Saturday, November 17, 2007


francisco olaso

Berlín (apro).- Los cuatro grandes consorcios que dominan el mercado de energía en Alemania habrían operado como un cartel durante años, suprimiendo la competencia entre sí y elevando los precios injustificadamente.

En reuniones secretas, realizadas entre 2003 y 2006, los directivos de E.ON, RWE, EnBW y Vattenfall habrían pautado acuerdos para delinear estrategias conjuntas de mercado.

Los encuentros secretos, de los que habrían participado, incluso, los presidentes de las empresas, tomaron un carácter institucional y se expandieron para incorporar a los siete proveedores de energía más grandes de Europa.

E.ON, que ocupa el primer lugar entre los consorcios alemanes del sector, habría intentado manipular los precios de la Bolsa de Energía, a través de maniobras de compra y venta de grandes volúmenes de energía, y de la reducción intencionada de su suministro.

La denuncia contra los consorcios alemanes se desprende de un escrito de 30 páginas, presentado el pasado lunes 5 de noviembre por la Oficina Federal Antimonopolio. Este organismo oficial, que regula la actividad de los grandes consorcios en Alemania, sigue de cerca la evolución del sector energético. El ente regulador sospechaba ya desde hace años que los cuatro consorcios --que controlan el 80 por ciento del mercado de energía en Alemania--, lejos de competir entre sí, se reparten los mercados y acuerdan de manera tácita los precios, en perjuicio de los consumidores.

Las pruebas que el organismo aporta provienen de la documentación requisada en las casas centrales de los consorcios alemanes. El decomiso de documentos --a cargo de la comisaria de Competencia de la Comisión Europea, Nellie Kroes, junto a funcionarios de la Oficina Federal Antimonopolio--, tuvo lugar en mayo, junio y diciembre de 2006. Este material asciende a unas 60 mil páginas y su estudio aún no está completo. El informe recoge las conclusiones preliminares.

Las denuncias del ente regulador son refrendadas por un informe de la Comisión Antimonopolio. Este órgano de supervisión y consulta del gobierno federal está formado por juristas y economistas independientes.

La Comisión Antimonopolio señaló el martes 6 de noviembre que muchas barreras a la competencia en el mercado de energía y gas en Alemania son estructurales. La producción de energía y de gas está concentrada en pocas manos. A eso se suma la interrelación de las empresas que dominan el mercado.

El informe juzga de manera crítica la participación de los grandes consorcios en la distribución local de energía y la dificultad que encuentran otros competidores para acceder al mercado.

De manera previsible, los consorcios alemanes desmintieron la existencia de acuerdos secretos, manipulación de precios y estrategias oligopólicas. De confirmarse sólo en parte la veracidad de las denuncias, los consorcios tendrán que hacer frente a multas e indemnizaciones multimillonarias.

Aumentos

Desde su liberalización en 1998, el mercado energético de Alemania es dominado por E.ON, RWE, EnBW y Vattenfall. La medida fue impulsada en su momento por la Comisión Europea. Su sentido era aumentar la competencia y, de este modo, hacer posible una reducción de los precios.

El resultado no es el esperado. Desde 2000 a la fecha los consorcios han tenido ganancias en el orden de los 90 mil millones de euros. En el mismo lapso, el precio de la energía para los consumidores hogareños ha crecido 50 por ciento.

El presidente de E.ON, Wulf Bertonat, sostiene que la energía es un producto como cualquier otro, que se rige por las leyes de la oferta y la demanda. Adjudica el aumento de precios a los elevados impuestos y al incremento del precio de los combustibles.

De acuerdo con la Federación de Consumidores de Energía, sin embargo, los precios que se pagan por la energía en Alemania --excluidos los impuestos-- se hallan entre los más altos de la Unión Europea, en especial los de particulares y de pequeños negocios. La Comisión Europea y los entes de regulación y consulta alemanes creen que la causa hay que buscarla en los acuerdos secretos entre directivos de consorcios que frente a la opinión pública aparecen como competidores.

E.ON hizo saber, por medio de su vocero, que la empresa ya había demostrado la inexactitud de estas denuncias. Calificó el escrito de la Oficina Federal Antimonopolio como un "conjunto absolutamente selectivo", habló de "interpretaciones unilaterales" y restó crédito a la valoración de la documentación requisada en 2006.

Para el consorcio la acusación se basa en "muchas presunciones no probadas, en las que de ninguna manera se vinculan jurídicamente las comprobaciones y los hechos”. Hasta ahora ninguna dependencia oficial se ha visto en la necesidad de tomar medidas por causa de la información mencionada, señaló el consorcio.

Contrariamente a lo señalado, la Comisión Europea ha abierto varios procesos contra consorcios de energía alemanes sospechosos de obstaculizar la competencia.

También el sector de gas es objeto de su seguimiento. El pasado 5 de noviembre, la Comisión Europea abrió procesos justamente contra E.ON, y también contra RWE, Gaz de France y el consorcio el italiano ENI. Les reprocha prácticas tendientes a evitar la competencia.

La Comisión Europea puede aplicar sanciones de hasta de 10% del volumen de venta anual de las empresas. Su propuesta es separar estrictamente la producción de energía de su distribución.

Desmantelamiento

Michael Hühter, director del Instituto de Economía Alemana, señaló que la obligaciones voluntarias contraídas por las empresas no han tenido éxito en la búsqueda de una liberalización del mercado energético, y criticó de manera directa la política de precios de los consorcios.

Precios inflados entre 10 y 30%, debido a la falta de competencia que impera en el país, precisa Holger Krawinkel, de la Asociación Federal de Centrales de Consumidores.

El ministro de Economía del estado de Hesse, el democristiano Alois Rhiel, cree que los precios de la energía están inflados y que son totalmente antisociales, ya que recaen en los bolsillos de los que menos ganan. Al mismo tiempo son contraproducentes para la industria alemana, que vive básicamente de las exportaciones, y sufre de este modo un aumento indebido de sus costos.

Rhiel exige que los cuatro consorcios sean desmantelados y obligados a vender sus centrales. A tal fin, su bloque presentará un proyecto de ley en el Parlamento Federal en las próximas semanas.

El ministro de Economía del estado de Schleswig-Holstein, el también democristiano Dietrich Austermann, señala que los cuatro consorcios forman un oligopolio, que infla artificialmente los precios en la Bolsa de Energía en Leipzig. Propone, lisa y llanamente, "el desmantelamiento del monopolio energético alemán".

La propia Canciller federal Ángela Merkel ha tenido que salir a la palestra. Señaló que no quiere abrir juicio sobre las sospechas pero que desde su puesto promoverá la transparencia.

Avance

Los consorcios de energía no se dejan impresionar por los procesos en su contra que lleva adelante la Comisión Europea ni por el órgano federal de regulación del mercado energético, ni por las advertencias de la clase política, ni mucho menos por las quejas de los consumidores.

Así, E.ON anunció un aumento promedio de 10 por ciento para los hogares a partir de enero de 2008.

E.ON, como líder del sector, es un referente a la hora de fijar los precios. Un centenar de pequeñas empresas ya han anunciado que seguirán sus pasos.

Otro de los grandes consorcios, Vattenfall, quien provee de energía a las ciudades de Berlín y Hamburgo, aumentó sus precios en julio de 2007.

Debido al aumento, como también al ocultamiento deliberado de las tarifas más económicas en una carta enviada a sus consumidores, Vattenfall ha perdido 200 mil clientes particulares en lo que va del año, a manos de distribuidoras locales más pequeñas. La bofetada propinada a la empresa alcanza ya una dimensión histórica.

Para dejar bien claro que no piensan dar ni un paso atrás, los cuatro consorcios planean una nueva estrategia comunicativa para combatir el descrédito. Han comenzado a buscar una personalidad pública que haga una "presentación empresarial más efectiva" frente a la sociedad y la clase política. Esta personalidad se convertiría en el primer cabildero del sector, como su portavoz natural frente a la opinión pública y mantener a las empresas alejadas de las críticas.

La pulseada por recortar el poder los grandes consorcios no tiene un final claro. La connivencia entre los gigantes energéticos y la clase política ha tenido casos emblemáticos en los últimos años. Laurenz Meyer, secretario general de la Unión Democristiana (CDU) entre 2000 y 2004, se vio obligado a renunciar al cargo cuando se hizo público que seguía percibiendo ingresos del consorcio RWE, para el cual había trabajado anteriormente.

El excanciller socialdemócrata, Gerhard Schroeder, pasó directamente de la cancillería a ocupar la presidencia del Consejo de Vigilancia de NGEP, Gasoducto de Europa del Norte, empresa que él mismo impulsó cuando era jefe del Gobierno, y que tiene participación en 51 de sus acciones de la rusa Gazprom y en 24.5% del gigante energético alemán E.ON. (12 de noviembre de 2007)

2 comments:

inncultura tv said...

como siempre francisco, una mirada clara desde el corazon del sistema.

un abrazo desde chile.

edu navarro
fotografo
inncultura tv

inncultura tv said...

como siempre francisco, una mirada clara desde el corazon del sistema.

un abrazo desde chile.

edu navarro
fotografo
inncultura tv