Tuesday, July 22, 2008




Jenaro Villamil

Al borrarlo digitalmente, Televisa logró algo que parecía imposible: la resurrección política de Santiago Creel, apenas unas semanas después de ser humillado por el líder de su propio partido al relevarlo de la coordinación de la fracción panista en el Senado. En entrevista con Proceso, el aún presidente de la Mesa Directiva de la Cámara alta repasa su trayectoria de desavenencias y desen¬cuentros de los últimos años, y corre las cortinas de los hechos negativos en los que ha sido protagonista –como secretario de Gobernación, aspirante a la Presidencia y legislador– en calidad de victimario y o de víctima: el decretazo, la Ley Televisa, el chiquihuitazo, el desafuero, los casinos, la reforma petrolera...

En medio de su batalla más ruda, librada en contra de Televisa y de TV Azteca, y ante el silencio del gobierno de su correligionario Felipe Calderón, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Santiago Creel, revela los hechos que desembocaron en su desencuentro con el poder mediático y con el grupo que encabeza la presidencia del PAN.

En una extensa entrevista con Proceso, Creel responde a los cuestionamientos sobre su papel como secretario de Gobernación en la administración foxista, en torno de su precandidatura a la Presidencia de la República y acerca del “error de edición” del martes 15 cometido por los técnicos de la empresa de Emilio Azcárraga Jean para borrarlo de la información de los foros de debate energético.

En cuanto a la polémica Ley Televisa, Creel sostiene que las presiones de la empresa televisiva para lograr una enmienda similar provienen de 2002, año en que él favoreció el “decretazo” como un “mal menor” y se interrumpieron las mesas de diálogo en torno de la nueva ley de medios.

También admite que fue “inoportuno” haber otorgado 198 permisos para juegos y sorteos, 130 de ellos a una empresa filial de Televisa, en mayo de 2005, hecho que “despertó suspicacias” sobre una posible alianza entre él y el consorcio televisivo en busca de la candidatura presidencial del PAN.

Tres años después de esos hechos, Creel reconoce que “la estructura monopólica del juego no se ha modificado y estamos ante el enorme riesgo que apunta al crimen organizado”.

El ahora senador incómodo para la cúpula panista revela también que en diciembre de 2002, durante el asalto de policías privados de TV Azteca al cerro del Chiquihuite para suspender la señal de Canal 40, “no prosperó mi posición en contra del ataque. Los Pinos se cerraron. Eso lo registró TV Azteca. Y de ahí vienen los problemas”.

Como presidente de la Mesa Directiva del Senado, desde diciembre de 2006 Creel ha sido protagonista de hechos que afectaron los intereses del duopolio televisivo, como la acción de anticonstitucionalidad contra la Ley Televisa, en junio de 2007, y la reforma electoral aprobada en septiembre del mismo año, que generó un nuevo desencuentro entre los concesionarios y los legisladores.

Al recordar aquel diferendo del 12 de septiembre de 2007 sobre la reforma electoral, Creel puntualiza que la audiencia original no se pactó así con la presidencia de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), encabezada por Enrique Pereda. El largo desencuentro, transmitido en cadena nacional, desem-bocó en una serie de reclamos protagonizado por los comentaristas estelares de la televisión y la radio.

Creel cuenta que a la una de la tarde de ese día le llamó “un comunicador nacional muy relevante”, con quien sostuvo el siguiente diálogo:

–¿Qué está pasando, Santiago?

–No sé. ¿Por qué?

–Mira, nos están convocando de Televisa porque tenemos que ir a defender las posiciones de los concesionarios.

–Que yo sepa, tú no estás invitado.

–No, pero yo voy a ir para allá, pero quiero que sepas que no estoy de acuerdo con esto. Quiero que lo sepas porque yo te he criticado muchas veces, pero es de honestidad intelectual decirte que no estoy de acuerdo con lo que hacen.

Santiago Creel subraya que “así fue la conversación”.

El desencuentro

La animadversión del PAN contra Creel quedó de manifiesto el pasado 9 de junio, cuando el presidente de ese partido, Germán Martínez, anunció que por razones internas, cuyo objetivo era “relanzar” la reforma energética, se había decidido su remoción como coordinador de los 52 senadores panistas.

Sin embargo, la semana pasada Creel admitió que uno de los argumentos que esgrimió Martínez para sustituirlo por Gustavo Enrique Madero fue el veto de las televisoras.

–¿Por qué lo confirmó hasta ahora? ¿Influyó el hecho de que Televisa lo borrara de sus trasmisiones informativas? –pregunta Proceso.

–No es que yo lo hubiese confirmado por evidencias posteriores. Fue un argumento que me expresó el presidente del partido, tal cual: “Tu conflicto con las televisoras ha pesado en mi decisión para cambiar al coordinador”... Me dijo que el hecho de que yo no pudiese defender la reforma energética en la televisión y en la radio limitaba el avance de la reforma.

“En consecuencia, el cambio de coordinación hacía las veces de una confirmación de ese veto, de esa censura y, por lo tanto, resultaba altamente contradictorio, por decir lo menos, y agravante.

“Yo di la cara, asumí plenamente las consecuencias. Creo firmemente en esa reforma electoral. Lo que me parecía muy injusto, y se lo dije a Germán, fue que el partido no hubiera salido en una sola ocasión a señalar o subrayar la censura y en vez de hacerlo se sumaba a las posiciones que se habían impuesto.”

–¿Germán le prometió dejarlo en la presidencia del Senado?

–Efectivamente, me ofreció una situación “como la de Diego (Fernández de Cevallos, coordinador de los senadores del PAN en la Legislatura pasada)”. Le dije: “son casos muy distintos, en circunstancias diferentes que en nada se parecen. Tú tienes la facultad para hacer los cambios en la coordinación que no voy a impugnar ni a reclamar; lo puedes hacer incluso sin consulta, pero la cuestión de la presidencia del Senado, esa la mandan los senadores”.

–¿Se ha comunicado el presidente de la República con usted durante este período?

–No he tenido comunicación privada con él, pero advierto que se impone un diálogo franco y abierto.

El viernes 18, Creel y Calderón coincidieron en un acto público. A pregunta expresa, el senador responde que el único comentario del presidente fue: “¡Qué gusto verte por aquí!”.

El cese

Removido de la coordinación de los senadores del PAN cuando se realizaba la última parte de los foros de la reforma energética, Santiago Creel admite que “sabía que las iniciativas (de Calderón) necesariamente iban a ser modificadas, que el PRI estaba construyendo una propuesta a partir del posicionamiento que hizo Beatriz Paredes cuando estuvo en el Senado. Claramente ella nos delineó 10 o 12 puntos. Lo que estaba en duda era si el PRD se iba a sumar a los puntos de Convergencia y de qué manera lo haría. Ese era el contexto”.

–Pero existe otra versión… Antes de que se presentaran las iniciativas, ¿usted le advirtió al gobierno que no era conveniente abrir la inversión privada en áreas como la refinación?

–Hubo una valoración previa de muchos aspectos. Primero: el hecho de que la iniciativa se hubiera presentado el 7 de abril limitaba enormemente las posibilidades de que saliera la reforma en el período ordinario, dado que nos dejaba prácticamente sólo con cuatro sesiones.

“El retraso tuvo distintos factores. Uno de éstos fue el escándalo del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, que duró varias semanas y que, sin duda, hacía inconveniente la presentación de la iniciativa. Otro de los elementos fue la cercanía del 18 de marzo (aniversario de la expropiación petrolera) y finalmente el acuerdo entre el gobierno y el PRI de que no se presentara antes del 5 de abril, fecha en la cual se iba a llevar a cabo el Consejo Político del PRI en Veracruz, y que el hecho de presentarla podría retar a los opositores y generar un obstáculo más para los priistas que querían sacar esto.

“Entonces, en materia simplemente de formas, la presentación fue tardía. En asuntos sustantivos, quedaron muchos pendientes por parte de los senadores panistas que se habían comprometido antes a realizar una iniciativa. Finalmente, la presentó el Ejecutivo.”

–Se criticó que usted no hubiera estado presente el día que la secretaria de Energía, Georgina Kessel, acudió al Senado a presentar las cinco iniciativas. ¿A qué se debió su ausencia?

–No sabía yo exactamente si se iban a presentar ese día; había dudas. Estuve en el Senado prácticamente todo el día… cuando arribó la secretaria no estaba (debido a un compromiso contraído previamente) y le pedí al secretario de la Mesa Directiva que la recibiera.

“Ley Televisa”, vieja aspiración

Al llegar al Senado como coordinador parlamentario de la fracción panista y presidente de la Mesa Directiva, Creel se enfrentó, dice, a la acción de anticonstitucionalidad contra la Ley Televisa que interpusieron 48 senadores encabezados por su correligionario Javier Corral y que fue aprobada el 31 de marzo de 2006.

En abril de 2007, en una conferencia que sostuvieron los coordinadores parlamentarios del PRI, PAN y PRD en Washington, surgió el tema de la Ley Televisa. Creel expuso las razones por las cuales debía echarse abajo esa contrarreforma. En una entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, declaró que esa ley “fue más bien una imposición que una negociación”.

“Cuando hice estas declaraciones comenzaron las tensiones”, afirma.

–¿Hubo alguna llamada de los ejecutivos de Televisa para advertirle?

–No.

–¿Ninguna interlocución?

–No de manera directa.

–Pero usted es el presidente del Senado...

–Esa es una de las decisiones que sorprenden. Cuando llego a México estaba el debate muy intenso. Al abrirse las sesiones de la Suprema Corte, un grupo de senadores panistas va en contra de la Ley Televisa, encabezados por Ricardo García Cervantes. Ahí empieza la tensión, los vetos, la censura en mi contra.

–Como secretario de Gobernación durante el sexenio pasado, ¿no se imaginó que pudiera generarse una ley de este tipo?

–Por supuesto que sí. Esto viene de 2002. Cuando las mesas de negociación no funcionaron, las presiones fueron muy fuertes para hacer una enmienda rápida y a modo, cosa a la que me negué una y otra vez. Y la idea del “decreto” (reformas al reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión, que se conocieron en octubre de ese año) originalmente era un puente transitorio para evitar sacar una ley definitiva que pudiese abarcar espacios del espectro que originalmente no preveía la ley antigua. Optamos por un mal menor, quizá de manera equivocada, pero esa fue la decisión en ese momento.

–Esa decisión ofendió mucho a las organizaciones ciudadanas que habían participado en las mesas de negociación.

–Sin duda. Con cierta razón ellas vieron solamente lo que correspondía a los concesionarios y quizá pasaron por alto el inminente riesgo de una legislación peor y definitiva, pero son las responsabilidades que se tienen en el gobierno y que asumí y asumo plenamente.

“Estaba muy perfilado en el camino que finalmente se adoptó. Cuando empiezo a revisar la Ley Televisa y las acciones de anticonstitucionalidad me percaté de que se había logrado lo que intentamos evitar en 2002. Me adentro a ver qué fue lo que se otorgó de más y ahí están los famosos ‘servicios adicionales de telecomunicaciones’, las cuestiones de los refrendos hasta 2021 y otras.”

–¿Era exactamente lo mismo?

–En 2002 se hablaba de ideas, de conceptos, de algunos detalles ilustrativos, pero había el planteamiento de un nuevo orden legal.

Después del apoyo de Creel a las acciones de anticonstitucionalidad, el Senado comenzó a negociar una reforma constitucional en materia electoral que derivó en un nuevo encontronazo con los dueños de la televisión.

Para Creel, la sesión del 12 de septiembre de 2007, cuando acudieron los principales comentaristas de radio y televisión, fue “un equívoco total”. Dice que algunos concesionarios de radio le comentaron que fueron manipulados por las televisoras por segunda ocasión; la primera fue cuando se les pidió apoyar la Ley Televisa.

“Yo les dije: ‘pues díganlo’. Pero algunos de ellos tienen distintas vinculaciones con las televisoras que les impedían hablar con claridad. Muchos de ellos, compenetrados, reconocían el error de haberse sumado originalmente a las televisoras porque lo único que consiguieron fue un disgusto con el Congreso, sin haberse beneficiado en lo absoluto.”

–¿Qué está sucediendo en la CIRT?

–Lo que yo pude percibir fue división porque los intereses son muy distintos.

Nuevas batallas

Al preguntarle sobre su relación futura con las televisoras, Creel responde que la maltrecha situación le indica un camino: “retomar las banderas propias, del ciudadano, el derecho a las audiencias, la auténtica libertad de expresión, el derecho a la información veraz y oportuna”.

–¿Abandonó estas banderas ciudadanas?

–Naturalmente, decir lo contrario sería mentir. Los puestos de gobierno son absorbentes, sesgan mucho el quehacer cotidiano por la propia responsabilidad, y va uno alejándose, naturalmente. Quiero regresar a hacer mi trabajo político.

–¿Se trata de perfilar ahora un legislador comprometido con la democratización de los medios, como Javier Corral?

–Creo que son circunstancias distintas las que nos tocaron vivir. Admirable el trabajo de Javier Corral porque le tocó arar en la tierra más difícil, prácticamente en el desierto. A mí, honestamente, me tocan las cosas un poco más fáciles, aunque sean batallas muy duras. Me quiero centrar en los derechos de los ciudadanos.

–Existe una percepción de que usted benefició a Televisa durante su paso como secretario de Gobernación a cambio de verse favorecido en cobertura informativa y en spots en su búsqueda de la candidatura presidencial. El contexto en el que se otorgaron los 130 permisos de juegos y sorteos en mayo de 2005 reforzó esta percepción. ¿Existió esa alianza?

–No es real esa percepción. Reconozco que el otorgamiento de esos permisos generó suspicacias por el contexto de la propia precampaña. La idea original era combatir el juego ilegal. La idea original es que no fueran sólo siete compañías, sino ir corrigiendo las circunstancias. Cuando vino la confirmación de la Suprema Corte sobre la constitucionalidad del nuevo reglamento de la Ley de Juegos y Sorteos (expedido el 17 de septiembre de 2004), ya estaban en línea, solicitando permisos, siete empresas, entre ellas Televisa. Así es como se da.

–¿Se resolvió el conflicto original? ¿Se acabó la corrupción en este sector?

–No. Nos quedamos en la peor parte de los dos mundos: ni se corrigió el mal del juego ilegal y hubo un costo político por haber entregado los permisos. Concedo que fueron inoportunas las circunstancias, lo que generó suspicacias. En una lógica distinta debió haber funcionado bien. La estructura no se ha modificado y con el enorme riesgo que apunta al crimen organizado.

–Le tocó a usted como titular de la Secretaría de Gobernación la agresión de TV Azteca al Canal 40. ¿Qué posición adoptó en ese momento? ¿Se generó algún conflicto con la empresa de Ricardo Salinas Pliego?

–Mi posición hacia adentro del gobierno es que había que respetar la ley. Le solicité al presidente su autorización para reunir a Javier Moreno Valle y a Ricardo Salinas Pliego. Por varias horas y varias veces me tocó mediar. La agresión me pareció muy grave porque se trataba de una concesión de televisión. Mi posición no prosperó. Los Pinos se cerraron. Seguramente eso lo registró TV Azteca y de ahí vienen los problemas.

–Por último, a cuatro años de distancia, ¿qué balance hace del desafuero que se operó contra López Obrador?

–Fue un error que traté de corregir. Tuve encuentros con gente cercana a López Obrador, como José Agustín Ortiz Pinchetti y Manuel Camacho. Lamentablemente, la solución no prosperó.

Proceso
21/07/2008

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