Aristegui sobre Maciel: Una victoria moral...
Rodrigo Vera
El libro de Carmen Aristegui, Marcial Maciel, historia de un criminal, que ha empezado a circular bajo el sello de Grijalbo, contiene testimonios de cinco de sus víctimas, entrevistas, análisis y grabaciones clandestinas sobre el sacerdote que, tiempo atrás, había recibido protección de Joseph Ratzinger. Motivada por la “victoria moral” de quienes denunciaron sus casos, así como por las entrevistas que hizo a la familia de Maciel, Aristegui proporciona un retrato minucioso de ese personaje corrupto y adicto a las drogas que durante décadas se mantuvo cobijado por las cúpulas del poder…
La “victoria moral” que lograron las víctimas del sacerdote Marcial Maciel, cuyos abusos sexuales fueron finalmente reconocidos este año por el Vaticano, llevó a la periodista Carmen Aristegui a escribir el libro Marcial Maciel, historia de un criminal, que ya empieza a circular bajo el sello de la editorial Grijalbo.
Cuenta Aristegui:
“La victoria moral de este puñado de personas que sufrieron por decir la verdad, y que lograron que su Iglesia reconociera este año que tenían la razón, hacía necesario que yo también contribuyera con un libro. Para mí era muy importante recoger sus testimonios bajo esta nueva perspectiva.”
La conductora del programa radiofónico matutino Noticias MVS se refiere al grupo de ocho personas que, siendo menores de edad, fueron objeto de abuso sexual por parte del fundador de los Legionarios de Cristo: José Barba, Alejandro Espinosa, Félix Alarcón, Saúl Barrales, Arturo Jurado, Fernando Pérez Olvera, José Antonio Pérez Olvera y Juan José Vaca.
Desde hace años, lucharon ellos para que el Vaticano admitiera que Maciel incurrió en actos de pederastia y se le llevara a juicio. Maciel murió en 2008 sin que se le enjuiciara. Pero finalmente, a través de un comunicado emitido el pasado 1 de mayo, el Papa Benedicto XVI reconoció que “los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del padre Maciel, confirmados por testimonios incontestables, representan a veces auténticos delitos y revelan una vida carente de escrúpulos y de un verdadero sentimiento religioso”.
Cuenta Aristegui que este comunicado papal fue decisivo para escribir su libro:
“Después de que el Vaticano jamás se pronunció con claridad sobre el tema, pese a las muchas denuncias y testimonios, acepta por fin con todas sus letras: ‘Sí fue cierto, Marcial tuvo una conducta criminal’. Por eso, este 2010 es un año clave en esta larga historia de Marcial Maciel que ya lleva décadas.”
Y refiere que el segundo hecho que la motivó fue la entrevista que, también este año, ella le hizo a la familia que tuvo Maciel en México, integrada por su esposa Blanca Estela y sus hijos Omar, Raúl y Christian González Lara.
“Fueron esas dos cosas: el reconocimiento del Vaticano y el impacto que tuvo esa entrevista con la familia de Maciel las que me motivaron a escribir el libro”, recalca Aristegui.
De 295 páginas, Marcial Maciel, historia de un criminal recoge los testimonios de cinco exlegionarios que fueron sometidos a los abusos del sacerdote michoacano: José Barba, Saúl Barrales, José Antonio Pérez Olvera, Arturo Jurado y Juan José Vaca.
Aparte, contiene las conversaciones que Aristegui sostuvo con los más destacados analistas sobre el tema, y con personajes que, directa o indirectamente, tuvieron que ver con el caso Maciel. En total, el libro reúne 16 entrevistas, además de un anexo en el que se reproducen documentos relacionados con el caso.
–¿Cuál fue tu criterio para seleccionar a los entrevistados? –se le pregunta a Carmen Aristegui.
–Mira, el tema Maciel se puede abordar desde diferentes ángulos, que es lo que traté de hacer en el libro. El ángulo más directo es el de las víctimas, que quedó incluido. Pero también se requería del análisis, pues el caso Maciel es emblemático y se da en un entorno de crisis dentro de la Iglesia católica. Por eso entrevisté a especialistas de primer orden, como Bernardo Barranco, Roberto Blancarte y Fernando González. Ellos hacen una revisión de ese entorno mucho más amplio.
“El libro incluye el ángulo judicial, que quedó expuesto con la entrevista a Jeff Anderson, quien es el abogado de las causas más importantes en Estados Unidos sobre pederastia clerical. Durante 25 años, Anderson ha emprendido este tipo de acciones legales. Ahora representa allá al hijo biológico de Maciel, Raúl González Lara, quien demandó a los Legionarios de Cristo. Ya veremos cómo se procesa ese caso. Anderson explica cómo, gracias a sus casos, ha evolucionado el sistema judicial estadunidense, que hoy tiene tipificaciones más claras sobre pederastia clerical. En mi libro, el ángulo legal lo agota muy bien Jeff Anderson.”
Menciona Aristegui que “el ángulo teológico” lo abordó con la entrevista a la teóloga Lucila Servitje, hija del empresario Lorenzo Servitje, dueño de la panificadora Bimbo y quien llegó a encabezar un boicot publicitario contra los medios de comunicación que hace tiempo denunciaron la pederastia de Maciel.
“Incluí a Lucila no sólo por ser hija de don Lorenzo, sino por su importante aportación desde la reflexión teológica. Hace una revisión de lo que llama ‘la teología del poder’, a la que contrasta con lo que, según ella, debe ser el ejercicio del Evangelio, que es la teología para la libertad”, explica Aristegui.
Y señala que, por último, registra “la vivencia interna que en este momento tienen los Legionarios de Cristo”, a través de las “grabaciones clandestinas” que consiguió de Luis Garza Medina, vicario de la Legión.
“Son una joya esas grabaciones que reproduzco en el libro, porque nos muestran cómo actualmente la cúpula legionaria tiene que ir con sus sacerdotes, seminaristas y comunidades a explicarles el proceder de Maciel. Tiene que hacer verdaderos malabares verbales y hablar, por ejemplo, de la ‘sexualidad desestructurada de nuestro padre’ y otras cosas por el estilo.
“Esas grabaciones aportan información sobre cómo murió Maciel. Hablan de un helado que se comió y le provocó un shock que lo mató. ¿Cómo le dieron eso cuando estaba recién operado de un cáncer de páncreas? Dejan dudas esas grabaciones.”
–Mencionas en el libro que Garza Medina, al igual que Álvaro Corcuera, director general de la Legión, y el cardenal Norberto Rivera, se negaron a ser entrevistados.
–Sí, para mí era muy importante oír a los legionarios y a la cúpula eclesiástica. Hice todas las gestiones necesarias para entrevistarlos, pero no obtuve respuesta positiva. En el caso del cardenal Rivera la negativa a ser entrevistado fue muy clara. Garza Medina también rechazó mi solicitud. En cambio, con el padre Corcuera llegué a pensar en algún momento que sí me daría la entrevista; incluso llegué a hablar telefónicamente con él. Pero luego de que divulgué por radio las grabaciones de Garza Medina se me cerraron las puertas. Hubiera sido importante que Corcuera, como sucesor de Maciel, diera su testimonio.
Marcial Maciel, historia de un criminal prácticamente aborda todos los temas relacionados con la vida y obra de Maciel: su deficiente formación sacerdotal, la fundación y el crecimiento económico de la Legión, los sobornos que daba Maciel a jerarcas vaticanos, su pederastia y adicción a las drogas, la investigación que se le realizó en 1956, su cercanía con las cúpulas del poder, la protección que tuvo de Joseph Ratzinger y del Papa Juan Pablo II, el castigo que finalmente Ratzinger –ya siendo Papa– le impuso, la reciente visita apostólica a los Legionarios de Cristo, entre otros aspectos.
–¿Faltó algo que hubieras querido incluir en el libro? –se le pregunta a Aristegui.
–En términos temáticos, me hubiera gustado dar mayor amplitud al tema de ‘las consagradas’, algo que apenas está aludido en el libro. No tuve la posibilidad de explorar ese tema. Es inconcebible que todavía se mantenga esa estructura opresiva diseñada por Maciel que cancela las libertades de esas mujeres, a quienes ni siquiera se permite ver a sus familias. Es algo demencial, que merece incluso la intervención de las autoridades civiles.
–Es fuerte y directo el título de tu libro, por la palabra ‘criminal’. ¿Lo tenías claro desde el principio?
–No, me llegó al final. Y sí, es un título rudo. La palabra ‘criminal’ puede ser controvertida porque nunca se enjuició formalmente a Maciel, nunca hubo un tribunal que lo declarara criminal. Sin embargo, en términos periodísticos y sociales, y por su estructura psicológica y su siniestra biografía, fue efectivamente eso: un criminal.
–Apenas el Vaticano ordenó quitar sus fotografías en las casas de la Legión, prohibió rendirle culto público…
–Esa es una apuesta por la desmemoria, por borrar la figura de Maciel. Cuando debería ser al revés: debemos recordar su figura como emblema de lo que no debe ser, de algo que no se debe repetir. Del Holocausto, por ejemplo, hay museos, libros, películas; se dicen en voz alta sus horrores como un mecanismo para no repetir esa experiencia. Bajo esa lógica, yo creo en el valor del escándalo, del impacto público del caso Maciel, precisamente para que no vuelva a repetirse.
(*) Este texto se publica en la edición 1781 de la revista Proceso, ya en circulación.
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