Trata de mujeres en Tlaxcala
hypatia velasco ramírez
México, D.F., 22 de octubre (apro-cimac).- La trata de mujeres en el sur de Tlaxcala ha alcanzado niveles alarmantes, por lo que una ley promovida por la ciudadanía, intenta acabar con el delito, que desde hace 40 años se incrementa anualmente.El desarrollo económico de la región sur tlaxcalteca fomenta el fenómeno de la prostitución: hay centros nocturnos y operan redes organizadas de reclutamiento y distribución de mujeres hacia otros estados del país, revela un estudio del Centro Fray Julián Garcés --organismo no gubernamental que ha estudiado a fondo el problema--, y la Universidad Autónoma de Tlaxcala. La entidad cuenta con dos corredores industriales: de la zona conurbada Tlaxcala-Santa Ana Chiautempan hacia la ciudad de Puebla, donde ocurre una alta transición rural-urbana, dice el estudio.El comercio sexual forzado en Tlaxcala se evidenció en 2003, con la detención en Estados Unidos de una red familiar procedente de esta entidad que explotaba sexualmente a mujeres y niñas de entre 14 y 19 años, a quienes secuestraban y violentaban física y psicológicamente. En este contexto, organizaciones civiles revisaron, por primera vez en una entidad federativa, la legislación local desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres, con énfasis en la violencia familiar, laboral y la trata para la prostitución, e hicieron propuestas para penalizar estas prácticas.La trata de mujeres es un problema que por muchos años permaneció oculto: no se mencionaba ni atacaba “por miedo a las represalias o al compromiso que puede provocar”, afirmó Liz Sánchez Reyna, del Centro Fray Julián Garcés, durante un seminario sobre el tema.Hasta el gobernador Héctor Ortiz Ortiz minimizó varias veces el problema: “decía que no existía en Tlaxcala”, recordó Irma Vázquez, también integrante del Centro. “En 2002, señalamos como problema grave para Tlaxcala la explotación de mujeres con fines sexuales en las comunidades y municipios del sur del estado”, explicó Sánchez Reyna, por lo que el Centro Fray Julián y la Universidad Autónoma de esta entidad iniciaron la investigación, en la cual señalaron el asentamiento de una red de trata de mujeres para la prostitución.Modus operando“La trata para la prostitución se acentúa debido a la discriminación que vive la población femenina, basada en las diferencias sexuales”, explica Sánchez Reyna.Los modos de operar de los “lenones”, que pueden darse en forma combinada, son: enamoramiento, compra-venta de mujeres en estados del sur como Oaxaca y Chiapas o en comunidades indígenas y rurales; secuestro; y mediante las redes familiares donde el “padrote” se vuelve un apoyo para involucrar a las jóvenes en el negocio de la prostitución.Las mujeres son “atrapadas” por los “lenones”, quienes las privan de su libertad, las reubican en otras ciudades o países en contra de su voluntad y las sumergen en redes de prostitución establecidas en lugares donde se da el fenómeno de la discriminación y violencia contra el sexo femenino, establece la investigación.A raíz del estudio, y ante la preocupación ciudadana por el fenómeno, se generó una iniciativa popular para reformar el Código Penal de Tlaxcala y tipificar el delito de trata de personas. Se hicieron formatos especiales, se identificaron distritos electorales, con metas de distribución y recolección de firmas y se convocó a ONG de otras entidades para el apoyo.La ciudadanía tlaxcalteca se movilizó para impulsar la iniciativa y convertir la trata en delito, por lo cual Sánchez Reyna fue incluida para aportar su experiencia “de incidencia en políticas públicas”. La iniciativa se aprobó el pasado 21 de septiembre, para erradicar la trata de personas y exigir el derecho de la víctima, así como la actuación de las autoridades, que tienen “una responsabilidad impostergable”, que hace “necesaria y obligatoria la transformación de sus instituciones”. Se publicó el pasado 27 de septiembre a través del Decreto 146 del Poder Legislativo del estado que adiciona y deroga diversos artículos del Código Penal estatal. Como resultado de este proceso, la trata de mujeres para la prostitución se ha colocado como un problema público y las autoridades ya no pueden negarlo, dice Sánchez Reyna. Apenas el 11 de octubre, la prensa local informó el surgimiento del Comité Interinstitucional de Tlaxcala para la atención a las víctimas de trata y tráfico, cuya presidenta es Claudia Cordero, procuradora de la Defensa del Menor y la Mujer en el DIF.Las organizaciones que promovieron la nueva ley se muestran escépticas, pues no fueron incluidas en dicho comité; y les preocupa que Cordero no haya sabido responder a la prensa sobre las modificaciones al Código Penal. Aunque sin datos precisos, las investigaciones coinciden en que el lenocinio y la trata de mujeres en la entidad están en aumento desde hace 40 años. Ante ello, las autoridades estatales, incluida la Procuraduría General de Justicia de la entidad, admiten su existencia y que afecta a un sin número de mujeres y niñas, principalmente del sur.Germán García Montealegre, titular de la Agencia Especializada para la Atención de Lenocinio y Delitos Conexos en Tlaxcala, de la Procuraduría General de Justicia del estado, creada en marzo de 2006, admite que no tiene un número exacto de las redes de lenocinio, “pues cuando se llegan a atrapar a ‘lenones’ las víctimas a veces los defienden, ya que están amenazadas por éstos”. Las víctimas son mujeres y niñas entre los 12 y 30 años, apunta García, y cuando son rescatadas le dan atención psicológica y médica en el área de Periciales de la Agencia, agrega.Sin embargo, cuando las víctimas son atraídas a través del enamoramiento, las llevan a ciudades del norte: “Los ‘lenones’ se casan con ellas, tienen hijas o hijos y luego las obligan a prostituirse amenazándolas con que si no lo hacen algo les sucederá a sus niños”, señala García.Las comunidades de Tlaxcala en las que operan tratantes son Tenancingo, donde se ejerce con mayor fuerza; Ayometla, Mazatecochco, Acuamanala, Xicohtzinco, Papalotla y Zacatelco.El problema está al descubierto, la ley lista y la ciudadanía dispuesta, sólo falta acabar con él.
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