Saturday, April 03, 2010


Vocero de EU se burla de que Chávez busque poner en marcha un programa aeroespacial

Sellan Venezuela y Rusia una alianza militar y energética

Crearán consorcio petrolero para elevar la producción de crudo en la franja del Orinoco

Vamos a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos, afirma el presidente venezolano

Caracas, 2 de abril. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, con motivo de la visita de 12 horas que efectuó hoy a este país, se reunió con el presidente venezolano, Hugo Chávez, para discutir acuerdos energéticos, militares y agroindustriales. El portavoz del Departamento de Estado estadunidense, Philip Crowley, se mofó hoy de las aspiraciones de Chávez de activar un plan de desarrollo industrial espacial con apoyo de Rusia.

Foto
Vladimir Putin, primer ministro de Rusia, y Hugo Chávez, mandatario venezolano, durante una muestra en un barco ruso con motivo del 65 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial
Foto Ap
Notimex, Dpa, Reuters y Pl


Hacemos notar que el gobierno de Venezuela estuvo esta semana prácticamente inactivo por la escasez de energía. Y como ustedes saben, en la medida en que Venezuela va a expandir los beneficios para su pueblo, quizá el enfoque debería ser más terrestre que extraterrestre, se burló Crowley.

La idea de desarrollar un sector aeroespacial binacional fue conocida esta semana en Caracas durante la séptima reunión intergubernamental Venezuela-Rusia, que contó con la participación del viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, y una amplia delegación de funcionarios y empresarios.

Chávez dio a conocer el jueves su expectativa sobre la posible instalación en Venezuela de una plataforma de lanzamiento (una empresa francesa cuenta con una base de ese tipo en la vecina Guyana Francesa) o una fábrica de satélites.

Rusia, precisó Chávez, ofrece apoyo para que Venezuela tenga industria para el uso de su espacio ultraterrestre.

El mandatario venezolano y su homólogo boliviano Evo Morales han planteado en varias ocasiones su interés por contar con satélites propios para fines educativo, científico, meteorológico y telecomunicaciones, pues durante años han dependido de los servicios de empresas privadas extranjeras.

A raíz del lanzamiento del primer satélite Venesat-1 o Simón Bolívar, desde el aeródromo chino de Xichang, en octubre de 2008, Chávez declaró que de esa manera su gobierno comenzaba a nacionalizar nuestro espacio ultraterrestre, que nos lo habían privatizado. Anunció también la puesta en órbita del segundo artefacto en 2013 y su deseo de establecer en el país una fábrica de satélites. En América Latina, sólo México, Brasil y Argentina disponen de artefactos propios en órbita.

Durante la reunión intergubernamental, los funcionarios prepararon convenios que sancionaron Chávez y Putin, que también abarcan temas agrícolas, energéticos y de defensa.

Estos acuerdos incluyen la formación de un consorcio petrolero mixto, integrado por las compañías PDVSA, de Venezuela, y Rosneft, Lukoil, TNK-BP, Gazprom y Surgutneftgaz, de Rusia, que tiene como objetivo la producción y mejoramiento del crudo en la franja del Orinoco.

La empresa, en la que Venezuela tendrá 60 por ciento de acciones y Rusia 40, construirá la infraestructura para producir 450 mil barriles diarios de crudo pesado en el llamado bloque Junin Seis, en el oriente del país, en cinco años y con una inversión de 30 mil millones de dólares.

El proyecto prevé la edificación de una planta mejoradora de petróleo, especializada en la conversión de crudo pesado en sintético de 32 grados API, y con capacidad para procesar 200 mil barriles diarios.

Además del proyecto ruso-venezolano, Caracas ha asignado campos petrolíferos en la cuenca del Orinoco a China, Vietnam y Bielorrusia.

El jueves, Chávez adelantó que en materia energética Venezuela y Rusia no pretenden hacer la bomba atómica, pero sí vamos a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos. Tenemos que prepararnos para la era pospetrolera.

La primera visita de Putin a Caracas es vista por la prensa europea especializada en asuntos económicos como un esfuerzo de Moscú por abrir espacios de expansión internacional a compañías de Rusia y para comprar activos energéticos en todo el mundo.

Aunque la visita de Putin está antecedida por varios contratos bilaterales de compraventa de armas y transportes militares, pactados y materializados en años recientes, las partes no informaron hoy sobre nuevas adquisiciones. Chávez sólo comentó el jueves que los acuerdos alcanzados esta semana amplían el factor seguridad y defensa.

Putin llegó a primera hora del viernes y después de asistir a ceremonias protocolarias en el Panteón Nacional de Caracas, ante la tumba de Simón Bolívar, y de recorrer un buque-escuela ruso, se trasladaron al palacio presidencial de Miraflores para dialogar en privado.

Evo Morales también se reunió con Vladimir Putin

Tras las actividades programadas con autoridades venezolanas, Putin se entrevistó con el presidente Evo Morales, quien viajó a Caracas acompañado por su ministro de Economía, Luis Arcem.

Fuentes oficiales bolivianas informaron que Morales y Putin trataron asuntos relacionados con la cooperación militar.

El portavoz del monopolio ruso de fabricación de armas, Rosoboronexport, Viacheslav Davidenko, dio a conocer recientemente que Bolivia tiene interés en adquirir helicópteros militares Mi-17V-5.

En anticipación al viaje de Putin, el embajador ruso en Bolivia, Leonid Golubev, anunció la disposición de su país de construir un avión presidencial para Morales del tipo Antonov.



Rusia y Venezuela: acercamientos y soberanía


La visita a Venezuela del primer ministro ruso, Vladimir Putin, y el discurso que su anfitrión, Hugo Chávez, pronunció ayer en Caracas –en el que resaltó la cooperación estratégica del Kremlin con el Palacio de Miraflores y anunció, entre otras cosas, el apoyo de Moscú para que Venezuela tenga su propia industria para el uso de su espacio ultraterrestre– dan contexto a un estrechamiento significativo en las relaciones entre ambos países, que resulta, según puede verse, incómodo para los intereses hegemónicos de Washington en la región y en el mundo. Así lo demuestra, entre otros elementos, el pronunciamiento ayer mismo del Departamento de Estado de Estados Unidos, cuyo portavoz, Philip Crowley, se mofó de los planes del presidente venezolano de llevar a cabo un programa espacial, y dijo que los objetivos de Caracas deberían ser más terrestres que extraterrestres. La declaración se suma a las inquietudes manifestadas en días recientes por esa misma dependencia ante la posibilidad de que Venezuela concretara nuevas compras de armamento ruso durante la visita de Putin.

La postura de Washington frente al hecho comentado refleja una falta de comprensión respecto de la realidad multipolar contemporánea en las relaciones internacionales, en la que las pretensiones estadunidenses de imponer una hegemonía unilateral –reavivadas durante la era de George W. Bush– carecen de sustento material ante la existencia de contrapesos como China y la propia Rusia. Esa falta de visión llevó a la Casa Blanca, en los años anteriores a la llegada de Barack Obama a la Oficina Oval, a hostilizar a Moscú y tratarlo como enemigo potencial, pese a que los gobiernos rusos post soviéticos de Boris Yeltsin y del propio Putin intentaron presentarse ante Occidente como socios y aliados confiables. De no haber existido tal hostilidad, posiblemente hoy los lazos entre el Kremlin y algunos de los gobiernos críticos de Washington serían menos estrechos.

En lo que se refiere a Venezuela, la voluntad de desarrollar y expandir su propia industria espacial –cuya punta lanza es el satélite Simón Bolívar, en operaciones desde hace más de un año– no es, contrario a lo que pareció insinuar ayer el funcionario estadunidense, parte de un afán estrafalario ni mucho menos un capricho personal de Hugo Chávez: antes bien, se inscribe en una necesidad de reafirmar la soberanía venezolana en materia de telecomunicaciones –en una región donde sólo México, Brasil, Argentina y Venezuela cuentan con satélites propios– y de reforzar, por esa vía, tareas concernientes a la defensa y la seguridad nacional de ese país. En lo que toca al fenómeno de rearme que se vive en algunas naciones de la región –Venezuela incluida–, éste se explica, en buena medida, como reacción a la persistente amenaza que representan la arbitrariedad y el carácter depredador y violento de la política exterior estadunidense, características que fueron impulsadas por la presidencia de Bush, y que su sucesor, Barack Obama, no ha conseguido o querido eliminar.

Ante los elementos de juicio mencionados, es claro que el punto central de la coincidencia actual entre Caracas y Moscú no reside en afanes armamentistas o posturas antiestadunidenses, sino en la necesaria defensa de las soberanías nacionales frente a pulsiones hegemónicas y colonialistas como las que persisten en la superpotencia.

http://www.jornada.unam.mx/2010/04/03/index.php?section=edito


No comments: