josé gil olmos México, D.F., 16 de enero (apro).- Timbiriche es el nombre que se le ha puesto al equipo de Felipe Calderón, y quien lo bautizó de esa manera no podía haber tenido mejor tino. Desde que llegaron al poder parecen un club de amigos con juguete nuevo.
Es público que a los integrantes del círculo más cercano a Calderón los une la amistad antes que su trabajo y que se distinguen por su inexperiencia política y novatez.
El vocero presidencial Max Cortázar no terminó la preparatoria; el nuevo jefe de la Oficina de la Presidencia, César Nava, no ha tenido ningún cargo de gobierno, sólo partidista; Alejandra Sota, coordinadora de imagen presidencial, no ha pisado más que oficinas de su partido, y Juan Camilo Mouriño en su corta carrera sólo destaca su paso como diputado federal, sin que haya sobresalido en la tarea legislativa.
Quizá el que tiene mayor experiencia política sea Germán Martínez, quien ha tenido distintas tareas en el PAN, como representante en el IFE y como legislador. Aunque a nivel de gobierno tampoco ha tenido mucho trabajo, únicamente los meses que estuvo al frente de la Secretaría de la Función Pública donde no resolvió los casos más emblemáticos, como la corrupción en el gobierno de Fox.
La llegada de Mouriño a la Secretaría de Gobernación podría provocar más problemas para Calderón si tomamos en cuenta su inexperiencia como negociador, y el que desde ahora está más preocupado por su carrera política con miras a la elección presidencial del 2012 que por allanar el camino del gobierno federal ante decenas de problemas que ponen en peligro la gobernabilidad del país.
Quizá se podría pensar que es una ventaja que el equipo que gobierna el país sea joven, sin una historia política salpicada de corrupción. Pero qué virtudes políticas tienen personajes como Mouriño al que se le reconoce ampliamente sus ambiciones desmesuradas por el poder.
En el círculo cercano de los calderonistas, Mouriño destaca por su excesivo deseo de control. Cuando estaba en la oficina de la Presidencia de la República tenía tanto dominio que inclusive él firmaba los vales de gasolina de sus colaboradores.
Nacido en Madrid en 1971, nacionalizado mexicano a los 18 años, tras haber llegado con su familia a México a finales de los setenta, Mouriño comenzó su carrera política en Campeche, donde su padre es propietario de una red de más de 35 gasolineras del Grupo Energético del Sur, desde donde apoyó en 2000 la candidatura del expresidente Vicente Fox.
Su llegada a la Secretaría de Gobernación preocupa a las organizaciones sociales del país, pues según el Centro Nacional de Comunicación Social AC (Cencos), quizá una de los grupos civiles más antiguos en México, “se torna incierta la interlocución con los actores políticos del país, entre ellas las organizaciones civiles y sociales, línea que el gobierno de Felipe Calderón siguió a partir de la designación de Ramírez Acuña en el manejo de la política interna”.
Cencos da otra lectura a la llegada de Mouriño, y exterioriza la preocupación de que debido a su estrecha relación con empresarios españoles que tienen fuertes intereses económicos en nuestro país, existe el riesgo de que se le dé preferencia al capital ibérico por encima del nacional, en detrimento de la economía interno. Algo que por cierto ya está ocurriendo.
Pero más allá de esto, lo preocupante es que tomará las riendas de la secretaría que lleva el pulso de la vida nacional. Su ascendente carrera política le da poca experiencia para enfrentar problemas como la guerrilla o las negociaciones con gente como la líder magisterial Elba Esther Gordillo, que tiene un peso enorme en la política nacional.
Gobernar el país no es un juego infantil de timbiriche, como a veces parece que lo toman Calderón y sus muchachos. Tres mil ejecuciones en lo que va de la administración – la mitad de lo registrado en todo el gobierno de Fox--, movilizaciones campesinas sociales en puerta, bombazos de la guerrilla eperrista, negociaciones con los partidos, etcétera, es parte de la agenda que como secretario de Gobernación tendrá que atender Mortiño.
Habrá que ver cómo reacciona ante la posible acción de los grupos armados o frente a la explosión de conflictos sociales en varias partes del país. Hasta entonces sabremos de su capacidad, porque hasta ahora su gran virtud en su corta carrera política es el hecho de ser amigo de Felipe Calderón.
Y lo mismo ocurre con los demás integrantes de la banda Timbiriche.
Es público que a los integrantes del círculo más cercano a Calderón los une la amistad antes que su trabajo y que se distinguen por su inexperiencia política y novatez.
El vocero presidencial Max Cortázar no terminó la preparatoria; el nuevo jefe de la Oficina de la Presidencia, César Nava, no ha tenido ningún cargo de gobierno, sólo partidista; Alejandra Sota, coordinadora de imagen presidencial, no ha pisado más que oficinas de su partido, y Juan Camilo Mouriño en su corta carrera sólo destaca su paso como diputado federal, sin que haya sobresalido en la tarea legislativa.
Quizá el que tiene mayor experiencia política sea Germán Martínez, quien ha tenido distintas tareas en el PAN, como representante en el IFE y como legislador. Aunque a nivel de gobierno tampoco ha tenido mucho trabajo, únicamente los meses que estuvo al frente de la Secretaría de la Función Pública donde no resolvió los casos más emblemáticos, como la corrupción en el gobierno de Fox.
La llegada de Mouriño a la Secretaría de Gobernación podría provocar más problemas para Calderón si tomamos en cuenta su inexperiencia como negociador, y el que desde ahora está más preocupado por su carrera política con miras a la elección presidencial del 2012 que por allanar el camino del gobierno federal ante decenas de problemas que ponen en peligro la gobernabilidad del país.
Quizá se podría pensar que es una ventaja que el equipo que gobierna el país sea joven, sin una historia política salpicada de corrupción. Pero qué virtudes políticas tienen personajes como Mouriño al que se le reconoce ampliamente sus ambiciones desmesuradas por el poder.
En el círculo cercano de los calderonistas, Mouriño destaca por su excesivo deseo de control. Cuando estaba en la oficina de la Presidencia de la República tenía tanto dominio que inclusive él firmaba los vales de gasolina de sus colaboradores.
Nacido en Madrid en 1971, nacionalizado mexicano a los 18 años, tras haber llegado con su familia a México a finales de los setenta, Mouriño comenzó su carrera política en Campeche, donde su padre es propietario de una red de más de 35 gasolineras del Grupo Energético del Sur, desde donde apoyó en 2000 la candidatura del expresidente Vicente Fox.
Su llegada a la Secretaría de Gobernación preocupa a las organizaciones sociales del país, pues según el Centro Nacional de Comunicación Social AC (Cencos), quizá una de los grupos civiles más antiguos en México, “se torna incierta la interlocución con los actores políticos del país, entre ellas las organizaciones civiles y sociales, línea que el gobierno de Felipe Calderón siguió a partir de la designación de Ramírez Acuña en el manejo de la política interna”.
Cencos da otra lectura a la llegada de Mouriño, y exterioriza la preocupación de que debido a su estrecha relación con empresarios españoles que tienen fuertes intereses económicos en nuestro país, existe el riesgo de que se le dé preferencia al capital ibérico por encima del nacional, en detrimento de la economía interno. Algo que por cierto ya está ocurriendo.
Pero más allá de esto, lo preocupante es que tomará las riendas de la secretaría que lleva el pulso de la vida nacional. Su ascendente carrera política le da poca experiencia para enfrentar problemas como la guerrilla o las negociaciones con gente como la líder magisterial Elba Esther Gordillo, que tiene un peso enorme en la política nacional.
Gobernar el país no es un juego infantil de timbiriche, como a veces parece que lo toman Calderón y sus muchachos. Tres mil ejecuciones en lo que va de la administración – la mitad de lo registrado en todo el gobierno de Fox--, movilizaciones campesinas sociales en puerta, bombazos de la guerrilla eperrista, negociaciones con los partidos, etcétera, es parte de la agenda que como secretario de Gobernación tendrá que atender Mortiño.
Habrá que ver cómo reacciona ante la posible acción de los grupos armados o frente a la explosión de conflictos sociales en varias partes del país. Hasta entonces sabremos de su capacidad, porque hasta ahora su gran virtud en su corta carrera política es el hecho de ser amigo de Felipe Calderón.
Y lo mismo ocurre con los demás integrantes de la banda Timbiriche.
... WELCOME to the club.
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