Monday, October 22, 2007




Científico señala ausencia de autoridades estatales y municipales en búsqueda de soluciones

Exigen al gobierno participar en el combate al cambio climático

Empresarios contribuyen a agravar el problema, por ejemplo al construir junto al mar, asevera
Angélica Enciso L.

El país no pude darse el lujo de declarar que su participación no es tan importante en el ataque al calentamiento global, porque es corresponsable de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y va a sufrir más cuando se agudice ese fenómeno, advirtió Edmundo de Alba, experto mexicano integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
México emite 1.5 por ciento de los GEI globales, ocupa el lugar 13 entre los países de más emisiones, por arriba de naciones como Francia o Italia, “en los cuales se toman medidas muy severas”, advirtió el científico, uno de los 15 mexicanos que integran el organismo internacional, que en total tiene 2 mil 500 expertos y ganó el Premio Nobel de la Paz, junto con el ex vicepresidente estadunidense Al Gore.
El especialista sostiene que a México le interesa mantener el desarrollo sostenible, para lo cual se requieren políticas vinculadas al cambio climático, y se han dado avances, “fundamentalmente en el gobierno federal, pero los gobiernos estatales o municipales no pueden estar ausentes en la formulación del programa especial” sobre el tema.
Aseveró en entrevista que las secretarías de Estado se deben comprometer en acciones vinculadas a la solución del problema.
“No puedo decir que espere algo extraordinariamente satisfactorio; de seguro se tendrán avances, al menos en la mentalidad de los planeadores, en transporte, turismo, energía, en la propia Semarnat, para avanzar en el camino que nos aleje del problema.”
Evitar desperdicios
Gobiernos y medios de comunicación, agregó, deben despertar el interés de la población; no sólo informar, sino difundir qué acciones se pueden emprender, independientemente de los políticos.
Apuntó que hay actos muy simples y convenientes para cada persona, lo principal es no desperdiciar electricidad, gasolina y agua, entre otros recursos.
También es necesario mayor desarrollo de la comunidad científica que estudia el problema, no sólo a escala nacional, sino también regional, “porque si bien el fenómeno es global, los efectos van a ser locales y las medidas de adaptación se deben dar ahí”.
En relación con el cambio climático, “lo peor de todo el asunto es que no hay umbral definido, no se puede decir 10 o 15 años. El calentamiento global es un fenómeno que se acumula lentamente, a pesar de lo cual se incrementan los riesgos. Debemos tomar más medidas ahora, no por lo que ya pasa, sino lo que puede suceder”.
Un problema, por ejemplo en la insistencia de empresarios turísticos por construir en la orilla del mar, es que “la población, si tiene alguna ganancia por hacer determinado acto, se deja llevar por ella; es desgraciadamente el comportamiento natural del hombre y de la humanidad. Sin embargo, a pesar de eso, el primer énfasis es mejorar los servicios que tenemos. Si hay un mejor sistema de detección de epidemias vamos a estar mejor preparados cuando haya más casos de paludismo o dengue; si tenemos mejores sistemas de seguridad en las costas o en los lugares más afectados por fenómenos extremos, estaremos mejor preparados para enfrentarlos; nuestra lucha es estar mejor preparados para lo que viene”.
Abogados de Semarnat favorecen a compañías turísticas, afirman
Angélica Enciso
Es urgente que la vegetación de los manglares sea catalogada en riesgo de extinción, pues México ha perdido en 24 años 75 por ciento de las plantas que tenía en esas zonas, advirtieron organizaciones ambientalistas.
Agregaron que en tan sólo dos años desaparecieron unas 236 mil hectáreas de humedales.
Hasta 2005 se creía que había 886 mil hectáreas de manglares, pero la cifra de 650 mil hectáreas dada a conocer el 17 de octubre en la Cámara de Diputados, por Juan Rafael Elvira Quesada, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), es alarmante, señalaron las organizaciones Teyeliz, Defenders of Wildlife, Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Greenpeace, Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW, por sus siglas en inglés) y Conservación de Mamíferos Marinos de México.
El funcionario informó en su comparencia que, de acuerdo con el Inventario Nacional de Manglares, elaborado por la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio), México cuenta con 650 mil hectáreas de esos ecosistemas.
“Esta nueva estimación es alarmante, ya que desaparecen de un plumazo 236 mil hectáreas. En 1993 se había estimado que 65 por ciento de los manglares habían desaparecido y existían 956 mil 149 mil hectáreas; y ahora resulta que sólo quedan 650 mil. Esto representa una pérdida para el país de 75 por ciento de humedales en 24 años, por lo que las especies de mangle deben ser consideradas en peligro de extinción”, afirmó Beatriz Bugeda, directora de IFAW para Latinoamérica.
En 2005 el Instituto Nacional de Ecología informó que había 886 mil hectáreas, y calculó que en los siguientes 25 años desaparecerían 440 mil (50 por ciento); pero en siete años han desaparecido 236 mil, lo cual es alarmante, aseveraron los ambientalistas.
Los manglares permiten el desarrollo de especies marinas y protegen a la población contra huracanes, pero han sido arrasados para crear desarrollos turísticos, campos de golf y obras portuarias.
Esos ecosistemas fueron protegidos por primera vez en 2003, cuando se publicó la norma oficial mexicana (NOM) 022, con disposiciones muy claras para impedir su destrucción. Un año después, el entonces titular de la Semarnat, Alberto Cárdenas, la modificó de forma ilegal por presión de los desarrolladores turísticos.
A finales del año pasado el Congreso aprobó modificaciones a la ley General de Vida Silvestre para proteger el manglar, las cuales este año fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación.
Las empresas turísticas, añadieron, “no han cesado su embestida en el Congreso lo mismo que la Semarnat, para que se reforme la ley en beneficio de ellos” y se frene la protección a manglares.
“Increíblemente, el titular del área jurídica de Semarnat, Wilebaldo Cruz, y Alejandra Rabasa, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, tienen detenida la NOM 059, que enlista las especies en riesgo y que en la más reciente revisión recategoriza a las cuatro especies de mangle del país, para que pasen de protección especial a amenazadas. La obligación de la secretaría es proteger a estas especies, pero sus abogados sólo buscan hacerle un traje a la medida a un puñado de turisteros”, señaló María Elena Sánchez, presidenta de Teyeliz.

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