Tuesday, December 30, 2008

■ Investigador exhorta a tomar la ruta del desarrollo sustentable en estos tiempos de cambio
■ Ganador del premio Nobel alternativo se manifiesta en favor de aprovechar la actual depresión mundial para crear una economía desglobalizada y retornar a la producción local

Angélica Enciso (Enviada)


Viterbo, Italia. La actual recesión económica puede servir de excusa para los países desarrollados en no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que provocan el cambio climático y, si esto ocurre, la temperatura se elevará y ocurrirá una “catástrofe ecológica mundial”, advirtió Walden Bello, premio Nobel Alternativo 2003.

Esta crisis mundial debe ser la oportunidad para cambiar la ruta hacia el desarrollo sustentable, ya que la forma en que la economía ha crecido hasta ahora ha sido en deterioro del medio ambiente, advirtió, por su parte, Juan Martínez Alier, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona.

En el seminario Medio ambiente y desarrollo en los países del tercer mundo, organizado por la agrupación ambientalista Greenaccord, los especialistas advirtieron sobre el riesgo de que los países desarrollados cancelen las metas de reducción de emisiones de GEI pactadas en las negociaciones internacionales de cambio climático, a pesar de la urgencia en evitar que continúe el calentamiento del planeta y el incremento en las migraciones poblacionales.

El filipino Walden Bello, quien obtuvo el premio Nobel alternativo por sus esfuerzos para educar a la sociedad civil sobre los efectos de la globalización impulsada por las empresas trasnacionales, y actualmente es director de la organización no gubernamental Focus in the Global South, advirtió que los pobres pagarán las consecuencias de esta crisis mundial.

Bello recordó que antes de esta crisis financiera ya se habían registrado alrededor de 100, de entre ellas las más severas han sido la de México entre 1994 y 1995 y la de Asia en 1997. “La ambición ha causado la crisis del capitalismo global, hay un crac de sobreproducción y poca capacidad de consumo, debido a la pobreza”, señaló.

La recesión de Estados Unidos tendrá efectos globales y una primera consecuencia será que los gobiernos se retiren de compromisos ambientales, como la reducción de emisiones de GEI pactada en el Protocolo de Kyoto, lo cual tendrá consecuencias negativas a escala planetario, señaló.

Las emisiones de GEI que han sido generadas por los países desarrollados ya han provocado el deshielo de glaciares, incremento en el nivel del mar y el aumento en los pasados diez años de la temperatura, advirtió Sergio Castellari, representante de Italia en el Panel intergubernamental de cambio climático (IPCC por sus siglas en inglés). Dijo que 2007 ha sido el séptimo año más caluroso desde 1950 y la temperatura en el mar subió 0.55 grados centígrados.

Advirtió que por este fenómeno las naciones más afectadas han sido las pobres y que si se da un aumento en la temperatura de entre 1.5 y 2.5 grados centígrados en las próximas décadas, en América Latina 100 millones de personas serán afectadas. En México, dijo, habrá más sequía en el norte del territorio y reducción en las cosechas, pero “ninguna zona está preparada para las migraciones de poblaciones que ocurrirán”.

Crisis financiera y medio ambiente

La crisis de Estados Unidos no es sólo consecuencia de la falta de control del gobierno, y la sobreproducción y la globalización no serán una salida a esta depresión, señaló Walden Bello. “La recesión puede ser una excusa para no reducir las emisiones de GEI, pero si esto no se hace la temperatura se elevará y ello llevará a una catástrofe ecológica mundial”.

En el Protocolo de Kyoto las 35 naciones más desarrolladas –con excepción de Estados Unidos, el cual no signó el acuerdo internacional– acordaron el compromiso de disminuir la generación de GEI en 5.2 por ciento de acuerdo con los índices reportados en 1990. Actualmente los países negocian el mecanismo que sustituirá este acuerdo, ya que vence en 2012.

Bello consideró que se prevé que habrá más bancarrotas y más nacionalizaciones e intervenciones públicas, y que el colapso de Wall Street prolongará la recesión en Estados Unidos, la cual se extenderá a Asia y al resto del mundo.

Dado que el principal mercado exterior de China se concentra en Estados Unidos, será difícil que este país “salve la economía mundial”, agregó. El desplome de Wall Street, consideró, no sólo se debe a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo, sino que es un fenómeno que comenzó a partir de la crisis de sobreproducción del capitalismo global desde mediados de la década de los 70.

Frente a la actual situación ambiental y la crisis económica mundial, Bello consideró que se trata de “la crisis de un paradigma económico” y sostuvo que las posibles soluciones para los países son crear una economía desglobalizada, producción local y mercado nacional, “no dar espacio a la exportación, dar equidad en la distribución, ir hacia una transformación ecológica que pase de la dependencia de combustibles fósiles a energéticos alternativos. Se debe evitar el crecimiento vinculado al consumo”.

Estimó que los países menos desarrollados tendrían menos problemas para desglobalizarse, porque su dependencia es menor.

Frente a la situación actual, propuso que se deje de medir la riqueza social en términos del producto interno bruto, “se deben buscar mecanismos como el que los países distribuyan mejor la renta; crecer en desarrollo sustentable y alcanzar una calidad de vida más alta, debemos alejarnos de la filosofía de alentar el consumo”. El provecho que se debe sacar de la crisis es cambiar la visión de los inversionistas.

Deudas de muerte

Por su parte, Juan Martínez Alier asentó que los países ricos tienen una deuda con las naciones pobres por las altas emisiones de carbono. “Los pobres se lamentaban desde antes que los ambientalistas del deterioro ecológico. Después de esta crisis se puede tener un camino diferente: un desarrollo sostenible de crecimiento”.

Como Bello planteaba, dijo, se debería cambiar la idea de medir la riqueza por el PIB tradicional, para que no sólo sea una visión económica, sino para “guiarnos por el buen vivir que plantea el foro social mundial”.

Aseguró que el crecimiento económico ha perjudicado al ambiente y como ejemplo mencionó la extracción de petróleo en Tabasco y Campeche. “Lo que discutimos es que la crisis actual puede hacer pensar a la gente que podemos cambiar la economía, que gaste menos energía y vivir bien sin abusar tanto del ambiente”.

Agregó que “criticamos el desarrollo económico como se ha dado, con daños ambientales globales, porque además los países pobres no se han beneficiado. Algunas veces la crisis ambiental se resuelve con dinero, pero otras veces no. El tema no es si hay dinero para remediar el ambiente, sino cómo evitar el daño ecológico, no sacrificarlo al dinero. Si se habla de dinero para reparar los daños, la crisis económica lo hará más difícil, pero cuando el crecimiento económico lleva un daño ambiental, la crisis puede dar un momento de reflexión para ver cómo continuamos”.

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