Friday, August 17, 2007


“Me tomó por la fuerza y me hizo mucho daño. Se portó como un loco, como un verdadero cobarde. Yo estoy acostumbrada a tratar con todo tipo de hombres y algunos son groseros, pero éste era muy diferente. Los soldados disfrutaban con nuestro dolor. Después vino otro y todavía otro más, fue igual con ellos, mientras mi miedo crecía, pensaba que era el fin”.



http://elvaledor.com.mx/index.php/2007/08/07/los-7-pilares-de-la-prostitucion/


Los 7 pilares de la prostitución

Posted by Tomás Mojarro on Agosto 7th, 2007

México ha fracasado en su promesa de proteger los derechos humanos, y tiene una asignatura pendiente en su sistema de justicia, plagado de impunidad y abusos de las autoridades…

Y la tremenda requisitoria de Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, no sólo se aplica a Oaxaca, sino también a los sectores de la comunidad tradicionalmente marginados, desde indígenas y discapacitados hasta la preferencia sexual distinta y las y los trabajadores del comercio sexual. A propósito…

Como desafío a la marginación de que son objeto, un grupo de obreras sexuales proyectan dar a conocer sus experiencias de labor (testimonios e historias personales, asuntos de salud y derechos humanos, poemas y textos propios y de escritores invitados, etc.) en un periódico que da voz a quienes hasta ahora no lo han tenida el Red Light Despatch

Pues sí, pero lástima: lo anterior ocurre no en nuestro país, sino en La India. En Nueva Delhi, concretamente Aquí, mientras tanto, el trabajo sexual es catálogo donde cabe toda suerte (mala suerte) de corruptelas del policía o de las autoridades encargadas del servicio sexual, como también de las administradoras del sexo comercial. Represión, explotación, discriminación, despojo de las fuentes de trabajo sexual, “cuotas” obligatorias, amenazas de detención, riesgos con quienes solicitan los servicios, presiones de la comunidad, descrédito, en fin Todo por la falta de un marco jurídico que proporcione los correspondientes derechos laborales a quienes prestan este servicio social, y que obligue a los patrones de tal industria a cumplir con sus responsabilidades patronales. Cierto, sexenio a sexenio se promete legitimar el lenocinio a través de iniciativas de ley que como iniciativas perecen Pero nada más. Todo se queda en las promesas de siempre. Lástima

Las y los trabajadores del sexo comercial, mientras tanto, se agrupan y organizan para la mutua defensa, y entre las medidas que adoptan con tales fines está la de crear conciencia de su problemática en toda la sociedad Fue así como el pasado ll de julio la Red Mexicana de Trabajo Sexual y la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” salieron a la calle y celebraron el Día Nacional del Trabajo Sexual, acto con el que recuerdan a la comunidad que “tenemos memoria y no olvidamos los agravios que nuestro sector de la clase obrera padece día con día”. Qué bien

Aquí la voz de quienes carecen de voz. Ellas y ellos explican a ustedes que siete son los pilares del lenocinio que detectan en el país, y así los desglosan- el primero comenzó la legitimación de los llamados “puntos de tolerancia”, que eran “administrados” por las representantes o “madrotas”, como en el medio las denominan, quienes todavía hoy se sienten dueñas de dichas calles que, dicen ellas, “Enrique Jackson, cuando funcionario del gobierno del DF, nos entregó de manera verbal en 1986″, con croquis y mapas que todavía hoy resguardan como documentos testamentarios.

Como el “Reglamento gubernativo de justicia cívica del DF”, al igual que sus modificaciones posteriores, estipulaban como la falta administrativa ofrecer servicios sexuales, se llegaba a “arreglos con la autoridad” para que “se llevaran a un número determinado de trabajadoras o trabajadores sexuales”, y así cumplir con la presión vecinal. Y todos, o casi todos, contentos.

En otras ciudades de la república existen zonas de tolerancia La política de tolerar sexo comercial surge ante la falta de un marco jurídico claro, que establezca derechos laborales y obligaciones patronales con claridad, como con el resto de oficios y profesiones, y en el caso de quienes son trabajadores o trabajadores sexuales independientes, su reconocimiento por parte de los congresos locales como trabajadores no asalariados.

Desde el establecimiento en México de la primera casa de mancebía en 1938, las autoridades proyectaron la creación de “perímetros autorizados” para el ejercicio del comercio sexual. La aplicación de la “tolerancia” nunca trajo consigo la despenalización del delito del lenocinio, quedando abierta la posibilidad de que se castigue a encargados de los lugares que se niegan a pagar las cuotas impuestas por autoridades corruptas donde las u los trabajadores sexuales se ocupan Segundo pilar: consiste en obligar a las y los trabajadores sexuales a participar en programas sociales para “reinstalarlos” en la sociedad. Un ejemplo paradigmático fue el programa de “desarrollo social” que se operó desde el Centro Comunitario Abelardo Rodríguez en el DF, donde a cambio de no asistir, se pagaban “cuotas” para que las representantes les pasaran lista de asistencia y donde, para asistir, también se pagaban derechos, al margen del mismo programa original. (Sigo mañana)


Prostitución

Posted by Tomás Mojarro on Agosto 8th, 2007

En materia de derechos humanos es decepcionante el trabajo de Felipe Calderón. En su gobierno continúan detenciones arbitrarias, tortura, uso excesivo de la fuerza violaciones y procedimientos judiciales sin garantía. La impunidad es el componente mas arraigados en los casos de abuso…

Tal acusa Amnistía internacional en reciente documento que titula “Estado de los Derechos Humanos en el Mundo”. Mis valedores…

No sólo maestros y militantes de la APPO, en Oaxaca, pueden señalar al gobierno como violador de las garantías individuales. También, y con más razón, los grupos marginados de la comunidad: indígenas, discapacitados, personas en pobreza extrema o con religión o preferencia sexual distinta. Están también, por supuesto, las y los trabajadores del comercio sexual, tema al que me referí ayer, cuando inicié el desglose de los siete pilares de la prostitución, según documento que me hacen llegar los interesados. Aquí, el segundo pilar y subsiguientes:

En México, la imposición de las representantes elegidas y seleccionadas desde el poder político o por parte de los dueños o encargados de los lugares donde se ejerce el trabajo sexual; son llamadas madrotas. Ellas fungen como capataces o jefas de personal, una especie de líderes sindicales al servicio de sus compañeras de oficio. Las “madrotas” son las personas con quienes trabajadoras y trabajadores sexuales se inscriben o debían inscribirse; son las administradoras de las calles donde se ejerce el sexo comercial, y tienen el derecho de repartir lugares en la calle para más tarde lucrar con las trabajadoras sexuales que allí ejercen. Fueron ellas las que en ocasiones se abrieron paso a sangre y fuego, casi siempre con el respaldo de una red de tratantes de personas para que ejerzan el sexo comercial; en otras, las menos, han sido elegidas por sus compañeras para la defensa de sus intereses comunes. Son el último eslabón de la explotación económica, sexual y psicológica de trabajadoras y trabajadores sexuales.

Mazatlán, Sin., 6 de ag. Para no pagar el permiso por ofrecer sexoservicio, centros, casas de masaje, bares u hoteles ven la posibilidad de cancelarlo, por la temporada baja, que no torna rentable dicho servicio…

Y sigue la denuncia de algunos involucrados en el comercio sexual del D.F. “La decisión de retirarse o no del trabajo sexual, sólo deber ser incumbencia de la persona involucrada, sin mediar presiones de tipo alguno, y menos aún de funcionarios públicos. Aquí el proteccionismo coadyuvó con las prácticas existentes de explotación sexual”.
Y que en el segundo pilar del lenocinio se ubica la obligatoriedad de realizarse periódicamente exámenes de salud, a pesar de las convenciones internacionales que los prohiben, y que tienen el carácter de ley suprema de la nación, pese a las disposiciones de la Ley General de Salud, la Ley Federal contra la discriminación, la Horma Oficial Mexicana y las Recomendaciones de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en México.

En ocasiones, el servicio es gratuito; en otras más tiene el mismo costo que para las demás personas, y algunas más representan un costo excesivo. Los funcionarios públicos encargados de establecer las políticas públicas o los legisladores ven a la trabajadora sexual como el vector que transmite enfermedades, generalmente sin evidencia científica. Generalmente se utiliza la “madrota”, a la representante, encargado o propietario del lugar donde se ocupan las personas dedicadas al sexo comercial, como intermediarios para “recabar” la documentación que pruebe la participación del o la trabajadora en programas de salud que las autoridades delegacionales, municipales y estatales, pretenden convertir por la vía de los hechos en sistemas discriminatorias de control sanitario.

Tercer pilar: la credencialización de las y los trabajadores sexuales, que se tomó como un documento que autorizaba el ejercicio del sexo comercial. Quienes resultaban positivos al VIH-SIDA o a otras ITS, pasaban a un engranaje clandestino de prostitución, donde la extorsión y la violencia son de mayor envergadura. Hay lugares como León, Gto., donde se cobran cuotas para el resello periódico, y otras en donde la cuota no ingresa a la Tesorería.

Cuarto pilar: el empadronamiento para crear un censo, padrón o listado, sin fundamento jurídico alguno. Hoy se exigen fotocopias de credencial de elector, carné de citas y resultados de los exámenes de detección a que se haya sometido la trabajadora sexual, utilizando la mediación de “madrotas”, representantes o propietarios de hoteles, pero esto no con la finalidad de “regular” la oferta del sexo comercial, sino de establecer cuántas trabajadoras hay para calcular el dinero que se les va a cobrar por permitirles trabajar. “¿Se imagina..?” (Claro que me imagino. Sigo algún día)



http://www.proceso.com.mx/noticia.html?sec=0&nta=53046



“Los soldados disfrutaban con nuestro dolor”, relata Wendy
arturo rodríguez garcía Castaños, Coah., 13 de agosto (apro).- Independientemente del desenlace del proceso penal iniciado contra ocho militares presos por el presunto delito de violación en agravio de trece sexoservidoras de la zona de tolerancia de esta ciudad, Wendy, una de las dos víctimas que se retractó de último momento y que, con esa decisión, abrió la puerta para que al menos tres de los ocho inculpados puedan ser absueltos, plasmó en un ensayo literario la amarga experiencia que vivió aquel 11 de julio de 2006.

Con ese trabajo, titulado Prisionera de la vida, Wendy participó en un concurso de ensayo testimonial. Apro tiene copia del texto que incluye la cédula de registro del certamen, en que, “bajo protesta de decir verdad”, la autora asentó que se trata de “la historia de su vida” y firma con su nombre real, en Monclova, el 13 de noviembre anterior.

En el ensayo, la joven de 24 años refiere que su madre y su tía ejercieron la prostitución y que, cuando ella cumplió los quince, la iniciaron en ese oficio. Cuenta, así mismo, que un año después, a los 16 años, quedó embarazada de un cliente.

Sobre lo sucedido la noche del 11 de julio de 2006, cuando fueron ultrajadas tumultuariamente por los soldados del Ejército, Wendy relató:

“Todo un batallón de soldados llegaron hasta los salones de la zona de tolerancia, eran muchos, venían a bordo de vehículos Hummer, de esos que usan en el Ejército, con uniformes y todo tipo de armas. No tuvieron piedad, era como si estuvieran poseídos”.

Según la autora, los soldados hicieron lo que quisieron con ella: la desnudaron, la insultaron y la hicieron bailar al mismo tiempo que le apuntaban con sus armas. “Me hicieron sentir peor que basura”, subraya.

Wendy recuerda con claridad lo que le hizo particularmente uno de los soldados. Aclara:

“Me tomó por la fuerza y me hizo mucho daño. Se portó como un loco, como un verdadero cobarde. Yo estoy acostumbrada a tratar con todo tipo de hombres y algunos son groseros, pero éste era muy diferente. Los soldados disfrutaban con nuestro dolor. Después vino otro y todavía otro más, fue igual con ellos, mientras mi miedo crecía, pensaba que era el fin”.

Pero faltaba lo peor. En su ensayo cuenta que después de que fueron vejadas, los soldados las pusieron en fila contra la pared, desnudas, y simularon un fusilamiento:

“Podía jurar que me iban a matar, a todas nos iban a matar. Después de que abusaron de mí, esos tres degenerados me llevaron junto a (sic) las demás, nos pusieron desnudas frente a una pared y simularon un fusilamiento. Yo me sentí morir, es lo peor que me ha pasado en la vida y, cuando esperaba el tiro, cerré mis ojos y recé. Fue entonces que pude escuchar las risas, eran carcajadas burlonas, abrí mis ojos y dijeron: ‘¡bang!’”.

A pesar de la amarga experiencia, Wendy se retractó en el juicio contra sus agresores, igual que Nuria.

Con esa decisión, ambas sexoservidoras abrieron la puerta para que tres de los ocho agresores puedan ser absueltos de los cargos que se les imputan, en el juicio que a punto de concluir.

En cuestión de días, en efecto, el juez Hiradier Huerta Rodríguez deberá emitir su sentencia sobre ese sonado caso, el primero en América Latina en que un tribunal civil juzga a militares.


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