El fin de semana pasado comenzaron a circular en varios medios las grabaciones que muestran la relación estrecha de los policías de Tijuana con el narcotráfico en tiempos en que gobernaba el ingeniero Jorge Hank Rhon. Lo publicado es apenas una muestra de las colusiones del candidato del PRI a la gubernatura con el crimen organizado, algo que el gobierno de Vicente Fox y ahora el de Felipe Calderón conocían y permitieron continuara.
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El ingeniero Hank
josé gil olmos México, D.F., 1 de agosto (apro).- El fin de semana pasado comenzaron a circular en varios medios las grabaciones que muestran la relación estrecha de los policías de Tijuana con el narcotráfico en tiempos en que gobernaba el ingeniero Jorge Hank Rhon. Lo publicado es apenas una muestra de las colusiones del candidato del PRI a la gubernatura con el crimen organizado, algo que el gobierno de Vicente Fox y ahora el de Felipe Calderón conocían y permitieron continuara.
El ingeniero, como sus empleados llaman al empresario Jorge Hank Rhon, dice que su leyenda negra la han creado sus enemigos y los medios de comunicación. Niega lo que ahora es evidente: su relación con, al menos, uno de los carteles más poderosos, el de los Arellano, que han hecho de Tijuana su casa, su centro de operaciones, su territorio.
Hank Rhon tiene una responsabilidad innegable: siendo alcalde de Tijuana dejó que su policía se involucrara con este grupo de narcotraficantes y, además, permitió que prosperara la llamada industria del secuestro.
La trayectoria del empresario es curiosa y va al revés de la que tuvo su padre, el Profesor Carlos Hank González, quien empezó como político y terminó como empresario. El dueño de los centros de apuestas más importantes del país esté empeñado en convertirse en político, quiere gobernar Baja California y para ello ha hecho una campaña
Sin embargo, se parecen. Cuando el Profesor fue regente de la Ciudad de México tuvo como jefe de la policía a uno de los personajes más execrables de la política nacional, Arturo Durazo, quien pactó con grupos de secuestradores, traficantes, lenones y compró a periodistas para que hablaran bien de él, no obstante que eran públicas sus fechorías.
Carlos Hank González, sin embargo, sabía hacer política y no defendió las fechorías de Durazo, pues sabía que la fuerza de éste personaje se basaba en una relación de amistad con Luis Echeverría y José López Portillo.
Jorge Hank Rhon, como presidente municipal de Tijuana, de cierta manera repitió la historia de su padre, pero con una diferencia: el Ingeniero si defendió y hasta solapó las fechorías de su jefe de la policía, Ernesto Santillana Santillana, un personaje oscuro, cuyos orígenes se remontan al estado de México, a quien señalan como el principal vínculo con las bandas criminales.
Santillana, escribió Jesús Blancornelas, director del semanario Z, llevó a Tijuana grupos de sicarios para asesinar a los pequeños narcotraficantes y limpiar el terreno. Entre los policías a su mando se formaron los “comandos negros”, que se dedicaron al secuestro y los asaltos.
Estos grupos, señala Blancornelas en un articulo publicado el 11 de marzo de 2006, “entraron desbocados a los lugares más tradicionales y respetables. Lastimaron a las familias serias y pacíficas… A Santillana no le daban centenarios (como a Durazo), pero sí muchos dólares. Iba y los depositaba en la caja de seguridad de un banco de la zona de río Tijuana”.
Cuando se publicaron las fechorías de Santillana, Hank lo protegió. No permitió que se le investigara y lo sacó de la zona de fuego. Lo mandó a la CNOP como asesor de Manlio Fabio Beltrones.
Hoy que se comienzan a difundir las grabaciones que muestran cómo los policías de Hank estaban relacionados con el clan de los Arellano. Se corrobora lo que hace tres años declaró el exgobernador panista Alejandro González Alcocer, quien dijo que existían dichas pruebas y que debería de investigarse al empresario de origen mexiquense, dueño del Hipódromo de Tijuana y de los centros de apuestas “Caliente”.
Desde 2004, esto es, desde que Hank llega a la presidencia municipal de Tijuana, el gobierno de Fox ya tenía iniciada la averiguación PGR/SIEDO/UEIDCS/254/2004 y no se hizo nada. Tampoco lo ha hecho Calderón en este medio año de gobierno.
Hank puede alegar que estos nexos de policías y narcos ya estaban antes de que iniciara su gestión y que, mientras fue edil de Tijuana, no solapó a nadie. Pero hay evidencias en contra, incluso de que dichos funcionarios públicos no sólo protegían a los narcos, sino que tenían sus propios negocios ilícitos, entre ellos el secuestro.
Es evidente que el gobierno de Felipe Calderón filtró las grabaciones, pues se trata de un duro golpe a Hank, precisamente en momentos en que ha repuntado en las encuestas y va con paso seguro hacia la elección del próximo domingo. Calderón lo hace porque está en juego la consolidación de un grupo del PRI que pretende allanar camino rumbo a las elecciones intermedias de 2009 y a la presidencial de 2012.
Lo preocupante de todo esto es que, desde 2006, la PGR y Gobernación le enseñaron directamente a Hank esas pruebas, pero desde entonces no hicieron nada. Lo dejaron libre de toda investigación y hasta le permitieron que compitiera por la gubernatura de Baja California.
Así, la responsabilidad de haber dejado a Hank llegar tan lejos, es de los gobiernos panistas, tanto el federal como el estatal. No es posible que lo dejaran construir un territorio controlado por él, un territorio hecho a su medida en Tijuana, donde reina el crimen organizado, con adictos que deambulan como locos en calles, prostitutas adolescentes llamadas “lolitas”, porque se visten de colegialas las 24 horas; un lugar donde reina el miedo a ser secuestrado o desaparecido por la propia policía.
El ingeniero, como sus empleados llaman al empresario Jorge Hank Rhon, dice que su leyenda negra la han creado sus enemigos y los medios de comunicación. Niega lo que ahora es evidente: su relación con, al menos, uno de los carteles más poderosos, el de los Arellano, que han hecho de Tijuana su casa, su centro de operaciones, su territorio.
Hank Rhon tiene una responsabilidad innegable: siendo alcalde de Tijuana dejó que su policía se involucrara con este grupo de narcotraficantes y, además, permitió que prosperara la llamada industria del secuestro.
La trayectoria del empresario es curiosa y va al revés de la que tuvo su padre, el Profesor Carlos Hank González, quien empezó como político y terminó como empresario. El dueño de los centros de apuestas más importantes del país esté empeñado en convertirse en político, quiere gobernar Baja California y para ello ha hecho una campaña
Sin embargo, se parecen. Cuando el Profesor fue regente de la Ciudad de México tuvo como jefe de la policía a uno de los personajes más execrables de la política nacional, Arturo Durazo, quien pactó con grupos de secuestradores, traficantes, lenones y compró a periodistas para que hablaran bien de él, no obstante que eran públicas sus fechorías.
Carlos Hank González, sin embargo, sabía hacer política y no defendió las fechorías de Durazo, pues sabía que la fuerza de éste personaje se basaba en una relación de amistad con Luis Echeverría y José López Portillo.
Jorge Hank Rhon, como presidente municipal de Tijuana, de cierta manera repitió la historia de su padre, pero con una diferencia: el Ingeniero si defendió y hasta solapó las fechorías de su jefe de la policía, Ernesto Santillana Santillana, un personaje oscuro, cuyos orígenes se remontan al estado de México, a quien señalan como el principal vínculo con las bandas criminales.
Santillana, escribió Jesús Blancornelas, director del semanario Z, llevó a Tijuana grupos de sicarios para asesinar a los pequeños narcotraficantes y limpiar el terreno. Entre los policías a su mando se formaron los “comandos negros”, que se dedicaron al secuestro y los asaltos.
Estos grupos, señala Blancornelas en un articulo publicado el 11 de marzo de 2006, “entraron desbocados a los lugares más tradicionales y respetables. Lastimaron a las familias serias y pacíficas… A Santillana no le daban centenarios (como a Durazo), pero sí muchos dólares. Iba y los depositaba en la caja de seguridad de un banco de la zona de río Tijuana”.
Cuando se publicaron las fechorías de Santillana, Hank lo protegió. No permitió que se le investigara y lo sacó de la zona de fuego. Lo mandó a la CNOP como asesor de Manlio Fabio Beltrones.
Hoy que se comienzan a difundir las grabaciones que muestran cómo los policías de Hank estaban relacionados con el clan de los Arellano. Se corrobora lo que hace tres años declaró el exgobernador panista Alejandro González Alcocer, quien dijo que existían dichas pruebas y que debería de investigarse al empresario de origen mexiquense, dueño del Hipódromo de Tijuana y de los centros de apuestas “Caliente”.
Desde 2004, esto es, desde que Hank llega a la presidencia municipal de Tijuana, el gobierno de Fox ya tenía iniciada la averiguación PGR/SIEDO/UEIDCS/254/2004 y no se hizo nada. Tampoco lo ha hecho Calderón en este medio año de gobierno.
Hank puede alegar que estos nexos de policías y narcos ya estaban antes de que iniciara su gestión y que, mientras fue edil de Tijuana, no solapó a nadie. Pero hay evidencias en contra, incluso de que dichos funcionarios públicos no sólo protegían a los narcos, sino que tenían sus propios negocios ilícitos, entre ellos el secuestro.
Es evidente que el gobierno de Felipe Calderón filtró las grabaciones, pues se trata de un duro golpe a Hank, precisamente en momentos en que ha repuntado en las encuestas y va con paso seguro hacia la elección del próximo domingo. Calderón lo hace porque está en juego la consolidación de un grupo del PRI que pretende allanar camino rumbo a las elecciones intermedias de 2009 y a la presidencial de 2012.
Lo preocupante de todo esto es que, desde 2006, la PGR y Gobernación le enseñaron directamente a Hank esas pruebas, pero desde entonces no hicieron nada. Lo dejaron libre de toda investigación y hasta le permitieron que compitiera por la gubernatura de Baja California.
Así, la responsabilidad de haber dejado a Hank llegar tan lejos, es de los gobiernos panistas, tanto el federal como el estatal. No es posible que lo dejaran construir un territorio controlado por él, un territorio hecho a su medida en Tijuana, donde reina el crimen organizado, con adictos que deambulan como locos en calles, prostitutas adolescentes llamadas “lolitas”, porque se visten de colegialas las 24 horas; un lugar donde reina el miedo a ser secuestrado o desaparecido por la propia policía.
... 22/9/2006
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