LONDRES., 1 de marzo (apro).- La pelea diplomática entre Gran Bretaña y Argentina por la soberanía y los hidrocarburos de las Islas Malvinas aumentó de magnitud luego que el gobierno argentino elevó un reclamo formal ante las Naciones Unidas, apoyada por los 32 países de América Latina y el Caribe, y cuando comenzaron las polémicas tareas de exploración de petróleo y gas por parte de compañías británicas en aguas del archipiélago del Atlántico Sur.
El canciller argentino, Jorge Taiana, se reunió el pasado miércoles 24 de febrero en Nueva York con el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, a quien le pidió que interceda para que se inicien las negociaciones pacíficas con Londres por la soberanía de las Malvinas, donde, según el British Geological Survey (BGS), habrían unos 60 mil millones de barriles de petróleo.
Taiana hizo el pedido tras participar un día antes en Cancún de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, donde los países participantes expresaron su respaldo "a los legítimos derechos" de Argentina sobre las islas.
Una de las posturas más enérgicas fue la del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien dijo antes los medios: "Esperemos que Inglaterra reflexione y cumpla las resoluciones de la ONU, que retire la plataforma y se siente a negociar el regreso de las Malvinas a Argentina".
La declaración del Grupo de Río, que fue aprobada por unanimidad, pidió que Argentina y Gran Bretaña encuentren una solución al conflicto, siempre en el marco de lo establecido por Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Que se reanuden las negociaciones a fin de encontrar a la mayor brevedad una solución justa, pacífica y definitiva de la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes", señaló el documento.
Sin embargo y desde Londres, el gobierno británico del laborista Gordon Brown, desestimó el unánime apoyo de América Latina al reclamo de Argentina. "Estamos acostumbrados a que los países de América latina apoyen verbalmente a la Argentina como un acto de solidaridad regional, y probablemente no sea la primera vez que países de la región hayan hecho esto", afirmó un portavoz de la cancillería británica en Londres (Foreign Office).
"Pero cuando llega el momento de la verdad es cuando sus bocas nunca los acompañan. Todo esto le da al canciller Taiana algo de munición para ver a Ban Ki-Moon en la ONU, pero el solo hecho de que más gente esté a la expectativa no ayuda a que sus reclamos tengan un efecto mayor", agregó.
El pasado 23 de febrero, el ministro de Exterior británico, David Miliband, reiteró que la exploración de hidrocarburos en aguas de las Malvinas "cumple enteramente con la ley internacional".
Sin embargo, ministros del gobierno en Londres informaron al periódico inglés The Times ese mismo día, que Gran Bretaña se venía preparando desde hacía meses para una confrontación diplomática con Argentina.
Aunque de ambas partes se negó la posibilidad de un conflicto bélico, una fuente del gobierno británico afirmó al Times que un submarino quedó a disposición de las Fuerzas Armadas británicas para apoyar la presencia militar de rutina en las Malvinas. Precisó que el submarino aún no se encuentra en la región.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña afirmó que la fragata HMS York permanecerá en aguas de las Malvinas "por el tiempo que sea necesario".
Por su parte, la defensa aérea de las islas fue aumentada "en secreto" el año pasado, tras la llegada de cuatro jets de guerra Typhoon.
Desde Puerto Stanley, la Asamblea Legislativa de las Islas Malvinas acusó al gobierno de Argentina de "utilizar" el reclamo por la soberanía del archipiélago "para tapar problemas internos" que afectan a la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
"Una fuerte posición en las islas es que (el gobierno de Argentina) nos está utilizando, como lo hizo tantas veces en el pasado. Cuando un gobierno está en problemas trata de desviar la atención sobre el tema de las Malvinas, con el que cree puede unir a la población. Creemos firmemente que tenemos el derecho de explotar nuestros propios recursos. Constitucionalmente esos recursos son nuestros para explotar", declaró Jan Cheek, miembro de la Asamblea Legislativa en Puerto Stanley.
Cheek dijo además que no le preocupa el reciente apoyo dado por los 32 países de América Latina y el Caribe a Argentina por la soberanía de las Malvinas y contra las tareas de exploración de hidrocarburos en aguas de las islas.
Sostuvo que la muestra de solidaridad dada por el grupo latinoamericano al gobierno argentino "no tendrá mucho impacto".
"Hemos visto ocurrir esto muchas veces", agregó la funcionaria malvinense.
Con respecto a la medida de Argentina de imponer controles a los buques que atraviesen aguas y puertos nacionales con destino a las Malvinas, Cheek respondió: "Los trabajos siguen sin problemas para los buques alrededor de las islas".
"Me sorprendería mucho si ellos interfieren con las tareas de los buques en nuestras aguas", continuó.
Cheek calificó las resoluciones de descolonización de la ONU como "irónicas", ya que "la única salida que ellos (los argentinos) buscan es hacernos una colonia de Argentina". Pero citando a la prensa argentina, la legisladora en Puerto Stanley sostuvo que los esfuerzos de la presidenta Fernández de Kirchner para aprovechar el tema "es sólo parcialmente exitoso". "Ella sólo puede engañar a algunos por algún tiempo", concluyó.
A favor de la guerra
Más allá de la divergencia, algunos medios británicos comenzaron a mostrar un nuevo costado de la pelea y pusieron en duda la posición de Gran Bretaña. Uno de ellos fue el conservador The Times, que en su edición del pasado 24 de febrero afirmó que la posición británica sobre la soberanía de las Malvinas "es difícil de defender", principalmente debido al actual apoyo de Chile y el resto de América Latina al reclamo de Argentina y por la "anomalía anticuada" de una situación colonialista.
El matutino opositor al gobierno, que tituló su editorial "Gran Bretaña podría encontrar difícil defender su posición por las Falklands", dijo sin embargo que el Reino Unido "tiene buenos basamentos legales" por su permanencia en las islas del Atlántico Sur desde hace 177 años.
"Posee una costosa base aérea allí, una situación muy diferente a la ventosa isla sin defensa que no presentó obstáculo alguno a las fuerzas invasoras argentinas en 1982. Todo acerca de la protesta de Argentina por las exploraciones de petróleo de Gran Bretaña hablan de una desesperación política por parte de la presidenta (Cristina) Fernández de Kirchner", destacó el Times.
Sin embargo, aclaró que hay dos razones centrales por las cuales la posición británica "podría ser difícil de defender", en caso que ambos países "no vean que los negocios petroleros serán de interés mutuo y si Argentina realmente presiona por el caso".
"El primer punto es que Chile, y aparentemente el resto de América Latina, está esta vez del lado de Argentina. En 1982, Chile apoyó a Gran Bretaña, un favor del general Augusto Pinochet que no escapó la atención de (la exprimera ministra) Margaret Thatcher. El segundo punto es que el clima diplomático está moviéndose en contra del enclave colonial, y aunque haya otros ejemplos, es fácil retratar a las Falklands como una anomalía anticuada", agregó.
Según el Times, el "tono" adoptado por el gobierno de Gordon Brown "es el correcto: firme, pero de bajo perfil".
"El mejor resultado sería que las exploraciones sigan su curso, y que teniendo en cuenta que los isleños no quieren que esa infraestructura esté en sus tierras, que Argentina rápidamente se beneficie de la industria que florezca. Pero ello no significa que la disputa tenga una conclusión pacífica", alertó el periódico londinense.
Ello se debería "a que el espíritu de la época" está del lado de Argentina, ya que "la simpatía global se ha vuelto más firme contra posiciones colonialistas desde 1982".
Lo cierto es que la mayoría de los británicos está ahora a favor de una guerra contra Argentina, tras la escalada en las tensiones diplomáticas por la exploración de hidrocarburos.
Un sondeo publicado el pasado 19 de febrero por el tabloide The Sun, el diario más leído en Gran Bretaña, informó que el 58% de los británicos está de acuerdo que la Royal Navy envíe una fuerza de guerra a las Malvinas, para impedir que las fuerzas argentinas se interpongan en las lucrativas tareas de búsqueda de crudo.
De acuerdo a la encuesta, comisionada a la prestigiosa consultora local YouGov y por la cual se entrevistó a 1.009 británicos, la mayoría de los consultados está de acuerdo con un conflicto bélico, similar al que enfrentó a los dos países en 1982.
El sondeo indicó además que un 45% cree que Gran Bretaña “debería utilizar la fuerza” si Argentina responde agresivamente a los trabajos que comenzaron a realizar este viernes las compañías británicas de exploración. Ya varios buques de guerra están en “stand-by” en las Malvinas para proteger los intereses comerciales de los kelpers y de las firmas inglesas, luego que el primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó de forma robusta que protegerá a los isleños ante cualquier medida de represalia tomada por el gobierno argentino.
El buque HMS York, un destructor del tipo 42, se encuentra patrullando las aguas que circundan a las islas, en respuesta a una decisión de Argentina de imponer un sistema de permisos para barcos que pasen por sus aguas y puertos con destino a las Malvinas.
En total hay cuatro buques de guerra que circundan las Malvinas, el HMS York, el HMS Clyde, el barco patrulla HMS Scott y el RFA Wave Ruler, además de cuatro bombarderos de la Royal Air Force (RAF).
A diferencia de 1982, los 3 mil kelpers en las Malvinas están “fuertemente defendidos”, con cuatro jets Typhoon-Eurofighter (que cargan bombas de media tonelada dirigidas por láser) en el aeropuerto de Mount Pleasant, además de contar con una fuerza militar de 1.076 soldados.
Consultado por Apro un portavoz oficial del Ministerio de Defensa informó que la “fuerza de disuasión” británica en las islas del Atlántico Sur “incluye buques, aviones, helicópteros y soldados que de forma colectiva mantienen la Defensa del archipiélago”.
"Esto es diplomacia de defensa moderna en acción. Los buques de guerra están allí para proteger los intereses de Gran Bretaña en el Atlántico Sur. Si los argentinos interfieren con el libre movimiento de las plataformas de exploración en alta mar eso será ilegal y nosotros optaremos por utilizar una fuerza de disuasión”, agregó el vocero.
"Finalmente si los argentinos deciden esa opción y el Foreign Office (Cancillería británica) está de acuerdo, nosotros actuaremos para detenerlos", continuó la fuente militar.
Todo esto ocurre cuando la plataforma Ocean Guardian de la empresa londinense Desire Petroleum comenzó el pasado 22 de febrero las tareas de exploración en las islas. Otras tres compañías británicas también planean explorar en la región, ellas son Rockhopper, BHP Billiton y Falklands Oil and Gas.
Ben Wooley, portavoz de Desire Petroleum, defendió en conversación con Apro las tareas de la plataforma. “El primer punto es que operará dentro de aguas soberanas británicas. El planeamiento ha llevado más de cinco años, y ha sido obvio para Desire Petroleum asegurarse que todas las consideraciones argentinas no dificulten la misión. Todas las tareas de la empresa buscarán no utilizar ningún puerto argentino para abastecimiento. Está todo planeado en los cronogramas y planeamiento”, continuó.
Según Wooley, Desire Petroleum cuenta con licencias para explorar en seis áreas en la cuenca norte de las Malvinas, y pronostica que podría hallar 3 mil 500 millones de barriles de petróleo y 9 mil billones cúbicos de gas natural. Además, subrayó que en el primer pozo, llamado “Liz” espera encontrar 400 millones de barriles de crudo “aunque las chances de éxito son del 70%”.
“Las ganancias rondarían los miles de millones de dólares, pero no podemos especular aún debido a que recién comienzan las tareas de exploración y los primeros resultados se conocerán en al menos 30 días”, subrayó.
El Foreign Office advirtió a Desire Petroleum que las protestas del gobierno argentino pueden intensificarse si los resultados de las exploraciones son prometedores. "Desire Petroleum espera que el gobierno argentino proteste y por eso ha puesto en marcha planes de contingencia para que no se vea afectado nada que tenga que ver con las pruebas (para hallar gas y petróleo)", agregó Wooley.
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