Thursday, July 26, 2012



NO, WE CAN'T




Mejores son dos que uno;
porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren,
el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere
no habrá segundo que lo levante.

Eclesiastés 4:9-10 (Casiodoro de Reina, 1569)





CHARLAS DE CAFÉ CON... BELISARIO DOMÍNGUEZ



_ Así fue, aunque los rumores acerca de lo que estaba ocurriendo detrás del escenario eran tan terribles como los hechos de las armas. En cuanto supimos que el presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez habían sido hechos prisioneros y obligados a renunciar a sus altos cargos, supimos que nadie que defendiera principios diferentes a los de quien no los tenía, podía esperar que su vida estuviera garantizada. La mañana del 23 de febrero, la ciudad despertó con la noticia de la muerte de ambos. Los periódicos dijeron que habían muerto en un tiroteo entre simpatizantes de Madero y los soldados que los custiodaban. Todos sabíamos que se había tratado de un asesinato cobarde y a sangre fría. Sin embargo, conforme el día avanzaba, la ciudad recuperaba su habitual indiferencia y proclividad al placer. Lo que para algunos era motivo de duelo, para la gran mayoría no era sólo causa de alivio sino de alegría. La capital, y perdone si lo ofendo, es de corta memoria.


_ No me ofende y le sobra razón. Los mismos capitalinos que en mayo de 1863 lloraron la salida de Benito Juárez, tras la caída de Puebla en manos de los franceses, aplaudían un año después la entrada de Maximiliano y Carlota.


_ Así lo demostró la multitud enardecida que prendió fuego a la casa del padre de Madero en la calle de Berlín y el periódico Nueva Era. La ciudad era prisionera de sí misma, de sus apetitos y de quienes propiciaban y protegían sus perversiones: el ejército que enlodaba las gloriosas páginas que había logrado escribir en el pasado.


_ Por fortuna hubo honrosas excepciones. Un subteniente del escuadrón de Guardias de la Presidencia llamado Francisco L. Urquizo, coahuilense de origen, fue testigo y actor de los acontecimientos, mantuvo su lealtad maderista y se unió a la lucha contra Huerta. Pero además tuvo la sensibilidad para guardar registro de sus vivencias. Su libro La Ciudadela quedó atrás es uno de los relatos más vívidos, valientes y objetivos de aquellos días.


_ Me alegra saberlo. Las gloriosas excepciones rompen la regla. La misma actitud impecable de rechazo al usurpador tuvieron dos gobernadores norteños: Venustiano Carranza en Coahuila y José María Maytorena en Sonora. Otra vez, como en el caso de Juárez, el norte apoyaba a la capital que había tenido en el olvido al septentrión mexicano. Más tarde nos enteraríamos de que durante los días del bombardeo, Carranza había enviado un emisario a Madero para invitarlo a refugiarse en Saltillo.


_ ¿Sospechaba que usted podía llegar a ser víctima de la violencia?


_ Amé la vida como cualquier otro mortal. Pero cuando se ejerce la medicina, como lo hice, se conocen otras dimensiones de este breve animal que somos. Se aprende a apreciar las fortalezas y las debilidades del prójimo, sus justificados miedos, sus admirables arranques de valor. Desde que el general Victoriano Huerta tomó el poder con la fuerza de las bayonetas, quienes habíamos defendido el orden civil sabíamos que teníamos encima una espada de Damocles. Más temprano aún. Desde que decidí dedicar mi energía y mis conocimientos a hacer algo por mis semejantes, sabía que iba a encontrar una enorme oposición. La lectura de la Historia, sobre todo la de México, me daba siempre orientaciones adecuadas. Cuando el incansable periodista Juan Bautista Morales, que ha pasado a la historia con su más conocido seudónimo de El Gallo Pitagórico, fue increpado por Santa Anna por los ataques que en sus periódicos hacía en contra de su gobierno, y su persona, el valiente periodista respondió, palabras más, palabras menos: "Desde que me metí en esto supe que iba a terminar en cuatro velas y un petate".


QUIRARTE, V. Charlas de Café con... Belisario Domínguez. Editorial Grijalbo. Primera Edición. 2009.









Gracias por seguir aguantando contra toda desesperanza..






El otro XY del grupo se ha impacientado ya. No ha de ganar mucho de todos modos. El mesero le aplica la vieja técnica de ignorarlo y demorar nuestro servicio; it doesn't matter he is getting full tips (el cerrada o abierta no se estila aquí) as in any other table en este comedor junto a una de las icónicas zonas arqueológicas de nuestro país.


Las féminas, que siempre están en misa y en procesión, lo han notado sin siquiera despeinarse.


_ Why is that? Why they don't complain here? -pregunta nuestra exótica visitante.


_ They never ever do that in this country. I don't know why -responde mi mujer tratando aún hoy de descifrar nuestras más extrañas costumbres.


_ Useless, babe. You would get nothing at all. Have you forgotten what happened the last time we ate at the azul y oro? -le recuerdo una de las inexplicables reglas básicas de la etiqueta tricolor, no aplicable en ningún otro lugar más.







Todavía no me explico mi tendencia a autoflagelarme. Me pasó cuando me salté un pronóstico, cuando llené una solicitud con un domicilio de referencia que podría despertar suspicacias a más de un burócrata cuentachiles, y recientemente en que solté los datos de mi tarjeta, en todos esos casos presentí que algo malo habría inexorablemente de pasar.


Debería, dado que me paso gran porcentaje de mis 16-17 horas de vigilia frente a la muy práctica, they say, notebook (aunque recientemente tal como el cangrejo ermitaño carga su shell a todos lados, yo como viejito ideático llevo ratón y teclado auxiliares a todos lados with me) según mi partner, checar con frecuencia los movimientos de mis plásticos, pero no es así. Así que, esta semana que reviso el estado de cuenta, y me doy cuello que, tal como se esperaba, uno de los ches mayores grupos bancarios de procedencia extranjera en nuestro país ha faltado a su promesa, y me ha cargado otro mes adicional a los acordados telefónicamente, los sobres de los contratos ahí están, bien gracias, en el mueble sin abrir. Or could it be? Nah! It would literally be impossible for that to happen here, indeed. Así que me desafano en tres patadas de la llamada de una chica con acento sudamericano, representante del membrete crediticio the very next day I went to cancel my card. Pero lo que si me caló es que ya sea el suertudo operador del call center o su supervisor, se jue a la premier de la última versión de Spiderman, con todo y su bucket de palomitas, cheskos, y perros calientes. Well, at least this time they did not go to buy a bag of lollipops a thousand miles away from here, as they did three months ago. Now, you tell me, ¿con quién me quejo, pues? ¿Podrían darme mi money pa'atrás estos tipos? No puedo compararme con Mr. Ten percent, pero le ofrezco su premiezote al que me consiga un reimbursement de lo que yo doy por perdido, ¿va?








La Fundación UNAM este viernes, según esto, ya me regresó una "aportación" que dobletearon; la misma táctica le aplicaron a mi mujer ahora que juimos a San Miguel de Allende; es toda una operación fraudulenta más según la hairdresser vecina, una de sus clientas, y el plomero que destapó nuestro drenaje recientemente. Todos ellos se han quejado excepto yo, of course.  Invisibles, por formar un grupúsculo insignificante, siguen siendo a menos que... organizados alcancen una masa crítica que aún a los más mimados bancos en territorio mexicano, les sea imposible ignorar.








Como de costumbre se equivocan, compañero. No peleamos por un reino de otro mundo, nuestra lucha es más terrenal, ergo, infinitamente más plebeya: en plata, queremos limpiar nuestra última elección presidencial. Una construcción teórica que no les cabe en su... chompeta, ni a los de nuevo ni a los de viejo cuño del partido tricolor. Aún cuando estamos organizados, y juntamos la masa crítica para triunfar, yo calculo un 0.56% de probabilidad para que el Tribilín acuerde la jornada del 1 de julio invalidar. Si, aún contando millones, estuvieramos solos, entonces sin titubearlo afirmaría... No, We Can't. Afortunadamente (a menos que la mano que mece la cuna sea pelona, perdón, pachona), the children of the revolution (aunque todavía medio párvulos), are by our side, y la historia que es tan terca como uno, muestra que las transformaciones muchas veces tienen un elemento fortuito incapaz, para los anal retentives, de controlar. Are you gonna stick with your script till the end, buddies? AL TIEMPO.

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