Monday, January 14, 2008



roberto ponce México, D.F., 14 de enero (apro).- Ni la muchedumbre fiel de admiradores al culto del músico fundador de Los Beatles, ni las poderosas influencias de su viuda japonesa Yoko Ono pudieron detener al cineasta inglés Andrew Piddington, quien por fin esta semana estrenó en salas cinematográficas de Manhattan la discutida cinta The Killing of John Lennon (El asesinato de John Lennon).

Desde hace un mes la película se viene presentando ante públicos londinenses suscitando polémica. Por ejemplo, el diario británico The Mirror la catalogó como “de pésimo gusto” al considerar que glorifica al matón Mark David Chapman, “un sujeto despreciable que merece pudrirse en la prisión de Attica” por haber ultimado a Lennon hace 27 años, el 8 de diciembre de 1980, cuando lo esperó escondido en el portón de los edificios Dakota (donde Lennon habitaba un departamento con su esposa Yoko y el pequeño hijo de ambos, Sean), disparándole cinco balazos.

Pero otro tabloide del Reino Unido fue benévolo en su valoración de El asesinato de John Lennon, tanto por el tratamiento narrativo de Piddington, como debido a la notable personificación del novel actor Jonas Ball representando a Chapman, así:

“En vez de realizar un documental, Andrew Piddington traza el retrato surrealista de este famoso criminal evocando la conciencia que acompaña los pensamientos de Chapman… Ball se interioriza en el homicida voluble; y tanto se ha compenetrado en su mentalidad tétrica, que una simple mirada suya en pantalla nos convence de su locura.

“Los movimientos que conducen a la ejecución de Lennon, el crimen y los sucesos posteriores son reconstruidos de manera suprema por Paddington. La fuerza del filme radica en la forma con que nos muestra, o mejor, de hecho, nos encarna a un individuo perdiendo el sentido de la realidad. Extraordinario debut de Paddington.”

El filme tardó cuatro años en completarse, de tal modo que por las expectativas del suceso obtuvo un contrato jugoso para su distribución por la empresa Miramax. Curiosamente, a lo largo de las dos horas que dura la proyección, el rocanrolero Lennon sale una sola vez, entre sombras cual fantasma dispuesto al sacrificio.

El asesinato de John Lennon había obtenido comentarios bastante positivos por parte de los comentaristas del Séptimo Arte cuando fue vista en el escocés Festival de Cine Edimburgo 2006 y para el año siguiente, se hizo merecedora de un galardón especial en el neoyorquino premio de Tribeca.

En vano Yoko Ono hizo hasta lo imposible para frenar dicha cinta centrada en la figura y los supuestos motivos de Chapman para acabar con Lennon. De hecho, al cumplirse 20 años del asesinato ella había logrado en el año 2000 evitar que el matón fuera dejado en libertad por los jueces, convenciéndolos en una carta emotiva que estipulaba:

“El asesinato fue algo demasiado cruel. Muy injusto. Nada justifica que mi marido muriera así. No estaba preparado para abandonar la vida… Si se permite la libertad del asesino, mis hijos y yo nos sentiríamos traicionados. Lo dejo a su conciencia…”

Hace casi justamente un año, Yoko suspendió apoyos al proyecto cinematográfico de un documental sobre el ídolo, producido por la BBC y la disquera EMI, por considerar que eran insultantes para la memoria de su difunto esposo las declaraciones de la primera mujer de Lennon, Cynthia Powell, sobre la imperiosa necesidad del músico por consumir drogas.

Por otro lado, el cronista Eddie Cockrell de Variety, otra publicación inglesa expresó:

“El osado actor en ascenso Jonas Ball ancla con liderazgo su papel del homicida demente Mark David Chapman para que la cinta El asesinato de John Lennon se convierta en un malévolo tour-de-force y nos entrega una pesadilla impresionista donde el alma agitada del pistolero cesa su sed de muerte hasta vaciar cinco veces el gatillo de su .38 sobre el ídolo musical.”

En Estados Unidos, El asesinato de John Lennon, que se estrenó en forma exclusiva en el Centro IFC de Nueva York, ha dividido opiniones en la prensa. Según The Hollywood Reporter, es “un docudrama que carece de la profundidad que pudiera justificar su existencia”.

Si Piddington intenta explicar el estado mental de Chapman con eficientes recursos estilísticos, incluyendo escenas en las que imagina mandar al otro mundo a una pareja de homosexuales, para la publicación “el misterio de los objetivos criminales del homicida nadie los conoce a ciencia cierta.”

Finalmente, los juicios de Stephen Holden en la edición de The New York Times del 2 de enero intentan equilibrar la balanza. Escribe:

“Buena parte de los diálogos son la propia voz de Chapman dentro de su mente febril… La cinta es verdaderamente insoportable de ver, nos rompe el corazón aquellos cortos de fondo con películas auténticas de Los Beatles y Lennon en sus días de mayor fama, pero lo que resulta una tortura absoluta es contemplar cómo el asesino está obsesionado de la lectura novelística de The Catcher in The Rye (“El guardián del centeno”). Es como su Biblia para llevar a cabo el homicidio…

“Y una vez que ha logrado perpetrar su crimen, nos destroza su respuesta a los psiquiatras del por qué lo hizo: ‘Lennon era un hipócrita. Vivía como rey y predicaba no tener posesiones en su muy admirada canción ‘Imagina’, yo lo adoraba. Sin embargo, no sentí absolutamente nada. Ni emoción, ni odio, nada. Disparé cinco veces y simplemente escuché un silencio grandioso en mi cerebro’.”

Falta una muy larga espera para que la cinta El asesinato de John Lennon llegue a México. Será posiblemente hasta otoño del 2008.






... Mátalas CALLANDO.




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