Saturday, August 04, 2007

El tañido de una flauta, Nocturno de Bujara, El desfile del amor, Domar a la Divina Garza, La vida conyugal y El arte de la fuga son algunos de los títulos de Sergio Pitol, uno de nuestros escritores fundamentales, quien en este ensayo compone unas hermosas variaciones sobre el tema de Don Giovanni y su giocoso dramma.

http://www.jornada.unam.mx/1998/04/12/sem-pitol.html

DON GIOVANNI, ESE DRAMMA GIOCOSO

Sergio Pitol

El tañido de una flauta, Nocturno de Bujara, El desfile del amor, Domar a la Divina Garza, La vida conyugal y El arte de la fuga son algunos de los títulos de Sergio Pitol, uno de nuestros escritores fundamentales, quien en este ensayo compone unas hermosas variaciones sobre el tema de Don Giovanni y su giocoso dramma.

I

Hacia el final del Don Juan de Molire, doña Elvira se ha transformado: ``Ya no soy aquella doña Elvira que hacía votos contra vos y cuya alma irritada profería sólo amenazas y sólo respiraba venganza. El Cielo ha desterrado de mi alma todos esos indignos ardores que sentía yo por vos, todos esos transportes tumultuosos de una devoción criminal, todos esos arrebatos de un amor terreno y grosero, y no ha dejado en mi corazón por vos más que una llama depurada de todo comercio sensual, una ternura muy santa, un amor despegado de todo, que no obra para sí propio y al que sólo inquieta vuestro interés.'' Pero ¿qué le ha sucedido a esa dama? -exclamas-. ¿De verdad se ha vuelto santa? Tal transformación no ocurre en elDon Giovanni de Mozart, y a tu juicio su ópera sale ganando por eso.

II

Hay cuadros que te producen un placer inmediato, como también ciertos barrios de algunas ciudades, los primeros y los últimos cuartetos de Beethoven, Venecia entera, todo Matisse, las óperas de Mozart, y esas películas que una vez y otra, no importa cuántas las veas, te retrotraen a un placer adolescente inenarrable. ¿Mil noches pasarías ante El abanico de lady Windermere de Lubitsch, por el mero placer de presenciar la escena final? La enumeración de todo lo que te suscita placer sería abrumadora. Pero con las relaciones humanas siempre te ha ocurrido lo mismo: han sido sólo el presentimiento o la memoria de algo, lo que está por venir, lo que ya ha pasado. Hace muchos años una italiana te dijo que los instantes de placer más intensos no pueden despojarse de un grano de desesperación, porque contienen ya un pregusto de la muerte. Por eso, en el fondo, no llegarás nunca a comprender el Don Giovanni. Don Juan carece de pasado y no intuye ni le interesa el futuro. Todo en él es presente. Lo mismo Cherubino, ese don Juan en ciernes. Tu diferencia con don Juan y Cherubino estriba en la capacidad de ambos para actuar, mientras que tú, si acaso sentías el presente, te mantenías ante él en actitud contemplativa.

III

No conoces ninguna biografía de Mozart que logre desprenderlo del aspecto arcangélico con que lo revistió su niñez prodigiosa. Hay una obstinación de los siglos en querer confinarlo a esos cuadros donde con traje de corte y peluca rizada, rebosante de encajes, lazos y hebillas, se sienta ante un clavecín y sus pies diminutos cuelgan apenas a la altura del almohadón de su asiento. Todas sus posteriores desdichas están contaminadas por sus biógrafos de ese hálito seráfico. El azar, de pronto, te lleva a leer el ensayo de un norteamericano que insinúa que en aquel cuerpo celestial posiblemente se albergó la ubicua espiroqueta que en los dos siglos pasados diezmó al ejército de las artes, y que su muerte se atribuye a una cura mercurial inmoderada (lo que explicaría tantas circunstancias oscuras: la leyenda de su asesinato por orden de Salieri, la sospecha de una acción también criminal por parte de algunos integrantes de su logia, la lejanía final de su mujer, las frases tachadas o raspadas de sus últimas cartas, las confusas explicaciones familiares sobre su enfermedad, etcétera). La noticia te suena a profanación, porque también tú eres reacio a despojar a tu héroe de una atmósfera de romanticismo blando. Pocos días después, al oír La flauta mágica te emociona pensar que aquel cuerpo corroído por los males de amor, abandonado por todos, cuyo féretro tardaría sólo unas semanas en viajar al cementerio seguido por un único amigo y un perro, haya encontrado aún fuerzas para componer ese monumento de fe en la salvación del hombre.

IV

Uno de los mayores aciertos de Don Giovanni es el personaje de doña Elvira, insistes, porque a diferencia de las otras mujeres que aparecen en la ópera, nada de ella se sabe. Las arias que Mozart pone en sus labios se vuelven tan enigmáticas como su presencia. Te decides a leer obras con el tema de don Juan, y a sus comentaristas. Te enteras de que entre El burlador de Tirso y el Don Juan de Molière hay cerca de una docena de dramas con el mismo tema, todos parecidos. La historia de la literatura no se detiene en ellos, los comentaristas los comentan como meras rarezas; con toda seguridad, ninguno los ha leído. Se sabe, eso sí, que el éxito de esas obras dependía siempre del convidado de piedra. El público se estremecía ante su ceremonioso andar y su voz grave, aún más que de las sacrílegas bravatas del burlador. Las escenas de seducción y los lamentos de las seducidas pasaban a segundo término. No logras saber si en alguna de esas obras olvidadas nació el personaje de Doña Elvira. En la de Molire ella tiene el principal papel femenino: una monja exclaustrada por obra de don Juan, con quien se casa para ser abandonada poco después. La táctica de don Juan es siempre la misma: rapto, matrimonio, abandono. En cambio, en la ópera de Mozart no hay información sobre su pasado, y en su entorno no aparecen ni amigos ni parientes. Una mujer sola a la que don Juan se divierte en escarnecer vilmente. Tú la prefieres sobre las otras protagonistas. Doña Anna es el odio puro; Zerlina, una mezcla de ingenuidad y picardía. Sólo ella no representa nada, una mujer sin atributos, sencillamente una mujer. La confusión de sus sentimientos, la pérdida de rumbo te la hace sentir como un personaje trágico de nuestros días.

V

Quizá lo que más sugestivo te resulta en Don Giovanni sea su subtítulo de dramma giocoso. ¿Por qué giocoso?, te preguntas. ¿Es suficiente la presencia de Leporello para otorgarle al drama ese adjetivo? Pero, entonces, ¿también la de Papageno podría conferirle el carácter de giocoso a La flauta mágica? ¡De ninguna manera! Sabes que las cosas no pueden ir por ahí. Quizá lo que de verdad resulta cómico sea el hecho de que en el transcurso de la obra el libertino no haya podido seducir a ninguna de las mujeres que pretende. Si tales han sido en el pasado sus conquistas, bien podría uno imaginar que la enumeración hecha por Leporello de las conquistas del burlador sea pura fantasía elaborada por la complicidad de amo y criado. Un seductor castigado, enloquecido por el olor a hembra que revolotea siempre en torno suyo, sin poder disfrutar de ninguna de las presas codiciadas. Hay demasiada verbosidad en su jactancia, esa palabrería innecesaria y arrogante que siempre te sugiere, cuando la encuentras en la vida real, una exagerada pretensión de virilidad. Pero no bien acabas de redactar una nota al respecto cuando adviertes que don Juan infiere a sus mujeres una herida más profunda que la mera violación corporal. Llega a poseer sus almas. Así, fantasmales, delirantes, agobiadas, aun cuando sus cuerpos permanezcan sin mancilla, doña Anna, doña Elvira y Zerlina cruzan la escena, profieren insultos, exhalan suspiros e intentan reunir voluntades que sostengan su sed de venganza.

VI

¡Tu pobre sabiduría! En un reciente festival mozartiano te sorprendió la semejanza entre Cherubino y don Juan. De no ser por la lista en que Leporello enumera las galantes victorias de su amo, nada conoceríamos de su pasado. Y ese pasado se reduce a cifras: En Italia, 641; en Alemania, 231; en Turquía, 91; y en España, 1,003; datos sin vida, multitud femenina carente de rostro. Don Juan transformado en máquina de fornicar y sumar. Pero, de pronto, Cherubino, ese Adonis-Narciso-de-amor, te ofrece nuevas luces. He ahí al libertino joven, al don Juan adolescente enamorado únicamente del amor, para el cual la condesa, Susana y Barbarina ofrecen la misma tentación, despiertan el mismo deseo, y quien, con astucia angelical, solicita que le expliquen -¡ellas que lo saben!- qué cosa es el amor. Don Juan adulto ha olvidado esa fase. Por el contrario de Cherubino que procede bajo la inspiración del momento y cuyos recursos descansan exclusivamente en su encanto personal, don Juan engaña, trama, manipula y es implacable con las mujeres en quienes fija su mirada. Desea y necesita el odio de la hembra a la cual enamora. Tal vez porque en su pubertad, cuando aún se llamaba Cherubino, fue amado por ellas de una manera extraña. Las mujeres del palacio de Aguas Frescas pretenden destruir su virilidad; todas, en algún momento de la obra, desean vestirlo con prendas femeninas, convertirlo en niña, en un objeto erótico que fuera además una muñeca, hacer de su cuerpo un juguete de disfrute inofensivo. El festival de que hablas se clausuró con Don Giovanni. Y sentiste que estabas en lo cierto cuando en la cena final, los músicos de don Juan le tocan aquel ``Non pi andrai'' con que en la ópera anterior Fígaro había celebrado la marcha forzada de Cherubino al ejército, lleno de regocijo ante la idea de no volver a tropezar con él por una larga temporada:

Non pi andrai, farfalone amoroso,
Notte e giorno d'interno girando,
Delle belle turbando il riposo,
Narcisetto, Adoncino d'Amor.

El final de don Juan está próximo. Lo espera el infierno, no el ejército, y por eso la tonada adquiere ahí un sesgo macabro. Nunca más volverá a turbar el reposo de las bellas del mundo aquel marchito Adonis. Feliz con tu descubrimiento, llegaste a tu casa dispuesto a elaborar un pequeño ensayo sobre esa relación simbiótica entre Cherubino y don Juan, volviste a oír ambas óperas libreto en mano, abriste luego el libro de Eric Blom sobre Mozart, buscaste el capítulo dedicado a Las bodas de Fígaro, y el primer párrafo en que tus ojos se fijaron decía: Cherubino points two ways. He is at once the adolescent don Juan and.... Cerraste el libro, descorazonado. ¡Eterno descubridor de Mediterráneos! Por supuesto perdiste todo entusiasmo en trabajar sobre el tema.

VII

Leíste en alguna parte que una representación perfecta de Don Giovanni es imposible. Por una u otra razón, ninguna versión ha logrado satisfacer del todo a sus devotos. Algunos estudiosos atribuyen ese hecho a ciertas anomalías del libreto. Dicen que Da Ponte acumuló mecánicamente escena tras escena. Las situaciones no fluyen con la misma naturalidad que en Las bodas de Fígaro. Se te ocurre que Da Ponte somete a los personajes de Don Giovanni, más que a los de sus otros libretos, a los cánones de la Comedia del Arte, que por estrechos les resultaron una verdadera prisión. Don Juan repetirá en cada escena sus cabriolas de gallito en brama. Doña Anna encarnará siempre el orgullo vejado y la sed de venganza; Leporello no dejará de ser untuoso, cobarde y servil; don Octavio, tal vez el personaje menos simpático para Mozart, se conformará con ser el leal enamorado de la obra; doña Elvira, el dolor de la pasión escarnecida. Masseto y Zerlina, rústicos, se comportarán como todos los rústicos del siglo. Y esas siete alegorías andantes transitarán la escena, se encontrarán y desaparecerán, integrarán dúos, tercetos, cuartetos, quintetos, sin que sus frases ofrezcan ninguna variación al concepto que encarnan. Pero entonces, ¡y de ahí que Don Giovanni sea la obra maestra que es!, la música de Mozart se toma la revancha y puebla de ambigüedad, de enigmas, de contrasentidos, la conducta de esos personajes en apariencia de palo. En los momentos de mayor patetismo o de gran solemnidad irrumpe sorpresivamente un acorde burlón; cuando se espera una melodía humorística, nos ofrece en cambio otra de lirismo arrebatado. Y eso vuelve complejo al personaje, lo carga de sentido y permite que en el auditorio surjan dudas. ¿Será verdad que doña Anna desea realmente vengarse de don Juan por haber asesinado a su padre? ¿No será que lo hace por haberse escapado después de despertarla a los sentidos con una violencia que el pusilánime don Octavio ni siquiera sería capaz de imaginar? ¿Y qué hay con el tiempo? Nunca sabemos si la acción está regida por un tiempo semejante al nuestro, o si ocurre en un espacio carente de tal. ¿En un tiempo sin tiempo?, te preguntas. ¿Se inicia, acaso, la obra al romper el alba para concluir en la noche del mismo día, o bien, en algún momento deberá entenderse que Cronos ha dado el tajo y entre escena y escena han pasado varios días? En el caso de que la primera suposición fuera la cierta, como a ti te lo parece, ¿a qué horas, entonces, sepultaron al Comendador e irguieron su estatua? Se lo preguntas a un amigo, que acaba de entrar a tu estudio, y él te responde con sonrisa burlona que es absurdo mantener tales escrúpulos y exigencias con la ópera. Es un género que uno adora o aborrece, refractario a toda explicación. Que por ese camino acabarías por exigirle lógica hasta a La forza del destino. Y a fin de no discutir...

Mozart_freedom

Mozart's Don Giovanni and the Invitation to Full Freedom

Author: Casey, Thomas G.1

Source: New Blackfriars, Volume 88, Number 1015, May 2007 , pp. 288-299(12)

Publisher: Blackwell Publishing

Abstract:

Mozart's operatic masterpiece Don Giovanni raises pivotal questions about freedom and society: should freedom be without constraints? Is absolute freedom possible? In certain key ways these concerns of Mozart's culture resonate with issues that preoccupy us today. Composed in 1787, during the final years of the liberal regime introduced by the Habsburg emperor Joseph II, the opera reflects the shadow side of his “enlightened” reforms. The serial seducer Don Giovanni represents a liberty that has degenerated into libertinism. The freedom that Don Giovanni wants to retain at all costs is merely freedom as the absence of physical constraint. In the contemporary world many people aspire to a similarly riven freedom: they reject the dictates of external authority, and docilely submit to the promptings of instinctual drives. Christianity invites human beings to reach beyond themselves in love. Marriage exemplifies the self-giving of permanent commitment, and contrasts starkly with Don Giovanni's egoistic consumption and hasty disposal of women. Although the lyrics and plot of Mozart's opera never evoke the Trinity, the musical perfection of his work dances on the threshold of Revelation, and opens its hearers up to the liberating mystery of the freedom of Trinitarian love.

Keywords: Mozart; opera; freedom; marriage; Trinity

Document Type: Research article

DOI: 10.1111/j.1741-2005.2007.00159.x

Affiliations: 1: Pontifical Gregorian UniversityPiazza del Pilotta 400187 RomeItaly, Email: casey@unigre.it

http://www.mala.bc.ca/~mcneil/lec/croft.htm

Don Giovanni: Subtle Social Commentary

(Student Essay)

(c) Jan Croft

Lbst 401

October 10, 1996.

The opera Don Giovanni, composed by Wolfgang Amadeus

Mozart with the libretto written by Lorenzo da Ponte, was first

performed in Prague in 1787 as the political and economic forces leading

up to the French Revolution were building in force. The rebellious

personality of the composer and the timing of the work are an integral

part of seeing the opera as a brilliant piece of social commentary.

Overtly, the bad guy, Don Giovanni, gets what he deserves and the social

order is preserved. However, the problems of the moral decay of society,

the vulnerability of those without power (women and the poor) and the

illegitimacy of the class structure are all exposed. In addition the issues

of personal freedom and choice are introduced. These are serious issues

and serve the didactic, covert purpose of the work in a way that allows

the production to be as relevant today as it was in its time. Justice might

be seen to be done but the larger challenge is left to the survivors and to

the audience to examine their own complicity in the wrongs of society.

Mozart himself was a child prodigy who thrilled the courts of

Europe but as an adult rebelled against the confines of society, often

alienating the very people who could be financial supporters of his work.

Mozart personally suffered the consequences of being outside the

mainstream of society. Stafford quotes Brigid Brophy's opinion that:

_Mozart was a rebel_ His scatological humour was

a manifestation of his reputation of taboo, and he

was frankly asensual man, enjoying a fulfilled erotic

relationship with his Contanze. He turned from

Christianity to Freemasonry, and freed himself from bondage

to his father and to his Christian-princely patron at the

same moment. His rebellion was also on behalf of women.

Opera lent itself to this; it gave central role to the

soprano, female voice_

(Page 191)

Mozart comes down through history as a figure of many myths but his

interest in issues concerning women and the underprivileged are very

obvious in this opera.

Mozart's musical score is an incredibly powerful means of

immediately announcing the importance of what is about to happen. It

demands our attention intellectually as well as grabbing us emotionally.

The audience's involvement takes place on both levels as the opening

scene reveals many of the issues of the work; Leporello sings of the

plight of the servant, the seduction and fight occur between Don Giovanni

and Donna Anna, and the Commendatore seeks justice and is murdered,

triggering revenge. A great momentum is established in the first scene.

Additional complicating factors are introduced as the story develops but

these only serve to reinforce the exposure of the moral breakdown of a

society in which a character such as Don Giovanni can exist with nothing

hindering his ability to do just as he pleases. He is beyond trust and love

and the swath of damage that the unchecked villain creates sweeps

throughout the opera.

The humor of Leporello acts as a foil to the dastardly Don

Giovanni which entertains the audience but also includes us as a part of

the action. We laugh at the idea but when we think about the number of

lives that have been affected_especially the very young_it is horrifying

in its consequences. We laugh, but then there is an element of guilt

which is part of why we are so cheered by the fiery ending of Don

Giovanni. We have been caught in the web of the music, the action, the

humor and the story line and our response is assured.

The "list", as compiled by the accomplice Leporello, reveals 1003

women conquests of Don Giovanni. The question that must be asked is

whether they were willing participants, victims of either their own

emotional susceptability or recipients of Don Giovanni's physical, sexual

and hierarchical powers.

Mary Wollstonecraft pointed out that women at the time had only

their own physical beauty and sexual allure to use to access security

within the bounds of marriage and it seems that Don Giovanni preyed on

that with his promises. Wollstonecraft also pointed out that women's

lack of education prevented them from rational judgment in many areas.

Rousseau went further to doubt that women were even capable of

rational thought and to claim that they were ruled by their emotions.

Even if Don Giovanni was the most accomplished lover in history these

societal forces would influence women's participation in his seductions.

The obvious hurt that the three women that we get to know in the opera

feel indicates to me that they were not fairly dealt with by the powerful

charmer. It is open to interpretation by the director and the audience to

decide the degree to which they are complicit in their seduction.

Revenge becomes a theme in the opera. The Commendatore dies

seeking to avenge his daughter's offense. Donna Anna's quest, aided by

her fiancee Don Ottavio becomes one with that of Donna Elvira and that

of the countryman, Masetto. The supernatural also becomes a part of the

action when the statue of the murdered Commendatore comes to life and

takes Don Giovanni into the fires of the damned. Not only have personal

wrongs been committed but the order that regulates society has been

broken. Don Giovanni's actions have crossed all class barriers and this

was commonly acknowledged as a major sin and a threat to the stability

of society. Dante's well-known hierarchy of sins would have assured that

Don Giovanni was taken to a very low level in the underworld. The

chorus at the finale takes comfort in the idea that "sinners end as they

begin" (Don Giovanni, page 106), but the audience isn't one from the

middle ages and knows that the order of the world isn't so ideally

arranged. It would be comforting, but it is no longer an option for an

enlightened society who believe in personal responsibility to accept divine

intervention.

In the film by Joseph Losey which we viewed in class, the

aristocracy of which Don Giovanni was a member, was shown to be a

useless group with nothing to do but drift about attending masked balls

and existing parasitically within society. The opening scene where they

stand by dressed in their finery and watch the skilled craftsmen make glass

is a strong statement of Losey's interpretation of Mozart's meaning. The

Mozart biography by Stafford asserts that "Don Giovanni could be

regarded as a satire on the dissolute manners of the aristocracy, and it

was at first banned in Munich_Masetto's aria is an explicit protest

against aristocratic privilege; he is a peasant ready for armed revolt."

(page 190) Total disregard of the servants in the room as fellow human

being allows Don Giovanni to comment to Leprello that they "are alone."

Losey emphasized the depravity of the upper class even to the point of

intimating that Donna Anna and Donna Elvira were complicit in their

seduction with no moral compunction about their actions.

The film version of Don Giovanni by Peter Sellars goes even

further in its characterization of Don Giovanni, depicting him as a thug

who exists outside the bounds of a sick society and who has resorted to

brute force and the power of his gun to get what he wants. The opening

scenes are of an urban wasteland in which even the dogs are searching for

scraps in order to survive. The fun is gone from Mozart's work as we are

made to witness the rape of Anna and suffer with the hooker, Elvira for

her deception. Sellars images of a dysfunctional society are even more

obvious than Losey has pictured them.

Don Giovanni has refused to be bound by the moral rules of

society, living only to satisfy his own physical desires. He resorts to

disguises, trickery and the power of his position in the community to get

what he wants. There is no rule of reason here, only selfish, animal

instinct. For a person of Mozart's "enlightened, democratic

humanitarian" beliefs (Stafford, page 188), such a character would be an

anathema. Though Don Giovanni may seem noble when he refuses to

repent in order to be saved from his fiery death, I believe that Mozart

was making more of a point. The type of character who lives only for

himself has no place in the progressively enlightened world of the

intellectuals of the 18th century. Don Giovanni is a throw back to an

older world and a type of person who needed to be eradicated if society

was to move forward.

Don Giovanni can be viewed as a clear call for change in a society

fraught with problems. Stafford comments that Mozart was "associated

in Viennese aristocracy's eyes with the rising and potentially

revolutionary bourgeoisie" (page 198) but he also states that there "was

absolutely no documented reference by Mozart to the French Revolution"

(page 206), implying that Mozart was writing from his own personally

held beliefs, not just responding to the politics of the times. The rising

middle class would have had access to performances of the opera and it

seems to me that this was Mozart's intended audience, not the private

audiences of select aristocrats of previous times. It was this class which

had the budding economic clout and the numbers to make changes in

society and needed to be warned of the problems associated with the old

ways in order not just to repeat mistakes of the past. The intervention by

the supernatural undercuts the seriousness of the message but it also

allows the audience to feel a satisfying sense of conclusion. Wrongs have

not been righted but they have been exposed and the perpetrator is no

longer able to carry on and may even be suffering for his sins. The

didactic purpose of exposing the imbalance of power is achieved and the

audience is both moved and entertained. The emotions generated by the

music carry the work to a height that the story alone could never reach

and the impact makes the opera unforgettable. The audience is as

involved today as it would have been at the first performances.

Works Cited

John, Nicholas. Opera Guide Series Editor. Don Giovanni; Wolfgang

Amadeus Mozart. English National Opera and The Royal Opera House. John Calder

Publishing. London, 1983.

Stafford, William. The Mozart Myths; A Critical Reassessment. Stanford

University Press.Stanford, California. 1991.

Films: Don Giovanni; Joseph Losey

Don Giovanni; Peter Sellars

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Aparente calma en la República Mexicana, más se percibe la tensión en todo el ambiente. Es posible que allá arriba, esos que les fascinan las entregas palaciegas, no alcancen a percibir los inevitables cambios que se aproximan. Me recuerdan los prolegómenos de la Revolución Francesa, cuando la corte insensatamente aplicaba la máxima: “Ni los veo ni los oigo”. Por cierto, ya que hablamos involuntariamente de este “ex – presi” y sus afirmaciones sobre los masones. Les comparto lo que se especula sobre la ópera “Don Giovanni” de Mozart y su inmensa influencia sobre los disturbios sociales que finalizaron en la Toma de la Bastilla. Noten ustedes lo que es capaz de desencadenar la creatividad fuertemente enlazada con el compromiso social.

El actual grupo en el poder, inmaduro en las arenas políticas, ha sido incapaz de desactivar el affaire Ye Gon. Tropiezo tras tropiezo es su accionar, cada vez que pretenden limpiar un poco el desbarajuste del financiamiento oscuro (una vez más, recuerden “amigos de FoX”) de la campaña del “presidente electo”. Su ineptitud diplomática es cada vez más latente. Baste como ejemplo la última declaración de Medina Mora que, si no es porque es demasiado serio, debería provocar que nos matara de risa. No han podido derrumbar una solo de las afirmaciones del chino-mexicano (sic).

Quisiera poner en su justa dimensión este enredo. Cuando Ye Gon afirma que, contra su voluntad se le involucró en el financiamiento de la campaña del partido en el poder, está hablando de la comisión de un delito grave que llevó a tomar el poder al presidente Mexicano actual, de esa magnitud es lo que hoy sucede en nuestro país. Y sin embargo, sin el ánimo de reducir en modo alguno la culpabilidad de uno u otro de los actores; no es la primera vez que un primer mandatario se encuentra en problemas por una “filtración”. Lo que realmente es inédito, es la ola de ataques contra el actual presidente en funciones desde el país vecino. Mucha atención con ello, desde que se publicó la entrevista en la AP (la propia CIA según el maestro Jalife), el chino sigue sin mostrar respeto alguno por la investidura presidencial. Repito, ninguno de los arquetípicos presidentes corruptos de la era tricolor fue tan atacado desde el “extranjero” como el presidente más repudiado que haya tenido la historia contemporánea.

Si nos tomamos la molestia de atar cabos, desde mi muy particular punto de vista, son excesivas las filtraciones que vienen más allá de la frontera norte. Rápidamente, a modo de ejemplo, recordemos la filtración de la petición de aplicar un plan Colombia en territorio nacional, el financiamiento de Ye Gon a la campaña del partido azul, y la última la confirmación de lo que nos habían compartido a cuentagotas, la adquisición de sofisticado equipo de espionaje, que en lenguaje de la Castilla, significa endurecer el hostigamiento a los luchadores sociales que siguen en resistencia en México.

Quisiera insistir, a riesgo de parecer obstinado, que todas estas estrategias mediáticas tienen un solo objetivo: probar el temple del movimiento pacífico en el país. Y no es gratuito lo que afirmo, también se los dijo el maestro Jalife; lo que ustedes están realizando todos los días allá abajo es histórico y novedoso. Son ustedes el primer laboratorio de un movimiento social de esa magnitud en este siglo, de ese nivel estamos hablando. De tal manera que es importante que no dejemos escapar la oportunidad que nos brinda el affaire Ye-Gon. ¿Notaron ustedes que, en cuanto otra vez los reflectores apuntaron a los juniors Bibriesca, la ex “first lady” fabricó otro cuento melcochón? Mántenganse alerta porque las cortinas de humo son la especialidad de los mediocres en el poder, pero creo que esa táctica comienza a agotarse, por más que algunos “analistas” insistan en comentar estas notas de “sociales” en vez de dirigir nuestros esfuerzos a desentrañar la nota del sexenio.

Bueno pues, sigamos observando si siguen “filtrando” noticias desde el norte y su nivel de importancia, porque al parecer esto no acaba. Y no ha terminado, por la simple y sencilla razón de su resistencia que tiene casi paralizado al país. Mi pronóstico es que van a continuar, y los que detentan “ilícitamente” el poder intentarás atomizar noticias señuelo para desviar la atención, pero sobre todo para desgastar la resistencia. Al tiempo.

... El efecto MOZART.

P.D.TELEVISIVA. "...muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes..." - Isaías 16:6 (Casiodoro de Reina, 1569).

P.D.ANTI-YUNQUETA. "...NOTHING to kill or DIE for/and NO RELIGION too..." - Imagine (John Lennon).

P.D.MALORA. "...mientras tanto cuidate/y que te bendiga DIOS/no hagas nada MALO/que no hiciera YO..." - Las Piedras rodando se encuentran (El TRI).

P.D.APOCALIPTICA. "...más se ENTREGA cual si hubiera SOLO UN DIA para AMAR..." – El Breve Espacio (Pablo Milanés).

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