Contra la depresión, estímulos
Economist Intelligence Unit
América latina
América Latina disfrutó un auge derivado de las materias primas. El éxito de las medidas podría depender de la recuperación global.
De México a Argentina, las naciones latinoamericanas enfrentan una desaceleración económica después de años de vigoroso crecimiento, y han lanzado programas de estímulos ante el temor a la recesión, pobreza creciente y malestar social.
Los bancos centrales han tomado medidas para estabilizar divisas, fomentar el empleo y mantener la confianza de los consumidores en un intento por reducir las consecuencias de la crisis económica global.
Brasil, la economía más grande de la región, ha inyectado decenas de miles de millones de dólares para fortalecer su moneda y los alguna vez prósperos sectores inmobiliario y automotriz, y hace dos semanas anunció una reducción adicional de 3.6 mil mdd en los impuestos, junto con 10 mil mdd en créditos para las endeudadas empresas nacionales.
México, que depende de la desfalleciente economía estadunidense, ha apoyado con créditos a pequeñas y medianas y empresas. “Estamos tomando todas las acciones necesarias para mitigar el impacto negativo de la situación económica global sobre nuestro país”, declaró el presidente Felipe Calderón.
Sin embargo, el Banco de México estima que el PIB podría crecer menos de 0.5% el próximo año, por abajo del índice esperado de 3% en 2008. Las remesas de los mexicanos en EU se han reducido, claro indicio de que los tiempos difíciles al norte de la frontera afectan a México.
Venezuela, rica en petróleo, enfrentó una enorme caída de los precios del crudo a partir del verano y contempla reducciones presupuestarias que podrían resultar costosas en el aspecto político.
Ecuador también ha sido afectado por la baja de los precios del petróleo. El presidente Rafael Correa continúa con sus amenazas de declarar una moratoria a la deuda externa, y anunció que no cubriría un pago de intereses sobre bonos por 30.6 mdd. Indicó que esta omisión no era consecuencia de las condiciones económicas, sino porque la deuda emitida por el gobierno anterior es ilegítima.
Incluso Perú, una de las economías de más rápido crecimiento del hemisferio (gracias en gran parte a sus exportaciones de mineral a China y otros países), ha dado a conocer un programa de estímulos por 3.2 mil mdd.
“Tenemos que responder a la crisis”, expresó el presidente peruano Alan García, al detallar un amplio paquete de inversiones sociales, proyectos de infraestructura y créditos empresariales en una nación que había crecido a un sobresaliente 9%.
Los expertos han elogiado a los funcionarios latinoamericanos por su convincente actuación, pero aún no está claro si tendrán éxito. Mucho dependerá de las perspectivas de recuperación global, aseveran los analistas. Algunos consideran que los diversos programas de estímulos están destinadas a fortalecer el apoyo político, pero carecen de sustancia a largo plazo y son dañinos en potencia.
“No creo que esto vaya a funcionar”, dijo Roberto Padovani, del banco de inversión West LB de San Paulo sobre el último anteproyecto de estímulos en Brasil. “El volumen del gasto fiscal no es suficiente para compensar el impacto de la crisis internacional. El gobierno sólo quiere demostrar que hace algo sin importarle los negativos efectos a largo plazo sobre la inflación y la moneda. Es un maravilloso error económico.”
Presidentes como Luiz Inacio Lula da Silva –quienes al principio dijeron que sus economías estaban inoculadas contra la infección financiera estadunidense– han cambiado radicalmente de opinión. Aunque reiteró que “la crisis no fue causada por nosotros”, Lula reconoció la semana pasada la naturaleza interrelacionada de la economía global mientras despidos, devaluaciones y exportaciones a la baja desestabilizan a Brasil.
Muchos están preocupados de que la desaceleración ponga en peligro los logros sociales de América Latina obtenidos a partir de 2002, cuando el auge mundial de materias primas marcó el inicio de una de las eras de mayor crecimiento en la región. Países como Brasil, que han invertido en combatir el hambre y la pobreza, podrían tener menos recursos para esos gastos sociales, dicen los analistas.
El porcentaje de latinos estadunidenses en pobreza descendió a 33.2% este año, en comparación con 44% de 2002, según un estudio de la ONU dado a conocer la semana pasada. El desempleo cayó a 7.5 %, por abajo de 11% en 2002. Pero el panorama se ha vuelto rápidamente más sombrío. “No creemos que el desempleo disminuya en 2009, e incluso podría subir”, aseguró Martín Hopenhayn, economista en la ONU con sede en Santiago de Chile.
Entre las naciones que han emprendido acciones más dramáticas y polémicas ha estado Argentina, donde el recuerdo de la moratoria y la debacle económica de 2001-02 sigue fresco. La cámara baja aprobó una serie de estímulos fiscales que pretenden alentar la repatriación de miles de millones de dólares en activos extranjeros. Los críticos dicen que el plan podría incrementar el lavado de dinero y que será de poco provecho porque muchos argentinos tienen escasa fe en el gobierno y en los bancos, y prefieren mantener sus ahorros en el extranjero.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio a conocer también un programa de crédito por 90 mdd para la afectada industria del turismo, además de un programa de empleo público de miles de millones de dólares, y préstamos subsidiados para adquirir automóviles. Fernández de Kirchner nacionalizó también 30 mil mdd de pensiones privadas.
Los detractores califican las medidas como gestos vanos dirigidos, en gran parte, a calmar la intranquilidad y reforzar las arcas gubernamentales ante las elecciones intermedias del próximo año, donde el gobernante partido peronista enfrenta serios desafíos.
“No pienso que la situación vaya a mejorar el próximo año”, expresó Andrés Telesca, quien administraba una pequeña editorial argentina de textos religiosos que ha despedido empleados debido a la caída de las ventas y la restricción crediticia. “El daño ya ha sido hecho, y se necesitarán años para volver adonde estábamos.”
McDonnell y Kraul, de Los Angeles Times; los periodistas Andrés D'Alessandro, en Buenos Aires; Cecilia Sánchez, en la ciudad de México, y los corresponsales especiales Marcelo Soares, en San Paulo, y Mery Mogollon, en Caracas, colaboraron para este reportaje.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya
Economist Intelligence Unit
América latina
América Latina disfrutó un auge derivado de las materias primas. El éxito de las medidas podría depender de la recuperación global.
De México a Argentina, las naciones latinoamericanas enfrentan una desaceleración económica después de años de vigoroso crecimiento, y han lanzado programas de estímulos ante el temor a la recesión, pobreza creciente y malestar social.
Los bancos centrales han tomado medidas para estabilizar divisas, fomentar el empleo y mantener la confianza de los consumidores en un intento por reducir las consecuencias de la crisis económica global.
Brasil, la economía más grande de la región, ha inyectado decenas de miles de millones de dólares para fortalecer su moneda y los alguna vez prósperos sectores inmobiliario y automotriz, y hace dos semanas anunció una reducción adicional de 3.6 mil mdd en los impuestos, junto con 10 mil mdd en créditos para las endeudadas empresas nacionales.
México, que depende de la desfalleciente economía estadunidense, ha apoyado con créditos a pequeñas y medianas y empresas. “Estamos tomando todas las acciones necesarias para mitigar el impacto negativo de la situación económica global sobre nuestro país”, declaró el presidente Felipe Calderón.
Sin embargo, el Banco de México estima que el PIB podría crecer menos de 0.5% el próximo año, por abajo del índice esperado de 3% en 2008. Las remesas de los mexicanos en EU se han reducido, claro indicio de que los tiempos difíciles al norte de la frontera afectan a México.
Venezuela, rica en petróleo, enfrentó una enorme caída de los precios del crudo a partir del verano y contempla reducciones presupuestarias que podrían resultar costosas en el aspecto político.
Ecuador también ha sido afectado por la baja de los precios del petróleo. El presidente Rafael Correa continúa con sus amenazas de declarar una moratoria a la deuda externa, y anunció que no cubriría un pago de intereses sobre bonos por 30.6 mdd. Indicó que esta omisión no era consecuencia de las condiciones económicas, sino porque la deuda emitida por el gobierno anterior es ilegítima.
Incluso Perú, una de las economías de más rápido crecimiento del hemisferio (gracias en gran parte a sus exportaciones de mineral a China y otros países), ha dado a conocer un programa de estímulos por 3.2 mil mdd.
“Tenemos que responder a la crisis”, expresó el presidente peruano Alan García, al detallar un amplio paquete de inversiones sociales, proyectos de infraestructura y créditos empresariales en una nación que había crecido a un sobresaliente 9%.
Los expertos han elogiado a los funcionarios latinoamericanos por su convincente actuación, pero aún no está claro si tendrán éxito. Mucho dependerá de las perspectivas de recuperación global, aseveran los analistas. Algunos consideran que los diversos programas de estímulos están destinadas a fortalecer el apoyo político, pero carecen de sustancia a largo plazo y son dañinos en potencia.
“No creo que esto vaya a funcionar”, dijo Roberto Padovani, del banco de inversión West LB de San Paulo sobre el último anteproyecto de estímulos en Brasil. “El volumen del gasto fiscal no es suficiente para compensar el impacto de la crisis internacional. El gobierno sólo quiere demostrar que hace algo sin importarle los negativos efectos a largo plazo sobre la inflación y la moneda. Es un maravilloso error económico.”
Presidentes como Luiz Inacio Lula da Silva –quienes al principio dijeron que sus economías estaban inoculadas contra la infección financiera estadunidense– han cambiado radicalmente de opinión. Aunque reiteró que “la crisis no fue causada por nosotros”, Lula reconoció la semana pasada la naturaleza interrelacionada de la economía global mientras despidos, devaluaciones y exportaciones a la baja desestabilizan a Brasil.
Muchos están preocupados de que la desaceleración ponga en peligro los logros sociales de América Latina obtenidos a partir de 2002, cuando el auge mundial de materias primas marcó el inicio de una de las eras de mayor crecimiento en la región. Países como Brasil, que han invertido en combatir el hambre y la pobreza, podrían tener menos recursos para esos gastos sociales, dicen los analistas.
El porcentaje de latinos estadunidenses en pobreza descendió a 33.2% este año, en comparación con 44% de 2002, según un estudio de la ONU dado a conocer la semana pasada. El desempleo cayó a 7.5 %, por abajo de 11% en 2002. Pero el panorama se ha vuelto rápidamente más sombrío. “No creemos que el desempleo disminuya en 2009, e incluso podría subir”, aseguró Martín Hopenhayn, economista en la ONU con sede en Santiago de Chile.
Entre las naciones que han emprendido acciones más dramáticas y polémicas ha estado Argentina, donde el recuerdo de la moratoria y la debacle económica de 2001-02 sigue fresco. La cámara baja aprobó una serie de estímulos fiscales que pretenden alentar la repatriación de miles de millones de dólares en activos extranjeros. Los críticos dicen que el plan podría incrementar el lavado de dinero y que será de poco provecho porque muchos argentinos tienen escasa fe en el gobierno y en los bancos, y prefieren mantener sus ahorros en el extranjero.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio a conocer también un programa de crédito por 90 mdd para la afectada industria del turismo, además de un programa de empleo público de miles de millones de dólares, y préstamos subsidiados para adquirir automóviles. Fernández de Kirchner nacionalizó también 30 mil mdd de pensiones privadas.
Los detractores califican las medidas como gestos vanos dirigidos, en gran parte, a calmar la intranquilidad y reforzar las arcas gubernamentales ante las elecciones intermedias del próximo año, donde el gobernante partido peronista enfrenta serios desafíos.
“No pienso que la situación vaya a mejorar el próximo año”, expresó Andrés Telesca, quien administraba una pequeña editorial argentina de textos religiosos que ha despedido empleados debido a la caída de las ventas y la restricción crediticia. “El daño ya ha sido hecho, y se necesitarán años para volver adonde estábamos.”
McDonnell y Kraul, de Los Angeles Times; los periodistas Andrés D'Alessandro, en Buenos Aires; Cecilia Sánchez, en la ciudad de México, y los corresponsales especiales Marcelo Soares, en San Paulo, y Mery Mogollon, en Caracas, colaboraron para este reportaje.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya
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