La ignorada esclavitud del siglo XXI
Escrutinio
Juan José Morales
En la década de 1780 a 1790, cuando el tráfico de esclavos alcanzó su punto culminante, unos 80 mil africanos fueron comprados o capturados por los capitanes de los llamados buques negreros, en los cuales se les transportaba hacinados a América para ser vendidos en subasta pública.
En la Gran Bretaña, la esclavitud fue abolida en 1807, y a partir de 1815 el gobierno de Su Majestad ordenó a los buques de su armada interceptar a los barcos negreros en el Atlántico y arrestar a sus tripulantes. Pero, paradójicamente, en la actualidad hay, tan sólo en la ciudad de Londres, unas 12 mil esclavas extranjeras: mujeres que han sido víctimas de los traficantes de personas y son obligadas a ejercer la prostitución.
El dato fue revelado recientemente por la asociación de jefes de policía británicos, en un documento que por primera vez revela la magnitud de la esclavitud sexual en aquel país.
De esas 12 mil mujeres que se dedican a la prostitución —dice el informe—, al menos 2,600 fueron llevadas a la Gran Bretaña por los traficantes contra su voluntad y se encuentran prácticamente privadas de su libertad. Otras 9,200 lo hacen coaccionadas, pues se trata de migrantes que, por su condición de indocumentadas, se encuentran en situación muy vulnerable y son controladas por los lenones con la amenaza de denunciarlas a las autoridades, o forzadas a trabajar como prostitutas para pagar a los “polleros” que las introdujeron al país.
En un caso típico, añade el documento, una mujer llevada ilegalmente a la Gran Bretaña con el señuelo de que tendría un empleo cómodo y bien remunerado, es obligada a prostituirse toda la semana, con docenas de clientes diariamente, hasta pagar las 30 mil libras que el traficante de personas le cobra por haberla introducido al país. Y es común que tanto ella como sus familias en su país de origen sean amenazadas de muerte si no cumplen el “trato”.
La investigación de los jefes de policía, que duró dos años, reveló que de las 30 mil prostitutas que trabajan en los burdeles británicos —de los cuales hay más de 2 100 en Londres— más de la mitad son nacidas en el extranjero.
Por lo demás, los datos mencionados son más bien conservadores. En realidad, las cifras pueden ser mucho mayores. En primer lugar, por la propia naturaleza clandestina del tráfico de mujeres. En segundo lugar, dice el informe, porque hay muchos burdeles de los cuales se desconoce su ubicación, ya sea porque sólo aceptan clientes por invitación, o porque no se anuncian en inglés sino en idiomas poco usuales.
Pero la esclavitud sexual —hay que recalcarlo— no es un fenómeno exclusivo de la Gran Bretaña. Se da prácticamente en todos los países. Un informe de la ONU señala que en Europa occidental —sin contar las naciones del antiguo bloque socialista— hay 140 mil mujeres en esa situación. Por su parte, la delegada de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Concepción Dancausa, declaró que España es uno de los principales países de tránsito y destino de víctimas de trata de personas y que “las cifras son escalofriantes”. De Estados Unidos con frecuencia llegan noticias sobre el arresto de hombres y mujeres que explotaban como prostitutas a inmigrantes latinoamericanas ilegales, y un libro reciente, Half the Sky, de Nicholas Kristof, reportero y columnista del diario norteamericano The New York Times, escrito en colaboración con su esposa, Sheryl WuDunn, hace dramáticas revelaciones sobre la esclavitud sexual en el mundo. El mismo pudo comprar en Camboya dos esclavas sexuales adolescentes por sumas irrisorias: 150 dólares en un caso, 203 dólares en el otro.
El comercio humano de mujeres con fines de explotación sexual es de tal magnitud —dicen Kristof y WuDunn— que cada año los traficantes mueven unas 800 mil a través de las fronteras internacionales.
El libro de Kristof y WuDunn —cuyo título Half the Sky (La Mitad del Cielo) deriva de una poética frase de Mao Tse Tung, quien dijo que las mujeres sostienen la mitad del cielo— no habla solamente de la esclavitud sexual, sino de otras muchas formas de explotación, maltrato y discriminación a que son sometidas las mujeres en muchos países. De él hablaremos en otra ocasión.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
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