jorge carrasco araizaga
México, D.F., 14 de noviembre (apro).- Para José Narro Robles, el más cercano al rector Juan Ramón de la Fuente entre los aspirantes a sucederlo, su cuarta postulación a la Rectoría de la UNAM desde la Facultad de Medicina lo tiene más cerca que nunca de lograr el cargo que busca desde hace casi 20 años.
Reconocido por su conocimiento administrativo de la UNAM, de la que en dos ocasiones ha sido secretario general, pero sobre todo por haber sido el operador de De la Fuente para apaciguar los ánimos universitarios tras el paro de casi un año en 1999, Narro no sólo se siente ahora con “más fuerza y experiencia” para ser rector, sino para hacer --dice-- que la agenda del país pase por la UNAM.
“La Universidad tiene que provocar que la agenda de México del siglo XXI pase por aquí”, expresa en entrevista realizada el miércoles 10 en sus oficinas de la Dirección de la Facultad de Medicina, dos días después de haber anunciado su postulación en el que ha sido el acto más concurrido de los aspirantes a ocupar la Rectoría para el período 2007-2011.
“Tenemos que decirle a México que en temas como el agua, los energéticos, los emigrantes, el desempleo, el cambio climático, la desigualdad social y económica o los asuntos políticos y presupuestarios, la UNAM tiene que dar su punto de vista y participar en esa gran agenda nacional”, manifiesta.
Director de la Facultad de Medicina para un segundo período en febrero pasado, tras haber sido designado en 2003, cuando renunció a la coordinación de la aún pospuesta reforma universitaria, Narro rechaza de tajo la propuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de privatizar la educación superior.
“Bajo ninguna condición esas recetas deben ser aplicadas en el caso de nuestro país. Muchos no vamos a permitir que se cometa una equivocación de esa naturaleza. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México estamos en una institución irrenunciablemente pública.
“Así tiene que seguir. No puede pensarse bajo ningún esquema o modalidad en que pueda avanzarse en la privatización de estos espacios públicos. Los Estados nacionales modernos mantienen su responsabilidad hacia la sociedad en áreas como la salud y la educación.”
Funcionario administrativo de la UNAM en todos los rectorados desde 1981, excepto en el de Francisco Barnés --entre 1996 y 1999--, así como funcionario en la Secretaría de Salud con Juan Ramón de la Fuente, Narro Robles, quien es originario de Saltillo, Coahuila, señala que incluso en las economías más abiertas esos dos ámbitos sociales se han preservado.
“Ahí está el Reino Unido, que orgullosamente tiene su servicio nacional de salud y un servicio público de educación muy fuerte y de altísima calidad. Lo mismo pasa en Francia, Canadá y los países de Europa. ¿Por qué nosotros sí? Entonces, ¿hágase la justicia neoliberal en los miembros de otra comunidad? Pues no”, sentencia el médico de 59 años, especializado en medicina familiar, salud pública y epidemiología, que no ha dejado de desempeñarse como profesor.
“Tenemos que ser estrictos defensores de la educación superior pública de este país y seguir expresándole a los legisladores, a los gobernantes, a los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y al conjunto de la sociedad que la Universidad es una institución pública que requiere financiamiento del Estado, aunque no está exenta de generar recursos.”
Negociador de Rectoría en los conflictos universitarios de 1987 y 1999, asegura que este año la Universidad va a generar más de 2 mil millones de pesos de ingresos propios, producto del trabajo de sus profesores, técnicos e investigadores, a través de convenios de colaboración, investigaciones, cursos y diplomados, entre otras fuentes. Ese ingreso, precisa, representa cerca de 10% del presupuesto total de la Universidad, de casi 20 mil millones de pesos.
“Todavía hay espacio para aumentar esa generación de recursos, en la medida en que nos vinculemos más con los sectores productivos”, dice, aunque aclara que eso no debe significar la reducción del financiamiento público.
En su manejo de las cifras presupuestarias, recuerda que entre 2000 y 2006, etapa que coincide en gran medida con el período de la saliente Rectoría, la Cámara de Diputados amplió el presupuesto de la UNAM en 3 mil millones de pesos, a pesar de los intentos por reducirlo y de la oposición que en 2000 mantuvo el entonces coordinador de los diputados del PAN, el ahora presidente Felipe Calderón.
Cuenta que ese año la UNAM comenzó lo que se ha vuelto parte de la práctica anual de las universidades: discutir con los legisladores su presupuesto. Aunque Narro no lo detalla, en ese primer encuentro Calderón propuso reducir el presupuesto de la UNAM y crear un fondo de becas para que los estudiantes pudieran optar por universidades privadas.
Fiel a la habilidad política que se le atribuye, dice: “El entonces jefe de la bancada de Acción Nacional tenía una perspectiva. Estoy seguro de que como titular del Ejecutivo federal tiene una diferente, siete años más tarde”.
Todavía en 2005, en un encuentro en California con funcionarios universitarios, Calderón insistió en su propuesta. Y ahora, en consonancia con la OCDE, el sector privado gestiona con la Secretaría de Educación Pública su propósito de dar “créditos universitarios”, para que los estudiantes decidan a qué universidad destinar ese préstamo.
Socio numerario de la Academia Nacional de Medicina, asesor de la Organización Mundial de la Salud y miembro de la Real Academia de Medicina de España, Narro Robles se presenta por cuarta vez en la búsqueda de la Rectoría --aunque en 1999 declinó a favor de De la
Fuente--, lo que ha llevado a señalarlo como el “eterno aspirante”.
Su primera postulación fue en 1988. Luego, en 1992. Fue entrevistado por la Junta de Gobierno, pero en ambas ocasiones el designado fue José Sarukhán Kermez, padre del actual embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, designado por Calderón. La tercera vez no llegó a ser candidato y, por lo tanto, no fue entrevistado por la Junta de Gobierno, porque apoyó a De la Fuente.
“Esta vez tengo más experiencia, un amplio apoyo de la comunidad y un plan de trabajo para las necesidades de hoy”, afirma quien además de militante del PRI fue funcionario de la administración capitalina cuando ésta se denominaba Departamento del Distrito Federal, del Seguro Social y de la Secretaría de Gobernación.
Autor de cerca de 200 artículos científicos, divide en tres sus propuestas: consolidar el prestigio recuperado de la UNAM; mejorar la docencia, tanto en el bachillerato como en la licenciatura y el posgrado, y vincular más la investigación con los sectores productivos del país.
“Tenemos que mostrar en los sectores público, privado y social que los universitarios tienen no sólo la capacidad, sino el compromiso de contribuir con soluciones a los problemas del país.”
Plantea también ampliar aún más el trabajo cultural de la Universidad. “La UNAM --indica-- es el proyecto cultural más exitoso de México en el siglo XX. Eso no significa que todo esté bien. Somos una comunidad de más de 350 mil seres humanos entre estudiantes, maestros y trabajadores, y tenemos la infraestructura y los creadores. Lo que sigue es una gran cruzada a favor de la cultura para los universitarios”.
Pero el trabajo central, añade, debe ser hacia los 290 mil alumnos de la UNAM. “Además de la cultura, están el deporte y las actividades recreativas, pero a los estudiantes debemos darles apoyo en su formación docente de orden extracurricular, que incluya actividades para que salgan y se enfrenten a otras realidades y culturas”.
Reconocido por su conocimiento administrativo de la UNAM, de la que en dos ocasiones ha sido secretario general, pero sobre todo por haber sido el operador de De la Fuente para apaciguar los ánimos universitarios tras el paro de casi un año en 1999, Narro no sólo se siente ahora con “más fuerza y experiencia” para ser rector, sino para hacer --dice-- que la agenda del país pase por la UNAM.
“La Universidad tiene que provocar que la agenda de México del siglo XXI pase por aquí”, expresa en entrevista realizada el miércoles 10 en sus oficinas de la Dirección de la Facultad de Medicina, dos días después de haber anunciado su postulación en el que ha sido el acto más concurrido de los aspirantes a ocupar la Rectoría para el período 2007-2011.
“Tenemos que decirle a México que en temas como el agua, los energéticos, los emigrantes, el desempleo, el cambio climático, la desigualdad social y económica o los asuntos políticos y presupuestarios, la UNAM tiene que dar su punto de vista y participar en esa gran agenda nacional”, manifiesta.
Director de la Facultad de Medicina para un segundo período en febrero pasado, tras haber sido designado en 2003, cuando renunció a la coordinación de la aún pospuesta reforma universitaria, Narro rechaza de tajo la propuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de privatizar la educación superior.
“Bajo ninguna condición esas recetas deben ser aplicadas en el caso de nuestro país. Muchos no vamos a permitir que se cometa una equivocación de esa naturaleza. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México estamos en una institución irrenunciablemente pública.
“Así tiene que seguir. No puede pensarse bajo ningún esquema o modalidad en que pueda avanzarse en la privatización de estos espacios públicos. Los Estados nacionales modernos mantienen su responsabilidad hacia la sociedad en áreas como la salud y la educación.”
Funcionario administrativo de la UNAM en todos los rectorados desde 1981, excepto en el de Francisco Barnés --entre 1996 y 1999--, así como funcionario en la Secretaría de Salud con Juan Ramón de la Fuente, Narro Robles, quien es originario de Saltillo, Coahuila, señala que incluso en las economías más abiertas esos dos ámbitos sociales se han preservado.
“Ahí está el Reino Unido, que orgullosamente tiene su servicio nacional de salud y un servicio público de educación muy fuerte y de altísima calidad. Lo mismo pasa en Francia, Canadá y los países de Europa. ¿Por qué nosotros sí? Entonces, ¿hágase la justicia neoliberal en los miembros de otra comunidad? Pues no”, sentencia el médico de 59 años, especializado en medicina familiar, salud pública y epidemiología, que no ha dejado de desempeñarse como profesor.
“Tenemos que ser estrictos defensores de la educación superior pública de este país y seguir expresándole a los legisladores, a los gobernantes, a los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y al conjunto de la sociedad que la Universidad es una institución pública que requiere financiamiento del Estado, aunque no está exenta de generar recursos.”
Negociador de Rectoría en los conflictos universitarios de 1987 y 1999, asegura que este año la Universidad va a generar más de 2 mil millones de pesos de ingresos propios, producto del trabajo de sus profesores, técnicos e investigadores, a través de convenios de colaboración, investigaciones, cursos y diplomados, entre otras fuentes. Ese ingreso, precisa, representa cerca de 10% del presupuesto total de la Universidad, de casi 20 mil millones de pesos.
“Todavía hay espacio para aumentar esa generación de recursos, en la medida en que nos vinculemos más con los sectores productivos”, dice, aunque aclara que eso no debe significar la reducción del financiamiento público.
En su manejo de las cifras presupuestarias, recuerda que entre 2000 y 2006, etapa que coincide en gran medida con el período de la saliente Rectoría, la Cámara de Diputados amplió el presupuesto de la UNAM en 3 mil millones de pesos, a pesar de los intentos por reducirlo y de la oposición que en 2000 mantuvo el entonces coordinador de los diputados del PAN, el ahora presidente Felipe Calderón.
Cuenta que ese año la UNAM comenzó lo que se ha vuelto parte de la práctica anual de las universidades: discutir con los legisladores su presupuesto. Aunque Narro no lo detalla, en ese primer encuentro Calderón propuso reducir el presupuesto de la UNAM y crear un fondo de becas para que los estudiantes pudieran optar por universidades privadas.
Fiel a la habilidad política que se le atribuye, dice: “El entonces jefe de la bancada de Acción Nacional tenía una perspectiva. Estoy seguro de que como titular del Ejecutivo federal tiene una diferente, siete años más tarde”.
Todavía en 2005, en un encuentro en California con funcionarios universitarios, Calderón insistió en su propuesta. Y ahora, en consonancia con la OCDE, el sector privado gestiona con la Secretaría de Educación Pública su propósito de dar “créditos universitarios”, para que los estudiantes decidan a qué universidad destinar ese préstamo.
Socio numerario de la Academia Nacional de Medicina, asesor de la Organización Mundial de la Salud y miembro de la Real Academia de Medicina de España, Narro Robles se presenta por cuarta vez en la búsqueda de la Rectoría --aunque en 1999 declinó a favor de De la
Fuente--, lo que ha llevado a señalarlo como el “eterno aspirante”.
Su primera postulación fue en 1988. Luego, en 1992. Fue entrevistado por la Junta de Gobierno, pero en ambas ocasiones el designado fue José Sarukhán Kermez, padre del actual embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, designado por Calderón. La tercera vez no llegó a ser candidato y, por lo tanto, no fue entrevistado por la Junta de Gobierno, porque apoyó a De la Fuente.
“Esta vez tengo más experiencia, un amplio apoyo de la comunidad y un plan de trabajo para las necesidades de hoy”, afirma quien además de militante del PRI fue funcionario de la administración capitalina cuando ésta se denominaba Departamento del Distrito Federal, del Seguro Social y de la Secretaría de Gobernación.
Autor de cerca de 200 artículos científicos, divide en tres sus propuestas: consolidar el prestigio recuperado de la UNAM; mejorar la docencia, tanto en el bachillerato como en la licenciatura y el posgrado, y vincular más la investigación con los sectores productivos del país.
“Tenemos que mostrar en los sectores público, privado y social que los universitarios tienen no sólo la capacidad, sino el compromiso de contribuir con soluciones a los problemas del país.”
Plantea también ampliar aún más el trabajo cultural de la Universidad. “La UNAM --indica-- es el proyecto cultural más exitoso de México en el siglo XX. Eso no significa que todo esté bien. Somos una comunidad de más de 350 mil seres humanos entre estudiantes, maestros y trabajadores, y tenemos la infraestructura y los creadores. Lo que sigue es una gran cruzada a favor de la cultura para los universitarios”.
Pero el trabajo central, añade, debe ser hacia los 290 mil alumnos de la UNAM. “Además de la cultura, están el deporte y las actividades recreativas, pero a los estudiantes debemos darles apoyo en su formación docente de orden extracurricular, que incluya actividades para que salgan y se enfrenten a otras realidades y culturas”.
No comments:
Post a Comment