Tuesday, April 01, 2008




Por Carlos Presuel Salazar


El affaire¹ Mouriño forma parte de un conjunto de factores que muestran la grave crisis en la que se encuentra una presidencia estructuralmente débil y cuya base de sostén no es el PAN, sino las facciones hegemónicas del PRI que negocian más tajadas de poder a cambio de respaldar a un gobierno con problemas de legitimidad, liderazgo y conducción política. Que el hombre más importante del presidente quede atrapado en un escándalo de presunto tráfico de influencias en el sector de la energía, en momentos en que se discute la apertura de ese sector, constituye el peor de los escenarios para la administración federal, que hoy se observa sin capacidad de negociación y con serios cuestionamientos a su pretendida honestidad.
El impacto que generó el golpe político asestado a Juan Camilo Mouriño se redimensionó a partir de la circunstancia que lo hizo el hombre fuerte del Presidente, en funciones de virtual Vicepresidente. No se discute si Mouriño dejará de ser Secretario de Gobernación, sino cuántas semanas podrá sostenerlo en esa posición el presidente.


Mouriño llegó a Gobernación a encabezar las negociaciones de la reforma energética y hoy está fuera de ese proceso; llegó para reencauzar la problemática de las organizaciones que demandan reabrir el capítulo agropecuario del TLC, pero ha dejado de ser interlocutor para muchas de ellas; llegó para mostrar que la nueva generación de políticos panistas era diferente, sobre todo en materia de honestidad y hoy se cierne sobre él la sombra de la sospecha y de la duda respecto a los negocios de su familia. ¿Puede en estas condiciones mantenerse como secretario de Gobernación? ¿Le sirve de algo al presidente? Una conclusión preliminar es que Juan Camilo concluyó su ciclo al frente de la Secretaría de Gobernación. Su proyecto político se mantiene, pero su viabilidad dependerá de lo que haga en otra posición.
¿Esto significa la inmediata caída de Juan Camilo de Gobernación? La lógica más elemental indica que el presidente esperará a que el escándalo se supere para hacer los cambios que requiere y evitar en lo posible fortalecer a su principal detractor político, quien ya lo señala como jefe “…de la presunta red de complicidades”, lo cual abona la tesis fundamental que AMLO ha sostenido del “…gobierno del presidente Calderón (y) su equipo compacto (como) un puñado de pillos”.
Las circunstancias que han rodeado el escándalo y la información superveniente del caso Mouriño, “…muestran que existe algún tipo de culpa…complicidad y hasta impunidad entre el Presidente y el señor Juan Camilo Mouriño…”.
La respuesta oficial se teje con base en dos argumentos: 1) que el PRD y AMLO le apuestan al fracaso del país y 2) que tanto el partido como el personaje, impiden la modernización del país, un argumento que esgrimió hace unos días un columnista político, diciendo que: “…la izquierda en México se ha convertido en un obstáculo para la modernización” y que ahora el gobierno utiliza, en medio del peor escándalo, en lo que lleva la actual administración.
El fracaso de Mouriño en Bucareli tiene costos para el gobierno cuyo gabinete mantiene un bajísimo perfil y requería acreditar capacidad, convocatoria social y liderazgo político. En más de un sentido, los hombres del presidente están en crisis. Si las formas y el fondo se descuidan, la crisis alcanzará al primer mandatario.
¹ Negocio, Asunto o caso Ilícito o escandaloso.

LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE

Con el affaire “Mouriño”, Felipe Calderón se queda sin su hombre fuerte. El problema se agrava por la crisis en la que ha entrado su grupo compacto, en un claro efecto colateral del escándalo del secretario de Gobernación. Los señalamientos hablan de que los más cercanos colaboradores del presidente conforman una presunta red de tráfico de influencias desde el poder:
César Nava.- “…el influyente secretario particular del Presidente, a quien el coordinador de los diputados perredistas Javier González Garza se refirió…‘pieza clave’…en una supuesta red de tráfico de influencias tejida desde hace varios años”i. De acuerdo con el abogado especialista en derecho penal, Pablo Casas Lías, “Los delitos penales y administrativos en que….incurrió el secretario de Gobernación, involucran también a César Nava, actual secretario particular del presidente Felipe Calderón.
“Nava se desempeñó de octubre de 2001 a octubre de 2003 como abogado general de PEMEX. Entre sus funciones estaba la labor de supervisión y por lo tanto ‘él debió verificar que en los contratos no se violaba ninguna ley’”.

Dionisio Pérez-Jácome Friscione.- “…subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público…Los señalamientos en su contra serán por su participación en la asignación de un contrato por 15 mil millones de dólares (10,812 millones de euros) para el suministro de gas licuado a la empresa española Repsol YPF./ El contrato, con una duración de 15 años, es para que la compañía extranjera maneje la terminal de gas natural del puerto de Manzanillo, y se calcula que el volumen total de gas suministrado en estos 15 años ascenderá a más de 67 bcm —más del doble del consumo anual de gas en España—. El combustible procederá de la planta de licuación de Camisea (Perú), en donde la misma Repsol YPF es comercializador exclusivo”.
Alfredo Elías Ayub.- “…director de la Comisión Federal de Electricidad, a quien le tienen preparado un expediente relacionado con contratos otorgados por la empresa paraestatal a compañías privadas”.
Manuel Minjares.- “…era el oficial mayor de la Secretaría de Energía y tenía la responsabilidad de ‘verificar y realizar toda la contratación de bienes y servicios’…”. A la salida de Germán Martínez Cázares como secretario de la Función Pública, Felipe Calderón nombra a Minjares, quien fungía como diputado de Acción Nacional, como subsecretario de la Función Pública
El escándalo alcanza al presidente. El objetivo político es él. En entrevista al diario La Jornada, publicada en su edición de este domingo 9 de marzo bajo la firma de Roberto Garduño, Andrés Manuel López Obrador sentencia: “Quienes promueven esta privatización (la de Pemex), y al mismo tiempo tienen compromisos con empresas trasnacionales, forman un grupo en el gobierno usurpador, en el que se encuentran Calderón, Mouriño, César Nava, Alfredo Elías Ayub y Dionisio Pérez Jácome, hijo”.
AMLO dice que este grupo de personajes “…son empleados de las grandes trasnacionales y de los grandes traficantes de influencias del país; aunque no tienen el dinero de los grandes sí aspiran a eso. Se comportan como nuevos ricos. Quieren retornar al porfirismo, volver al tiempo, cuando había un Estado dentro de otro Estado”.

EL PARTIDO DEL PRESIDENTE

Si el conflicto escala e involucra directamente al primer mandatario, se debilitaría aún más su condición de dependencia estructural del PRI. “La oposición priísta le va a encarecer al gobierno cualquier negociación… Desde el arranque mismo del sexenio, los tricolores han sabido aprovechar la debilidad del gobierno calderonista para rehacer su propia fuerza, ocupar un mayor espacio político y recuperarse electoralmente” De hecho, se confirma, por ejemplo, que “El desplome del perredismo no lo capitaliza el panismo, lo recupera el priísmo”.
Ahora, las facciones que tienen bajo su control al PRI tienen una condición inmejorable para plantear como transacción política por salvar otra vez a la administración del presidente la reforma al régimen de gobierno, con la aprobación de la figura del jefe de gabinete. Esto “…disminuiría en extremo el mandato del Presidente”ii. Los priístas sacarían ventaja “…de la presente circunstancia para debilitar estructuralmente la institución presidencial”
¿Qué explica la manera de actuar del presidente respecto al PRI? ¿Darle funcionalidad a su presidencia vale encauzar al PRI al poder? En algunos círculo se acredita una suerte de pacto que se estaría sellando para hacer factible el retorno del PRI a la presidencia de la República. “…se construyen los puentes para que en julio de 2012 el nuevo huésped de Los Pinos sea, otra vez, el PRI” El contexto y los pormenores se estarían descubriendo como parte de los efectos del affaire “Mouriño”:
Este escándalo “…es una más de las cuentas de un rosario que puede concluir en 2012 con el regreso del PRI al poder presidencial. ¿Por qué esa percepción? Porque como ha ocurrido desde el mismo lunes 3 de julio de 2006, el PAN encontró en el PRI a un aliado que le resultaba indispensable para sobrevivir durante la emergencia postelectoral, y que a los pocos meses resultó ser un verdadero tanque de oxígeno para el segundo gobierno de la derecha”. El único “…salvavidas del gobierno de Calderón, de su gabinete, de su proyecto de gobierno y de sus reformas, al grado de que el verdadero y gran ganancioso ha sido el PRI. El de Manlio Fabio Beltrones, por supuestoiii. El poderoso senador, habría declarado recientemente que la actual administración tendría los cables cruzados:
“…la administración de Felipe Calderón trae los cables cruzados. Al que era secretario de Seguridad Pública lo hizo procurador general de la República, al director de la AFI secretario de Seguridad; al subsecretario de la Defensa lo hizo secretario y al subprocurador contra la delincuencia organizada lo hizo subprocurador de asuntos internacionales. Al secretario del Trabajo lo manda a negociar con los campesinos cuando el asunto minero no se ha resuelto y hay huelgas de larga duración; al de Agricultura lo ignora olímpicamente y al de la Función Pública lo promueve para ser dirigente de su partido. ¡Traen los cables cruzados!”.

ANTÍTESIS POLÍTICA

En menos de 50 días como secretario de Estado, Mouriño se convirtió en la antítesis de “las manos limpias” slogan de campaña de Felipe Calderón. No se discute si el ciclo político de Juan Camilo ha concluido al frente de la secretaría de Gobernación, su remoción de este cargo es cuestión de tiempo. La pregunta importante es si podrá rehabilitar su proyecto político de cara al 2012, luego de este estrepitoso fracaso. Una acción probable es que sea colocado en otra posición del gabinete, tal y como ocurrió en su momento con el hombre fuerte de Zedillo, Esteban Moctezuma Barragán o con el mismísimo Marcelo Ebrard. El problema, en el caso de Mouriño, es que a diario aparecen evidencias de los presuntos negocios de su familia ligados con la industria petrolera y el sector de la energía.

DISYUNTIVA PRESIDENCIAL

La hoja de ruta de Juan Camilo se fracturó y colateralmente plantea ya una delicada disyuntiva al presidente: si lo remueve, fortalece automáticamente a sus adversarios y si lo mantiene asume personalmente los costos políticos del escándalo y de operar sin secretario de Gobernación.


Por Carlos Presuel Salazar


Efectos y errores
(II)
Entre los efectos del escándalo “Mouriño”, hay algunos que merecen la atención directa del presidente:
1.- Afecta el proceso de la reforma al sector de la energía. Si Calderón se empeña en procesarla asumirá los costos políticos que entraña el fantasma de la privatización que la circunda, con un agravante, el PRI se ha colocado ya en una posición que lo llevará a capitalizar la reforma con los grupos económicos a los que está dirigida. Sin meter las manos en el trabajo rudo, este partido se fortalece con la debilidad presidencial. Felipe Calderón enfrentará la reacción más virulenta del movimiento de resistencia política que encabeza Andrés Manuel López Obrador, mientras el PRI será el que capitalice el reconocimiento de los poderosos grupos que están detrás de esa iniciativa. Un impasse en la reforma parece la mejor estrategia para salvar una delicada coyuntura.
2.- Mantener a un secretario de Gobernación débil y sin capacidad real de interlocución con la izquierda representada en el FAP (PRD, Convergencia y PT) conviene al PRI y dentro de éste, particularmente, a Manlio Fabio Beltrones, personaje que se ha convertido en los hechos en un auténtico Vicepresidente. ¿Qué quiere Beltrones? ¿Debilitar a Calderón? ¿Cogobernar con él? ¿Asegurar el retorno al poder del PRI?, ¿Garantizar el funcionamiento de las instituciones? Esas son las preguntas que hay que contestar para descubrir la ruta crítica que seguirá el escándalo “Mouriño”.

3.- El escándalo instaló ya en amplios sectores de la sociedad la percepción de ineficiencia, corrupción e incapacidad del gobierno. Una parte de la población percibe que detrás del escándalo están jugosos negocios del grupo compacto del presidente. “El grupo calderonista mostró desde que llegó…al poder…mayor avidez para los negocios ilícitos que la evidenciada por los amigos de Fox, pero también mayor ineptitud…”i. Para muchos mexicanos, “…el ‘estado de derecho’ que pregonan no es sino la máscara de su conducta delictuosa”ii.
4.- El escándalo introduce serias dudas sobre la viabilidad del actual proyecto político e introduce cierto “ruido” en el Instituto Armado. Los militares comienzan a mostrar sus reservas hacia la actual administración que los ha convertido en instrumento casi único de la gobernabilidad en el país. Hay registro sobre “…la inquietud que se manifiesta tras este asunto en las fuerzas armadas…”iii.
5.- El affaire Mouriño confirma la división en el bloque dominante: los medios de comunicación actúan con base en su propia agenda y alianzas políticas; el de los empresarios responde a la misma lógica. La situación es delicada: persiste la debilidad estructural del presidente. En este contexto, “…Televisa…está en busca de un secretario de Gobernación a modo de sus intereses…”iv.
6.- El escándalo confirma la crisis de comunicación que padece el gobierno federal, lo que podría trasladar los costos políticos al presidente. Si las fallas en el sistema de comunicación de Los Pinos no se corrigen, en unas cuantas semanas se instalará otro tema en la agenda pública: el de la insostenibilidad del primer mandatario. Es cierto que el misil contra Mouriño no es más que un nuevo ataque contra el Ejecutivo, pero también lo es que el control de crisis no ha sido efectivo, lo que agrava los efectos negativos en el ámbito estricto de la comunicación. El grupo compacto del presidente debe entender que hay muchos grupos interesados en debilitar a Felipe Calderón. Por ello sorprende la manera tan laxa de enfrentar esta crisis.
7.- El escándalo confirma el desprecio por la ética política y la moral republicana de los principales colaboradores del presidente. El affaire es, ciertamente, un asunto legal, pero sus principales efectos son mediáticos y tienen que ver con transparencia, rendición de cuentas y sobre todo, honestidad. “…los argumentos leguleyos que le vendieron sus asesores jurídicos (a Mouriño)…podrán salvarlo en la Secretaría de la Función Pública, pero no en el tribunal mediático o en el Congreso”v.
8.- Con el escándalo el gobierno de Calderón agrava su déficit de convocatoria. Más allá de la estrategia de legitimidad de ejercicio basada en el uso político del Ejército, el gobierno federal funciona cada vez más como rehén del Congreso. Todas las reformas aprobadas no llevan el selló del presidente, sino del PRI. Sin el respaldo de este partido, el actual gobierno puede entrar en colapso. Allí radica la debilidad estructural. Por ello mismo resulta determinante para Felipe Calderón que en el PRD gane su candidato. Con Jesús Ortega al frente podría desplazar al PRI de su papel de fiel de la balanza. Si gana Alejandro Encinas, Calderón mantendrá su condición de rehén político del PRI.
9.- El escándalo instala la duda sobre la honestidad del presidente. El daño colateral de mayor envergadura lo recibe Felipe Calderón. ¿Sabía el presidente de los negocios familiares de Juan Camilo? En menos de 50 días en la Secretaría de Gobernación, Juan Camilo se convirtió en una suerte de René Bejarano, con el agravante de que Bejarano fue procesado, encarcelado y finalmente exonerado. ¿Tuvo o no conocimiento el presidente de la República de los negocios de su colaborador? La versión oficial es “…que Calderón no estuvo al tanto de que su presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados y asesor y subsecretario en la Secretaría de Energía firmaba contratos con Pemex en su condición de apoderado de una empresa de su familia dedicada a transportar combustibles”vi. ¿Será posible que a esos niveles de decisión y de participación política Felipe Calderón no haya sabido de las transacciones económicas de su principal colaborador? ¿Es esto creíble?
10.- El escándalo evidencia la confrontación que persiste entre los grupos y las facciones al interior del PAN. Hay registros de quienes siendo panistas aprovechan este affaire para deslindarse del presidente y endosarle el costo político del escándalo. Este escándalo permite visualizar nítidamente la división que existe en el PAN en dos grandes bloques: los “yunquistas” con los Fox a la cabeza y los calderonistas. El escándalo reagrupa a ambas facciones y revive políticamente a Vicente Fox. Destaca por singular el hecho de que Francisco Ramírez Acuña, otrora defensor a ultranza de Calderón viaje ahora con el ex presidente y Manuel Espino “…al seminario de la Organización Cristiano Demócrata de América Latina…en San José, Costa Rica…”vii.
11.- El escándalo confirma la falacia democrática en la que se sustenta el sistema político mexicano. “En un autoritarismo es posible y sencillo abusar del poder sin consecuencias negativas para el gobernante abusivo, que queda impune”viii. Justo lo que se muestra en este comprometedor affaire, en el que la administración exonera a la misma administración. ¿Alguien sensato pensará que es posible que la PGR o la Secretaría de la Función Pública, sancionen administrativa o penalmente al brazo derecho del presidente?
12.- El escándalo ofreció a diversos factores reales de poder como los medios de comunicación “…la oportunidad de hacerse valer de nuevo”ix.
13.- El escándalo muestra el desorden interno en el PAN y sus problemas de reencauzamiento político de cara a las elecciones intermedias del 2009.

LOS ERRORES EN EL ESCÁNDALO
Algunos costosos errores han quedado al descubierto en el contexto de este escándalo:
Reaccionar antes que prever. No se entiende cómo si el grupo compacto del presidente sabía sus puntos de vulnerabilidad, permitió que se diera lugar a este escándalo. La filtración del expediente de Juan Camilo Mouriño constituye una verdadera deslealtad política al presidente. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué no se ha actuado en ese terreno? ¿Por qué no se evitó el escándalo?
Sobrevalorar el papel político de Juan Camilo. El gobierno y el presidente sobreestimaron el papel político del actual secretario de Gobernación. Lo expusieron al golpeteo dentro y fuera del PAN; dentro y fuera del gobierno. El saldo del escándalo lo refleja hoy con su real estatura política.
El gobierno reaccionó tarde y mal. El control de crisis se operó cuando el daño estaba hecho. La estrategia falla en lo más elemental: la credibilidad. No es posible que el motivo central de la defensa sea que todo fue legal y que por lo tanto la crisis ya está superada.
Mantener a Mouriño en Gobernación. El presidente puede empeñarse en mantener a su principal pieza política como responsable de la política interna del país, es su atribución y su decisión. Pero si lo hace le estará facilitando las cosas al PRI, que apuestan a ser ellos quienes de facto dominen esa área fundamental del gobierno.
Promover la reforma energética entre la población abierta a pesar de que los ciudadanos no votan para aprobarla. Felipe Calderón comete el mismo error de Vicente Fox cuando en 2001 intentó convencer a todos los mexicanos de las bondades de su reforma fiscal que llamó Nueva Hacienda Pública Redistributiva. Ahora vemos un spot del gobierno que tiene exactamente la misma intención y la misma hechura; sin embargo, mientras más se difunde más suspicacias y desconfianza genera. Persistir en que sea Juan Camilo quien encauce la reforma energética y el proceso de cambio político en México. La disminución de la imagen de Juan Camilo Mouriño es real y el acotamiento de su liderazgo político también. En una lógica elemental él ya no puede funcionar como la pieza fundamental del presidente.
Excesiva concentración de poder en un solo hombre. Con Juan Camilo en Gobernación, el presidente apostó a la concentración política; luego del escándalo, el enfoque debería pasar a un escenario de mayor descentralización política al interior del gabinete. Hacer que los secretarios sean actores políticos y no sólo agentes administrativos.
Manejar la presidencia con la figura del grupo compacto. Debe romperse el cerco del grupo compacto para acreditar funciones de dirección y reposicionamiento político en todos los miembros del gabinete.-
(Continuará)




Por Carlos Presuel Salazar


El escándalo Mouriño
(III)
¿De dónde salió la información? ¿Quién la filtro y entregó a AMLO? ¿Por qué ahora? Por lo menos tres hipótesis aparecen en el contexto de este escándalo:
Primera hipótesis.- El acceso a ese expediente era restringido. Sólo el primer círculo de colaboradores del presidente sabía de su existencia. En ese primer círculo figuraba el ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, un personaje que salió del gabinete con profundo resentimiento. Rechazó los ofrecimientos del presidente, uno de ellos para ser embajador de México en Alemania o Chile y otro para convertirse en el secretario de Desarrollo Social. No se descarta que la filtración del expediente Mouriño pueda estar ligada al equipo que le antecedió en el cargo en Gobernación.
Esta hipótesis se fortalece con informaciones relativas al tenso ambiente que impregnó la llegada de Juan Camilo a Bucareli. “…Según quienes lo han sufrido en la Secretaría de Gobernación desde finales de noviembre de 2007 (cuando le anunció a su antecesor en la dependencia que preparara su salida y le entregara un reporte ‘pormenorizado’ de cómo le dejaría la Segob, orden que se le transmitió a todos los subsecretarios), la soberbia es uno de los pecados capitales contra el cual Mouriño no tiene virtud que lo libere”.

Los elementos que afloran en esta versión configuran un conflictivo estilo personal y una errática visión política: “Caprichoso…Mouriño llegó a Bucareli no sólo creyendo que estábamos ya en el 2012, sino sintiéndose Presidente Electo”. La estrategia mediática con la que acompañó su unción como secretario del gabinete alertó a sus potenciales competidores políticos en una muy lejana todavía candidatura presidencial y provocó a quienes su nombramiento mandó al ostracismo.
“Arribó al viejo Palacio de los Covián muy ansioso por lavar con detergentes y desinfectante todo lo que oliera a Ramírez Acuña: a los empleados de las diversas subsecretarías los puso a trabajar tiempo extra ordenando los documentos firmados, recibidos y entregados, pues les mandó decir que no quería que le ocultarán nada”.
Mouriño habría impuesto una suerte de stalinismo político al interior de la secretaría de Gobernación: eliminó a los mandos medios y superiores de las subsecretarías, pero no para que llegaran mejores cuadros políticos. “…sus ahora titulares han hecho de las suyas poniendo en práctica una de las viejas prácticas…que tanto criticaron los panistas…: el nepotismo”i. Los señalamientos son graves: “Algunos de los nuevos funcionarios de alto nivel en la Segob pusieron entre su equipo principal a familiares o amigos cercanos, y éstos están haciendo lo propio, como si la consigna hubiera sido no dejar ningún rastro del equipo que llevó Ramírez Acuña. También se habla allí que de Iván fue la ‘idea’ de enviar al jalisciense a pasar vergüenzas a Tabasco, luego de las inundaciones que provocó la Luna llena de octubre…, según Felipe Calderón”.
Hay materia, pues, para quienes suponen que el fuego amigo pudo haberse originado en la zona de influencia del ex secretario de Gobernación. “…la ruptura entre el jalisciense y Calderón era ya un hecho consumado. Mouriño (la) aprovechó…”ii. Sin embargo, a juzgar por el costoso escándalo en el que está inmerso, no cuidó las formas ni el fondo. “Desde antes de que Calderón lo pusiera allí, a Mouriño, sorpresiva e inconfundiblemente, le salieron dotes de sucesor de su jefe (…) Hasta que AMLO y el PRD dieron a conocer los presuntos millonarios negocios y malos manejos de la firma…del ahora vapuleado funcionario…quien dejó ver claramente su soberbia el día que ‘respondió’ a medias las acusaciones (…) Pero no desmintió los señalamientos…/Así las cosas, la decisión de Calderón de designar a su amigo más cercano como su brazo derecho no es sólo una acción arriesgada, sino temeraria y tonta. Si conocía de él lo que ahora se conoce públicamente, haberlo puesto allí no sólo significa un acto de prepotencia personal, sino una burla descarada a los mexicanos. Y si los desconocía, resulta peor, pues detalles de esa naturaleza no pueden pasar desapercibidos a ese nivel”.
Segunda hipótesis.- Otro de los personajes del primer círculo presidencial es Germán Martínez Cázares. Ex secretario de la Función Pública y presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, es considerado también como un potencial candidato a la presidencia de la República en 2012. Esta presunción configura en sí misma una franja de cierta credibilidad sobre el origen del expediente filtrado. El archivo “Mouriño” pudiera haber salido de algún personaje que se mueva en el ámbito y la zona de influencia del dirigente panista.
Tercera hipótesis.- La información pudo haber sido filtrada por algún político del PRI con acceso a información proveniente de los altos niveles de decisión del gobierno calderonista. Si un partido tiene personajes vinculados con la administración pública ese partido es el PRI. No es difícil conjeturar la posibilidad de que el expediente Mouriño fuera hecho llegar a las manos de AMLO por las facciones que desde el PRI operan para debilitar más al Presidente. De hecho, esta hipótesis cobra relevancia al evaluar al principal afectado por el escándalo: Felipe Calderón. Ante la persistencia de esa debilidad presidencial, el PRI se hace más necesario para darle funcionalidad al gobierno. Sin este partido, no hay acuerdo, ni gobernabilidad posibles. El verdadero eje del poder no está en el Presidente, sino en las facciones que dominan al viejo partido, algunas de las cuales operan desde el Senado de la República.

TESIS POLÍTICAS
Estas tres hipótesis dan cuerpo a dos tesis políticas: la primera, que se acredita una fragmentación real en el equipo del presidente y, la segunda, que el PRI actúa sobre la base de cálculos políticos precisos y escenarios extremos a tal grado de que, todo hace pensar que este partido no ha renunciado a la idea de un posible interinato.
Al afectar al principal hombre del presidente, se le vulnera en una coyuntura marcada por la estridencia política, el conflicto parlamentario y la extensión de la violencia ligada al crimen organizado. La percepción es que a Felipe Calderón no le salen bien las cosas. Sus niveles de aceptación y popularidad se mantienen pero a base de una costosa y apabullante campaña de medios. Falta saber cómo le afecta el escándalo “Mouriño” a sus niveles de reconocimiento.

EL GRUPO COMPACTO CERCANO AL PRESIDENTE
Juan Camilo Mouriño es considerado un calderonista químicamente puro. Junto con Germán Martínez Cazares, César Nava y Ernesto Cordero, entre otros, conforman el primer círculo del presidente. Afines en edad, proyecto y circunstancia, han conformado un verdadero grupo compacto sin el cual no se entiende a cabalidad la manera como Felipe Calderón llega al poder.
En el peor momento de la crisis entre Vicente Fox y Felipe Calderón, justo cuando el hoy presidente decide renunciar al cargo de secretario de Energía porque Fox le reclama el temprano “destape” que a su favor realiza el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, la familia Mouriño con Juan Camilo al frente, respaldan económicamente la precandidatura de Calderón. Esto estrecha su relación política con Mouriño. A partir de ese momento, Juan Camilo se convierte en la base económica de un proyecto político que tiene un punto de inflexión en 2006, con la asunción de Felipe Calderón como Presidente de la República y que presumiblemente debería continuar en 2012, con la nominación presidencial del PAN en la persona del mismísimo Juan Camilo.

EL HOMBRE FUERTE DEL PRESIDENTE
Juan Camilo Mouriño llega a la Secretaría de Gobernación con el estigma de ser el hombre fuerte del Presidente. Diversas fuentes documentan que Calderón le consulta las decisiones más importantes de su gobierno: primero como Jefe de la Oficina de la Presidencia y después como responsable de la política interna del país. A la luz de los recientes acontecimientos, puede acreditarse una hipótesis de trabajo en el sentido de que Calderón pudo haber sobrevalorado el papel y la contribución de Juan Camilo Mouriño al proceso de reforma energética y al de generación de acuerdos políticos. Los partidos integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP) han dicho que él ya no es un interlocutor válido.

CONCLUSIONES

Por su cercanía con el Presidente de la República y su influencia en la hechura de las políticas publicas y de las decisiones fundamentales de la actual administración, el arribo de Juan Camilo Mouriño al gabinete presidencial abrió inmediatamente una interpretación política sobre la sucesión presidencial. Más de un analista lo colocó como el delfín de Calderón. Era lógico, pues, que su desempeño fuera sometido al escrutinio más intenso, como efectivamente ha sucedido.
Desde su llegada al Palacio de Covián, es el político con la mayor cantidad de reflectores, por ello mismo, su desempeño requería, desde un principio, cero errores. Su estilo activo al frente de esa secretaría contrastó con la de su antecesor. En más de un sentido, Mouriño fue la antítesis de Francisco Ramírez Acuña. No sólo tomó la iniciativa para establecer relación con importantes líderes de la oposición en México, sino que empezó a fijar la agenda política del país. Asumió como propio el reto de procesar la reforma energética. Ahora se reconoce que esta concentración política en el personaje más cercano al presidente tuvo elevados costos.
¿Cuáles son las fuerzas que definen los términos de la delicada coyuntura que envuelve al principal personaje del gabinete? Todos miran inmediatamente hacia Andrés Manuel López Obrador por haber hecho públicos los documentos sobre presunto tráfico de influencias del secretario de Gobernación. Pero en realidad las fuerzas que definen la circunstancia de Juan Camilo Mouriño no están visibles. ¿Quién le hizo llegar a AMLO el expediente de Mouriño? ¿Por qué razones? ¿Qué actores y factores reales de poder mantienen la campaña en su contra? La conclusión relevante es que el principal beneficiado de todo el escándalo es el PRI y dentro de éste sus facciones dominantes.
El escándalo Mouriño es inseparable del proceso de reforma energética. Andrés Manuel López Obrador da a conocer el expediente del presunto tráfico de influencias del secretario de Gobernación en un acto de repudio a una eventual privatización de Pemex. La denuncia formulada por el ex candidato presidencial habría sido irrelevante a no ser que el expediente tuviera sustancia. La manera como fue recogida y difundida esa información por los periódicos El Universal y Milenio, parecen confirmar la sospecha de que técnicamente hay materia para la denuncia, tal y como lo muestra la investigación de Jesusa Martínez en la revista Proceso (número 1636) del pasado 9 de marzo.
¿Cuál es el futuro de Juan Camilo? Hay quienes consideran que pese a su profundo desgaste, permanecerá en el cargo sostenido por el Presidente y por el PRI. Este escenario resulta poco racional, por tres razones: 1) supone que el Ejecutivo acepte los costos de mantener a su secretario de Gobernación; 2) Felipe Calderón reconocería al PRI y a sus principales personajes como virtuales jefes de gabinete; y, 3) mantener en Gobernación a Juan Camilo evitaría rehabilitarlo políticamente en otra posición de cara al 2012.
El caso de Juan Camilo es similar al de Marcelo Ebrard Casaubón y al de Esteban Moctezuma Barragán. En el primer caso, después del escándalo de Tláhuac en el que los medios manejaron la responsabilidad política del actual jefe de gobierno capitalino en la muerte de dos policías a manos de una turbamulta, gracias al apoyo de Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard se rehabilita políticamente en la secretaría de Desarrollo Social y de ahí alcanza la nominación del PRD y se convierte en gobernante capitalino. En el caso de Esteban Moctezuma, llega a la secretaría de Gobernación con el estigma de ser el hombre fuerte del presidente. Luego de la crisis con el Subcomandante Marcos, quien lo denuncia por traición, Ernesto Zedillo lo remueve a la secretaría de Desarrollo Social. Auque Esteban figura entre los posibles candidatos del PRI a la presidencia de la República, Moctezuma Barragán acaba como coordinador de la campaña presidencial de Francisco Labastida. Actualmente funge como presidente de Fundación Azteca.
Juan Camilo Mouriño no está muerto políticamente, pero para efectos prácticos su ciclo como secretario de Gobernación ha concluido.

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