Sunday, August 12, 2007

http://www.jornada.unam.mx/2007/08/12/index.php?section=opinion&article=018a1pol

Guillermo Almeyra

Oaxaca: no a Ruiz, no al sistema

La abstención récord en Oaxaca, por decisión individual de los electores o por decisión colectiva de comunidades indígenas que no permitieron la instalación de las urnas, es un golpe terrible no sólo contra Ulises Ruiz, el dictadorzuelo local, sino también contra el gobierno y todo el sistema. En efecto, la votación no sólo refleja el aislamiento y la ilegitimidad del "gobernador", sino también el rechazo al gobierno federal ilegítimo y espurio, contra el cual Oaxaca ya había votado masivamente en 2006 y, sobre todo, el repudio a todos los que, de una u otra forma, querían encarrilar la protesta popular hacia las instituciones para arrojar por la borda el lastre del dictador estatal y ocupar el lugar que éste dejaría libre, gobernando siempre dentro del sistema ilegal, corrupto y represivo que los oaxaqueños -y buena parte de los mexicanos- repudian.

Si el movimiento de la APPO y de los pueblos indígenas hubiera extraído de su seno, en asambleas, democráticamente a los candidatos de oposición, no sólo se habría organizado, sino que habría logrado una votación importante. El intento de una parte de la dirección central de la APPO y del movimiento magisterial -con el llamado al voto de castigo al PRI-PAN- intentó, en cambio, negociar políticamente la fuerza del movimiento con el PRD, el PT y Convergencia, una vez que estos partidos, pensando sólo en sus intereses de aparato, se negaron a ser lo que deberían haber sido: un instrumento electoral ocasional de quienes luchaban contra el régimen. El resultado para los "calculadores" y los oportunistas hambrientos de votos ajenos que no habían sabido conquistar fue tan desastroso como el que tuvieron los partidos masacradores, PRI y PAN. Parece que, desde la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo de Tehuantepec, nadie ha aprendido que los votos no son dados de una vez para siempre y que es necesaria una esperanza para conseguirlos. Parece que en todos los años transcurridos en el miserable mundo político que trata de sobrevivir en la tormenta nadie ha aprendido a apreciar la capacidad política y la voluntad de acción de los ciudadanos oaxaqueños.

Es cierto que la abstención no es una alternativa y que es posible abstenerse por diferentes motivos, que van de la emigración de quien figura en el padrón hasta la enfermedad, el desinterés e incluso la apatía. Pero esta abstención viene después de una enorme y constante movilización, y coincide con el heroísmo de un pueblo que enfrenta violaciones, desapariciones, asesinatos y torturas con sus constantes manifestaciones. No hay pues desinterés por la política en general, sino por esta política y por estos políticos. Y el PRD, que espera que la manzana madura le caiga en la boca mientras está sentado a la vera de las luchas, debería comenzar a hacer un balance de sus ilusiones y de sus perspectivas, pues nadie lo ve como factor del cambio que todos reclaman. También se equivocarían los grupos ultras reales si ante las abstenciones creyesen maduro el momento para tomar las armas, en movimientos que serían funcionales para la represión de Ruiz y del gobierno central, porque una cosa es la ruptura con las ilusiones en el sistema y en las instituciones, y otra, muy diferente, la decisión de acabar con unos y otros y de remplazarlos por gobiernos populares en autogestión. Que la otra campaña -que no estuvo sino muy tangencialmente en los largos meses de importantísima lucha de la APPO- no se llame tampoco a engaño ni pretenda que el resultado electoral es un espaldarazo para ella (como hace en todos los casos de abstención masiva), porque el repudio a unos no significa, automáticamente, el apoyo a otros, que además están empeñados en giras lejanas o en encuentros galácticos sin relación con lo que pasa con la gente que lucha y sufre en su enfrentamiento con los caciques oaxaqueños y el poder central.

Para que la decisión masiva de abstenerse no sea como el estallido de un enorme e inocuo fuego de artificio es necesario luchar masivamente, en todo el territorio nacional, por arrancar al ilegítimo gobierno oaxaqueño y al espurio gobierno nacional la libertad de los presos y el fin de la represión. Sólo así recuperarán su prestigio los dirigentes de la APPO, que se desgastaron en una ma-niobra electorera y podrán conquistar algo de él los que en la lucha de muchos meses tuvieron, cuando mucho, un papel subordinado o de figurantes y, en lo esencial, miraron para otros lados.

O sea, hay que afirmar frente a los gobiernos y el sistema ilegítimos, en un trabajo tenaz y a mediano plazo, la legitimidad de las asambleas populares, de las redes de comunidades, de la unión de las luchas por los problemas locales con el combate por la justicia, la libertad, la legalidad y contra la represión. Es decir, extender la autonomía, la autorganización, la democracia de base, la autogestión en la lucha por una asamblea constituyente oaxaqueña, con delegados elegidos directamente por los pueblos para restaurar la legalidad en Oaxaca. En ese camino adquiriría gran importancia la realización de asambleas de análisis y balances de la situación poselectoral para discutir y eliminar las debilidades del pasado y unir fuerzas para el futuro. Oaxaca, con la APPO, ha sido el punto más alto en muchos años de luchas del pueblo mexicano, no solamente por la magnitud de los combates y las movilizaciones, sino por los avance políticos realizados en la construcción de gérmenes de poder popular. Sigue siéndolo, porque las experiencias y lazos construidos en la lucha allí están, frescos, sino también porque un gobierno que representa a menos de una décima parte de la población no puede gobernar y, otro, el nacional, que finge que todo es legal y que apoya a Ruiz, sólo rubrica su propia ilegitimidad y prepara grandes explosiones sociales.



http://www.jornada.unam.mx/2007/08/12/index.php?section=opinion&article=014o1pol



Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

La nueva "guerra gélida" por los hidrocarburos del Artico

Académico Fyodorov momentos antes de sumergirse bajo el hielo en el Polo Norte el pasado 2 de agosto. Este artefacto y otro semejante descendieron en el sitio más de 4 mil metros como parte de las maniobras para reforzar la reclamación legal de Rusia sobre la riqueza petrolera y mineral del Artico" height="249" width="200">
Un minisubmarino ruso de inmersión profunda es bajado del barco de investigación Académico Fyodorov momentos antes de sumergirse bajo el hielo en el Polo Norte el pasado 2 de agosto. Este artefacto y otro semejante descendieron en el sitio más de 4 mil metros como parte de las maniobras para reforzar la reclamación legal de Rusia sobre la riqueza petrolera y mineral del Artico Foto: Ap

Vlady Putin, calificado como el zar geoenergético global por Bajo la Lupa, consolida su título al reclamar la posesión de las entrañas submarinas del Polo Norte, donde se concentra 25 por ciento de los hidrocarburos del planeta.

La genial jugada geoestratégica se gesta cuando los precios del crudo rasguñan 80 dólares el barril, mientras las bolsas anglosajonas se desploman.

Resucitada del cementerio geopolítico cuando estuvo a punto de suicidarse con el veneno neoliberal que le administraron sus verdugos anglosajones, mientras consolida su defensa, ahora Rusia pasa a la contraofensiva después de contestar el despliegue misilístico balístico que el régimen torturador bushiano intenta colocar en sus narices: optimiza su capacidad de respuesta nuclear frente a las bravatas de Dick Cheney; congela el tratado de armas convencionales en Europa; captura el corazón del Polo Norte repleto de hidrocarburos y anuncia su expansión marítima en el Mar Mediterráneo (¿en Siria y Argelia?), mientras aprieta las tuercas gaseras en la "periferia inmediata" de Belarús e inicia ejercicios militares conjuntos con China, en vísperas de la trascendental cumbre del Grupo de Shanghai en Kirguizia.

Es probable que los historiadores citen el inicio oficial de la nueva "guerra gélida", dadas las coordenadas donde se desarrolla, el primer día de agosto pasado, cuando la tripulación rusa de dos submarinos expedicionarios colocó su bandera de un metro de altura y de material anticorrosivo de titanio a una profundidad de 4 mil 200 metros.

Para la población rusa, humillada durante la fase derrotista de Gorbachov y Yeltsin, la hazaña del Artico rememora medio siglo más tarde la epopeya del satélite Sputnik. El zar geoenergético global quizá sea todavía mejor sicólogo que genial geopolitólogo: ha resucitado a Rusia de entre los muertos, en el más puro estilo dostoievskiano, y le ha devuelto el orgullo perdido a su alma extraviada en las estepas.

Más allá de la dotación de armas nucleares y misiles intercontinentales, imprescindibles para una potencia que desea ser respetada en el mundo hobbesiano en el que pervive la mentalidad paranoide anglosajona, Rusia constituye la primera reserva energética de hidrocarburos del planeta (cuando se suman el gas y el petróleo, sin contar el Artico) y ahora posee la tercera reserva de divisas (¡el equivalente de la zona euro!), habiendo desbancado a Taiwán y a punto de desplazar a Japón del segundo lugar, gracias a su estupendo manejo geoestratégico del oro negro: todo lo contrario de los ineptos neoliberales "mexicanos", quienes han dilapidado la riqueza nacional.

No es momento de detenernos en las mediocridades neoliberales "mexicanas" en plena deriva, sino en las genialidades rusas que reclaman 45 por ciento del Artico, que no es fácilmente definible en sus fronteras y alberga 25 por ciento de los hidrocarburos del planeta. Nuestros cálculos arrojan que a la cotización actual, las reclamadas reservas rusas en el Artico valdrían alrededor de 5 billones de dólares, es decir, siete veces su PIB nominal.

Bien decía La Fontaine en sus célebres fábulas, un poco con mentalidad contable o de "suma cero", como suelen espetar en Harvard, que "la desgracia de unos es la fortuna de otros". Una de las consecuencias del "calentamiento global" versa sobre el derretimiento del Polo Norte, que cambiará en forma dramática la circulación marítima y permitirá un mejor acceso para explotar sus fuentes energéticas. ¿Significa la degradación relativa del Canal de Panamá, ya no se diga del istmo de Tehuantepec, cuando será mas corto trasladar las mercancías entre Europa del Norte, la costa occidental de Estados Unidos y el Norte Asiático (China, Japón y la península coreana) a través del Artico descongelado durante los veranos?

La genial jugada geoestratégica rusa tomó desprevenidos a los otros siete países ribereños: Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia. ¿Quién será el guapo en alcanzar las profundidades exploradas por los submarinos rusos y luego atreverse a quitar la bandera simbólica de titanio, a riesgo de una conflagración?

Mientras el gobierno bushiano mantiene un estruendoso silencio, contrario a sus costumbres bélicas unilaterales, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, ha reaccionado en forma contraria a la flema habitual de sus gobernados mediante medidas militares que no corresponden a su naturaleza pacífica, con el propósito de restablecer el control del Artico, pero en la superficie (en el doble sentido de la palabra): "creación de un puerto en las aguas profundas y un centro de entrenamiento militar permanente, así como el refuerzo de patrullas soberanas en el Gran Norte", con un costo de 7 mil millones de dólares (Le Monde, 11/08/07).

Harper, quizá azuzado por la banca anglosajona, cuya prensa en pleno ataque epiléptico ha fustigado la "piratería rusa", ha hecho de la "soberanía canadiense" en el Polo Norte un asunto de orgullo personal, y de facto inició su inevitable militarización.

Quizá un poco tarde, el rotativo Le Monde (12/08/07), considerado el portavoz de la cancillería francesa, aboga en forma precavida y racional por "un Artico para todos" (al estilo de la Antártida) y sitúa los recientes posicionamientos de Rusia y Canadá en el contexto de "tres apuestas estratégicas mayores para la Unión Europea (UE)" en los ámbitos "militar, económico y ambiental". El aspecto militar: la presencia de submarinos nucleares de Estados Unidos y Rusia "amenaza las grandes urbes del hemisferio norte". El aspecto económico: "la seguridad y el abastecimiento energético de la UE pasará mañana por el Artico". El aspecto ecológico: "si Groenlandia (nota: perteneciente a Dinamarca) constituye la mayor reserva de agua dulce del planeta (nota: ¿no era la Antártida?), la explotación de Alaska como la contemplan los países ribereños corre el riesgo de degradar aún más el medio ambiente".

La genial jugada geoestratégica rusa, que se incrusta en el corredor marítimo polar en la cercanía de Estados Unidos, que aísla de paso a Gran Bretaña, se inscribe en la lógica del derecho internacional que, por cierto, no respetó la anglosfera en Irak con el fin de saquear su riqueza petrolera.

Canadá, un país pacifista otrora ejemplar y miembro prominente de la anglosfera que perdió su alma al colaborar militarmente con la deleznable dupla Bush-Blair en la devastación de Afganistán, carece de la disuasiva musculatura militar para confrontar a Rusia.

Más allá de la posesión de las 200 millas naúticas (320 kilómetros), la Convención de la Ley Marítima de la ONU (UNCLOS, por sus siglas en inglés) extiende la propiedad a las placas geológicas continentales.

La posesión del Artico se volvió un asunto meramente geológico: si Rusia demuestra que 45 por ciento del Artico, donde se asientan las pletóricas reservas de hidrocarburos, constituye la prolongación de las placas Lomonosov y Mendeleyev, muy poco podrán discutir los otros siete países ribereños sobre el contenido de la convención que Estados Unidos se arrepentirá toda su vida de no haber ratificado.



http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/middle_east/6930197.stm

Abu Ghraib whistleblower's ordeal
By Dawn Bryan
Producer, BBC Radio 4's The Choice

The US soldier who exposed the abuse of Iraqi prisoners in Abu Ghraib prison found himself a marked man after his anonymity was blown in the most astonishing way by Donald Rumsfeld.

Joe Darby
Joe Darby was commended by the military for his actions

When Joe Darby saw the horrific photos of abuse at Abu Ghraib prison he was stunned.

So stunned that he walked out into the hot Baghdad night and smoked half a dozen cigarettes and agonised over what he should do.

Joe Darby was a reserve soldier with US forces at Abu Ghraib prison when he stumbled across those images which would eventually shock the world in 2004.

They were photographs of his colleagues, some of them men and women he had known since high school - torturing and abusing Iraqi prisoners.

His decision to hand them over rather than keep quiet changed his life forever.

The military policeman has only been allowed to talk about that struggle very recently, and in his first UK interview, for BBC Radio 4's The Choice, he told Michael Buerk how he made that decision and how he fears for the safety of his family.

Photos of abuse

He had been in Iraq for seven months when he was first handed the photographs on a CD. It was lent to him by a colleague, Charles Graner.

Naked detainees at Abu Ghraib with bags placed over their heads placed into a human pyramid (01/05/04)
I knew that some people wouldn't agree with what I did... They view it as - I put American soldiers in prison over Iraqis
Joe Darby

Most of the disc contained general shots around Hilla and Baghdad, but also those infamous photos of abuse.

At first he did not quite believe what he was looking at.

"The first picture I saw, I laughed - because one, it's just a pyramid of naked people - I didn't know it was Iraqi prisoners," he says.

"Because I have seen soldiers do some really stupid things. As I got into the photos more I realised what they were.

"There were photos of Graner beating three prisoners in a group. There was a picture of a naked male Iraqi standing with a bag over his head, holding the head, the sandbagged head of a male Iraqi kneeling between his legs.

"The most pronounced woman in the photographs was Lynndie England, and she was leading prisoners around on a leash. She was giving a thumbs-up and standing behind the pyramid, you know with the thumbs-up, standing next to Graner. Posing with one of the Iraqi prisoners who had died."

Promised anonymity

Joe Darby knew what he saw was wrong, but it took him three weeks to decide to hand those photographs in. When he finally did, he was promised anonymity and hoped he would hear no more about it.

Lynndie England holding a leash attached to a detainee in late 2003 at the Abu Ghraib prison
Mr Darby feared repercussions from the soldiers in the photos

But he was scared of the repercussions from the accused soldiers in the photos.

"I was afraid for retribution not only from them, but from other soldiers," he says.

"At night when I would sleep, they were less than 100 yards from me, and I didn't even have a door on the room I slept in.

"I had a raincoat hanging up for a door. Like I said to my room mate, they could reach their hand in the door - because I slept right by the door - and cut my throat without making a noise, or anybody knowing what was going on, and I was scared of that."

When the accused soldiers were finally removed from the base, he thought his troubles were over.

And then he was sitting in a crowded Iraqi canteen with hundreds of soldiers and Donald Rumsfeld came on the television to thank Joe Darby by name for handing in the photographs.

"I don't think it was an accident because those things are pretty much scripted," Mr Darby says.

"But I did receive a letter from him which said he had no malicious intent, he was only doing it to praise me and he had no idea about my anonymity.

"I really find it hard to believe that the secretary of defence of the United States has no idea about the star witness for a criminal case being anonymous."

Rather than turn on him for betraying colleagues, most of the soldiers in his unit shook his hand. It was at home where the real trouble started.

Labelled a traitor

His wife had no idea that Mr Darby had handed in those photos, but when he was named, she had to flee to her sister's house which was then vandalised with graffiti. Many in his home town called him a traitor.

"I knew that some people wouldn't agree with what I did," he says.

"You have some people who don't view it as right and wrong. They view it as: I put American soldiers in prison over Iraqis."

That animosity in his home town has meant that he still cannot return there.

After Donald Rumsfeld blew his cover, he was bundled out of Iraq very quickly and lived under armed protection for the first six months.

He has since left the army but did testify at the trials of some of those accused of abuse and torture. It is Charles Graner he is most afraid of.

"Seeing Graner across the courtroom was the only one that was difficult during the trial," he says.

"He had a stone-cold stare of hatred the entire time - he wouldn't take his eyes off me the whole time he sat there. I think this is a grudge he will hold till the day he gets out of prison."

Mr Darby and his family have moved to a new town. They have new jobs. They have done everything but change their identities.

But he does not see himself as a hero, or a traitor. Just "a soldier who did his job - no more, no less".

"I've never regretted for one second what I did when I was in Iraq, to turn those pictures in," he says.

You can hear Joe Darby being interviewed by Michael Buerk on BBC Radio 4's The Choice on 7 August at 0900 BST.

No comments: