El Imperio y la Mentira
(Tomado de CubaDebate)
No me quedó otra alternativa que escribir dos reflexiones sobre Irán y Corea, que explican el peligro inminente de guerra con el empleo del arma nuclear. A su vez, expresé ya la opinión de que uno de ellos podía subsanarse si China decidía vetar la resolución que Estados Unidos promueve en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El otro depende de factores que escapan a toda posibilidad de control, debido a la conducta fanática del Estado de Israel, convertido por Estados Unidos a su actual condición de fuerte potencia nuclear, que no acepta control alguno de la superpotencia.
Cuando se produce la primera intervención de Estados Unidos para aplastar la Revolución Islámica en junio de 1953, en defensa de sus intereses y los de su estrecho aliado el Reino Unido, que llevó al poder a Mohammad Reza Pahlevi, Israel era un pequeño Estado que no se había apoderado todavía de casi todo el territorio palestino, parte de Siria y no poco de la vecina Jordania, defendida hasta entonces por la Legión Árabe, de la que no quedó ni la sombra.
Hoy los cientos de cohetes con ojivas nucleares, apoyados por los aviones más modernos que le suministra Estados Unidos, amenazan la seguridad de todos los Estados de la región, árabes y no árabes, musulmanes y no musulmanes, que están al alcance del amplio radio de acción de sus proyectiles, que pueden caer a pocos metros de sus objetivos.
El pasado domingo 30 de mayo, cuando escribí la reflexión El imperio y la droga, no había ocurrido todavía el brutal ataque contra la flotilla que transportaba víveres, medicamentos y artículos para el millón y medio de palestinos sitiados en un pequeño fragmento de lo que fuera su propia Patria durante miles de años.
La inmensa mayoría de las personas invierten su tiempo y luchan para enfrentar las necesidades que les impone la vida —entre ellas el alimento, el derecho a la recreación y al estudio, y otros problemas vitales de los familiares más allegados—; no pueden detenerse en la búsqueda de información sobre lo que está ocurriendo en el planeta. Uno los ve en cualquier parte con expresiones de nobleza y confiando en que otros se encargarán de buscar soluciones a los problemas que los agobian. Son capaces de alegrarse y sonreír. Alegran de esta forma a los que tenemos el privilegio de observar con ecuanimidad las realidades que nos amenazan a todos.
El extrañísimo invento de que Corea del Norte había hundido la corbeta sudcoreana Cheonan —diseñada con tecnología de punta, dotada con amplio sistema de sonar y sensores acústicos submarinos—, en aguas situadas frente a sus costas, la culpaba del atroz hecho que costó la vida de 40 marinos sudcoreanos y decenas de heridos.
No era fácil para mí desentrañar el problema. No tenía, por un lado, la forma de explicarme que fuera posible para gobierno alguno, por mucha autoridad que disfrutara, utilizar los mecanismos del mando para dar la orden de torpedear una nave insignia. Por otro lado, no creí por un segundo la versión de que Kim Jong Il diera esa orden.
Carecía de elementos de juicio para llegar a una conclusión, pero tenía la seguridad de que China vetaría un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad que sancionara a Corea del Norte. Por otro lado no tenía duda alguna de que Estados Unidos no puede evitar el empleo del arma nuclear por parte del gobierno incontrolable de Israel.
En horas avanzadas del día 1º de junio comenzó a descorrerse el velo de lo que realmente ocurrió.
Escuché a las 10 y 30 p.m. el contenido de un análisis agudo del periodista Walter Martínez, que elabora Dossier, programa estelar de la televisión venezolana. Él llegó a la conclusión de que Estados Unidos hizo creer a una y otra parte de Corea lo que cada una de ellas afirmaba de la otra, con el objetivo de resolver el problema de la devolución del territorio ocupado por la base de Okinawa que el nuevo líder de Japón, haciéndose eco de las ansias del país, demandaba. Su partido obtuvo un enorme respaldo en las elecciones debido a esa promesa suya de lograr el retiro de la base militar allí instalada, que es un puñal clavado desde hace más de 65 años en el corazón del Japón, hoy desarrollado y rico.
A través de Global Research se conocen los detalles verdaderamente asombrosos de lo que ocurrió, gracias al artículo de Wayne Madsen, periodista investigador que trabaja en Washington DC, que divulgó información de fuentes de inteligencia en el sitio web Wayne Madsen Report.
Dichas fuentes —afirmó— "...sospechan que el ataque contra la corbeta de guerra antisubmarina de la Armada sudcoreana Cheonan fue un ataque de bandera falsa hecho para que pareciera provenir de Corea del Norte."
"Uno de los propósitos principales para el aumento de las tensiones en la península coreana era aplicar presión sobre el primer ministro japonés Yukio Hatoyama para que cambiara de política sobre el retiro de Okinawa de la base del Cuerpo de Marines de EE.UU. Hatoyama ha admitido que las tensiones por el hundimiento del Cheonan tuvieron una importante influencia en su decisión de permitir que los marines de EE.UU. permanecieran en Okinawa. La decisión de Hatoyama ha llevado a una división en el gobierno de la coalición de centroizquierda, un hecho saludado en Washington, por la amenaza del líder del Partido Socialdemócrata, Mizuho Fukushima, de abandonar la coalición por el cambio de actitud sobre Okinawa.
"El Cheonan fue hundido cerca de la isla Baengnyeong, un lugar del extremo occidental alejado de la costa sudcoreana, pero frente a la costa norcoreana. La isla está altamente militarizada y dentro del alcance de fuego de artillería de las defensas costeras norcoreanas, que está al otro lado de un estrecho canal.
"El Cheonan, una corbeta de guerra antisubmarina, tenía sonar de tecnología de punta, y además operaba en aguas con amplios sistemas de sonar hidrófono y de sensores acústicos submarinos. No existe evidencia sudcoreana de sonar o de audio de un torpedo, submarino o mini-submarino en el área. Ya que no hay casi navegación en el canal, el mar estaba silencioso en el momento del hundimiento.
"Sin embargo, la isla Baengnyeong alberga una base de inteligencia militar estadounidense-sudcoreana y SEALS [fuerzas especiales] de la Armada de EE.UU. operan desde la base. Además, había cuatro barcos de la Armada de EE.UU. en el sector, parte del Ejercicio Foal Eagle EE.UU.-Corea del Sur, durante el hundimiento del Cheonan. Una investigación de las huellas metálicas y químicas del torpedo sospechoso muestra que es de producción alemana.
"Existen sospechas de que los SEALS de la Armada de EE.UU. mantienen una muestra de torpedos europeos con fines de denegabilidad plausible para ataques de bandera falsa. Además, Berlín no vende torpedos a Corea del Norte, sin embargo, Alemania mantiene un programa de estrecha cooperación de desarrollo conjunto de submarinos y armas submarinas con Israel.
"La presencia del USNS Salvor, uno de los participantes en Foal Eagle, tan cerca de la isla Baengnyeong durante el hundimiento de la corbeta sudcoreana, también suscita preguntas.
"El Salvor, un barco civil de salvamento de la Armada, que participó en actividades de colocación de minas por los marines tailandeses en el Golfo de Tailandia en 2006, estuvo presente cerca del momento de la explosión, con un complemento de 12 buzos de aguas profundas.
"Pekín, satisfecha con la afirmación de inocencia de Kim Jong Il de Corea del Norte después de un viaje urgente en tren de Pyongyang a Pekín, sospecha del papel de la Armada de EE.UU. en el hundimiento del Cheonan, asociada a sospechas particulares respecto al papel jugado por el Salvor. Las sospechas son las siguientes:
"1. El Salvor participaba en una operación de instalación de minas en el lecho marino; en otras palabras, colocaba minas antisubmarinas disparadas horizontalmente en el fondo del mar.
"2. El Salvor estaba realizando inspección rutinaria y mantenimiento de minas en el lecho marino, y colocándolas en un modo electrónico activo —disparo por gatillo sensible— como parte del programa de inspección.
"3. Un buzo de los SEALS colocó una mina magnética en el Cheonan, como parte de un programa clandestino con la intención de influenciar la opinión pública en Corea del Sur, Japón y China.
"Las tensiones en la península coreana han eclipsado convenientemente todos los demás puntos de la agenda en las visitas de la secretaria de Estado Hillary Clinton a Pekín y Seúl."
Así, de forma asombrosamente fácil, Estados Unidos logró resolver un importante problema: liquidar el gobierno de Unidad Nacional del Partido Demócrata de Yukio Hatoyama, pero a un altísimo costo:
1- Ofendió profundamente a sus aliados de Corea del Sur.
2- Destacó la habilidad y rapidez con que actuó su adversario Kim Jong Il.
3- Resaltó el prestigio de la potencia china, cuyo Presidente con plena autoridad moral se movió personalmente y envió a los principales líderes de China a conversar con el Emperador Akihito, el Primer Ministro y otras personalidades eminentes de Japón.
Los líderes políticos y la opinión mundial tienen una prueba del cinismo y la falta total de escrúpulos que caracterizan la política imperial de Estados Unidos.
Fidel Castro Ruz
Junio 3 de 2010
11 y 16 a.m.
(Tomado de CubaDebate)
Hace dos días, en breves palabras, señalé que el imperialismo no podía resolver el gravísimo problema del consumo de estupefacientes que azota a la población del mundo. Hoy deseo abordar otro tema a mi juicio de gran trascendencia.
El actual peligro de que Corea del Norte sea atacada por Estados Unidos, a partir del reciente incidente que tuvo lugar en las aguas de ese país, tal vez pueda evitarse si el Presidente de la República Popular China decide utilizar el derecho de veto, prerrogativa que no le gusta en absoluto a ese país ejercer en los acuerdos que se discuten en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Existe un segundo y más grave problema para el cual Estados Unidos no tiene respuesta posible: el conflicto creado en torno a Irán. Es algo que se veía venir claramente desde que el Presidente Barack Obama pronunció su discurso el 4 de junio de 2009 en la Universidad Islámica de Al-Azhar, en El Cairo.
En una Reflexión que escribí entonces, cuatro días más tarde, cuando dispuse de una copia oficial del discurso, utilicé numerosas citas para analizar la importancia del mismo. Señalaré un número de ellas.
"Nos congregamos en un momento de tensión entre Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo..."
"...el colonialismo les negó derechos y oportunidades a muchos musulmanes, ...la Guerra Fría a menudo utilizaba a los países de mayoría musulmana como agentes, sin tener en cuenta sus aspiraciones propias." Impresionaban realmente ese y otros razonamientos en boca de un Presidente afroamericano, que parecían verdades evidentes como las contenidas en la Declaración de Philadelphia el 4 de julio de 1776.
"He venido aquí a buscar un nuevo comienzo para Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo, que se base en intereses mutuos y el respeto mutuo..."
"Como nos dice el Sagrado Corán, ‘tengan conciencia de Dios y digan siempre la verdad.’"
"...es parte de mi responsabilidad como Presidente de Estados Unidos luchar contra los estereotipos negativos del Islam dondequiera que surjan."
Continuó así desgranando temas escabrosos del universo de contradicciones insolubles que envuelven la política de Estados Unidos.
"En medio de la Guerra Fría, Estados Unidos desempeñó un papel en el derrocamiento de un gobierno iraní elegido democráticamente."
"Desde la Revolución Islámica, Irán ha desempeñado un papel en secuestros y actos de violencia contra militares y civiles estadounidenses."
"Los estrechos vínculos de Estados Unidos con Israel son muy conocidos. Este vínculo es inquebrantable."
"Muchos esperan, en campamentos para refugiados en la Ribera Occidental, Gaza y tierras aledañas, una vida de paz y seguridad que nunca han tenido."
Hoy sabemos que sobre la población de Gaza cae con frecuencia una lluvia de fósforo vivo y otros componentes inhumanos y crueles, lanzados sobre la Franja, con furia verdaderamente nazi fascista. No obstante, las afirmaciones de Obama parecían vibrantes y en ocasiones sinceras, en tanto las iba repitiendo una y otra vez, en medio de febril corre corre por el mundo, dondequiera que a su hora programada llegaba el avión número uno de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Ayer 31 de mayo, la comunidad internacional fue conmocionada con el asalto, en aguas internacionales a decenas de millas de la costa de Gaza, de casi un centenar de soldados de las fuerzas especiales de Israel, que descendieron desde helicópteros en horas de la madrugada, disparando frenéticamente contra centenares de pacíficas personas de diversas nacionalidades, causándoles —según informaciones de prensa— no menos de 20 muertos y decenas de heridos. Entre las personas atacadas, que transportaban mercancías para los palestinos sitiados en su propia Patria, había ciudadanos norteamericanos.
Cuando Obama habló en la Universidad Islámica de Al-Azhar del "derrocamiento de un gobierno iraní elegido democráticamente" e inmediatamente añadió que "Desde la Revolución Islámica, Irán ha desempeñado un papel en secuestros y actos de violencia contra militares y civiles...", se refería al movimiento revolucionario promovido por el Ayatollah Ruhollah Jomeini, que desde París, sin una sola arma, aplastó a las Fuerzas Armadas del más poderoso gendarme con que Estados Unidos contaba en el Sur de Asia. Era muy difícil que la más poderosa potencia del mundo resistiera la tentación de instalar allí una de sus bases militares, al Sur de la URSS.
Hace ya más de cinco décadas, Estados Unidos había aplastado otra Revolución absolutamente democrática, cuando derrocó el gobierno iraní de Mohammad Mossadegh. Este fue electo Primer Ministro de Irán el 24 de abril de 1951. El senado aprobó la nacionalización del petróleo, que había sido su bandera de lucha, el 1 de mayo de ese mismo año. "Nuestros largos años de negociaciones con países extranjeros —declaró— no han dado resultado hasta aquí."
Es obvio que se estaba refiriendo a las grandes potencias capitalistas, que controlan la economía mundial. Irán tomó posesión de las instalaciones ante la intransigencia de la British Petroleum, que entonces se llamaba Anglo-Iranian Oil Company.
El país no tenía posibilidades de formar técnicos. Gran Bretaña había retirado su personal calificado, y respondido con bloqueos de piezas y mercados. Envió su flota de guerra en zafarrancho de combate al país. Como resultado, la producción petrolera de Irán disminuyó de 241,4 millones de barriles en 1952, a 10,6 en 1953. En esas favorables condiciones la CIA organizó el golpe de Estado que derrocó a Mossadegh, hasta su muerte que tuvo lugar tres años después. La monarquía fue restablecida y un poderoso aliado de Estados Unidos ascendió al poder en Irán.
Estados Unidos no ha hecho otra cosa con los demás países que no sea eso; desde que se creó esa nación en los suelos más ricos del planeta, no respetó nunca los derechos de los pobladores indígenas que allí vivieron durante milenios y de los negros que fueron importados como esclavos por los colonizadores ingleses.
Estoy seguro, sin embargo, de que millones de norteamericanos inteligentes y honestos comprenden estas verdades.
El Presidente Obama puede pronunciar cientos de discursos, tratando de conciliar contradicciones que son inconciliables en detrimento de la verdad, soñar con la magia de sus frases bien articuladas, mientras hace concesiones a personalidades y grupos carentes totalmente de ética, y dibujar mundos de fantasías que sólo caben en su cabeza y que asesores sin escrúpulo, conociendo las tendencias suyas, siembran en su mente.
Dos preguntas obligadas: ¿podrá Obama disfrutar las emociones de una segunda elección presidencial sin que el Pentágono o el Estado de Israel, que en su comportamiento no acata en nada las decisiones de Estados Unidos, utilicen sus armas nucleares en Irán? ¿Cómo será la vida en nuestro planeta después de eso?
Fidel Castro Ruz
Junio 1 de 2010
11 y 35 a.m.
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