Sunday, October 19, 2008






Crisis económica

El actual colapso del mercado bursátil y la pérdida de cientos de miles de millones de dólares, gestados por los bancos inversores de Wall Street, ilustran las trampas y peligros del capitalismo de libre mercado a que se enfrenta toda la población trabajadora de los Estados Unidos.


La sede de Wall Steet en New York.
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- 1. La bancarrota inminente de la Seguridad Social: El intento de hace tres años de la Casa Blanca y de destacados congresistas republicanos y demócratas de “privatizar” la Seguridad Social –volcando esencialmente en Wall Street la administración e inversión de miles de millones de dólares de fondos de la Seguridad Social-, con el argumento de que los inversores privados obtendrían mayores ganancias, habría llevado a la bancarrota de toda la financiación de la Seguridad Social.

La privatización habría permitido que los bancos de inversiones privadas más importantes apalancaran y especularan incluso con los instrumentos financieros de más alto riesgo, con los desastrosos resultados que estamos presenciando en estos momentos. Aunque los fondos privados de pensiones se han ido a pique, la Seguridad Social sigue en pie.

Son las pensiones privadas las que están en bancarrota, no los fondos de la Seguridad social administrados públicamente, contrariamente a las opiniones de expertos y críticos de la Seguridad Social. La actual debacle privada sirve, claramente, para defender el control y la administración públicos de los programas de pensiones.

- 2. Todos los fondos privados importantes de pensiones para empleados públicos y privados, incluyendo TIAA CREF, CALPERS y las pensiones de los sindicatos han registrado pérdidas de entre el 23 al 30% desde el mes de enero y han venido mostrando un crecimiento negativo a lo largo de los últimos cinco años. Se ha puesto de manifiesto que vincular los fondos de pensiones con los mercados de valores no ha servido más que para reducir gravemente los niveles de vida de los jubilados, obligando a muchos de ellos a seguir como fuerza laboral hasta los setenta o más años si no quieren hundirse en la pobreza. Las pensiones vinculadas con actividades productivas financiadas públicamente habrían evitado las pérdidas y riesgos implícitos en las inversiones en el mercado bursátil.

- 3. Las decisiones estratégicas bipartidistas de convertir EEUU en una economía de “servicios” en oposición a una economía manufacturera diversificada es la causa-raíz del colapso del sistema financiero estadounidense y de la aparición de una recesión a largo plazo. Desde los años sesenta en adelante, la elite política ha venido adoptando una serie de políticas que promovieron las finanzas, las compañías inmobiliarias y de seguros, lo que se conoce como sectores FIRE, que se dedicaron a aumentar los alquileres, desviar subsidios, proporcionar concesiones fiscales y subsidios, destruyendo y desplazando a la industria.

La reconversión de una economía FIRE en una economía manufacturera equilibrada y la recuperación del estado del bienestar, esenciales para revertir el colapso de la economía estadounidense, requerirán de una importante convulsión política.

- 4. La huida masiva de capital de los sectores productivos a los sectores FIRE fue acompañada de un inmenso crecimiento del capital exterior, haciendo que la economía interna, especialmente volátil y basada en "servicios financieros” de riesgo y consumidores tremendamente endeudados, pasara totalmente a depender de los “servicios”. La conversión de EEUU de una economía diversificada en una de monocultura “FIRE” aumentó las probabilidades de un colapso general cuando el mercado financiero/inmobiliario se fuera a pique.

La recuperación y el crecimiento sostenido sólo pueden producirse con el retorno a una economía diversificada, con la retención del capital huido al extranjero, la inversión a gran escala y largo plazo y los incentivos para los sectores productivos y de servicios sociales.

- 5. La búsqueda de la construcción del imperio dirigida por el ejército a expensas de las empresas mixtas y de los acuerdos de comercio recíproco con países con mercados en expansión, fuentes energéticas estratégicas y grandes poblaciones y mercados, crearon enormes déficit presupuestarios y comerciales y alienaron fuentes potenciales de mercados y materias primas estratégicas.

Mil billones de gastos militares en pos de guerras coloniales prolongadas y de altísimo coste (infinito), desviaron los fondos de su aplicación en avances tecnológicos y manufacturas caras y de gran calidad, que habrían abaratado costes y aumentado la competición mercantil. Igual importancia tuvo que, al sustituir la expansión interior dirigida por el mercado por la conquista exterior dirigida por el ejército, todo el eje del poder económico se trasladara del capital industrial al capital financiero. Así, el capital financiero necesario para financiar el déficit presupuestario del gobierno, originado por los gastos militares, fue cada vez adquiriendo más peso: Wall Street sustituyó la correa de acero como eje de poder en Washington.

- 6. El ascendiente del militarismo y del capital financiero facilitaron que incrementara su influencia una configuración virulenta del poder que promovía específicamente los intereses hegemónicos regionales de un estado militarista-colonial que hasta entonces había sido un lobby político marginal: la configuración del poder sionista a favor de Israel (ZPC, por sus siglas en inglés).


Humor: el nuevo dólar.

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Los constructores del imperio dirigido por el ejército vieron en la ZPC un aliado estratégico en su búsqueda de conquistas globales, la ZPC vio una puerta abierta hacia los altos despachos y múltiples oportunidades para promover la agenda expansionista de Israel a través de su influencia en los comités del Congreso, en las campañas electorales y en los nombramiento directos para la Casa Blanca.

El incremento de influencia de la ZPC en los escalones más altos del poder vino instigado por el aumento de apoyo financiero que recibieron de miembros situados en posiciones estratégicas en las instituciones financieras más lucrativas.

La ZPC fue un beneficiario económico de la burbuja especulativa: fue la infusión masiva de aportaciones financieras lo que permitió que la ZPC ampliara inmensamente el número de funcionarios con dedicación completa, de traficantes de influencias y de contribuyentes a las elecciones que magnificaron su poder, especialmente a la hora de promover las guerras estadounidenses en Oriente Medio, en escorados acuerdos de libre comercio (a favor de Israel) y en el incuestionable apoyo a la agresión israelí contra Líbano, Siria y Palestina. La recuperación económica va a depender de que se ponga fin al presupuesto dedicado al imperialismo militar.

Eso no va a suceder a menos que se produzca el reemplazo sistemático de la elite política alimentada a partir de la metafísica del poder global basado en el ejército.

Ninguna recuperación económica es posible ahora o en un previsible futuro mientras el Congreso estadounidense y sus ejecutivos proporcionen rescates financieros por valor de mil billones de dólares a los insolventes especuladores de Wall Street, financien presupuestos de 700.000 millones de dólares para los gastos de una guerra siempre en expansión y los broker del poder sionista sigan dictando las políticas estadounidenses en Oriente Medio.
Las lecciones del pasado nos dicen mucho sobre qué caminos debemos y no debemos tomar

La Seguridad Social existe aún precisamente porque el pueblo estadounidense se rebeló y desertó de la propuesta de traspasarla a Wall Street y quiso que siguiera siendo un programa dirigido públicamente. El sistema financiero se colapsó porque la economía estadounidense está “especializada” en una única cosecha: la financiera, a expensas de una economía productiva diversificada.

El sistema político está totalmente desacreditado porque está dirigido por una elite política fracasada que representa y actúa desvergonzadamente en nombre de unos pocos miles de oligarcas financieros, un par de cientos de oligarcas militaristas y unas cuantas docenas de celosas organizaciones sionistas.

La “elite en el poder” sólo es tan poderosa como parece porque puede manipular, intimidar y engañar a más de 300 millones de ciudadanos estadounidenses haciéndoles pensar que son indispensables para sus vidas. El abrumador rechazo popular a la privatización de la Seguridad Social y al rescate financiero de Wall Street sugiere que la oligarquía reinante no es invencible.



Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Enlace con texto original:
http://www.voltairenet.org/article158232.html






Crisis

by James Petras*
The ongoing collapse of the stock market and the loss of hundreds of billions of dollars managed by Wall Street investment banks illustrate the pitfalls and danger of free market capitalism facing the entire working population of the United States.


Wall Street Headquarters
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The ongoing collapse of the stock market and the loss of hundreds of billions of dollars managed by Wall Street investment banks illustrate the pitfalls and danger of free market capitalism facing the entire working population of the United States.

- 1. The near bankruptcy of Social Security The attempt by the White House and leading Republican and Democrat congresspersons as recently as 3 years ago to ‘privatize’ Social Security – essentially turning over the management and investment of trillions of dollars in Social Security funds to Wall Street – with the argument that private investors would earn more, would have led to the bankruptcy of the entire Social Security fund. Privatization would have allowed the major private investment banks to speculate and leverage even riskier financial instruments with the disastrous results we are witnessing today. While private pension funds go belly up – Social Security continues. It is the private pensions, which have gone bankrupt – not the publicly managed Social Security fund, contrary to the experts and critics of Social Security. Clearly the current private debacle argues for public control and management of pension programs.

- 2. All the major private pension funds for public and private employees, including TIAA CREF, CALPERS and labor union pensions have lost anywhere between 23% to 30% since January and show negative growth over the past 5 years. Clearly linking pension funds to the stock market has severely reduced the living standards of retirees, forcing many to remain in the labor force into their seventies and beyond or to sink into poverty. Pensions linked to publicly funded productive activity would avoid the losses and risks embedded in investing in the stock market.

- 3. The bipartisan strategic decisions to convert the US into a ‘service’ economy as opposed to an advanced and diversified manufacturing economy is the root cause of the collapse of the US financial system and the emerging long-term recession. From the 1960s onward, the political elite adopted policies that promoted finance, real estate and insurance, the so-called FIRE sectors which raised rents, redirected subsidies, provided tax concessions and subsidies, and destroyed and displaced industry. The re-conversion of the FIRE economy back to a balanced manufacturing economy and welfare state, essential for reversing the collapse of the US economy, will require a major political upheaval.

A parody: the new dollar.
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- 4. The massive flight of capital from productive sectors to FIRE was accompanied by the huge surge of capital overseas, making the domestic economy over dependent on ‘services’, particularly volatile and risky ‘financial services’ and highly indebted consumers. The conversion of the US from a diversified economy to a ‘FIRE’ monoculture increased the probability of a general collapse if and when the financial/real estate market went under. Recovery and sustained growth can only occur with the return of a diversified economy, the retention of capital from overseas flight and large-scale, long-term public investment and incentives for the productive and social service sectors.

- 5. The pursuit of military-driven empire building at the expense of joint ventures and reciprocal trade agreements with countries with expanding markets, strategic energy sources and large populations and markets, created enormous budget and trade deficits and alienated potential sources of markets and strategic commodities. Trillion dollar military expenditures in pursuit of prolonged, costly colonial wars (without end), diverted funds from the application of technological advances and high-end manufacturing, which would have lowered costs and increased market competition. Equally important, by shifting from market-driven domestic expansion to overseas military-driven conquest, the entire axis of economic power shifted from industrial to financial capital. Finance capital essential to funding government budget deficits incurred through military expenditures, grew in influence – Wall Street replaced the steel-belt as the axes of power in Washington.

- 6. The ascendancy of militarism and financial capital facilitated the increase of influence of a virulent power configuration promoting the regional hegemonic interests of a colonial-militarist state specifically, a previously marginal political lobby – the pro-Israel-Zionist power configuration (ZPC). The military-driven empire builders saw in the ZPC a strategic ally in pursuit of their global conquests; the ZPC saw an open door to high office and multiple opportunities to promote Israel’s expansionist agenda through their influence in Congressional Committees, electoral campaigns and direct White House appointments. The ZPC surge to the top echelon of power was aided and abetted by the increase of financial support they received by members in strategic positions in the most lucrative financial institutions.

The ZPC was an economic beneficiary of the speculative bubble: it was the massive infusion of financial contributions that allowed the ZPC to vastly expand the number of full-time functionaries, influence peddlers and electoral contributors that magnified their power – especially in promoting US Middle East wars, lopsided free trade agreements (in favor of Israel) and unquestioned backing of Israeli aggression against Lebanon, Syria and Palestine. Economic recovery is contingent on ending budget busting military imperialism. That will not happen unless there is a wholesale replacement of the political elite nurtured on the metaphysics of military-based global power.

No economic recovery is possible now or in the foreseeable future as long as the US Congress and executives provide trillion dollar bailouts to Wall Street’s insolvent speculators, bankroll 700 billion dollar budgets of ever expanding war spending and while Zionist power brokers dictate US Mideast policies.

The lessons of the past tell us a great deal about what paths we should and shouldn’t take.

Social Security still exists precisely because the US public rebelled and defeated its proposed handover to Wall Street and it remained a publicly run program. The financial system collapsed because the US economy ‘specialized’ in a single crop – finance – at the expanse of a diversified productive economy. The political system is totally discredited because it is run by a failed political elite which blatantly represents and acts on behalf of a few thousand financial oligarchs; a couple hundred militarist oligarchs and a few dozen zealous Zionist organizations.

The ‘power elite’ is only as powerful as it is able to manipulate, intimidate and beguile three hundred million plus US citizens into thinking that they are indispensable to their lives. The overwhelming popular rejection of the privatization of social security and the Wall Street bailout suggests that the ruling oligarchy is not invincible.
James Petras
James Petras is a highly skilled professor of sociology at the Binghamton university of New York.He is the author of many works, and a member of the "anti-imperialist" conference Axis for Peace, organized by Voltaire Network. Last book published : Rulers and Ruled in the US Empire: Bankers, Zionists, Militants.

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