Thursday, October 29, 2009


Senadores: puro jarabe de pico

Otra vez aumentarán temporalmente los impuestos

Carlos Fernández-Vega

Que siempre sí se la dejarán caer a los mexicanos, pero nomás tantito; que una vez más la puñalada fiscal será transitoria; que siempre en defensa de las mayorías, los aguerridos tricolores y comparsas de otras tonalidades aprobarían el incremento de un punto porcentual en la tasa del IVA (de 15 a 16 por ciento), pero sólo por un año; que, en fin, los senadores resultaron tan bocones como gobierno y diputados, y que ninguno de ellos respetó, ni por aproximación, los compromisos asumidos con la ciudadanía en tiempos de campaña electoral, los cuales –cuando menos en materia tributaria– fluyeron en riguroso sentido contrario al que hoy están dispuestos a transitar.

Lo anterior sin considerar que los aumentos a otros impuestos aprobados por los muchachos de San Lázaro fueron ratificados por los inquilinos de Xicoténcatl (el alud de IEPS), en espera de hacer lo propio con el ISR y demás contribuciones, amén de los aumentos en precios y tarifas del sector público y sus consecuencias en lo mismo, pero del sector privado. Parece que el único rechazo (limitado) es el que hasta ahora los senadores han brindado al impuesto a las telecomunicaciones. Lo demás adelante, pero nomás tantito. Entonces, mucho rollo, más grilla, para llegar al punto de partida: más impuestos, haiga sido como haiga sido; un fardo adicional a las de por sí deterioradas finanzas de los mexicanos, a cambio de nada: sin crecimiento económico, sin empleo, sin bienestar social, pero eso sí, con una burocracia cada día más obesa, ineficiente y voraz, y un gran capital cada vez más libre de hacer lo que le venga en gana sin consecuencia alguna y, lo más sabroso, sin pagar un solo centavo de impuestos.

Y si este panorama fuera novedoso, bueno, cuando menos habría que festejar que algo fresco ocurre en el acontecer nacional, pero lamentablemente la de las medidas dolorosas, pero necesarias es una historia que en los últimos 30 años se ha repetido hasta la náusea (año tras año, paquete económico tras paquete económico), siempre ondeando la bandera de que ahora sí retomaremos la senda del crecimiento y el desarrollo, con el resultado por todos conocido y padecido.

Ésta sería la tercera vez en 26 años (1983-2009) que la tasa del IVA se incrementa temporalmente: la primera, en el arranque del gobierno de Miguel de la Madrid, cuando aumentó de 10 a 15 por ciento; la temporalidad se prolongó ocho años (1983-1991), cuando la regresaron a su nivel original (10 por ciento). El gusto sólo duró un cuatrienio, pues, por imposición de Zedillo, en marzo de 1995 los diputados y senadores retomaron el camino de la temporalidad y dicha tasa regresó a 15 por ciento, medida transitoria que persiste hasta nuestros días (14 años más tarde). Ahora, con la neurona desatada (creatividad ante todo) al gobierno calderonista y a los legisladores no se les ocurrió mejor idea que ponerle nueva temporalidad a la tasa del IVA: de 15 a 16 por ciento sólo por un año (aunque es obvio que su calendario no es precisamente el gregoriano).

Pero no sólo lo temporal y transitorio en materia fiscal se ha hecho eterno. También la argumentación de gobierno y legisladores para justificar el asalto a los mexicanos de siempre. Un repaso por el sesudo razonamiento y el profundo análisis que gobierno y legisladores (algunos de ellos de nueva cuenta instalados en San Lázaro) utilizaron 14 años atrás para justificar el aumento a la tasa del IVA nos da una idea de lo mucho que han avanzado, del sustancial paso histórico por ellos dado en beneficio de las mayorías y, desde luego, sin fines recaudatorios (cualquier parecido con lo que hoy arguyen no es mera coincidencia).

Va pues: “no ignoramos ni podemos soslayar la reacción social ante el impuesto. A nadie le gusta que se aumenten los impuestos, menos cuando se trata de un gravamen que afecta a todas las capas de la población, que enfrenta circunstancias de desempleo, reducido poder de compra y reprimida actividad económica… Ahora bien, el pueblo ha demandado que los sacrificios deben ser parejos para todos los elementos de la sociedad, por ello se han exigido dos condiciones: la primera, que el gobierno también se sacrifique, que reduzca su gasto y que se supervise, que el dinero no se dilapide, que los recursos no se desvíen por funcionarios corruptos. Que no se diga que sólo se va por más impuestos, el gobierno había decidido recortar su gasto en 10 por ciento. Pero sobre todo, se propone suprimir cuatro secretarías de Estado: Reforma Agraria, Energía, Turismo, Contraloría, sin desde luego suprimir aquellas funciones importantes que éstas realizan. Esto es adicional a una drástica reducción de gasto.

“Se piensa erróneamente que esto es para beneficiar al gobierno y no al pueblo. Esto es falaz, más ingresos permiten gasto social, inversión pública y sostenimiento de empleos. Algo que no se ha reconocido es que el aumento del IVA fortalece las finanzas de estados y municipios, significa un incremento de participaciones (…) que se pueden aprovechar localmente para inversión, sostenimiento de empleo. Importa destacar que también se ha propuesto la necesidad de que se efectúe una revisión integral al sistema tributario mexicano, que incentive el ahorro y la inversión, que genere los recursos suficientes para cumplir con la función del sector público, para fortalecer las finanzas públicas de estados y municipios y que propicie una mayor equidad entre los contribuyentes, ya que, por ejemplo, las tablas actuales gravan severamente a las clases medias.

México ha vivido una situación de emergencia económica; un fracaso de su programa económico tendría no solamente consecuencias internas, sino también implicaciones muy serias para el resto del mundo en que quizá la crisis de 1929 podría palidecer por los efectos en cadena que se podrían dar en un mundo cada vez más interdependiente. En circunstancias como las que ahora tenemos, se requiere el apoyo y la unidad de todos los mexicanos; el respaldo a las instituciones es mucho más importante, lo contrario es el caos, esto es mucho más importante que el aumento de un impuesto, por impopular que sea.

Y lo aprobaron el 17 de marzo de 1995: 290 votos a favor, 173 en contra. Eso sí, han mejorado, porque en 2009 los diputados autorizaron el aumento por 415 contra 24. ¡Oh, gloriosa clase política! México no cree en ti.

Las rebanadas del pastel

De premio Nobel de Economía: para sacar del shock (Carstens dixit) a las finanzas públicas y combatir la evasión y elusión de impuestos, el gobierno calderonista y los legisladores aprobaron mayores privilegios fiscales para las grandes empresas de telecomunicaciones, con la fábrica de sueños (léase Televisa) en primerísimo lugar. ¡Felicidades!, que para eso están los contribuyentes cautivos.

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