Iraqis savour rare taste of unity as lions of Mesopotamia triumph
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=54257
El fútbol derrota a la política
El equipo iraquí derrotó 4-3 a Corea del Sur el miércoles en Kuala Lumpur y se clasificó para jugar la final de la Copa de Asia, en la que se enfrentará este domingo con Arabia Saudita en Yakarta, lo que desató una ola de festejos en la capital y casi todo el país.
Decenas de miles de iraquíes, rebosantes de felicidad, inundaron las calles de Bagdad flameando banderas y disparando al aire para celebrar. Ni siquiera dos atentados con coches-bomba, en que murieron más de 50 personas, lograron disminuir el entusiasmo.
La selección de fútbol es uno de los pocos símbolos de unidad nacional que han sobrevivido a la guerra, ya que incluye a miembros de todas las corrientes religiosas y comunidades étnicas, una rareza en un país que sufre profundas divisiones y la ocupación militar.
Por un instante, pareció que la gente había olvidado súbitamente estas diferencias.
"Esto es un golpe a la mandíbula de cualquiera que diga que estamos divididos", le dijo entusiasmado a IPS Mahmood Farhan, de la Liga de Periodistas Iraquíes. "Sólo hay que ver cómo dejamos de lado la sucia política de la ocupación y, unidos de la mano, nos amamos el uno al otro."
Las fuerzas de seguridad fueron tomadas por sorpresa por la espontánea explosión de alegría. Por un breve momento, la capital tuvo el aspecto de la antigua Bagdad, colmada de gente y ruidosa.
"Nuestros corazones laten al unísono y que los ocupantes se vayan al demonio", gritó un joven que pedaleaba una bicicleta por las calles de Sadr, un barrio de la capital. Muchas personas se reunieron en torno al corresponsal de IPS al imaginar que sus festejos estaban siendo difundidos para el exterior.
Un hombre, quien se identificó sólo como Hussein, residente de Basora y pero de visita en Bagdad, le dijo a IPS en medio de las celebraciones: "Esto es un solo Iraq. No hay chiitas, ni sunitas, ni kurdos. Terminemos con las divisiones, terminemos con las actitudes sectarias".
Los iraquíes también colmaron las calles de Basora y otras ciudades del sur del país. En todo el territorio la gente coreó la canción "Victoria para Bagdad", compuesta por un grupo musical árabe no iraquí diez años antes de la invasión liderada por Estados Unidos en marzo de 2003.
En la región autónoma de Kurdistán, en el norte, personas que salieron a la calle en su condición de iraquíes, y ya no sólo kurdos, hicieron flamear banderas en una inusual demostración de unidad nacional.
Los kurdos consideran habitualmente que la bandera de Iraq es un símbolo árabe y prefieren utilizar su propia enseña.
Los iraquiés que viven fuera del país también celebraron la victoria.
"Recibí docenas de llamados de personas que querían expresarme sus sentimientos de felicidad y unidad", le dijo a IPS un hombre de negocios iraquí que vive en Amman, Makki al-Nazzal.
"Árabes de Jordania y los países del Golfo Pérsico (o Arábigo) que residen aquí celebraron el triunfo como propio", agregó en una entrevista telefónica.
"Parece que el fútbol logró la unidad de los iraquíes y los árabes que la política se ha encargado de destruir", señaló Nazzal. "Dos horas de fútbol fueron más provechosas que cuatro años de política. Pero no me pregunte si esta unidad va a perdurar."
Durante los festejos, los dos coches-bomba detonaron en medio de la multitud. Las explosiones se produjeron en diferentes zonas de Bagdad con un intervalo de media hora entre ellas. Las muertes no detuvieron las celebraciones en el resto de la ciudad.
"Este es un partido que ganó Iraq y espero que" el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, "ahora diga 'miren, yo los hice ganar' este partido", comentó a IPS un miembro de la Federación Olímpica iraquí, quien pidió mantener su nombre en reserva.
Bush "ya lo hizo una vez y nosotros lo odiamos todavía más por eso, porque fueron nuestros muchachos los que ganaron, a pesar del miserable apoyo que recibimos de los estadounidenses y de nuestro gobierno", agregó.
El comentario hizo referencia a una declaración de Bush en agosto de 2004, cuando señaló que el buen desempeño de la selección de fútbol iraquí en los juegos olímpicos de ese año en Atenas era una prueba de que la ocupación militar estaba beneficiando al país.
En ese momento, la estrella del equipo iraquí, Salih Sadir, declaró a los periodistas que "no queremos que Bush nos utilice en la campaña electoral. No queremos a los estadounidenses en nuestra nación, queremos que se vayan".
El director técnico de la selección de Iraq en los juegos olímpicos de 2004, Adnan Hamad Majeed, afirmó entonces: "Lo que yo cuestiono es lo que Estados Unidos ha hecho en nuestro país: destruir todo. Su ejército ha matado a mucha gente en Iraq".
http://www.guardian.co.uk/international/story/0,,2137599,00.html
Iraqis savour rare taste of unity as lions of Mesopotamia triumph
· Squad of Sunnis, Shias, Kurds and Turkomans
· Fans defy gunmen to celebrate in city streets
Michael Howard in Irbil
Monday July 30, 2007
The Guardian
As he bounced with joy with friends outside his house in Baghdad's violence-racked Amiriya neighbourhood, Taha Mahmoud, a 25-year-old computer programmer, said: "In 90 minutes, 11 men on a soccer pitch thousands of miles away have made millions of Iraqis happy while 250 MPs, our government, the mullahs, imams and warlords can't provide us with a single smile. I hope this is a turning point for our country."
The sentiment was echoed throughout the country, as the Iraqi squad's unlikely 1-0 victory over favourites Saudi Arabia, triggered scenes of jubilation, offering rare respite from bombs and sectarian killings. The crowds briefly regained Baghdad's streets from the gunmen, dancing to patriotic songs, waving the flag, and shooting into the air.
US army helicopters wisely interrupted their regular flyovers of the capital until the partying had stopped.
Celebrating in Basra, Ali Haddar, 45, held back the tears as he waved an Iraqi flag. "This is how real Iraqis are and it is a letter to Iraqi political groups to unite like the Iraqi people who were united by lions [of Mesopotamia.]" Even the autonomy-minded Kurds joined in, honking their horns, hanging out of cars, and waving the Kurdish and Iraqi flags, side by side.
"It is the greatest gift since the fall of Saddam Hussein, and shows how Iraqis from all walks of life can work together to achieve success," said Hozam Mahmoud, a Kurdish policeman, who had abandoned his traffic duties to join noisy celebrations close to the foot of the ancient citadel in the Kurdish regional capital, Irbil.
He added: "Football alone may not be able to heal the nation's deep wounds, but for the moment it has induced a sense of cohesion, and we can all build on that if we try."
One reason for the team's popularity is that its players are drawn from all sections and all parts of Iraqi society.
On the pitch yesterday were Kurds, Sunnis, Shias and Turkomans. The players had overcome kidnap threats, the murder of loved ones, and disruptions to their training schedules.
Because of the violence in Iraq, the team's Brazilian coach had to scrape around for training facilities in Syria and Jordan.
Congratulating the team yesterday, Iraq's president, Jalal Talabani, a Kurd, said they were "a true symbol of national unity".
In the days of Saddam, the Iraqi team knew if they underperformed they risked being humiliated or tortured by Uday, Saddam's late and unlamented son. As head of the national football team, his motivational techniques included phoning players during halftime and threatening to cut off their legs.
Yesterday, by contrast, the Iraqi government announced that the team would get a bonus of £5,000 each, whether they won or not.
Eager to capitalise on the team's success, the prime minister, Nouri al-Maliki, said he had planned to send a cabinet delegation to the game, but it was not possible to organise a charter flight due to technical issues related to the flight's path.
Until the final whistle, an eerie calm descended in the centre of Iraq's major cities as fans of all ages gathered around their televisions to watch the game. In Baghdad and other volatile cities, such as Mosul and Kirkuk, authorities had slapped a city-wide curfew on vehicle movement, hoping to avoid a repeat of the terrible scenes after Wednesday's semi-final victory, when two car bombers struck revellers in Baghdad, killing 50 and wounding scores more.
Yesterday, the Iraqi players wore black armbands to honour the dead. Political and religious leaders had also ordered Iraqis to refrain from celebratory gunfire in case of a victory, after a week in which post-match stray bullets killed at least 12.After the game, there were no immediate reports of an attack on celebrating fans, though police said six people died when mortar rounds hit a house in Balad, 50 miles north of Baghdad.
For some Iraqis the victory was made sweeter by the fact it was over Saudi Arabia. There is longheld rivalry and suspicion between the neighbouring countries, with many Iraqis accusing the Saudis of fomenting violence in their country. "They send us fanatics and suicide bombers, we hit back with goals," said student Ahmed Hussein in the northern city of Sulaymaniya.
Shooting stars
The Premiership could beckon for two of the players in the Iraqi team. The prolific striker Younis Mahmoud, who has scored 24 goals in 35 games for his national side, says he recently turned down a switch to Sunderland from the Qatari club Al-Gharafa, while the 25-year-old midfielder Hawar Mohammed has been linked with moves from the United Arab Emirates to Sunderland and Arsenal. At just 23, the midfielder Nashat Akram is the star of the team. He made his international debut at 18 and is acknowledged as one of the finest players in the country's history. He plays club football for Al-Shabab in Saudi Arabia while his midfield colleague Mahdi Karim has played for Apollon Limassol in Cyprus since 2005, winning the league and cup the year after.
· Additional reporting by Salam Radhi in Basra and Hazim al-Shara in Baghdad
http://www.dailymotion.com/video/x2n9yx_asian-cup-final-iraq-10-saudi-arabi_events
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