáneo, Amos Oz fue designado ganador del Premio Príncipe Asturias de las Letras 2007. Este año, la realeza española reconoce al escritor pacifista. Al crítico feroz de la ocupación y creyente de que la solución al conflicto entre Palestina e Israel se logrará con el reconocimiento de los dos Estados, independientes y soberanos en un mismo territorio. Premió a quien escribió en 1967 el artículo “Tierra de nuestros antepasados” para convertirse en el primer israelí en abogar por la paz.



http://www.eme-equis.com.mx/074MXAMOS.html

Premio Príncipe de Asturias 2007

En tierras llanas y praderas desoladas, de suelos movedizos cubiertos por la arena. A la distancia, las Montañas de Edom y un destello, el Mar Muerto. Ahí, en la ciudad de Arad, al sur de Israel, está la tierra que Amos Oz eligió para llamarla hogar desde hace más de 20 años, alejado de las grandes ciudades de Israel, donde todos esperan algo, ya sea al Mesías o a la catástrofe.

Considerado el más grande escritor hebreo contemporáneo, Amos Oz fue designado ganador del Premio Príncipe Asturias de las Letras 2007. Este año, la realeza española reconoce al escritor pacifista. Al crítico feroz de la ocupación y creyente de que la solución al conflicto entre Palestina e Israel se logrará con el reconocimiento de los dos Estados, independientes y soberanos en un mismo territorio. Premió a quien escribió en 1967 el artículo “Tierra de nuestros antepasados” para convertirse en el primer israelí en abogar por la paz.

Hoy el mundo lo reconoce por su labor pacifista. Por haber fundado en 1970 el movimiento Shalom Ajshav (Paz ahora). Pero dentro en su biografía está el pasaje de su participación como soldado en la Guerra de los Seis Días en 1967, y en la Guerra de Yom Kipur en las montañas del Golán, en 1973.

Autor de 18 novelas y más de 400 ensayos y artículos, entre los que se encuentran A Tale of Love and Darkness, Suddenly in the Depth of the Forest y Rhyming Life and Death, “ha contribuido a hacer de la lengua hebrea un brillante instrumento para el arte literario y para la revelación certera de las realidades más acuciantes y universales de nuestro tiempo, poniendo especial atención tanto a la defensa de la paz entre los pueblos como a la denuncia de todas las expresiones del fanatismo”, dictó el jurado desde Oviedo.

Amos Oz publicó sus primeros relatos mientras estudiaba literatura y filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén entre 1960 y 1963. Hijo de emigrantes rusos y polacos, nació en la ciudad de Jerusalén en 1939. A los 15 años, en búsqueda de un estilo de vida radical, se mudó a un kibbutz (comunidades israelíes) donde vivió y trabajó durante casi 30 años. Ahí renunció a su nombre de nacimiento, Klausner, por el de Oz, que en hebreo significa “fuerza”, y dividió su tiempo entre su trabajo en el campo y como profesor de escuela. En esa época escribió su tercera novela, My Michael, sentado en el excusado de su casa. En un kibbutz, ser escritor representaba una amenaza. Ahí es más importante ordeñar a las vacas y sembrar la papa de la comunidad.

Camina frágil, como si pisara brasas calientes. Amos Oz se ha convertido en un símbolo de la tradición judía de la segunda mitad del siglo XX, pero a diferencia de la obra de escritores norteamericanos como Saul Bellow, Malamud y Philip Roth, quienes se han distinguido por tratar la realidad judía en sus obras, la tierra prometida de Oz sigue siendo Jerusalén, no Nueva York.

Oz suele caminar en el desierto. Junto a algún oasis, frente a un paisaje colmado de colinas desnudas habitadas por lobos y chacales, “donde el paisaje es igual ahora como lo era en el tiempo de los profetas y de Jesús”. Es ese el lugar que le da perspectiva sobre la ocupación y la guerra, y ese escenario resulta ser la metáfora ideal para describir su obra. “Mucho de lo que tengo que decir tiene que ver con el campo abierto, el desierto, un cierto tipo de montañas áridas alrededor de Jerusalén, los barrios, la calle, el jardín, el kibbutz. De otra forma me sentiría claustrofóbico”.

Una pantera en el sótano

Ambientada en 1947, en la Jerusalén de finales del mandato británico en palestina, Una pantera en el sótano nos cuenta la relación que surge entre un niño judío, Profi, y un sargento de la policía británica muy interesado por el Israel bíblico y la lengua hebrea. Profi acepta mantener con él un intercambio de clases de hebreo e inglés pensando que así podrá sacar información al “enemigo”, pero sus amigos le culparán de ser un traidor...

Esta obra, publicada en México apenas en 2006, en una coedición del Fondo de Cultura Económica y Ediciones Siruela, es una muestra de la narrativa del escritor israelí, de la que publicamos un fragmento con la autorización de la editorial.


Uno
Muchas veces en la vida me llamaron traidor. La primera fue a los doce años y tres meses, cuando vivía en un barrio a las afueras de Jerusalén. Fue durante las vacaciones de verano, faltaba menos de un año para que el gobierno británico se retirase del país y naciera, en medio de la guerra, el Estado de Israel.

Una mañana vimos en la pared de nuestra casa, debajo de la ventana de la cocina, escritas con unas letras gruesas y negras, unas palabras que decían: ¡Profi, boged shafel! [¡Profi, vil traidor!]. El término vil despertó en mí una inquietud que hasta hoy, mientras estoy sentado escribiendo esta historia, me sigue interesando: ¿puede haber un traidor que no sea vil? De no ser así, ¿por qué se molestaría Chita Reznik (reconocí su letra) en añadir la palabra vil? Así que, entonces, ¿en qué casos la traición no es vil? El mote de Profi se me quedó desde que era pequeño. Es el diminutivo de profesor, por la manía que tengo de jugar con las palabras. (Todavía me encantan las palabras: coleccionarlas, ordenarlas, mezclarlas, darles la vuelta, formarlas.

Más o menos como hacen los que aman el dinero con las monedas y los billetes, o los que aman el juego con las cartas.) Mi padre había salido a las seis y media de la mañana a comprar el periódico y se encontró con la pintada debajo de la ventana de la cocina. En el desayuno, mientras untaba mermelada de frambuesa en una rebanada de pan integral, hundió de repente el cuchillo casi hasta el mango en el fondo del bote y, con su voz pausada, dijo:

—Muy bonito. Vaya sorpresa. ¿Qué ha tramado Su Excelencia para que nos honren con esta distinción?

Mi madre dijo:
—No la tomes con él desde la mañana. Ya tiene bastante con que los niños lo incordien.

Mi padre iba vestido de color caqui, como casi todos los hombres del barrio en esa época. Tenía los ademanes y la voz de una persona que siempre tiene toda la razón. Sacó con el cuchillo una compacta masa de frambuesa del fondo del bote, cubrió uniformemente las dos mitades de la rebanada, y dijo:

—La verdad es que en nuestros días, casi todos usan el apelativo traidor con demasiada facilidad; pero, ¿quién es traidor? Ciertamente, alguien sin honor. Uno que a escondidas, por la espalda, a cambio de algún dudoso beneficio, ayuda al enemigo en contra de su pueblo. O para perjudicar a su familia y a sus amigos. Es más despreciable que un asesino.

Y, por favor, termínate el huevo. El periódico dice que en Asia la gente se muere de hambre.
Mi madre arrastró el plato hacia ella y se comió el huevo y el resto de pan con mermelada, no por hambre sino por amor a la paz. Dijo:

—El que ama no traiciona.

Estas palabras de mi madre no iban dirigidas ni a mí ni a mi padre; a juzgar por su mirada, parecía estar refiriéndose al clavo que había en la pared, encima del refrigerador de la cocina, que no cumplía ninguna función.

Dos
Después del desayuno, mis padres salieron deprisa hacia la parada del autobús para ir al trabajo. Me quedé solo en casa, con un océano de tiempo por delante hasta la tarde, ya que eran las vacaciones de verano. Lo primero que hice fue recoger la mesa; lo que tenía que estar en el refrigerador fue a parar al refrigerador, lo de la alacena a la alacena y lo del fregadero al fregadero, porque me gustaba quedarme despreocupado durante todo el día. Fregué todos los trastes y los coloqué boca abajo en el escurridor. Luego pasé por todas las habitaciones cerrando ventanas y bajando persianas para tener una guarida hasta la tarde. El sol y el polvo del desierto podrían dañar los libros de mi padre, que cubren las paredes, y entre los que se encuentran algunos ejemplares muy raros. Leí el periódico de la mañana y lo dejé doblado en una esquina de la mesa de la cocina; guardé el prendedor de mi madre en su cajón. Hice todo eso, no como un traidor que quiere expiar su vil comportamiento, sino por amor al orden. Hasta hoy tengo la costumbre de recorrer la casa por la mañana y por la tarde para poner cada cosa en su lugar. Hace cinco minutos, cuando escribí que bajaba las persianas, dejé un momento de escribir ya que me acordé de cerrar la puerta del cuarto de baño, que quizás quería quedarse abierta, a juzgar por el gemido que oí al cerrarla.

Durante todo ese verano mi padre y mi madre salían a las ocho de la mañana y regresaban a las seis de la tarde. La comida me esperaba en el refrigerador y tenía todo el tiempo del mundo para mí. Podía, por ejemplo, comenzar a jugar con un pequeño grupo de cinco o diez soldaditos escuchar una especie de sonido profundo y sordo, parecido al sonido que sale de la última tecla, la más baja del piano. Es un sonido que arrastra una estela de ecos opacos: como si hubiera ocurrido una desgracia y ya no se pudiera remediar.

Volví a la cocina. Leí en el periódico que estábamos viviendo una época decisiva y que, por tanto, teníamos que ser fuertes. Decía también que las medidas del Mandato Británico proyectaban una pesada sombra y que el pueblo hebreo debía resistir y superar la prueba.
Salí de casa y miré a mi alrededor, comprobando, como hacen los de la resistencia, que nadie me observara: algún desconocido con gafas de sol, ocultándose detrás de un periódico, escondido en la sombra de algún portal de las casas de enfrente, pero me pareció que la calle estaba en lo suyo.

El frutero levantaba un muro con cajas vacías. El chico de la tienda de los hermanos Sinopsky arrastraba un carrito que no hacía más que chirriar. La desamparada anciana Pani
Ostrovska no dejaba de barrer el trozo de acera junto a su puerta, seguramente lo hacía por tercera vez esta mañana.

La doctora Grifius, que seguía soltera, estaba sentada en su terraza escribiendo unas fichas; mi padre la animaba a reunir datos y a intentar escribir sus memorias acerca de la vida de los judíos en su ciudad natal, Rosenheim. Pasó el repartidor de queroseno en su carro, muy despacio, las riendas adormecidas sobre las rodillas, haciendo sonar su campanilla y cantándole al caballo una canción nostálgica en yiddish. Ahí me encontraba yo parado, observando de nuevo, minuciosamente, la negra inscripción ¡Profi, boged shafel!

Hay un detalle insignificante que tal vez pueda esclarecer los hechos. Por las prisas o el miedo, la última letra de la palabra boged parecía casi una r, de modo que podía parecer que no era un vil traidor sino un vil boger [adulto].

Esa mañana hubiera dado todo lo que tenía por haber sido un adulto.


Tuesday, July 03, 2007

Ojalá la bóveda celeste reflejara la vida política. En el Sureste Inglés la inestabilidad atmosférica es palpable; y pareciera que la República Mexicana quisiera copiar esta condición. Tal cual si apreciáramos un cuadro en alto relieve, la capa exterior sólo nos permite ver las nubes más grises. Sin embargo, si nos molestamos en concentrar un poco nuestra atención percibiremos las blancas exhalaciones de Gaia, que tienen como fondo a un claro cielo matutino.

Grisáceas en su exterior, estas nubes han sido infladas de cortinas de humo informativas (invaden las pantallas televisivas, pasan por las frecuencias Hertzianas, y últimamente rematan en algunos medios impresos) que describen a una sociedad aburrida, tomando prestada la palabra favorita de una audiencia infantilizada. ¡Mírenlos nomás! Acarreados, borregos, nacos, renegados, tercos, insensatos. Acepten ya que perdieron, que fue una elección limpia, y váyanse a sus casas de una vez por todas. Sí, libre de suciedad como el aniquilamiento del noticiero Monitor de José Gutiérrez Vivó. Detrás de este oscuro panorama se pueden ver blancos cúmulos que ordenados avanzan en procesión, con la voluntad inquebrantable que les da el convencimiento de la autenticidad de sus demandas. Ligeras por naturaleza, aceleran su vuelo para llenar el corazón histórico de los movimientos políticos en México. Hasta ahora se notan tranquilas, pues se saben arropadas por la clara tela celeste que han tejido esos hilos de limpias utopías.

Más terrenal, de pronto soy sorpresivamente asaltado por las incisivas preguntas de las afanadoras de mi pisito, que me llevan al filo de mi limitado conocimiento sobre cambio climático. Una de ellas se queja de la fría madrugada de anteayer que calaba hasta el meritito tuétano; la otra mucho más informada, me actualiza avisándome que las lluvias que inundaron las "midlands" Inglesas son las más intensas desde que se llevan los registros instrumentales, y que ya han causado 7 decesos. ¡Ah, caray! Ni la mismísima BBC me mantiene tan al tanto. Intento escabullirme deseándole a Pam unas "soleadas" vacaciones en la península Ibérica, y salgo raudo no sea que me hagan sudar mucho más que mis sinodales este Viernes.

Dirijo entonces mi pasos a mi cubículo, y observo lo que Pam muy acertadamente describió: nubes de desarrollo vertical, la convección atmosférica en una de sus máximas expresiones. Para aquellos que somos costeños esto nos puede ser raro, no tan extravagante es en las zonas montañosas donde estos procesos nos brindan majestuosas formaciones nubosas. Me es prácticamente imposible no relacionar estos fenómenos con los movimientos sociales, que son "calentados" desde abajo y a veces logran las transformaciones más importantes de un país. Aquellos que son despreciados por sus gobernantes, y muy frecuentemente por sus pares, sacan fuerzas del ninguneo y buscan promesas de las cuales puedan asirse, así sea sólo transitoriamente. Promesas que a veces se lleva el fresco viento que anuncia la proximidad de la precipitación. Esta misma lluvia que regularmente "limpia" el ambiente. Una manifestación de arengas es igualmente “precipitada” a quién consideran su "presidente", el amarillo de su vestir probablemente denote su filiación, pero no nos confundamos muchos los hay sin color como las gruesas gotas de agua que humedecen el suelo Norwichiano, y que también reclaman su parte en esta catarsis comunitaria. Es difícil concebir que ya ha transcurrido un año completito del fraude electoral cocinado a fuego lento, tal como el caluroso abrazo entre capas atmosféricas que desata estas intensas lluvias.

Para llevar a cabo su ascendente movimiento las nubes necesitan de la energía térmica que solo el Sol puede proporcionar. Igualmente, los movimientos revolucionarios (que espero en "mi" país continúe pacífico) necesitan ideologías (aunque algunos "infatuados" las consideren ideas peregrinas), esas que sólo pueden brotar de las cabezas que piensan, dirían las bases Zapatistas. Estos cismas se empapan (no me refiero al del Vaticano, no molesten) de los preclaros conceptos de los intelectuales. Esto es fácilmente identificable en la figura del encapuchado mayor, que no es más que un traductor de sueños indígenas.

Habiendo pulido su firmamento, la noche es ahora nítida. Una luna llena rodeada de luceros de todos los tamaños será la discreta cómplice de nuestras esperanzas. Es solo entonces que recordamos que, como la lluvia, tenemos que comenzar a construir el sueño desde abajo, para limpiar el tiradero que fue la elección de Julio de 2006. Actualmente, la peor pesadilla de nuestros adversarios ideológicos, porque la violencia nunca anidará en nuestros libertarios espíritus.



M@rconstelación;


Norwich, G(ran) B(ig Bang);


3/7/06



P.D.ABS. "...No one can STOP US now..." - We Are All Made Of Stars (Moby).

P.D.AMISTOSA. "...good FRIENDS we had or good FRIENDS we lost/along the way..." - No woman no cry (Bob Marley and The Wailers).



Pilona Existencialista:

"Why, O Gish, does thou run about?

The life that thou seekest, thou wilt not find.

When the gods created mankind,

Death they imposed on mankind;

Life they kept in their power.

Thou, O Gish, fill thy belly,

Day and night do thou rejoice,

Daily make a rejoicing!

Day and night a renewal of jollification!

Let thy clothes be clean,

Wash thy head and pour water over thee!

Care for the little one who takes hold of thy hand!

Let the wife rejoice in thy bosom!"



(Epic of Gilgamesh)



... ¿Porqué llega de repente?

Sunday, July 01, 2007

"Tesco should ensure that we have enough to live on. We are not asking for luxuries, just to be able to live without borrowing, and to respect the rights of women because we really work hard, they must give us what we deserve," Gertruida Baartman yesterday.


http://business.guardian.co.uk/story/0,,2114582,00.html

Fruit picker tells of her suffering since shaming supermarket



Richard Wray and Tim Shepherd-Smith
Friday June 29, 2007
The Guardian


The world that Gertruida Baartman inhabits could not be further removed from the cosy chats with Gordon Brown and photocalls with Premiership footballers enjoyed by Sir Terry Leahy.

As a fruit picker in South Africa she is at the bottom of Tesco's lengthy supply chain. While those at the top of the business are trying to persuade shareholders that Sir Terry should receive an extra £11m if its foray into the US succeeds, the 39-year-old single mother of three often does not have enough money to feed her children, let alone afford the prices that Tesco charges UK consumers for the fruit she picks.

But the worlds of poverty and plenty will collide today as Ms Baartman returns to the company's annual meeting, thanks to ActionAid, to plead with the board to pay her and her co-workers a living wage.

"Tesco should ensure that we have enough to live on. We are not asking for luxuries, just to be able to live without borrowing, and to respect the rights of women because we really work hard, they must give us what we deserve," she said yesterday.

The farm where she works supplies one of South Africa's largest fruit exporters, Capespan, which last year saw a 122% increase in profits after tax.

She attended last year's Tesco annual meeting, bringing the reality of working for the supermarket's suppliers in the developing world to its corporate homeland. The company's chairman, David Reid, promised to take heed of her plight and there have been some changes at her farm, especially after Tesco visited in May. In the past, fruit pickers were forced back into the orchards immediately after the crops had been sprayed with pesticides, meaning that workers were often handling fruit that was still wet with dangerous chemicals.

That practice has, at least, ended on Ms Baartman's farm and she is in no doubt why that happened. "On our farm things did change but all the other farms basically remain the same. It changed on my farm because the spotlight and the media have been on me."

But the supermarket's promise that her appearance last year would not lead to recriminations rang hollow when her boss - whom the workers call "master" - refused to re-hire her for the next season. "I lost my job and my union had to fight with the farmer to get my job back," she said.

There have been other unwelcome changes: "In the past the farmer provided transport for my brother, who is in a wheelchair, when he needed to go to the doctor or the clinic. But when I spoke out they refused to help and now my father has to help me pay for [transport]."

Ms Baartman earns about 30p an hour under the government's minimum wage scheme. "It may be what the law says is a minimum wage but it is not something you can live on," she said. "I can't feed my children properly or take them to the doctor when they are ill and I can't take care of myself even though I am the one who has to work for the money."

She augments her meagre salary with her parents' state pensions which do not go very far and she often has to borrow from friends and neighbours. When she gets paid, much of that money goes to paying off debt.

"But often the money is not enough and when I have to walk past someone I owe money to, I cannot look them in the face," she admitted.

Under the Ethical Trading Initiative, which Tesco has signed up to, the supermarket is supposed to ensure that "living wages are paid" and "wages should always be enough to meet basic needs and to provide some discretionary income".

Last year a review of the ETI carried out by Sussex University concluded that "in general, codes had had almost no impact in terms of ensuring workers receive a living wage".

At today's meeting, Tesco shareholders will be asked to support a resolution demanding that Tesco takes measures - to be independently audited - to ensure that workers "are guaranteed decent working conditions, a living wage, job security, freedom of association and of collective bargaining including ... the right to join a trade union of their choice".

The resolution has been put on the table by Ben Birnberg, a retired solicitor and company secretary at War on Want. Tesco initially tried to block the resolution but Mr Birnberg attracted enough shareholders to back his plan. He also has the support of the Joseph Rowntree Foundation which has just under 1 million shares in Tesco.

"This is as much in the interest of Tesco and its shareholders as it is in the interests of the poor workers who are exploited," he said yesterday. "In the annual review the company says it prides itself on sharing its success with its UK workers, why not share the success beyond these shores?"

Ethical trading

Tesco is a member of the ETI (Ethical Trading Initiative). Founded in 1998, the ETI aims to improve working conditions within a retailer's suppliers, through guidelines which members must incorporate into their codes of conduct. But the code is voluntary - members can be suspended or expelled only for non-compliance - and the ETI has been criticised as ineffective. Last year a report by Sussex University showed that, despite some improvements in health and safety and the ending of child labour, the ETI has brought little overall change. An ETI spokeswoman said: "We may not have been aware how serious the problems were."



http://business.guardian.co.uk/story/0,,2115358,00.html

Tesco rocked by shareholders' revolt



· Workers in poor countries exploited, say investors
· Chief executive's pay package under fire


Richard Wray
Saturday June 30, 2007
The Guardian


Tesco faced an unprecedented revolt yesterday over the meagre wages it pays workers in the developing world to supply its supermarkets with everything from cheap clothing to fruit.

Shareholders at the company's annual meeting in London also voiced their anger at a controversial new pay scheme for the chief executive, Sir Terry Leahy, which could see him pocket more than £11m if Tesco's expansion into the US market succeeds. More than one in six shareholders refused to back Sir Terry's new pay scheme, while almost 20% of shareholders refused to reject a resolution calling for Tesco to pay workers in the developing world a "living wage".


The latter resolution was tabled by Ben Birnberg, a retired solicitor and company secretary at War on Want. The Tesco board called on shareholders to reject it saying that the company is already taking steps to ensure its suppliers treat workers properly.

But Mr Birnberg told the meeting that "the irony of the board recommending that shareholders vote against our resolution to increase the meagre pay of its outsourced workers ... whilst at the same time provocatively recommending that shareholders vote for incentive plans which will augment the already absurdly generous remuneration packages for its top executives ... may be lost on the board but it is certainly not lost on this shareholder or the public at large".

He added: "There is nothing that lowers a company more in the estimation of right thinking people ... than a public display of executive greed in an affluent world going hand in hand with a public display of corporate miserliness and indifference towards those at the bottom in an impoverished world who contribute so munificently to our corporate wealth. Let Tesco, as the market leader, steal a march on its competitors and blaze an ethical trail."

He was supported by the Joseph Rowntree Trust, with just under a million shares, while the CIS, which has £25bn under management and is a significant shareholder in Tesco, was among those who abstained on the vote. To applause, the meeting was addressed by Gertruida Baartman, a South African fruit picker whose farm supplies Tesco through exporter Capespan. She attended the meeting last year to speak up for the plight of agricultural workers, but said yesterday: "I have decided to come here again because little has changed in our lives. Our children still go hungry ... we don't want to beg and borrow to stay alive. We are asking Tesco to give us what we deserve. We just want to live a life of dignity."

Tesco chairman David Reid said he had met Ms Baartman, who was brought to the UK by Action Aid, and representatives of her union. He said the company would expand its ethical audit of South African farms.

The meeting, which ran for more than three hours, was also addressed by a Bangladeshi textile worker who said workers there are not being paid "a living wage". One small shareholder recommended that Mr Reid spend six months working in a Bangladeshi textile mill and surviving on local wages and then try working on a South African fruit farm. "If everything's fine, you'll have a great time and come back with a tan," he said. "If not, you'll be thinner and a lot more understanding of the plight of these poor people."

There were several jibes about executive pay. In the end, 8.75% of shareholders refused to back the company's remuneration policy while 17.71% refused to back Sir Terry's special US bonus.


http://www.jornada.unam.mx/2007/07/01/index.php?section=opinion&article=018a1pol

Arnaldo Córdova

"Octavio Paz y la izquierda"


Pongo entrecomillado el título porque no es mío, corresponde a un artículo que Enrique Krauze publicó en el periódico Reforma el 6 de mayo del presente año. En ese artículo, Krauze se lamenta de la incomprensión de la izquierda hacia Octavio Paz y jura y perjura, como suele decirse, que Paz siempre estuvo deseoso de entablar un debate de altura con la izquierda, pero ésta siempre lo esquivó. Paz, dice Krauze, vivió decepcionado por esa actitud de la izquierda. Conozco a Krauze desde hace más de treinta años y, aunque no nos frecuentamos, siempre lo he considerado un amigo. Su respeto hacia mí ha sido irrestricto como el mío hacia él. Pues desde que lo conozco, en las contadas veces en que nos hemos visto, todo el tiempo me ha soltado el mismo lamento.

Siempre le dije a mi amigo liberal que eso no era cierto, que los que nunca habían querido un debate de altura habían sido Paz y él. Y tengo muchas pruebas de ello. En 1967 publiqué un ensayo teórico, "Sociedad y Estado en el mundo moderno", en el que me pronunciaba por un Estado democrático y respetuoso de las libertades humanas. En uno de mis primeros encuentros con Krauze le pedí que lo leyera (ya estaba publicado en un libro de ensayos que salió en 1974). Jamás supe si lo leyó. Le dije, además, que se lo propusiera a Paz. Nunca supe nada. Un amigo mío me dijo que José de la Colina, quien corrigió mi primer librito, La formación del poder político en México (1972), le llevó a Paz mi libro La ideología de la Revolución Mexicana (1973). El lo vio y, en medio de una sonora carcajada, dijo: "Pero qué idea tan peregrina: 'ideología', ja-ja-ja, 'de la Revolución Mexicana'". Acto seguido se lo devolvió a De la Colina y le dijo que no tenía tiempo para leer tonterías. Confieso que no sé si será cierto porque yo a José de la Colina nunca lo he tratado, excepto cuando me dio sus correcciones.

Se lo conté en otra ocasión a Krauze y me dijo: "¡Ah qué Octavio!, je-je, así es él, ¿sabes?". Octavio Paz no quería discutir con la izquierda. Tenía un concepto de la izquierda muy propio y muy conveniente: para él era el conjunto de los seguidores del Partido Comunista soviético, de Castro o de Mao. No sabía que había un pensamiento de izquierda, marxista, que era diferente. Ese pensamiento a él no le interesaba. Quería un enemigo a modo y era a ése al que siempre estaba retando. Probablemente le habría encantado que Leonid Brehznev o Fidel Castro se dirigieran a él y lo invitarán a polemizar como él quería, probablemente en la Plaza Roja o en la Plaza de la Revolución. Cuando Paz se convirtió en estrella de la televisión con sus magníficos y muy ilustrativos programas jamás abrió las puertas a una polémica como él decía que quería con la izquierda.

La única vez que Paz polemizó con un exponente de la izquierda y de su mismo nivel fue cuando, en la revista Proceso, interpeló a Carlitos Monsiváis por lo que escribía en su divertida columna "Por mi madre bohemios". Monsi le respondió muy adecuadamente y la discusión se prolongó por varias semanas. Mi amigo lo puso parejo, como se dice, y no le dio cuartel. Paz se vio siempre acorralado y en una ocasión oí decir a Monsi que él le iba siempre a contestar cada vez que abriera la boca. "Yo no seré el penúltimo que hable", dijo. Y así fue. Paz se retiró a sus cuarteles y nunca más volvió a discutir con un izquierdista. Pero no dejó de decir que la izquierda no quería discutir con él y se dijo "decepcionado", como lo apunta Krauze.

En una ocasión, habrá sido en 1966, Gerardo Unzueta me llevó a las oficinas de Prensa Latina, muy cerca de Paseo de la Reforma, donde, por cierto, conocí a Renato Leduc y, platicando con él y otros, Gerardo nos leyó una carta dirigida a Paz, en la que le proponía polemizar sobre el comunismo, como doctrina, y sobre el sistema socialista mundial. Era, según recuerdo, una carta muy decente, comedida, en la que mi amigo comunista le decía a Paz que lo admiraba, por su gran poesía y su magnífica ensayística, y lo retaba a que polemizara con él sobre los temas que le preocupaban sobre el papel de la izquierda en la historia moderna. Si Gerardo me lee, no me dejará mentir. Renato Leduc, le dijo: "¡Uhm! Ese cabrón infatuado, jamás te va a contestar".

Yo también polemicé con mi amigo liberal. Cuando, allá por 1980 se publicó aquel librito Historia para qué, en el que yo había colaborado y, también, el maestro de Krauze, Luis González y González, escribió una verdadera diatriba en la que nos acusaba de ser historiadores "estatistas" (historiadores wigh, fue su expresión). El tory Krauze alertó a la ciudadanía mexicana sobre los peligros que el libro representaba, pues se habría dado a leer en las preparatorias y en las universidades haciendo oficiales los puntos de vista (muy diferentes, por cierto) que nosotros expresábamos en nuestras colaboraciones. Yo le respondí en un largo artículo que se publicó en el suplemento Sábado, de Unomásuno, el mismo en el que él había publicado el suyo, para decirle que nuestro libro no era lo que él pensaba y que si quería discutir con cada uno de nosotros lo hiciera y no nos acusara de "estatistas". Krauze me contestó, pero no refutó ni uno solo de mis argumentos y hasta me dijo que estábamos de acuerdo en muchas cosas, así que ya no le respondí. Luego, en una cena, me dijo que habría valido la pena reeditar la polémica. Yo le dije que cuando quisiera. Nunca ha vuelto al tema.

Krauze, por elección propia, se ha convertido en un señalado vocero de la derecha, si bien él prefiere que se le llame liberal. Quisiera decirle a mi amigo liberal que no es el único y que hay muchos que han luchado por la libertad probablemente más y, sobre todo, más peligrosamente que él. No tiene por qué seguir diciendo que los izquierdistas no apreciamos la libertad y que todos somos autoritarios y estalinistas. Tampoco tiene por qué seguir exigiéndonos a todos que nos arrepintamos de lo que hicieron los dictadores comunistas. Eso es estúpido. Yo qué carajos tengo que ver con el muro de Berlín o con los campos del Gulag. Aparte de porque es liberal, sospecho que Krauze tiene otra razón para ser derechista. En una ocasión (y luego lo dijo también en público) me confesó que quería ser un intelectual, pero que no quería depender de nadie y por eso se había dedicado a hacer negocios y a hacer dinero. Hoy es muy rico. Siempre recordé a Hank González, para quien un político pobre es un pobre político. Para Enrique Krauze un intelectual pobre deber ser un pobre intelectual (¡Puta!). La verdad es que conozco muy pocos que se hayan hecho ricos y no por ser intelectuales.



http://arts.guardian.co.uk/filmandmusic/story/0,,2113995,00.html

Boxing for the big screen



Jo Tuckman hears some fighting talk in Mexico

Friday June 29, 2007
The Guardian


Sitting in his corner of the ring at the end of round four, eyes down and body slumped, Julio Cesar Chavez calls off the fight. He says his hand is broken. Later, in his dressing room, he dabs away the tears with a tissue. "It was my fault," mumbles one of the world's greatest boxers, as his 24-year career ends with a technical knockout by a barely-known journeyman. A matter-of-fact voice off camera responds: "Of course it was."

This is a key scene in a new documentary directed by the young Mexican actor Diego Luna, which dedicates much of its 78 minutes to arguing that Chavez's demise - that final fight was in September 2005 - was actually the fault of former presidents, unscrupulous promoters, and even his fans. "People with power used Julio Cesar Chavez," Luna says. "Other people's agenda completely took over. It is very sad."

Luna - best known in Britain for his co-starring role with Gael Garcia Bernal in Y Tu Mama Tambien - says he has always been fascinated by Mexico's foremost boxing legend. Chavez was one kind of world champion or another from 1984 to 1994, winning 108 fights (87 with a knockout), drawing two and losing only six. "I wasn't a fan of boxing, I was a fan of Julio Cesar Chavez," Luna says. "All of Mexico stopped to watch his fights. Old, young, left, right and centre. And today, I wanted people to know what happened to the legend."

The film is the first project to emerge from Luna's half of Canana Films, the production company set up by Luna and Bernal. It has emerged alongside Bernal's directorial debut Deficit - a fiction feature about decadent upper-class Mexican youth that was shown out of competition in Cannes this year - and Canana's annual travelling documentary festival, Ambulante.

The way Luna sees it, Canana Films is part of a wider movement to use the success enjoyed by some individual Mexicans abroad, to build a solid film industry back home. The so-called "tres amigos" (directors Alejandro Gonzalez Inarritu, Alfonso Cuaron and Guillermo del Toro) have used the momentum garnered by their international successes to lobby for more state support for new talent in an under-funded domestic film environment. They even talk returning to Mexico to make films again themselves. Luna and Bernal, on the other hand, are sticking closer to home.

"Julio Cesar Chavez is the most important sporting figure we have ever had," Luna says. His choice of subject, if nothing else, cements his nationalist credentials. In a country not short of boxing heroes, Chavez reigns supreme. Still, Luna says: "Most of the time we don't give him the place he deserves." But Luna's film is actually much more interested in what went wrong than in lingering on what went right. It speeds through Chavez's rise from his humble origins growing up beside a railway line in the northern state of Sinaloa, to the glory days when, in a bout to unify the world welterweight title, he knocked out Meldrick Taylor in 1990, 16 seconds before the end of the final round in a fight he would have otherwise lost on points.

Instead, Luna's film emphasises how the former president, Carlos Salinas, turned Chavez into a kind of regime mascot, setting him up for the fall that followed when power changed hands in 1994. Pursued by allegations (skirted over in the film) of tax fraud, domestic violence and ties to drug trafficking, Chavez's career went into steep decline. He eventually made a comeback, a shadow of his former self, for a seemingly endless goodbye tour that ended in 2005 and that takes up the final third of the documentary.

Today the "forgotten legend" is shown as an energetic middle-aged father with a touch of roguish charm, but little fanfare in his manner or in the way he is treated by others. "What would be great would be if this encouraged more of these kind of documentaries," Luna said. "We [Mexicans] need to celebrate ourselves a little bit more." Celebration, however, doesn't seem quite the word for Chavez's story.