Wednesday, June 06, 2007

“El Cambio Climático y sus Bemoles”

El cambio climático (por razones que luego abordaré, evito llamarlo Calentamiento Global) en muchas partes del mundo es innegable. Pero, ¿son estos cambios dramáticos? De eso, no estoy tan seguro. Coincido con una de las tesis actuantes del libro: Is the temperature rising?: the uncertain science of global warming. (Philander, 1998). ¿Cuál es la clave que el autor plantea en el prólogo de este libro? PREVENCION. Como los principales emisores de gases que provocan el efecto invernadero -y por ende, de contaminantes- no somos los seres humanos de a pie sino las grandes industrias, sobre todo de las empresas transnacionales desreguladas; es urgente que, por lo menos nosotros, cambiemos nuestros patrones de vida para hacerlos sustentables y copiar menos el "American Way of Life".

La línea argumentativa de lo que pretendo exponer se sujetará a tres grandes campos. El primero de ellos es puramente científico (y en él influyó mi anterior asesor de maestría, Jorge Sánchez-Sesma), ella versa sobre varios aspectos que hoy en día son tratados tangencialmente en los distintos debates sobre cambio climático. Entre estos aspectos podemos mencionar que la variabilidad natural sigue dominando el sistema climático. La variabilidad climática es de comportamiento no-lineal y multidimensional (diversos factores naturales, y ahora antropogénicos, la modulan), y un último aspecto que ahora podríamos señalar en este campo es que existen evidencias de comportamiento cuasi-cíclico en el clima. Algunos de estos períodos son a largo plazo (o de baja frequencia) por lo que, en menor medida, pero están siendo incorporados a las discusiones sobre el cambio climático. En la segunda área que quisiera abordar han influido mis lecturas a sus artículos principalmente de La Jornada. ¿Porqué? Reflexíonelo y seguramente llegará a la conclusión (espero que después de este escrito) de que, independientemente de la gravedad del cambio climático, los países desarrollados (los anglosajones empujan fuertemente para ser ellos los ganones, Blair y ahora Brown dixit) se arrogan la exclusividad de las soluciones para combatir el problema. El último tema afronta, la deconstrucción Derridiana (gracias a una amiga que terminó su doctorado en esta misma universidad), con el fin de develar los bemoles de la situación actual del "Calentamiento Global" y cómo estos afectan las relaciones entre los países desarrollados y en vías de desarrollo (llamados eufemísticamente Developing Countries en la jerga climática, no sé si en la geopolítica se aplique lo mismo). La pregunta entonces lacera: ¿Cuál es el discurso que subyace a lo puramente "científico"?

AREA CIENTIFICA.

RESUMEN “EJECUTIVO”.

Basado en observaciones directas, el último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático nos muestra que la temperatura “global” se ha incrementado en aproximadamente 0.7° C (IPCC 2007. http://www.ipcc.ch) durante los últimos 100 años (1906-2005). Sin embargo, esta serie de tiempo, que se extiende 150 años hacia atrás, aún carece de suficientes estaciones (cobertura espacial) en los países en vías de desarrollo. Otras fuentes de datos para el estudio climático llamadas registros indirectos (proxy records) nos indican que existen interesantes variaciones del clima a largo plazo. Estas fluctuaciones de baja frecuencia a veces muestran “tentadores” comportamientos cuasi-ciclícos. Para desentrañar estos patrones climáticos son necesarias series de tiempo mucho más largas que 150 años. De modo que, la última palabra sobre el cambio climático no ha sido dada todavía.

EL DEBATE CIENTIFICO.

El más reciente reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático nos indica que la temperatura “global” ascendió un poco más de 0.7° C durante los últimos 100 años (1906-2005). Esto puede ser claramente apreciado, entre otras, en dos gráficas de temperatura global: la primera preparada por Michael Mann, muy conocida entre los científicos que estudian los diferentes aspectos del clima, y que es llamada El palo de Hockey (The Hockey Stick, http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/3569604.stm), y la otra fue preparada por Phil Jones del Centro de Investigación Climática (CRU, por sus siglas en inglés, http://www.cru.uea.ac.uk/cru/info/warming/).

¿Cuáles son entonces algunos de los bemoles de este supuesto “consenso” entre la comunidad científica?

Lamentablemente, el cambio climático es perceptible no solo en temperatura sino también en otras variables climatológicas, como por ejemplo lluvia o vapor de agua, entre otras. Este último parámetro es un buen caso de estudio. Son todavía desconocidos muchos de los mecanismos físicos del vapor de agua que pudieran contribuir o aliviar los efectos de los gases de invernadero.

La mayoría de las gráficas (y estudios) sobre las anomalías de temperatura (global, extremos, etc.) construidas con registros instrumentales, están basadas en la media climatológica (en climatología es llamada normal, y se calculan, por convención, en períodos de 30 años) calculada para el período que comprende desde 1961 hasta 1990. Concediendo que el cambio climático como tal (por la cantidad de artículos científicos publicados sobre el tema), comenzó a despuntar en la segunda mitad de los 90’s; actualmente no hay en realidad razón válida para utilizar tal período solamente. De igual manera, aceptando que la última década ha sido particularmente cálida (de acuerdo con los registros disponibles) descartemos como posibilidad la normal climatológica base sea el período 1971-2000. Pero nada impide utilizar los períodos, por ejemplo, 1941-1970 o 1951-1980, inclusive todo el período de registro (algo mucho más difícil tal vez, por la muy pobre cobertura espacial de los primeros años de registro).

Usted recordará que los períodos 1941-1970 y 1951-1980 fueron particularmente benévolos climáticamente, sobre todo el primero. Tanto lo fueron, que algunos científicos llenos de soberbia, aseguraron que el ser humano lograría domar, con auxilio de la tecnología, al clima y, por ende, la agricultura. En consecuencia se acabaría con el problema de la distribución de alimentos en el mundo. ¿Registra usted todavía aquello de The Green Revolution? (La Revolución verde) Afortunadamente, primeros las crudos inviernos de finales de los 70s, y luego las sequías sub-Saharianas de los 80s los hicieron desistir de sus “sueños de opio”.

Uno de los aspectos que tengo que reconocer del sistema educativo superior de la Gran Bretaña es que incentiva el espíritu crítico. Así, cuando asistía a clases durante el primer año de doctorado (2002-2003), el profesor de una de ellas nos retó a encontrar debilidades a lo que hasta esa época se conocía sobre el “Calentamiento Global”; y eso fue precisamente lo que hicimos un compañero y yo; cuestionamos, entre otras cosas, lo obsoleto de la utilización del período 1961-1990[1] sin recibir respuesta satisfactoria.

En realidad, si usted rastrea la construcción de estas “series de tiempo” notará que ellas comienzan a ser llamadas “globales” en la década de los 80’s (regresaré después a este punto desde el enfoque geopolítico). Pues, no son tan globales si tomamos en cuenta que los datos provenientes de los países en vías de desarrollo son escasos, o siendo magnánimos, llamémosles incompletos. En mi caso personal (no pretendo inducir el punto, pero es un buen ejemplo), yo tenía una idea aproximada de lo que iba a ser mi tema doctoral, por lo que me encomendé la tarea de recopilar lo más posible de las bases digitales de registros climáticos en México antes de salir del país. Por diferentes motivos (probablemente uno de ellos climático, y por ende de densidad de población), la cobertura espacial de la red de estaciones es escasa en el norte de nuestro país (que hasta HOY llamamos México); por lo que mi asesor me sugirió completar la base de datos que había construido con los registros de CRU. Habiéndome ellos facilitado su información y yo hurgado en ella, puedo afirmarle que es pobre en relación con el potencial de lo que yo traje de México. Ellos arguyen que es lo que han recibido del Servicio Meteorológico Nacional. Lo importante (ojo) aquí es que, con esos escasos datos de México y otros países en vías de desarrollo se construyen las series GLOBALES de temperatura, lluvia y otras variables climáticas.

Quiero entonces repetir que, las series de tiempo más completas de las diferentes variables climáticas están en los países desarrollados. La serie (instrumental) de temperatura más larga conocida pertenece al Centro de Inglaterra (Central England temperature, CET), tiene registros de esta variable que se extienden atrás hasta 1659 y fue recopilada por un investigador llamado Gordon Manley. Huelga decirle a usted lo eficientes que son los servicios de “inteligencia” del Comandante Castro, ya que lo mantienen bien informado sobre el tema (Castro_Cambio_Climatico), solo que cae en un error muy típico sobre lo que actualmente se debate en los medios de comunicación masiva, sólo se apoya en lo conocido por los registros instrumentales de los últimos 150 años.

Con esta introducción creo que basta para explorar un poco las variaciones climáticas a largo plazo.

El Comportamiento Climático a Largo Plazo.

En realidad, lo que Jacob Bronowski llama "El Ascenso del Hombre" ha ocurrido durante el “más reciente” período interglaciar. De acuerdo con las modernas teorías sobre glaciaciones, los períodos glaciares e interglaciares se intercalan en ciclos de aproximadamente 100, 41 y 23 mil años. La característica que distinguió a la temprana era post-glaciar actual, fue el calentamiento global. En muchas partes del mundo, el clima era más caluroso que el actual (se tomó en cuenta la normal climatológica del período 1941-1970), durante el período que va de 5,000 a 3,000 A.C. La temperatura se ha estimado por encima de la normal en un rango que va entre 1 a 3° C (Lamb, 1982).

Tres son los parámetros físicos que rigen las glaciaciones. La excentricidad de la órbita terrestre, que se modifica a una forma que va de más a menos elíptica siguiendo un ciclo cercano a los 100,000 años; el ángulo de inclinación terrestre que pasa desde los 21.8° a los 24.4° en un período de 41,000 años; y la precesión de los equinoccios, que describe un bomboleo sobre el eje de rotación terrestre cada 23,000 años. Esta teoría fue desarrollada por Milanković, basada en los estudios de James Croll. La más reciente teoría sobre glaciaciones acepta que los factores determinantes para desencadenar un período interglaciar son: un ángulo de inclinación mayor a 23.8° concomitante con el perihelio (el punto más cercano al Sol en la órbita terrestre) en Junio. Sin embargo, lo más importante a resaltar no son las glaciaciones en sí, sino porqué éstas están intercaladas con períodos interglaciares, y porqué estos últimos son más raros, de los cuales los últimos se han presentado hace 335, 220, 127 y 11 mil años.

Debido a lo limitado de extraer información a partir sólo de datos instrumentales de los últimos 150 años; los climatólogos tienen que hacer uso de registros indirectos. Para ello se utilizan entre otras fuentes: muestras del lecho oceánico y de lagos, bloques de hielo de los polos; muestras de árboles (que miden sus anillos de crecimiento) y recientemente se han comenzado también a utilizar anales históricos. En México, por ejemplo, se ha echado mano de códices prehispánicos (Therrell et al., 2004) y de los niveles de rogativas durante épocas de sequía (Garza, 2002).

Una de las relaciones más consistentes de las relaciones entre la actividad geofísica y el clima es la que existe entre la actividad solar y las más importantes variables meteorológicas.

Si pensamos en un modelo extremadamente simplificado del sistema climático, la Tierra es una gran máquina termodinámica que trata de distribuir uniformemente el calor proveniente del Sol desde el ecuador a los polos geográficos. Por ello (aunque indirectamente), tal vez no sea sorprendente que una de las relaciones más consistentes sea entre la actividad solar (particularmente las manchas solares) y el clima terrestre.

Sobre la superficie del Sol existen áreas de menor temperatura comparadas con su vecindad cercana. El número de estas manchas solares es regularmente medido por los científicos y es llamado número de Wolf o de manchas solares. El ciclo más estudiado en la variación de este número por su impacto climático es el que sigue un período de 11 años. Para aterrizarlo a nuestro entorno Mexicano, se puede mencionar el aparente ciclo de 11 años en los ciclones tropicales que afectan las costas de Tamaulipas (cerca de la zona de Tampico), por ejemplo: Hilda en 1955, Inés en el ’66, Anita en el ’77, Gilberto en el ’88, etc. Estas manchas solares viajan con diferente polaridad a través de ambos lados cercanos al ecuador solar durante el ciclo de 11 años, e invierten su polaridad completando un doble ciclo que tarda 22 años en completarse. Se han estudiado también los impactos entre la producción del Trigo del medio Oeste Americano (el cesto de pan del mundo) y este doble ciclo (El clima Futuro, Biblioteca Científica Salvat. Nº 58. 1986). Sin embargo, aunque la relación es aparente no es estable en su comportamiento. Inclusive se han explorado las relaciones con el ciclo lunar de 19-20 años.

El campo magnético terrestre es indirecta y parcialmente afectado por la actividad solar. En efecto, las variaciones de la magnetosfera son influenciadas por su interacción con el viento (o plasma) solar. De este modo, las variaciones del campo magnético terrestre son función de las perturbaciones del viento solar y del cósmico, además de la heterogeneidad de la corteza terrestre. Se han extraído muestras del lecho oceánico (que se extienden hasta 470 mil años atrás en el tiempo) que registran las variaciones en los isótopos de oxígeno y de pequeños seres vivos que alcanzan el fondo del mar (llamados formaminíferos), estos parámetros son auxiliares que ayudan a determinar la temperatura del lugar de las muestras en la época en que fueron depositadas. Con ellas se han podido establecer relaciones entre la temperatura y la intensidad e inclinación del magnetismo terrestre. De hecho, las mejores correlaciones se han encontrado no con la intensidad y la inclinación sino entre la velocidad de variación del campo magnético terrestre y la temperatura. Se ha también observado que las grandes corrientes oceánicas del Pacífico, que afectan el clima a largo plazo, siguen aproximadamente las líneas del campo magnético terrestre.

Otro aspecto relacionado con el clima es la actividad volcánica. Es conocido entre los científicos que las grandes erupciones volcánicas, sobre todo aquellas que lanzan verticalmente partículas de polvo y ácido sulfúrico a la estratosfera (si las explosiones son lo suficientemente intensas) crean una capa llamada Velo de Polvo Volcánico (VPV), que algunas veces circunda completamente el globo terráqueo. Se han asignado 1000 unidades de Indice de Polvo Volcánico (IVP) a la erupción del Krakatoa en 1883. La explosión de Tambora en 1815 creó tal cantidad de IPV, que 1816 fue conocido en Europa como el año sin verano, con temperaturas en el Hemisferio Norte 1° C por debajo de la temperatura normal, y 3° C más frías en algunas partes de Inglaterra. El siglo XX fue relativamente tranquilo en cuanto a la actividad volcánica, hasta que en la década de los 80s el monte Saint Helens en el estado de Washington (EUA) y el Chichonal hicieron erupción en 1980 y 1982 consecutivamente, seguidos por la explosión del Pinatubo en 1991. Más, esta actividad volcánica, no ha alcanzado ni la intensidad ni la extensión geográfica de los siglos XVIII y XIX. En cuanto a ciclos climáticos, la actividad volcánica parece seguir, entre otros, un ciclo de 180 años, que también está presente en los ciclos de las manchas solares, así como de la tensión de marea que actúa sobre la Tierra.

Por último, como parte de la actividad geofísica, dentro de este vistazo (que no es exhaustivo) de las causas que modulan el clima; quisiera abordar brevemente un fenómeno a escala planetaria que involucra los océanos, la atmósfera y la litosfera. El Niño Oscilación del Sur (ENSO) es probablemente uno de los fenómenos que más ha recibido atención por parte de los medios de comunicación masiva después del Cambio Climático. A grosso modo, El Niño es un calentamiento anormal de las temperaturas del mar en el Pacífico Ecuatorial frente a las costas de Perú y Ecuador. Su contraparte es La Niña que es el retorno de temperaturas más frescas del océano en esta zona y el desplazamiento de la lengua de aguas cálidas hacia el Pacífico Oeste. El período de ocurrencia entre uno y otro estado es irregular y puede durar entre 2 y 7 años. Sin embargo, con el auxilio de técnicas espectrales los científicos han observado que los resultados más importantes ocurren en estrechas bandas de altas y bajas frecuencias. Por ejemplo, de modo simplificado se puede sugerir que la década de 1980s se caracterizó por Niños intensos, mientras que la de los 90s experimentó Niños largos con poca actividad intercalada de fases Niña. ¿Recuerda usted las prolongadas sequías en el Norte de México y el bajo nivel de sus presas de los 90s?

Concluyo la parte científica del Cambio Climático con algunos ejemplos que vinculan la historia con el clima de los últimos 2000 años. Mencionemos por ejemplo, las expediciones vikingas en el norte de Europa y sus travesías hacia el Oeste durante mejores condiciones climáticas que les permitieron alcanzar las costas Norteamericanas en épocas medievales. Es inquietante observar los nombres de los lugares que visitaron por ejemplo Groenlandia e Islandia, cuyos nombres en inglés Greenland y Iceland están directamente relacionados con las condiciones climáticas que observaron al momento de su arribo. Del mismo modo, existen respetables hipótesis climáticas que ligan la decadencia del Período Clásico Maya en la península de Yucatán con sequías prolongadas en esa región de México y su migración hacia condiciones más húmedas en Guatemala y Honduras. Asimismo se han encontrado relaciones entre los mínimos en el número de manchas solares (el mínimo de Spörer que va de 1400 a 1510 y el mínimo de Maunder entre 1645 y 1715 DC) y condiciones frías en la mayor parte del globo durante la llamada Pequeña Era Glaciar. Con eso creo que tenemos un marco contextual para humildemente abordar la cuestión del Cambio Climático desde el punto de vista geopolítico.

El Entorno Geopolítico.

RESUMEN “EJECUTIVO”.

La construcción de lo que hoy son llamadas series “globales” de temperatura y lluvia comenzó en la década de los 80s. En forma sincrónica el discurso de Margaret Thatcher del 8 de Noviembre de 1989 ante el pleno de la ONU, catapulta lo que hoy es llamado Calentamiento Global. Después de las rondas de Río se llega al Protocolo de Kyoto, que no pocas veces ha sido minimizado por el mayor emisor de gases de invernadero a la atmósfera (aprox. 25% del total): EUA. El último reporte del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático ha cambiado su lenguaje para vincularle el calificativo “rápido”. A diferentes escalas espaciales (global, regional o local) el cambio climático actual es evidente, mucho más difícil de probar es la singularidad y rapidez de estos cambios, en relación con escalas temporales más largas que la de datos instrumentales con los que se cuenta hasta hoy, para el estudio del sistema climático.

Cuando el Centro de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East Anglia fue fundado, era difícilmente concebible el término Calentamiento Global. Desde entonces y hasta hoy en que el CRU ha sido llamado Edificio Hubert Lamb en honor de su fundador (Hubert Lamb Building), la ciencia del clima ha cambiado radicalmente. Desde las teorías que hablaban de un futuro de rápido congelamiento (Fast Frozen Future) hasta el “consenso” actual sobre el Calentamiento Global. Fue en la segunda mitad de la década de los 80s en que el CRU comenzó la tarea de construcción de las series de tiempo globales de temperatura y lluvia.

El interés de las investigaciones climáticas sobre este tema creció exponencialmente al final de la misma década de rampante desregulación en muchos de los ámbitos principalmente económicos, bajo el gobierno conservador de “La Dama de Hierro” (Margaret Thatcher) en la Gran Bretaña. Es mítica la intervención de Margaret Thatcher ante el pleno de la ONU el 8 de Noviembre de 1989 en que advirtió sobre los peligros del Calentamiento Global (Discurso ante la ONU). No pasó mucho tiempo después en que se realizaran varios esfuerzos para limitar las emisiones de los gases de invernadero a la atmósfera, en forma por demás prevaleciente el dióxido de carbono, lo que condujo a lo que hoy es llamado El Protocolo de Kyoto.

Quisiera, si se me permite, hacer otro paréntesis para contar otra experiencia personal durante mi preparación doctoral. Esta vez asistía a una clase que era llamada Global Warming, but of course. El profesor de la misma organizó una dinámica tendiente a aprender sobre las rondas de negociaciones del mencionado protocolo. Para ello, nos dividió primero en pequeños grupos. Cada grupo discutiría la posición de un país en particular; en mi caso me tocó el grupo que representaría a China. Como ya le adelanté al principio, influenciado por sus lecturas y otras adicionales, yo sabía que China con el tiempo comenzaría a tener un papel preponderante en el concierto mundial de la naciones; por lo que su participación adquiriría gradualmente relevancia en estas discusiones. Esta de más, tal vez, mencionarle que mis opiniones se estimaron excéntricas en esa época. Ya en el ejercicio de la ronda final de “negociaciones”, China fue relegada a un papel secundario. Tal cual está ocurriendo hoy día. ¿No es cierto?

Después de que finalmente se arrastró a Rusia –en la acepción literal de la palabra- a la firma del archi-mencionado Protocolo de Kyoto. EUA junto a un grupo de cinco países más lanzaron un pacto para desarrollar tecnología de energía limpia (clean energy), en el que afirmaban no era un intento para restarle importancia al dichoso protocolo. Sólo que, entre otros datos interesantes, este grupo formado por el mencionado EUA, Japón, Corea del Sur, China, Australia e India representan el 45% de la población mundial y consumen la mitad de la energía del planeta. Tan sólo EUA emite el 25% del total de los gases que causan el “apocalíptico” efecto invernadero (Pacto_Energia_Limpia).

Por último, aunque no precisamente geopolítico, si considero conveniente señalar que, para actualizar mi introducción a la Tesis Doctoral tuve que leer el “Resúmen Ejecutivo” (Summary for Policymakers) del último reporte del IPCC 2007. En él una carácterística llamó sobremanera mi atención: el uso del adjetivo rápido vínculado a la frase cambio climático. Usted comenzará a notar en el futuro inmediato como la frase completa va poco a poco a ganar terreno entre expertos y neófitos, al tiempo. ¿Ha ocurrido antes en el pasado un cambio climático “súbito”? Cito textualmente a Lamb (1982):

La rapidez de algunos cambios climáticos.

Algunos climatólogos, notablemente Bryson, Flohn and Manley, han llamado la atención a la aparentemente gran rapidez de un número de cambios climáticos mayores en el pasado. Por ejemplo, tres congelamientos mayores que han cubierto quizá la mitad, y en algunos casos más de la mitad, el rango entre las actuales temperaturas prevalecientes (o interglaciares) y las temperaturas del climax de la ultima era glaciar, parecen haber tenido lugar dentro y alrededor del océano Atlántico norte, en Europa y el en Mediterráneo, en las etapas tardías del último período Interglaciar. Estos congelamientos, fechados aproximadamente hace 115, 90 y 70,000 años, tardaron cerca de mil años y posiblemente cerca de un siglo en llevarse a cabo. (Lamb, 1982; pag. 64).

Para apoyar mi punto de vista de que acepto que en algunas regiones del mundo el cambio climático está ocurriendo, y no se mal interprete mi exposición; terminaré esta sección con algunos de los ejemplos evidentes del cambio climático a diferentes escalas espaciales.

GLOBAL.

De entre las temperaturas globales más calurosas en los registros, la mayor parte de ellas han sido observadas a finales de la década de los 90s y principios de este siglo.

Cambios en la cubierta de hielo en ambos polos, principalmente retraimientos.

Pérdida de la superficie de glaciares tanto en los Alpes como en los Andes, entre otras regiones del globo terráqueo.

REGIONAL.

No tiene realmente una relación directa, pero es inquietante el aumento en la intensidad y duración de los Huracanes, la temporada del 2005 fue un buen ejemplo de ello.

La onda de calor del 2003 en Europa. (Luterbacher et al., 2004).

Intensas lluvias en la India (Bohra et al., 2005).

LOCALMENTE.

Los Huracanes Stan primero (Aubry, 2005) y Wilma nos enseñaros que somos particularmente vulnerables al cambio climático.

Los impactos de los años Niño 82-83 y luego la mayor parte de la década de los 90s, nos señalan que somos una región que es afectada grandemente por este fenómeno.

Desentrañando el discurso.

RESUMEN “EJECUTIVO”.

Sin duda las actividades del ser humano que emiten gases de invernadero son una variable reciente en la ecuación del sistema climático terrestre. Sin embargo, de que países han de venir las soluciones a este problema que nos aqueja como especie, es algo mucho más difícil de abordar. Si los países en vías de desarrollo siguen confundiendo el Cambio Climático con el Calentamiento Global, y además se apropian de frases desgastadas como “conjuntar crecimiento económico con sustentabilidad” el futuro no es muy promisorio. Dado que si hurgamos un poco y distinguimos del total de toneladas de CO2 con la emisión per capita por país, encontraremos que existen no tan sutiles diferencias entre uno y otro país. Al final, vengan de quién vengan, nuestros estilos de vida tienen que cambiar para hacerlos más sustentables y empujar, tanto a los países como a sus “protocolos”, a actuar a la par con los que creemos que podemos prevenir y detener el cambio climático antropogénico.

Un calificativo, que recientemente aplicó Porfirio Muñoz Ledo, define perfectamente al gobierno que, contra la voluntad de la mayoría, rige México: anacrónico (Muñoz Ledo). Una de las frases que pronunció nuestro primer mandatario el día que presentó “La Estrategia Nacional de Cambio Climático” (La Jornada 26-05-07) desnuda la ignorancia de sus asesores y la suya propia en el tema. Eso de conjuntar “Crecimiento económico y sustentabilidad” no es sólo más que un eufemismo, escaparse por la tangente en lugar de enfrentar el problema. Bastaría investigar un poco para encontrar que es uno de los argumentos de la administración Bush con el fin de no comprometerse con el Protocolo de Kyoto. Pero no sólo eso, fue también usado por Rusia antes de firmar el acuerdo.

De hecho, no sin dejo de vergüenza, tengo que aceptar que uno de mis “pecadillos” es el fútbol (Abramovich y el Chelsea). Hace poco tiempo antes de un partido estaba viendo uno de los noticieros en el que Adela Micha entrevistaba a Alicia Bárcena, funcionaria de la ONU que, por lo que veo, tampoco está completamente informada, confunde (lo que ya le había adelantado) Calentamiento Global con Cambio Climático. Como mucha gente, da por sentado, que una gran fluctuación anual de la temperatura (que puede ser positiva o negativa) es mayor necesariamente que la variabilidad natural histórica. El panorama no es muy halagüeño, planteado de esta manera. Estos dos ejemplos nos demuestran que, quienes están a cargo de las políticas ambientales, no se toman la molestia de leer a sus asesores o de allegarse verdaderos expertos en el tema.

El año pasado visitó esta universidad uno de esos investigadores Mexicanos que “asesoran” a la Unión Europea en cuestiones de cambio climático. Particularmente, en el área que corresponde a las rondas de negociaciones sobre la implementación del Protocolo de Kyoto. En algún momento de su presentación se auxilió de gráficas que mostraban la cantidad de toneladas de CO2 (no pierda de vista también uno de los otros gases de efecto invernadero: el gas Metano) lanzadas a la atmósfera por país. Poco tiempo después hubo otro seminario presentado por un estudiante Español, cuya investigación la realizó en el Sureste Mexicano, y versaba sobre la posibilidad de negociar lo que es llamado “Carbon Credits” dentro del mismo protocolo; lo cual no tendría nada de cuestionable si estuviera insertado en contexto adecuado. Estos casos me hablan de tanto, el desconocimiento a fondo en el tema, como de lo que usted llama “El Colonialismo Mental”. Uno de los verdaderos problemas no está en la cantidad de toneladas arrojadas a la atmósfera sino en la producción PER CAPITA, ahí la diferencia, aunque se va acortando, es abismal entre EUA y China por ejemplo.

Quisiera volver a enfatizar que estoy convencido de que el Cambio Climático está ocurriendo, para que no se mal interpreten mis palabras, y vaya a terminar pensando que mi Doctorado lo financió la EXXON. Yo mismo comencé mis estudios como escéptico tratando de demostrar que todo era una conspiración, y que en realidad el Cambio Climático no existía, o en el peor de los casos no era tan grave. Sin embargo, después de terminar mi Tesis los resultados ahora mismo son contundentes. El Ser Humano ha entrado pisando fuerte como variable en la ecuación del sistema climático. “Coincidentemente” los cambios más pronunciados (temperaturas más calurosas y menor lluvia) en las variables climáticas que estudié se dan en las zonas de mayor cobertura vegetal en México, a saber: Los Tuxtlas, las regiones selváticas de Tabasco y Chiapas, y los bosques Michoacanos. Ahora tengo una promisoria área de investigación. Al principio apostaba sólo por la deforestación, pero mi último análisis de estudio fue relacionar estos cambios en lluvia y temperatura con “El Niño”, y observé que este fenómeno afecta también grandemente esas regiones. A tal grado que los cambios ahí son estadísticamente significativos; por lo que ahora tendría que separar el grado de impacto antes de afirmar con certeza algo. Sin embargo, ya no me queda la menor duda: en distintas partes de México están ocurriendo cambios significativos, y parte de ellos pueden haber sido parcialmente causados por el Hombre.

¿Si el Cambio Climático es un hecho en diferentes partes del mundo, entonces quién va a proponer las soluciones? Es aquí que tenemos que pelar la cebolla como recientemente confesó Günter Grass. Para conmemorar la semana de la firma del Protocolo de Kyoto, la Universidad de East Anglia preparó simultáneamente varios seminarios relativos al Cambio Climático. Como la sociedad Británica es muy tolerante, se prepararon dos pláticas con puntos de vista distintos en cuanto al Calentamiento Global. Tal vez por azares del destino, tanto el científico pro-protocolo de Kyoto (John Schellnhuber), como el experto en estadística (Lomborg) en contra de este acuerdo, coincidían en que las soluciones deberían venir de los países desarrollados. Irónicamente, el científico no se ruborizó al afirmar que países como China, India, Brasil, Sudáfrica y MEXICO tendrían que ser más receptivos a las “tecnologías de punta” que solucionarán el Calentamiento Global. Creo que, entre eso y un homologo del Banco Mundial (con todo y sus políticas ad hoc asociadas) para el Cambio Climático solo hay un paso, ¿no cree? Leía hoy por la mañana que mi tocayo el Tony Blair anda de gira en Africa (Blair en Africa). ¿Qué andará negociando el creador de la “tercera vía” por allá?

Desde mi humilde punto de vista, lo que tenemos NOSOTROS que cambiar es nuestros estilos de vida, las grandes empresas no van a hacerlo, pero sí podemos obligarlas a ceder un poco. Mire usted, yo he convivido con estudiantes Chinos e Hindúes durante mi estancia en el extranjero (además de que uno de mis otros vicios, que es inocuo, es leer) y puedo afirmarle que ellos, dado el boom económico en sus países están cambiando preocupantemente sus costumbres, y pronto van a afectar el medio ambiente, si la emisión PER CAPITA de cada uno de ellos aumenta en proporción directa con su creciente “poder adquisitivo”. Ese es el reto hoy en día.

¿Hay salida a este aparente callejón sin salida? Así es, PREVENCION. Ya le había mencionado que 2005 fue una temporada activa de Huracanes. El impacto de uno de ellos acaparó la atención en los medios de comunicación masiva: Katrina. Dentro de todo lo que se debatió una nota llamó poderosamente mi atención. Las compuertas de los embalses que protegen a Nueva Orleáns no habían recibido mantenimiento (me platicaba la semana pasada un cuate Danés que leía que aún no lo han hecho), lo que es peor habían reducido el presupuesto para ello. Recordé entonces la explosión de uno de los transbordadores espaciales, y el mismo caso de obsesión neoliberal con sus estudios costo-beneficio. El otro Huracán del que quisiera hablar es Vilma. Este es más fácil; escuchando uno de los programas del Doctor Lammoglia, él comentaba que en realidad el desarrollo turístico de esa zona fue la “genial” idea de un amigo de LEA que era aficionado al buceo. A los Mayas, que eran profundos conocedores de estos fenómenos (Huracán viene precisamente de su lengua), jamás se les ocurrió contar con poblaciones tan cercanas a las costas de la península Yucateca (http://www.nhc.noaa.gov/pastdeadly.shtml).

¿Existe posibilidad de influir sobre las decisiones de los grandes consorcios que dominan la economía del planeta, y que afectan directamente al medio ambiente? Hoy en día las personas comienzan a despertar y darse cuenta del poder de su gasto en lo que ha sido llamado “La Revolución de los Consumidores”. Por ejemplo, la reacción de algunas personas al documental Super Size Me empujó, dada la disminución de sus ganancias, a Mc Donald’s a considerar al consumidor, y cambiar su menú entre otras medidas. Para terminar con esta exposición, déjeme comentarle que, cerca de esta universidad existen dos supermercados diametralmente opuestos en sus objetivos. Uno de ellos recibe –si mal no recuerdo- una de cada ocho libras que se gastan en el Reino Unido, en este super un litro de yogurt cuesta £0.79; el otro es parte de una cooperativa y el mismo litro cuesta £1.20. Sin embargo, las diferencias en sus políticas de administración son grandísimas y, por ende, el impacto que esto tiene en nuestro medio ambiente. Así, “la decisión es nuestra e individual”, pero puede a la larga influir en nuestro entorno, y consecuentemente, en el curso del clima en nuestro planeta.

Afectuosos Saludos,

Marco Antonio Salas;

Norwich, GB;

30/5/07

P.D.1. Como soy creyente, ruego a Dios que no se presente en estas circunstancias un “Dust Bowl”. De uno y del otro lado del Bravo tenemos a lo peorcito en la historia de nuestros gobernantes en estos momentos.

P.D.2. ¿Gente Nueva se refierirá a los nuevos narcosatánicos, como aquellos que asolaron el norte de Tamaulipas en la década de los 80s?

P.D.3. ¿Contamos también con reservas de gas natural entre nuestras maldiciones como pretexto para que el vecino del norte ponga su bota sobre nosotros?

Para más detalle en algo de lo que me apoyé. Subí dos de los capítulos de mi tesis de maestría a un sitio de la red:

capitulo_4

capitulo_3

REFERENCIAS

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GARZA G. 2002. Frecuencia y duración de sequías en la cuenca de México de fines del siglo XVI a mediados del XIX. Boletín del Instituto de Geografía, UNAM 48: 106-115.

LAMB H. 1982. Climate, History and The Modern World. Methuen..

LUTERBACHER J., DIETRICH D., XOPLAKI E., GROSJEAN M., WANNER H. 2004. European Seasonal and Annual Temperature Variability, Trends, and Extremes since 1500. Science 303: 1499-1503.

THERRELL M.D., STAHLE D.W., ACUÑA-SOTO R. 2004. Aztec drought and the curse of one rabbit. Bulletin of the American Meteorological Society 85: 1263-1272.

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M@rclimático,

Norwich, U(n) K(alentamiento Global);

6/6/07

Pilona Climática:

He aquí vienen siete años de gran abundancia en la tierra de Egipto.

Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.

Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.

Genesis 41:29-31 (Casiodoro de Reina, 1569)



[1] Although the decline from the wet 1950s is evident here, the use of the 1961-1990 period makes the Sahel drought of the last 30 years the ‘normal’, with almost all years prior to 1970 being anomalously wet. One immediate conclusion from the Sahel results is that the choice of base period can alter the interpretation of the resulting averages.

Calculating Regional Climatic Time Series for Temperature and Precipitation: Methods and Illustrations. JONES P.D., HULME M. 1996. International Journal of Climatology 16: 361-377.

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