Sunday, July 22, 2007

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Jul 20, 2007

Palabras del Comandante Tacho

Compañeros y compañeras. Todas y todos, los que hoy nos encontramos en este lugar. Para platicarnos la importancia que es para nuestros pueblos y comunidades indígenas y campesinas de México y otros países del mundo.

A nombre de nuestros compañeros y compañeras bases de apoyo, hombres y mujeres, ancianos, niños y jóvenes, de las tropas insurgentes e insurgentas, de las fuerzas mexicanas de milicias, de los compañeros y compañeras mandos militares y de los y las compañeros y compañeras de la
dirección política del EZLN, regionales y del Comité Clandestino Revolucionario Indígena y de la comisión sexta comandancia general del EZLN. Nos permitimos hacer uso de la palabra y con el permiso de ustedes compañeras y compañeros representantes de organizaciones campesinas, indígenas de Brasil, del MST, del movimiento campesino de Corea, del movimiento campesino de Madagascar, movimiento campesino de Estados Unidos, de vía campesina en Europa, Asia, África y de América.

Queremos decirles que es un honor tenerlos aquí.
Para sabernos y decirnos como luchamos, como resistimos desde donde nos encontramos, queremos decirles que son bienvenidos hermanas y hermanos. Todos y todas los que aquí nos encontramos.
Con permiso compañeros.

El tema que me toca platicarles es sobre la tierra y el territorio.
Para nosotros los indígenas Zapatistas, la lucha por la tierra y el territorio es y a sido muy importante, porque es la base principal de nuestros pueblos, donde vivimos desde hace 515 años.
La lucha por la tierra y el territorio, es indispensable y por eso desde el levantamiento armado de 1910, encabezó el general Emiliano Zapata, jefe libertador de sur, se dio la lucha a raíz de la defensa de la madre tierra y el territorio. Desde entonces hemos venido caminando esta lucha por nuestra tierra, por eso nunca nos descansaremos de luchar por la madre tierra, porque la tierra es de quien la trabaja.

Los pueblos indígenas y campesinos, tenemos históricamente nuestras raíces en estos territorios, nos relacionamos con ella, a través de la madre tierra. Ahí producimos nuestros alimentos para vivir, ahí nacemos, ahí nos desarrollamos, en ella nos multiplicamos y convivimos, con las montañas, con los ríos, con el aíre, con la vida de la misma naturaleza, los mares los manantiales, así como también en ella viven todos los seres vivos con derecho a la vida, así como los recursos del subsuelo.

Nosotros los indígenas, campesinos, lo cuidamos y la amamos nuestra madre tierra y lo hemos demostrado por siglos.
Nunca en la historia de la humanidad, los pueblos indígenas, campesinos hemos hecho ningún daño grave a la madre tierra, nunca.

La tierra la trabajamos para alimentarnos, pero la cuidamos.
Nosotros los indígenas y campesinos, nunca hemos explotado miles o millones de metros cúbicos para venderlos como si fueran mercancías a cambio de dinero.

En cambio los capitalistas de México y otros países, se lo están acabando, más lo van a acabar, pobre van a dejar nuestra madre tierra si los dejamos.

La acabaran lo que cuidamos hace siglos, la acabaran todo los valores milenarias y lo sabemos que dependemos en ella, es nuestra vida, sin ella no podremos vivir.
Por eso nosotros los y las zapatistas decimos que la tierra es de nosotros, nos pertenece, por siglos, ahí nacieron nuestros tatarabuelos y ahí murieron, ahí están sus huesos su historia y la memoria.

Por esto los pueblos indígenas Zapatistas, estamos agradecidos de los compañeros y compañeras que formaron nuestra querida organización en la cual pertenecemos todos los pueblos y comunidades Zapatistas.

Tenemos más ganas de trabajar, de organizarse y de luchar, ya están más compañeros del campo y de la ciudad en la OTRA CAMPAÑA y de la SEXTA INTERNACIONAL del mundo.
Queremos decirles que gracias al movimiento que estamos haciendo hemos descubierto, que en todas partes de México y en el mundo, tenemos los mismos sufrimientos y los padecimientos de despojo, por causa del capitalismo y del neoliberalismo, quieren someternos a su dominio y ser sus esclavos en nuestro propio suelos y bajo el mismo cielo.

Por eso nos debemos preguntarnos ¿los vamos a dejar que hagan y lleven libremente sus planes de exterminio en contra de nuestros pueblos?, y si lo dejamos ¿a donde iremos a parar? Y ¿Cómo será la vida allá donde nos irán a llevar?

Nosotros pensamos que esta respuesta nadie nos la va dar, la respuesta vendrá de nosotros mismos.
Estos bandidos, malvados y bárbaros llevarán adelante su plan de exterminio, contra nuestros pueblos originarios de esta tierra y territorio.
Sí contestamos bien las preguntas, entonces es tiempo de saber que hacer desde ahora.

Hoy más que nunca se tiene que hacer en la práctica y todos y todas digamos ¡YA BASTA! Por tanta maldad que han hecho en contra de nuestros pueblos, en México y en mundo.
Juntos tenemos que luchar, unidos en una sola palabra.
Porque nosotros así nos obligaron los zapatistas a enfrentar como el único camino levantándonos en armas una madrugada de 1 de Enero de 1994, contra esos malos gobiernos y los terratenientes y el ejercito federal y sus diferentes corporaciones policíacas.
Las condiciones antes del 94, los indígenas zapatistas estaban sin derecho de libertad, sin derecho a la democracia y ni de la justicia. Durante estos 5 siglos pasados, sufrimos todas las injusticias, por los grandes terratenientes.

Aparte de estas injusticias, nos mantenían divididos, sin derecho de reunirnos para organizarnos, como objetivo era tenernos dispersos, pero controlados, pero no en una comunidad, sino de manera acapillada, desde la finca del patrón, nos mantenía, sin ningún derecho de desarrollar trabajos, para nuestras familias. Entonces para tenernos callados los indígenas les daban trabajos duros, de 6 de la mañana a las 6 de la tarde, con un miserable salario de 2 pesos.

De esta manera con trabajos forzosos los indígenas estaban en total sometimiento bajo las ordenes de los patrones, para sus grandes ganancias y desarrollos materiales, porque los potreros, los pastizales, los alambrados, los corrales de manejo, las milpas de los patrones, la casa de los patrones, el mantenimiento de sus casas y de sus animales, perros, gallinas, caballos y marranos.
Todos estos trabajos lo hicimos los indígenas de manera humillante, de esta manera los grandes terratenientes fueron logrando su objetivo de adueñarse de grandes extensiones de tierra, adueñándose de las riquezas naturales, como el agua, las maderas finas y comunes, río, manantiales y lagunas. Con esto prácticamente controlaron un territorio, a costa de nosotros los indígenas que ahí vivíamos acasillados en las fincas, esto hasta hace poco, dejaron de ser acasillados y sus condiciones de vida, fueron de extrema pobreza. No había condiciones de salud y nos moríamos por enfermedades curables, no había educación, la mayoría de los pueblos, no supieron escribir ni leer.
No había carreteras para ir a una ciudad, de ida y vuelta llevaba 9 días, si era por medicina, a veces ya no se encontraba vivo el enfermo.

Mientras que los finqueros estaban talando, miles y miles de metros de cúbicos de madera, desde el señor Belisario Domínguez, gobernaban y mandaban de grandes extensiones de tierras y luego paso en manos del señor Matías Castellanos y esto pasó de padres a hijos, con esta explotación de miles de árboles, el cual nosotros conocimos, se darán cuenta, cuando vayan rumbo al caracol de La realidad, pasando por Las Margaritas, antes del ejido Chiapas, asta llegar a ejido Nuevo Momon, toda esa cañada, fue explotada, por tercera ocasión, entre Absalon Castellano Domínguez y Ernesto Castellanos, asta finales de 1987.
Estos eran sus formas, como la de El Medellín, de esta misma cañada, estas tierras fueron vendidas, por grandes cantidades de dinero. Apoyados de los malos gobiernos, a traves de los bancos.
Más allá cerca de La Realidad, hicieron lo misma en la finca La Petema propiedad del señor José Villatoro y luego pasó, en manos del señor Antonio Villatoro, después fue vendida, al señor Efrén, proveniente del norte del país.

Todo esto hicieron en estas tierras, eran grandes extensiones de tierras que tenían estos terratenientes, como la finca Las Delicias y la finca de El Rosario, finca san José, finca nuevo México, finca El Edén, finca La Victoria, finca El Recreo, finca Campo Grande, finca San Lorenzo, finca San Antonio, finca Santa Rita, finca Santa Isabel.

Todos estas fincas eran de 3 mil hectáreas para arriba cada una, solo por mencionar de las grandes extensiones que estos señores poseían, por ejemplo la finca San Quintín de los señores Bulmes actualmente lo ocupan 10 comunidades indígenas, esto para que imaginan las extensiones que poseían.

Por eso de esta manera acabaron talando los miles y millones de árboles y de metros cúbicos de madera que sin duda alguna llegó en manos de grandes compañías nacionales y extranjeras.
Estos señores disfrazados dueños de las tierras fértiles y de los recursos naturales nos despojaron de manera engañosa, usando sus mañas para legalizar los despojos que nos hicieron en complicidad con las instituciones y los malos gobernantes.
En esta misma época, al mismo tiempo, también llego la gran compañía que se conoce como los monteros, esta compañía se dedicó a la tala de madera preciosas, como son el cedro y la caoba. Así explotaron la riqueza de nuestro territorio.
Los explotadores que llegaron en estas tierras son extranjeros y porque son herederos e hijos de conquistadores como fue Cristóbal Colón y Hernán Cortés.

También llegó otra compañía chiclera explotando y destruyendo nuestra ecología, dedicándose de extraer resina de un árbol conocido como el chicle, como toda una vez a acumulado enviaban al dueño de la compañía. Usaban a los indígenas y campesinos para este trabajo sin importar los riesgos que esto implicaba exponiéndolos a padecer enfermedades y fracturas.
En aquel entonces se conoce poco, como por ejemplo el piquete de la mosca chiclera que era como una enfermedad incurable.
Todo estos señores que hicimos mención de sus actos de destrucción a los recursos naturales, son para nosotros ladrones ambicionados, saqueadores, explotadores de las fuerzas de trabajo, la discriminación, el desalojo, el despojo.

El delito de estos señores, es muy grave ante los pueblos indígenas de México y se puede decir que son criminales en contra de nuestra madre tierra.
Nunca estas tierras fueron entregadas en manos de los indígenas y campesinos. En esos tiempos se dieron muchas luchas pacificas para gestionar las tierras y como respuestas fueron: el asesinato, el encarcelamiento, desalojo, las desapariciones y las amenazas.
En vista del olvido de estos malos gobiernos, todas las organizaciones campesinas fueron dispersas, cada organización buscaba lo que entonces planteaban y como siempre andábamos dispersos.

Debemos reconocer que el único que se dolió de las tantas injusticias fue la diócesis de san Cristóbal de las Casas Chiapas, entonces encabezada por el obispo monseñor Samuel Ruiz García y sacerdotes, madres y hermanos y hermanas que trabajan en la iglesia como civiles le decimos nosotros, pero el dolor no se curaba y se hacía más grande.

De todo esto algo pasó.
Gracias es todo.
Le doy la palabra al compañero Teniente Coronel Insurgente Moisés

Palabras del Teniente Coronel Insurgente Moisés

La tierra donde están ahora los compañeros es, propiedad de ellos y ellas, la recuperamos. Descubrimos que para ir destruyendo a los capitalistas, es hacernos dueños de donde trabajamos, porque así funciona el capitalismo. Trabajas en fincas, en fábricas y la ganancia no es para el pueblo trabajador. En nuestra práctica la estamos descubriendo más el modo de cómo atacar el sistema capitalista.

Como ustedes la verán en estos días de este segundo encuentro de los pueblos Zapatistas con los pueblos del mundo. Tendrán mucho que contarles las experiencias de los compañeros y compañeras, porque ahora están en sus manos su medio de producción, LA TIERRA. Es la base fundamental de la vida de ellos y ellas, también se entiende que el capitalismo es la base de ellos para explotar, en los medios de producción.

Ahora los compañeros y compañeras de los pueblos Zapatistas, que ya son dueños el medio de producción donde trabajan, que es la tierra, ya tienen construido otras cosas para el del propio pueblo, como son: escuelas autónomas Zapatistas, clínicas Zapatistas, bodegas de compras y ventas de la producción.

Los compañeros y compañeras de los pueblos Zapatistas, cuando tomaron de sus manos ese medio de producción o sea la tierra, empezaron a trabajarla de manera comunal, local, regional, municipal, o sea en colectivos, sociedades, cooperativas.

Esto se ha logrado, gracias a la recuperación, la toma de las tierras, sin eso, no estaríamos como estamos ahora. Esta clara para nosotros las y los Zapatistas, que a la hora que pasó a sernos dueños de esas tierras, como nuestro medio de producción, fue y es la base principal, para atacar el capitalismo, aunque nos hace muchas cosas por falte de hacer. Pero nuestro caminar ya sabemos por donde ir.

Cuando se vayan al caracol de La Realidad, les va contar los y las compañeras y compañeros de: Comercio. ¿ por qué se pensó esto? Porque el capitalismo nos compran barato y nos vende muy caro y están los coyotes. Dijimos que vamos organizar unas bodegas para que nos compremos a un buen precio he igual nos vendemos, para todos Zapatistas y no Zapatistas.

También nos dimos cuenta, que con lo que vendemos no nos alcanza, para comprar la medicina que esta tan cara, pues pensamos formar clínicas municipales y capacitación de promotores de salud. Nos dimos cuenta también que nuestros antepasados, ellos y ellas no usaros pastillas, capsulas, ampolletas y pudieron sobre vivir, entonces empezamos a rescatar la sabiduría de nuestros viejitos y viejitas, de las plantas medicinales, parteras y parteros y de hueseras y hueseros. Y ahora ya se dieron cuenta que con las plantas medicinales, no combate las enfermedades mas graves ya piensan mas en como fortalecer las clínicas y el hospital que tienen aya, con más promotores y promotoras de salud.

Otro problema, se dieron cuenta que para recibir capacitación se necesita saber leer y escribir. Pues entonces a formar promotores de educación y al mismo tiempo capacitadores. Antes había escuelas pero no enseñan para el bien y no funcionaban, ahora si funcionan.

Y otras cosas más que les contaran los propios compañeros y compañeras, cuando vayan en nuestros caracoles.

Todo esto no había nada de antes, pero cuando nos dimos cuenta que ahora somos dueños de las tierra que antes eran de los ricos y del mal gobierno, así lo pensamos que también nos podemos hacernos dueños de las otras cosas que nos esta faltando y así como empezamos a trabajarla que ahora los estoy platicando, parece que es fácil, pero como cuesta trabajarla y organizarla, pero si se puede, ahí esta el ejemplo que no había antes y como ahora ahí esta y en los hecho y con la practica.

Así que adelante compañeros y compañeras, ya ustedes saben un poco más de leer y escribir y saben hablar la castilla para entender nuestra situación en que nos tienen el sistema capitalista.

Todo esto ahora, todo lo que hagamos bien ó mal, ya somos nosotros los que los decidimos, ya no los patrones, ya los mandamos a la fregada, este es el cambio que tenemos y este es a su vez, que le da fuerza sus gobiernos autónomos de los compañeros y compañeras, si no hubiéramos tomado de la mano ese medio de producción que es la tierra, no funcionaría los municipios autónomos, quedaría solo en palabras.

Este es el cambio que queremos en este país que es México. Así la vemos, que para afectar al capitalismo, hay que tomar de nuestras manos los medios de producción, pasar de la mano de quien la trabaja y que ellos, ellas, las trabajadoras y trabajadores, decidan como trabajarla y que la ganancia sea del pueblo trabajador.

Todo esto nos dimos cuenta a la hora que las quitamos las tierras de los mal llamados patrones, los terratenientes o latifundistas. Los corrimos, con nuestra lucha del 1 de Enero del 94, la historia que ya ustedes ya conocen.

Creemos y que está claro, que para ser anticapitalista, es quitar los medios de producción, tierras y fabricas y pasar de las manos del pueblo trabajador, que sea propiedad del pueblo trabajador, acabar los explotadores, los patrones, el capitalista.

Con la lucha y la practica, en el trabajo del campo, de los compañeros y compañeras de los pueblos Zapatistas esta a la vista de cómo debe ser anticapitalistas. Tomar, quitar, recuperar los medios de producción y a organizarse para las decisiones y a gobernarse con ella, sino hacemos esto reinara el neoliberalismo en México y en el mundo.

Pensamos y creemos, que uniéndonos con los trabajadores del campo y la ciudad y organizándonos bajo una idea, de que el pueblo es quien manda y tomar de la mano todos los medios de producción esa es la salida que nos queda, ante este capitalismo salvaje que hoy reina.

Esta es una de las características de nuestra organización del EZLN y una de las cosas más importantes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que es la guía nuestro paso en La Otra Campaña y en la Zezta Internacional: el anticapitalismo.

Doy la palabra al SuP M

Intervención del SCI Marcos

Preguntas y respuestas como caminos.
(Frente a una lata).

El Sup recibe del Teniente Coronel Insurgente Moisés una lata de conocido refresco de cola, con la marca borrada. El Sup coloca la lata frente suyo y explica:

“Ésta es una lata de conocido refresco de cola a la que se le ha borrado lo que la identifique publicitariamente. A principios de este año, en el Primer Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, en Oventik, Chiapas, uno de los asistentes intervino y puso sobre la mesa, con gesto teatral, una serie de envases de dicha marca e increpó a los zapatistas el que esos productos se vendieran en los caracoles, diciendo que eso era ser inconsecuentes. Los que venían de fuera lo aplaudieron a rabiar. Los compañeros guardaron silencio, después de todo, habían invitado a la gente a hablar, así fuera para decir tarugadas. Quienes aplaudieron, no le preguntaron al espontáneo juez, jurado y verdugo qué marca de calzado y ropa estaba usando, ni dónde o como había conseguido el moderno y caro vehículo de su propiedad en el que llegó para enjuiciar y condenar, envases mediante, el proceso de lucha zapatista. Le aplaudieron y él tuvo sus segundos de gloria, que alargó luego en las sobremesas coletas de sus cuates y clientes.

El silencio de nuestras jefas y jefes fue un gesto de cortesía, no significó ni significa estar de acuerdo con lo que dijo esa persona. Ahora yo voy a decir, en palabras, lo que dijo el silencio de mis compañeras y compañeros dirigentes, autoridades autónomas y coordinadores de los distintos esfuerzos que se levantan en territorio zapatista.

Frente a esta lata de refresco se pueden tomar varias posiciones. Una es la que sostiene el juez que nos visitó en aquella ocasión y que tanto entusiasmo y adhesiones despierta en una franja de la sociedad y de quienes se acercan a las comunidades. Es la posición del consumo anticapitalista. Consiste en atacar al capitalismo en el consumo, es decir, en no consumir determinados productos. Una posición valedera, respetable y, sobre todo, saludable.

Hay otra forma de anticapitalismo, que ataca en la esfera de la circulación. Es decir, no se adquieren los productos en los grandes consorcios comerciales, sino que se promueve y alienta el pequeño y mediano comercio, el comercio ambulante, las cooperativas y colectivos. Una posición también valedera, consecuente, respetable y que, además, no sólo ataca al gran capital, sino que beneficia a un sector de los desfavorecidos.

Por su parte, la zapatista o el zapatista toma esta lata de refresco y le empieza a hacer preguntas. Yo sé que de por sí los zapatistas tenemos fama de esquizofrénicos. Por ejemplo, aunque hablemos individualmente, no usamos el “yo, mi, me, conmigo”, sino que usamos la primera persona del plural: “nosotros”. Pero aquí no se trata de haber llegado al extremo de pretender sostener un diálogo con una lata de refresco, sino de algo más sencillo. Se trata de preguntarle a la lata quién la produjo y quién la transportó.

Puesto que la lata guarda un empecinado silencio, el zapatista se responde a sí mismo (otro signo de esquizofrenia, dirán algun@s).

La lata, se responde la zapatista, la produjo un obrero o una obrera, en una planta que es propiedad de un patrón, y la transportó un empleado, un “choferólogo” dirían los compas de la Realidad recordando la anécdota que contó el Teniente Coronel Insurgente Moisés en aquella ocasión, en un camión que es propiedad del mismo patrón. Y entonces esa obrera, ese obrero o empleado, recibe un salario pero no es todo lo que se gana con la lata de refresco. A la hora de producir esa lata, el obrero o la obrera son explotados por un patrón, que se roba su trabajo y sólo les da una pequeña parte para que traten de sobrevivir.

¿Qué pasaría, pregunta el zapatista, si no hubiera patrón, si la planta refresquera y el camión repartidor fueran propiedad de los trabajadores y trabajadoras, así como los zapatistas somos dueños de la tierra que trabajamos? La zapatista se responde: “los trabajadores no sólo tendrían más paga y vivirían mejor, también se harían dueños de su destino y empezarían a pasar muchas cosas en ellos, la problema sería muy grande pero sería otra problema, una más mejor, más democrática, más libre, más justa”.

El zapatista y la zapatista toman entonces una decisión, y ésta consiste en tratar de unirse con esa obrera, con ese empleado, para organizarse y, juntos, luchar por quitarles a los patrones la propiedad de los medios de producción, sea de producción de refrescos o de luz o de autos o de ropa o de zapatos o de todo.

Para hacer esto, los zapatistas sacan su pensamiento en la Sexta Declaración del Selva Lacandona y dicen claro: la problema del capitalismo es que unos pocos son dueños de todo y unos muchos son dueños de nada, y eso debe cambiar, ponerse de cabeza, subvertirse, “vueltearse”.

O sea que los zapatistas deciden ser anticapitalistas atacando la propiedad de los medios de producción. Esa persona que juzgó y condenó, quienes le aplaudieron y algunas y algunos de quienes nos miran, escuchan y leen, piensan que nuestro anticapitalismo no es consecuente, que el suyo es mejor y más visible, más inmediato y, sobre todo, más presumible a la hora de hablar de ser consecuentes.

Nosotros sólo decimos el nuestro es un anticapitalismo más modesto: es el que apunta al corazón mismo del sistema. Podrán cambiarse los hábitos de consumo de una sociedad, o las formas y medios para circular las mercancías, pero si no cambia la propiedad de los medios para producir, si no desaparece la explotación del trabajo, el capitalismo seguirá vivo y actuante.

Pero aún así no basta.

Hace algunos años, antes de las leyes revolucionarias y el inicio de nuestra guerra, en las comunidades más alejadas en la Selva Lacandona, era practicado un método para producir bebidas alcohólicas. Con caña o maíz o plátano fermentados se puede producir trago (o “posh”, como le llaman de broma los compañeros y compañeras). Así, sin explotar fuerza de trabajo (lo hacían de su milpa o de su platanal o de su sembradío de caña), sin consumir productos de trasnacionales ni engordar las cuentas bancarias de los propietarios de las grandes tiendas, los indígenas se emborrachaban, las mujeres eran golpeadas y violadas, los niños maltratados. Era un alcoholismo anticapitalista por donde se le viera, pero era y es un crimen.

Desde antes del alzamiento y sobre todo a partir de él, las compañeras zapatistas redujeron mucho el alcoholismo, fuera capitalista o anticapitalista, en las zonas rebeldes con su fuerza organizada, y con la concientización continua y permanente en nuestros pueblos.

Aunque la base material del capitalismo es la propiedad privada de los medios de producción, circulación y consumo, tiene ya una lógica que invade todos los rincones de la sociedad y debe ser combatido en todos los lugares.

Así como muchas cosas han cambiado o empezado a cambiar en tierras zapatistas, y otras tantas faltan de transformarse, así será la sociedad que construimos. Todos los esfuerzos actuales de anticapitalismo son respetables y tienen su importancia, así como lo son y tienen todas las luchas, grandes o pequeñas, que se hacen y harán para hacer del nuestro un país donde ya no sea un dolor o una vergüenza ser indígena, niño o niña, mujer o joven, anciano o anciana, diferente en la sexualidad, o ser cualquiera de todas las diferencias que hay y habrá en la humanidad.

Así que expliquen, eduquen, formen, aconsejen sobre lo que es bueno y malo para la salud en la alimentación. Pero no juzguen y condenen a quienes han decidido arriesgar la vida, y todo lo que han levantado sobre la sangre de nuestros muertos, para destruir un sistema que a ustedes y a nosotros, enlatados o sin lata, nos despoja, nos explota, nos reprime y nos desprecia.

¡LIBERTAD Y JUSTICIA PARA ATENCO!
¡LIBERTAD Y JUSTICIA PARA OAXACA!

Muchas gracias.
SupMarcos.

P.D. QUE CUENTA UN CUENTO ANTI-GÉNERO.-

Y hablando de latas, andan por aquí, dando la ídem, unos niños y niñas. Bueno, también hay otras y otros ya de edad que se portan como niñas y niños, pero aquí me refiero a los de pocos años. El número de niñas y niños que hay por acá es indefinido y depende de cuál es el referente para contarlos. Si los vemos, son pocos. Si los escuchamos, son demasiados. Pero, bueno, para ellas y ellos, para el pequeño Gabriel y la Katy, y para las niñas y niños que están lejos en la geografía pero cerca en el sentimiento, como la niña más pequeña que los zapatistas, las zapatistas tenemos, o sea mamá Corral que está hasta allá en Ciudad Juárez, voy a contar un cuento que no es tan bueno como el de los dólares del chino pro-panista, pero tal vez les gusta un poco. Se llama:

ELÍAS CONTRERAS, COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN DEL EZLN, LE CUENTA A LA MAGDALENA SU MUY PARTICULAR Y PECULIAR VERSIÓN SOBRE “LOS VIGILANTES”.

Parece que para Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, la cuestión de género era muy diferente. Que esto había sido, sobre todo, trabajo educativo de La Magdalena era algo que estaba fuera de discusión. La Magdalena era un transexual, es decir que no era hombre pero tampoco era mujer.

Elías lo definiría mejor así: cuando en ese equipo especial llamado “Nadie” le preguntaron si La Magdalena era compañero o compañera, Elías Contreras respondió “Es compañeroa, que sea, es un compañero que se va a hacer compañera”.

Pero, bueno, eso será asunto de otra plática, creo. En ésta les voy a contar lo que, a su vez, le contó Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, a La Magdalena en un lluvioso mes de julio anterior a éste que nos encuentra.

La tarde era una pesada cobija de agua y lodo que arropó a Elías y a La Magdalena a mitad de camino, cuando regresaban de la milpa colectiva. Elías sacó, a saber de dónde, un pedazo de nylon con el que, caballeroso, trató de proteger a La Magdalena. Un viento travieso se llevó el plástico y las amables intenciones de Elías, así que se empaparon. Se sentaron, resignados, al pie de la gran Ceiba que está a un lado del camino. Fue La Magdalena la que, cuando amainó un poco la lluvia, empezó la platicadera con una pregunta:

- ¿Por qué llueve tanto aquí? -.

Elías Contreras, en lugar de responder con su acostumbrado “Así es de por sí” o “A saber” o “Mmh”, se sintió obligado, puesto que era algo así como el anfitrión de La Magdalena, a contar una historia que, ésa sí como era su costumbre, empezó a tejer al mismo tiempo que la narraba.

- Es que están echando fiesta Ellos. Y ansí pasa cuando Ellos hacen una su fiesta -.

No es que Elías haya pronunciado las mayúsculas en la palabra “Ellos”, pero La Magdalena notó que esos “Ellos” no eran cualquier “ellos”, sino algo especial, así que preguntó:

- ¿Quiénes son Ellos? -.

Elías dijo:

- Pues Ellos, Los Vigilantes. En algunas partes les dicen “Totilme´iletic”, en otras los llaman “Tzultacah” -.

Y Elías Contreras, Comisión de Investigación, siguió con una historia que vestiría, desde entonces, de otra forma la diferencia de La Magdalena.

- Que sea que son hombre y mujer al mismo tiempo y al mismo tiempo son cerro y planada. Que sea que revuelto, al mismo tiempo dos pero no son dos, sino que es uno, o una, según.

Bueno, pero los zapatistas les decimos “Los Vigilantes” porque son como quien dice los cuidadores, o cuidadoras, según, de todo. Viven en las montañas, cerca de onde nace el agua. En veces dentro de cuevas, en veces cerca de manantiales, onde quiera que hay agua buena, limpia, nueva, ahí cerca viven “Los Vigilantes”. Ellas, o ellos, según, son como quien dicen los dueños, o dueñas, según, del trueno y del rayo. Y cuando dicen su palabra es como un trueno chiquito, que no llega muy lejos pero siempre un tanto sí. Ah, pero cuando echan fiesta, empiezan con su cantadera y su bailadera y entonces se salpica agua pa todos lados y por eso llueve ansí -.

Sin esperar la pregunta que, seguramente, haría La Magdalena, Elías se adelanta:

- Su trabajo de “Los Vigilantes” es que están pendientes de nosotros, los indígenas, y del mundo, y están también pendientes según quien tiene bueno su pensamiento y su camino, o quien piensa mal y tiene delito. Allá, en una montaña que no se mira desde acá, tienen un corral ansí de grande que no se puede medir. Y ahí en el corral tienen guardados todos los animales de la selva que son los naguales de cada uno, o una, según, de los hombres y mujeres. El nagual es el ser gemelo de cada persona -.

- Por ejemplo, de repente su nagual del Bush es el burro, creo. Y tal vez alguien tiene de nagual al buey, sin agraviar. O qué tal que vos, Magdalena, tu nagual es la mula… -

La Magdalena agarra un puño de lodo y se lo arroja, enojada, a Elías.

Elías dice riendo:

- Si acaso lo dije en serio, era un supositorio, nomás para ver si estás poniendo atención a mi palabra porque si no, luego no entiendes, Ora que claro te digo que no desprecias a la mula, porque ésa acaso se enferma, y ónde quiera anda y no se cansa luego -.

Elías hace una pausa y, socarrón, añade:

- Ora que cuando la mula se pone malhora pues hasta lodo avienta… -

La Magdalena se pone de pie y busca algo… digamos, más contundente para darle a Elías. Una rama como garrote aparece en sus manos. Ahora es La Magdalena la que sonríe y dice:

- ¿Decías, querido? -

Elías trata de explicar, sin perder de vista el instrumento de protesta que porta La Magdalena en las manos:

- Pérate Magdalena. Si no estoy hablando de vos. Acaso estoy pensando nada. Nomás era como quien dice una anédota, que sea “anédota” quiere decir que una historia o cuento tiene así como una enseñanza…-

- Ésa es la fábula, no la anécdota -, corrige La Magdalena.

Elías no se intimida:

- Por eso digo que la anédota no es eso, sino que…, bueno, luego te explico Magdalena porque ansí como estás embravecida pos nomás no llega en tu pensamiento las explicaciones. Mejor te sigo contando la historia de Los Vigilantes -.

- Bueno -, dice La Magdalena, - pero sin mulas -.

- Bueno -, dice Elías.

- Y entonces, según, si es que te portas bien, pues tu animal, que sea tu nagual, ahí lo tienen guardado “Los Vigilantes” y lo cuidan y ansí te cuidan a ti. Pero si es que te portas mal, pues anda vete, ahí lo sueltan al animalito y qué tal que lo cazan o se cae o se enferma, pues entonces igual te pasa -.

- ¿Y qué pasa si Los Vigilantes se cansan o se van y se escapan todos los animales? -, pregunta La Magdalena.

- Uh no, pos eso sí sería una desgracia, porque habría un gran dolor en nuestra gente y hasta ahí nomás, todo se muere. Porque la tierra necesita quien la cuide. Por eso el zapatismo nuestro está para ayudar a Los Vigilantes, para que no pase eso, para que cuidamos la tierra, que es nuestra mamá más querida -.

La Magdalena pregunta entonces retadora:

- ¿Y por qué les dices “Ellos” si son hombre y mujer al mismo tiempo? -

Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, se pone serio y mira como muy lejos, como hacia algo que no se alcanza a ver, y responde:

- Ah, pos porque los zapatistas sabemos que hay cosas para las que todavía no hay palabras, y entonces usamos las que tenemos. Pero sabemos bien que, aunque no sepamos cómo nombrarlas, esas cosas existen y están ahí, y muchas de ellas son buenas y hay ahí dolores que ni siquiera imaginamos, pero también alegrías que todavía desconocemos. Pero un día… -

Elías se queda callado. La Magdalena deja caer el garrote, se le acerca y, tomándole la mano, le pregunta:

- ¿Un día qué? -

Elías se sonroja cuando responde:

- Un día vamos a tener palabras para entender lo que no entendemos. Porque hay mundos que existen aunque no tengan nombre -.

Y como si tal, en ese momento, a saber por qué, se despejó el cielo y el sol se asomó aunque nomás fuera para despedirse. Y justo antes de que, sonrojado, se fuera, la luna emergió del lado opuesto. Por unos momentos estuvieron juntos, frente a frente. Y cualquiera hubiera podido imaginar que no seguirían los cursos cotidianos que encadenaban a ambos, y que, por un única vez, caminarían a encontrarse, desafiando así todas las convenciones, y haciendo posible lo imposible.

Abajo, El Vigilante más mayor, el más primero, le enseñaba al venado a leer lo que no está escrito en las estrellas y, lejos de ahí, una niña inventaba otro abecedario en las letras de un libro lleno de colores…

Vale. Salud y que viva siempre lo no nombrado todavía… como el abrazo que nos une a los campesinos insumisos de la India, de Corea del Sur, del Brasil y de la Unión Americana.

SupMarcos.
México, Julio del 2007.





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