Sunday, April 04, 2010


A la mitad del foro

El derrumbe de las siete casas


En tiempos del autoritarismo ido, mientras el de turno decidía a quién heredarle la presidencia carcomida por poderes metaconstitucionales, los del partido hegemónico y sumiso, quienes hacían como que hacían política medían sus pasos en el sistema métrico sexenal: al aproximarse la sucesión, cumplían religiosamente con la visita de las siete casas. No fuera la de malas y resultara ungido el más oscuro, el menos esperado, uno de los caricaturizados como el tapado; delfines ajenos a la casa del priato; la sana distancia que derivó en alternancia.

Se acabó lo que se daba. La tecnocracia recogió lo que Miguel de la Madrid pudo evitar se le desbaratara entre las manos. Sabedores del costo de todo, ignorantes del valor de todas las cosas, hundieron en el pantano la rectoría económica y el crecimiento del PIB de entre 6 y 7 por ciento anuales, el llamado milagro mexicano. Zedillo tiró el arpa y se fue a cobrar en los consejos de las empresas que vendió a los ricos de allá y a los ricos de acá que vendieron caro sin pagar nada al fisco pobre, pero con déficit cero. Todos contentos: el fantoche abajeño despilfarró el mayor ingreso de dólares habido por la exportación del crudo; se apareció Felipillo santo y declaró la guerra al crimen organizado en busca de Agustín I y de la popularidad de Quinceuñas.

En nueve años de persignada derecha: uno por ciento de crecimiento anual del PIB. Seis millones de mexicanos cayeron de la anhelada clase media hasta el fondo de la escala de nuestro desconsuelo: en un año pasaron a integrarse a la multitud de pobres, pobres, a la mayoría de los habitantes del cuerno de la abundancia en el mundo del revés. La nada insignificante minoría de oligarcas satisfechos podría convocar a actos de fe, cortejos de notables y jerarcas de la iglesia para admiración de los del común, para alentar la religiosidad en peligro a causa del consumismo fugitivo y los escándalos de curas pederastas, cuyos pecados son perdonados por los superiores, quienes son cómplices al encubrir sus delitos y no ponerlos a disposición de la autoridades civiles del Estado laico.

No tenemos fuero, dijo en Catedral el arzobispo primado. Mala hora para que el cardenal Rivera subiera al púlpito a condenar el encubrimiento por el que él ha sido acusado ante tribunales del vecino país del norte. De la vileza del estafador protegido por un Papa y encumbrado por multimillonarios mexicanos, fundador y caudillo de la Legión de Cristo, mejor no hablar. En días de guardar, el más afamado exorcista del Vaticano ha sentenciado que las acusaciones contra el papa Ratzinger son inspiradas por Satanás. Los ricos callan. En México no hay camellos. Es más difícil que un mexicano salga de la pobreza extrema que ver vivir como en el cielo a cualquiera de nuestros plutócratas.

Todo cambia. Menos el desmantelamiento de nuestras instituciones; el desdén criminal por la cosa pública y la obcecada demolición de la política social. Aunque la sustituyan con la caridad cristiana, como el adinerado proverbial que primero hacía los pobres y luego fundaba hospicios. Amarga que al entrar al tercer milenio nuestro país retroceda, desande lo avanzado bajo la conducción de quienes parecían gigantes. Dice la OCDE: A pesar de esta disminución en los índices de mortalidad infantil, México sigue siendo uno de los países que registran el mayor número de muertes en este sector de la población. En 2006 el país registraba 18.1 muertes por cada mil niños, ubicándose en los primeros lugares de la lista: en el cuarto sitio.

Y la guerra contra el crimen organizado cobra su cuota terrible de vidas jóvenes en Chihuahua, Nuevo León, Durango. No hay dónde esconderse. Con razón emprenden la fuga hacia adelante, al son de cuentas alegres de quienes comparan datos de ciudades con datos de países. La muerte recorre toda la frontera nómada, Héctor. Hoy todos somos nómadas. Dios reparte las balas... pero entre los presentes, dijo un soldado que combatía a los cristeros y buscaba refugio en la ausencia.

Somos lo que somos. Sistema plural de partidos de los que entran y salen, los que se han sabido adaptar al cambio en la separación de poderes; al acotamiento del Poder Ejecutivo, porque asumió el suyo el Legislativo. Y sobre todo, el relevo generacional de gobernadores con poder real en espacios reales, lo que tanto inquieta a quienes hablan de feudalismo y añoran el federalismo de aldeas Potemkin.

Antes de enlistar aspirantes hay que prever los inciertos relevos de liderazgo en el PAN, el PRI y el PRD. En unas semanas habrá convocatoria del PRI. Beatriz Paredes y Jesús Murillo tienen curul y escaño para seguir en la jugada. El relevo de la tlaxcalteca cierra un ciclo. El próximo dirigente del PRI saldrá de entre gobernadores que hicieron política y políticos; usaron el poder para gobernar, administrar, operar y delegar. Los que adelantan vísperas aseguran que ya hay terna: Fidel Herrera Beltrán, Félix González Canto e Ismael Hernández Deras. La violencia puede oscurecer o aclarar el destino del de Durango. Sabe que no depende del azar, sino de actuar con firmeza. Depende de lo que haga y lo que deje de hacer.

Fidel Herrera es precandidato a la grande, con Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Enrique Peña Nieto y los que no se ahoguen en la orilla. Tiene que ganar la contienda el candidato del PRI, Javier Duarte. Miguel Ángel Yunes va a dar la batalla. Dante Delgado va a ganar más perdiendo. Los panistas veracruzanos rechazaron la imposición de un ajeno, muy conocido por ellos. Y perdieron. En Quintana Roo va a ganar Roberto Borge, delfín del gobernador González Canto, dicen. Y sí, pero Beatriz Paredes y Carlos Manuel Joaquín manejaron con elegancia el proceso interno. La clave es Cancún, Benito Juárez, donde encuestas y trayectoria favorecen a Gerardo Amaro. Aunque haya fantasiosos para quienes la alianza con el Panal implicaría intervención de la maestra milagrosa en favor de Guadalupe Novelo. Elba Ester Gordillo sabe que el poder no se expone al descrédito en horas de malhadada coincidencia de escándalos en templos y cárceles.

Jesús Ortega dejará en diciembre su cargo en el PRD. La conducción ya la cedió al PAN, al miedo de perder las participaciones del erario en las entidades donde no puede ni alcanzar los votos necesarios para conservar el registro. Triste destino de la izquierda que aglutinó el cardenismo. En lugar de Jesús: Barrabás. Los enterados anticipan el mando de Bejarano el de las ligas, dueño de la clientela del DF que controla otras entidades: de tal operador dependerá quien sea candidato en busca del milagro. En el mercado de coaliciones, Manuel Camacho acumuló moneda de cambio para la aspiración presidencial de Marcelo Ebrard, su heredero, su alter ego. Andrés Manuel López Obrador espera como Simeón en el desierto.

César Nava va a perder Aguascalientes y en todas las coaliciones. Volverá a la sombra del de la higuera. El riesgo está en que las derrotas electorales inflamen la vena belicosa y alguien proponga salvar a la patria: prolongar el estado de excepción y suspender el proceso electoral. ¿Una locura? Indudablemente. Pero cuando hay coaliciones para sacar al PRI de donde gobierne; cuando se alienta el miedo y se convoca a impedir a toda costa el retorno del autoritarismo; cuando se confía en la persistencia del hartazgo que produjo el voto útil en favor de Fox, más vale prevenir que confiar en que Dios reparte las balas... pero entre los presentes.

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