Wednesday, December 15, 2010



Entrevista a Daniel Domscheit-Berg, ex miembro de la asociación dirigida por Julian Assange

"Se han traicionado los principios originarios de Wikileaks"


Traducido por Javier Fernández Retenaga


El ex miembro de Wikileaks Daniel Domscheit-Berg teme que el arresto de Julian Assange pueda perjudicar a la organización. Su plataforma alternativa quiere huir del culto a la personalidad.

Schon wenige hundert diplomatische Depeschen haben weltweit Wirbel entfacht – dabei hat Wikileaks noch tausende weitere (Foto: Thomas Coex/AFP/Getty)

Der Freitag: ¿Se arrepiente ahora de haber abandonado Wikileaks?

Daniel Domscheit-Berg: No, no me arrepiento de mi renuncia. Lo que lamento es el curso que ha seguido el proyecto, no la decisión que he tomado a raíz de ello.

Pero actualmente Wikileaks despierta gran expectación.

Julian Assange recibe muchísima atención. Pero también entonces era casi así. Ha habido un momento en que el nombre “Julian Assange” ha superado al de “Wikileaks” en Google News. Esto es muestra de que se está dando una publicidad exagerada a una persona, y quizás a los conflictos políticos dentro de la organización, más que a los contenidos publicados.

Sin embargo, los documentos han levantado un gran revuelo en el mundo de la política.

Sí, naturalmente, pero la cobertura que se les ha dado no es en mi opinión muy objetiva. En la actualidad hay muchos malentendidos en torno a la publicación de los documentos.

¿Cuáles?

Pocos saben, por ejemplo, que hasta ahora apenas se ha publicado una pequeña parte de ellos. Cada día se ponen a disposición del público sólo unos pocos telegramas. Se traiciona de ese modo uno de los principios originarios de Wikileaks, que el público y el mayor número de medios informativos posible tengan acceso a la información, sin que por ninguna razón se discrimine a nadie. Hasta ahora no se encuentran en la red más que unos cientos de informes.

¿Qué tiene de malo una publicación paulatina?

La publicación paulatina no igual para todos, sino que Wikileaks ha ofrecido los datos en exclusiva a algunos medios. Ahora éstos tienen una ventaja competitiva respecto al resto, que, naturalmente, tratan de acceder a la totalidad de los datos por cualquier otro canal. Se crea así un mercado en el los documentos se ofrecen a cambio de dinero. Y ahí empieza la pelea por quién será el primero en tener acceso a los próximos datos publicados. Que esto no es algo trivial lo muestra el hecho de que en esta ocasión Wikileaks no le ha facilitado el material al New York Times. Han tenido que obtenerlo a través del Guardian, simplemente porque su cobertura de los documentos acerca de la guerra de Iraq no fue lo bastante oportuna. Esto significa que Wikileaks ha dejado de ser neutral y decide de manera totalmente arbitraria con quién colaborar.

¿Qué consecuencias tiene esto?

El público, que es en realidad de quien se trata, y aquellos que están deseando examinar los informes no tienen la posibilidad de hacerlo. Esto puede ser eficaz desde el punto de vista mediático, aumenta la expectación y posiblemente atrae muchos donativos, pero es una traición a aquellos a cuyo lado debería estar Wikileaks.

Entonces, ¿no se solidariza ya con Wikileaks y Julian Assange?

Eso es una tontería. Que sea crítico con el proyecto no significa que ya no me solidarice con él. Todo lo contrario: Wikileaks necesitaría mucha más gente que ejerciera la crítica. Naturalmente, esas críticas deberían ser asumidas y no interpretadas como una deslealtad o parte de una campaña opositora. De mí se ha llegado a decir que no hay que descartar que esté a sueldo del FBI. Es absurdo.

¿Cómo demuestra ahora su solidaridad?

Defiendo la publicación, aun cuando no me parece que tenga un extraordinario interés que se califique a Merkel de “canciller teflón”. Lo que me parece de importancia excepcional es que ahora sabemos que hay empresas estadounidenses que se han saltado los controles de exportación de armamento en Alemania y que se ha espiado de forma generalizada a representantes de la ONU. Estas son cosas que han de conocerse. Pese a todo, soy crítico con la manera en que se está procediendo ahora. Y me preocupa el rumbo que está tomando el proyecto en conjunto, sobre todo en lo concerniente a la transparencia, la toma de decisiones y la adopción de acuerdos con los medios.

Actualmente está usted escribiendo un libro sobre su etapa en Wikileaks. ¿Qué podremos encontrar en él?

Creo que entre bastidores han ocurrido muchas cosas que el público debería conocer, y que proporcionarán un valor añadido a lo que ya sabe. Esto puede también clarificar la imagen de la organización, tanto en positivo como en negativo. Siempre hemos exigido transparencia a los actores políticos y Wikileaks es en la actualidad un actor político.

¿Será Wikileaks capaz de sobrevivir al hecho de que Julian Assange no pueda ya actuar como portavoz?

Me parece muy difícil emitir ahora un juicio al respecto. Creo que él ha ligado demasiado la organización a sí mismo. Yo y algunos otros nos hemos desvinculado y trabajamos en algo nuevo, con el propósito de garantizar que no se pierda la idea.

¿Qué se proponen?

Trabajamos en un sistema descentralizado, con buzones electrónicos seguros, bajo el nombre de Openleaks. Con él queremos asegurarnos de que cualquier editorial, cualquier medio, cualquier ONG, cualquier periodista crítico independiente disponga de un buzón digital al que los confidentes puedan enviar informaciones y documentos sin riesgo a ser descubiertos.

¿Por qué no pueden simplemente enviar un mensaje electrónico?

Los mensajes electrónicos son todo menos anónimos, es posible rastrear su origen. Evitarlo resulta complicado: hay que ir a un cibercafé, registrarse anónimamente en un proveedor gratuito de cuentas de correo y no olvidarse de pagar en el establecimiento en metálico. Esta complejidad provoca inseguridad y disuade a la gente de ofrecer la información. Pondríamos el listón tan bajo que sería muy difícil cometer un fallo y resultaría muy sencillo transmitir los datos.

¿En que se diferenciará su sistema del de Wikileaks?

Nuestra planteamiento consiste en no hacer otra cosa que facilitar los buzones electrónicos, manteniéndonos por lo demás en un segundo plano. El foco de atención debe volver a centrarse en los contenidos. Queremos garantizar que los colaboradores —ya se trate de medios de información, de sindicatos o de organizaciones no gubernamentales— puedan depositar los documentos de la forma más sencilla posible. No seremos nosotros los que decidamos quién recibe los documentos con antelación, sino la fuente. Si por ejemplo der Freitag no utiliza ese material, otros lo tendrán también a su disposición. Y si alguien publica parte de él, los archivos completos estarán a disposición de todos en internet.

Antecedentes

La mayoría esperaba y muchos temían lo que sucedió el martes, cuando Julian Assange se entregó a las autoridades en una comisaría londinense. La fiscalía sueca persigue al fundador de Wikileaks bajo la acusación de delitos sexuales cometidos contra dos mujeres en agosto de 2010. Assange niega las acusaciones y trata de evitar la extradición. Por decisión de un tribunal londinense permanecerá detenido probablemente al menos hasta el 14 de diciembre. El tribunal rechazó fijar una fianza debido a la gravedad de las acusaciones. Además, el australiano Assange tiene “sólo conocidos” en Gran Bretaña.

A la plataforma de filtraciones le esperan unas semanas complicadas. Los activistas de Wikileaks aseguran que la detención no impedirá que se sigan publicando los casi 250.000 documentos de la diplomacia estadounidense.

Después de que el banco suizo Postfinance y Paypal cerraran dos importantes cuentas de donativos de la organización, también Visa y Mastercard anunciaron que en el futuro no transferirán más pagos a los activistas. Dado que varios proveedores han borrado la web de Wikileaks de sus servidores, los responsables de la misma han hecho un llamamiento a los usuarios para que copien los contenidos y los suban ellos mismos a internet. Con enorme éxito: wikileaks.info presenta una lista de más de 700 réplicas de la página.

Es obvio que los activistas de internet estaban bien preparados en previsión de la detención de Julian Assange. Pocas horas después aparecieron en la red las primeras webs de apoyo, de factura profesional, como freeassange.com y freeassange.org. En la red social Facebook, el grupo “Free Julian Assange” ganó en poco tiempo miles de seguidores.

Más sobre este tema: Wikileaks fue sólo el comienzo Artículo de Daniel Domscheit-Berg: La divulgación de confidencias en internet está entrando en crisis, pero la idea no puede morir. Sólo hay que mejorar la forma de ponerla en práctica.

Fuente: http://www.freitag.de/politik/1049-verrat-an-dem-wof-r-wikileaks-stehen-sollte

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