Friday, June 19, 2009

¿LA IGLESIA VOTARÁ EN JULIO?

Se inicia la pascua florida, época en que la iglesia se llena de nuevas alegrías y de ideas modernas. Podríamos preguntarnos, si con base en las resoluciones de la CELAM III, llegaría a formarse el invisible pero eficiente Partido de Ernesto Corripio Ahumada (PECA), dispuesto a votar en las elecciones del 1o. de julio.

Pocos se acuerdan de esto ahora, pero la iglesia se reservó el derecho de dirigir, desde el púlpito y el confesionario, la política de los países latinoamericanos. La oportunidad que tiene de probar que esto es así, se presenta justamente en las elecciones mexicanas para la renovación de la cámara de diputados. De ahí la
importancia del PECA.

Y pocos recuerdan lo convenido en la reunión de Puebla porque después de aquellos agobiantes dieciséis días, ya no quedaban muchos entusiastas con arrestos
para hincarle el diente a las 240 cuartillas -renglón cerrado- del documento final. Pero lo cierto es que tal documento se halla a disposición de quien lo solicite. Su lectura
podría ser de alguna utilidad para los candidatos de los siete partidos que contienden por las cuatrocientas curules.

Si el PECA decide actuar, lo hará, sin duda, conforme a los párrafos 385, 388 y 389 de ese documento. Y esto no es nada que debieran desdeñar los partidos, especialmente los de izquierda. Pudiera pasar a éstos lo que ocurrió a los de la izquierda española.

A cuatro días de iniciada la campaña para la elección de parlamentarios, el episcopado español decidió presentarse en mitad del foro para cortar a la epopeya un gajo, y mandar al demonio al PSOE, principalmente. Aún no se sabe ahora en qué medida fue determinante la influencia del episcopado para afianzar la victoria de la alianza de centro-derecha, a costa sobre todo de la organización presidida por Felipe González. Pero en aquellos días de enero, el periodista José Oneto, director de Cambio 16, calificó así la intervención de la iglesia: "He aquí un caso típico de colisión entre política y conciencia cristiana no provocada ciertamente por esta última".

"La declaración episcopal, recibida no con disimulada alegría por los partidos de centro y de derecha (...) no solamente es, según los observadores más imparciales una injerencia política en lo temporal cuando se está en vísperas de unas elecciones decisivas, sino, que pudiera ser el primer síntoma de un cambio de actitud de la jerarquía eclesiástica española, con respecto al futuro político", agregó el comentarista.

Podrían haber influido, dijo Oneto, "los cambios producidos en el Vaticano con la elección del Papa Juan Pablo II". Y más concretamente: "El Papa Wojtyla, un Papa del Este profundamente anticomunista, tendría según este esquema, una concepción distinta sobre el papel a jugar por los laicos en la política".

"El pasado mes de diciembre, el sector más conservador del episcopado se pronunció en contra de la Constitución. En aquella ocasión el Vaticano conoció el documento de los obispos antes de hacerse público. En esta ocasión, con el documento episcopal, parece que ha ocurrido lo mismo. El documento que tuvo que redactarse cinco veces para que alcanzara el máximo consenso fue conocido con anterioridad por la Nunciatura en Madrid y por el Vaticano."

Esa es, pues, la experiencia española. Usted estaría en su derecho al pensar que el papa Wojtyla, "profundamente anticomunista", no sólo vino a México para grabar discos o para escuchar mariachis, sino para preocuparse por la suerte del "pueblo de Dios" ante la evidente amenaza castro-marxista y judeo-masónica-comunista que se expresa con el despertar de movimientos como la reforma política, que permite la actuación de abominaciones tales como el PCM, el PRT, el PMT, etc.

El papa Wojtyla aprobó recientemente en Roma el documento final de la reunión de Puebla (CELAM III), en donde la iglesia declara que se reserva el derecho de "evangelizar lo político" (¡Rediez: sic!).

Veamos el párrafo 385. Dice que en sentido "amplio y superior", pero que tiene relación con asuntos tan concretos como "la seguridad exterior" del Estado, "la política interesa también a la iglesia y, por tanto, a sus pastores, ministros de la unidad".

¿Serán ministros de la unidad de centro-derecha, o del PAN con el PRI? ¿Y los otros miembros del mismo "pueblo de Dios" a quienes le da la gana militar en el PRT y el PMT, estarán excomulgados si no se someten a "la unidad"?

Y ya entrados en líos políticos, los señores clérigos hicieron del párrafo 388 un columpio deliciosamente alocado, o un péndulo santamente epiléptico. La iglesia siempre ha tenido un gran dominio del arte de decir "sí" de modo que cualquiera entiende "no", para que ella se mantenga como mater et magistra absolutamente indispensable en caso de enredo. Pero aún con estos antecedentes, el 388 sigue siendo excepcional.

Juzgue usted mismo con cuanta habilidad retórica los viejos sabios brujos esconden sus apetitos terrenales por La Polaca, para finalmente ejecutar un malabarismo y caer de pie en la “libertad para evangelizar lo político”. He aquí el texto íntegro del párrafo 388 del documento elaborado por todos los obispos de América Latina y posteriormente aprobado con el paternal aplauso por el Papa:

“Los pastores, por el contrario, puesto que deben preocuparse de la unidad, se despojarán de toda ideología político-partidista que pueda condicionar sus criterios y actitudes. Tendrán así la libertad para evangelizar lo político como Cristo desde un evangelio sin partidismos ni ideologizaciones. El Evangelio de Cristo no habría tenido tanto impacto en la historia, si El no lo hubiera proclamado como un mensaje religioso, superando la tentación de mezclar 'las cosas de Dios con actitudes meramente políticas'. (Juan Pablo II, discurso apertura III Conferencia General.) Los sucesores de los Apóstoles deberán, evidentemente, seguir este camino."

Ahora bien, ¿cómo se llevara a cabo esta "evangelización de lo político" concretamente en cuanto se refiere a la presente campaña electoral en México? ¿El PECA actuará sólo desde los púlpitos y confesionarios o también ira a las plazas públicas?

¿Conchello y Valentín Campa tedrán que acudir juntos a recibir las evangélicas instrucciones de don Ernesto Corripio Ahumada? ¿Considerará el señor arzobispo suficientemente cumplida si evangeliza al PAN, habida cuenta de que el PRI ya se evangelizó por iniciativa propia?

Cuantos conocemos el carácter pétreo de don Ernesto, podemos estar seguros de que jamas aceptaría rendir malas cuentas a la Conferencia Episcopal Latinoamericana. Esto significa que el PECA actuará, con registro o sin él.

Y entonces se verá cuan pronto don Ernesto ha descubierto que la política es como el embarazo: se está o no se está. Ni siquiera como un milagro una dama puede decir que está "un poquito" embarazada. De modo, pues, que si la iglesia en México comienza a sentir mareos políticos, ni duda cabe acerca de cuál es su problema, y ya sólo queda esperar resultados.


Excélsior, 16/IV/79



BUENDÍA, M. La Santa Madre. Editorial Océano (Fundación Manuel Buendía). México, D.F. 1985. Pág. 149.



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