Monday, May 28, 2007

Heme aquí, a medio Zócalo y con los testículos en los ventrículos, ataviado al estilo Ghandi y gritando las poderosas palabras de Guillermo Prieto, que en algún momento salvaron a Juárez de la muerte, exigiéndole, pidiéndole, suplicándole a esta Patria gaseosa y espumosa que baje las armas antes de que sea demasiado tarde (léase en tono de homilía dominical):


http://blogotitlan.com/noticias/2007/05/23/a_quien_corresponda_los_valien.html

A Quien Corresponda: Los Valientes No Asesinan
Por Fernando Rivera Calderón

Heme aquí, a medio Zócalo y con los testículos en los ventrículos, ataviado al estilo Ghandi y gritando las poderosas palabras de Guillermo Prieto, que en algún momento salvaron a Juárez de la muerte, exigiéndole, pidiéndole, suplicándole a esta Patria gaseosa y espumosa que baje las armas antes de que sea demasiado tarde (léase en tono de homilía dominical):

A ustedes, señores narcotraficantes y sus huestes de sicarios que están tan enojados por la competencia desleal, y que se sienten constantemente agredidos por el Ejército que les quema sus plantíos y les decomisa sus cargamentos, demostrando su frustración armando balaceras, cortando cabezas y dejando mensajes intimidatorios…
—Bajen esas armas, los valientes no asesinan.

A ustedes, señores militares que están cansados de que les corten las cabezas a sus compañeros y de que su sacrosanta institución vaya perdiendo paulatinamente todo el respeto que la gente le tenía, ya que han sido genéticamente incapaces de luchar contra el narco y respetar los derechos humanos al mismo tiempo...
—Bajen esas armas, los valientes no asesinan.

A usted, señor presidente de la República, que no tiene ni la más remota idea del daño que este baño de sangre le está haciendo al país y a su futuro democrático, a usted que siente que el escasísimo margen que le dio la victoria electoral es suficiente para convertir al país en un retén militar y que no se ha percatado de que antes de declarar guerras hay que consolidar a las instituciones de un Estado fragmentado y urgido de reformas estructurales…
—Baje esas armas, los valientes no asesinan.

A ustedes, ciudadanos, que apoyan esta guerra, que suponen —en el maniqueísmo de sus razonamientos— que no hay otra salida y que la confrontación es inminente; a ustedes que han asumido el costo de las vidas sacrificadas como si fueran sus vidas y que ignoran los poderes del derecho y de la razón para dirimir nuestras diferencias sociales. A ustedes que imaginan un mundo feliz sin drogas y sin vicios y están dispuestos a realizar su sueño aunque tengan que deshacerse de medio país...
—Bajen esas armas, los valientes no asesinan.

Yo sé que todos tenemos muchos motivos para estar enojados, pero, por favor, existen otras maneras de dirimir las diferencias que no tienen que ver con agarrarse a balazos. Claro, estas otras maneras, curiosamente, requieren más valor político que simplemente echar a las tropas al fuego, ya que implican desafiar una política hipócrita diseñada en Estados Unidos.

Allá, por cierto, George Bush está viviendo sus peores momentos de popularidad entre sus gobernados. La gente finalmente descubrió su mascarada en Irak y está enojada con él y con su partido. Y eso que Bush hizo su guerra en Irak y no en su propio territorio, como sí lo está haciendo el gobierno de Felipe Calderón.

¡Señoras y señores, bajen esas armas, los valientes no asesinan!

frivera@eme-equis.com.mx





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